Estaba enfadado. Irritado. Cabreado. Vaya con esa Consejera Wray.
¿Pero con quién demonios se creía que estaba hablando aquella mujer con aires de Dominatrix?
Había decidido guardar silencio y seguir haciéndome el estúpido finalmente. No tenía sentido alguno seguir discutiendo con aquella mujer. Estaba seguro que, una vez llegáramos a nuestro destino, tendría mis respuestas. O ya me encargaría yo de conseguirlas por todos los medios.
Y por fin llegamos a la Nostromo, lo que implicaba conseguir, por fin, alejarme de aquella prepotente con delirios de grandeza que al parecer basaba su autoestima ejerciendo su supuesto "poder" frente al resto. Esa Wray aún tenía mucho que aprender, sí señor.
Podía sentir aquella indignación en cada poro de mi piel. Sin embargo, la información que Wray había dado en la sala de juntas había sido suficiente como para que mi brillante mente comenzara a elucubrar y, a aquellas alturas, varias ideas cobraban ya forma en mi interior, mientras observaba aquel prodigio tecnológico que había ante nosotros. Mi mirada iba de un lado a otro de la nave, y mi mente prontó comenzó a darle forma a su composición interior, a lo que podía ofrecer aquel montón de tornillos y chapas bien diseñados y montados que teníamos ante nosotros. Realmente impresionante, si, aunque no estuviera dispuesto a decirlo en voz alta. Sin embargo, todos aquellos pensamientos se vieron interrumpidos por una voz celestial, por la belleza encarnada de aquellas sinuosas curvas y aquella melena rubia.
Venus, mi Venus, me habló.
-¿Si? -comencé a decir, con aquel fingido desinterés que me concedía aquellos aires importantes. -¿Srta. Vickers, cree que ahí adentro podremos tomarnos ese café? - dije, mirándola de reojo, con una media sonrisa interesante, que se vio empañada por la llegada de aquellos dos tipos cubiertos de mugre con pinta de operarios.
Y así es como muere el glamour, Rodney.
Suspiré, irritado con todo aquello. ¿Dónde estaban las comitivas de bienvenida? ¿Dónde estaba aquel recibimiento que alguien como yo merecía?
Definitivamente, si el comandante que tan ocupado parecía en aquel momento no lo arreglaba pronto, comenzaría a exponer mi lista de quejas, en cuanto tuviera oportunidad.
No se preocupe cabo Sysko -respondo con amabilidad usando el antiguo rango que el hombre se había ganado en señal de respeto y camaradería- no todos los días se tiene la oportunidad de navegar en una maravilla tecnológica como la Aurora.
Miro al resto de recién llegados, que permanecen mudos o en sus propia conversación -Señores, el crucero estelar Aurora les espera. La tripulación les guiará una vez estén dentro, indicándoles sus habitaciones y otras partes de la nave que sean de su interés, dependiendo de la función de cada uno. Ahora vayan entrando y no se demoren demasiado para que podamos organizar a toda la tripulación. Para cualquier duda pueden hablar con el sargento Pentecost, aquí presente -concluyo mirando a mi veterano compañero.
Sin más me doy la vuelta y entro en la nave pues reuniones vitales con gente más importante me esperan.
Si, comandante -responde el sargento ante la orden directa de su superior. Apenas este entra en la nave el hombre de color empieza a dar órdenes a su pelotón y al resto de la tripulación que se encuentra en la plataforma de acceso al crucero -Soldado Greer, acompañe a los aquí presentes al interior de la nave por si necesitan algo. El resto esperaremos aquí para ir recibiendo a los tripulantes que aún no hayan llegado.
Asentí al Comandante de la misión.
-Un placer Comandante. Ella es Camile Wray, de Wk. Y yo sus su asistenta personal Meredith Vickers.
El comandante ordenó al Sargento Pentescost que nos guiara dentro de la nave.
- Muy amables. Comente sonriente. Señor McKay, espero que dentro podamos disfrutar de esa taza de café. Comente con una sonrisa y seguí a Wray a la nave.
Una mujer de mediana edad y aspecto resuelto se dirige al chaval joven que tiene al lado con entusiasmo:
- Vamos a subir a bordo, Eli, me muero de ganas por ver la enfermería - comenta con un tono informal - Viendo el aspecto de esta nave, debe ser mejor que la UCI del Boston Memorial...
Y el muchacho algo regordete le sonríe con una naciente complicidad al contestar:
- Yo con que las cosas estén sujetas a las paredes me conformo - bromea - Que eso de trabajar en ingravidez...
Uno hombre alto, enjuto, con gafitas y peinado hacia atrás con una coleta, avanza acompañado de otro regordete, calvo y de corta estatura, comentando entre ellos sus impresiones y expectativas:
- De verdad que estoy ansioso por ver nuestro laboratorio - comenta al retaco - En el contrato aseguraban tantas cosas que no creo que puedan cumplirlas todas, pero si de algo estoy seguro es que será toda una experiencia...
Entretanto, el calvito contempla todo su entorno con expresión cauta, parece estremadamente tímido... y se limita a sontestar con monosílabos y evasivas. Y a mirar de reojo a todo el mundo.
- Mmmm... sí, supongo... mmm...
Durante las siguientes horas la actividad en el Dique nº2 de la Estación Orbital Nostromo no cesa un solo instante, pues tras la retirada de los operarios de la construcción empiezan a llegar los de abastecimiento, transportando montones de material, suministros, alimentos en raciones secas para una equilibrada nutrición en vuelo espacial, varias cajas de armamento y munición con el emblema del ONUG y por fin un enorme contenedor de 2x2m que depositan con sumo cuidado en la bodega principal de carga, ubicada en la proa del AURORA.
Para cuando acaban, se diría que todo ha quedado listo para un despegue inminente...
Una voz resuena por la megafonía de la nave, advirtiendo a todos los tripulantes:
- Teniente Gaeta al habla - anuncia - Prepárense para el despegue, todos los permisos de la Estación Nostromo han sido concedidos y en preve procederemos a abandonar los astilleros.
Hace una breve pausa y continúa, con un tono más informal.
- En la Armada Estelar es una tradición brindar con alguna bebida espirituosa cuando un nuevo Crucero de Combate entra en servicio, con su primer vuelo espacial - explica con un toque de emoción en la voz - Dicen que trae suerte a la nave... espero que todos la tengamos ¡Nos vemos en la sala común de la tropa!
FIN DE LA ESCENA