Partida Rol por web

Al llegar a aquella sala, el Agente Bester llevó sus manos a la espalda, una enguantada en cuero sintético, la otra descubierta y sujetando un guante tan negro como el resto de su indumentaria. Su mirada se centró únicamente en el ser humano, ese tal Smith. Los sintéticos no le interesaban lo más mínimo, sobre todo cuando no podía sacar ninguna información de ellos.

- Buenos días, Mr. Smith. - Y sin mirar a las máquinas añadió. - ¿Además de las órdenes impartidas, cuales son las especificaciones técnicas para la misión? - Él era un profesional. Un papel para el cual le habían entrenado y que debía hacer hasta que el statu quo cambiara.

Eso de que estén bajo sus órdenes no se puede negar que le ha gustado a Smith por la cara que pone.

¿No han sido informados de nada? piensa por las palabras de Bishop.

- Señores, mucho gusto de conocerles. Les extiende la mano.

- Parece que tendré que informarles de la misión a la que han sido asignados... -dice con una ligera sonrisa-. Es una misión de búsqueda de un convoy que ha desaparecido. El convoy de mineral que une Mercurio con Caronte, resumió.

- Estamos implicadas varias partes, por un lado la Weyland-Yutani, nosotros... - hizo un gesto con las manos como agrupándose- Por otra la WK... y todo coordinado por el gobierno del ONUG, volvió a resumir.

- Así que su misión principal, para empezar, sería... tener un ojo encima -es una forma de decirlo- a la Consejera Wray y su secretaria, ambos de la WK. Evidentemente debemos estar muy alerta con el resto de la tripulación hasta que los conozcamos más, pues sospechamos de un acto terrorista y, de momento, no podemos fiarnos de nadie...

- ¿Alguna pregunta? dijo protocolariamente.

Cuando retiras el guante de cuero y estrechas su mano con firmeza, piel contra piel - una oportunidad así no se desperdicia - percibes muchas cosas simultáneamente.

Primero te sobreviene una sensación vaga e indefinida de falsedad, este hombre está acostumbrado a mentir. Es como una matrioska, esas tadicionales muñecas eslavas que van una dentro de otra, cada vez más pequeñas, capa tras capa de imágenes repetidas y superpuestas. Por supuesto John Smith no es su verdadero nombre, aunque hace tantos años que lo adoptó que apenas recuerda nada de su propia existencia previa. Es como si la mentira hubiera reemplazado a la realidad tanto tiempo que al final ha acabado por sustituirla, en tanto su verdadera esencia.

Si esto es la vida de un alto directivo corporativo, tampoco parece muy envidiable... hay soledad y frustración, un nivel de autoexigencia desmesurado, y muchos sentimientos de rivalidad y rencor. Puedes focalizar un profundo disgusto hacia el Dr. Mengele, está claro que no pueden verse. Sin embargo ha tenido que cederos ante las presiones de la corporación. Este hombre tiene mucho peso dentro de la Weyland-Yutani. Su relación personal con el propio Marcus Weyland le proporciona un poder difícil de mesurar... pero también percibes, muy en el fondo, ocultas hasta para sí mismo, algunas inseguridades acerca de si ese respaldo es incondicional o no. Cierto miedo a caer en desgracia.

Cuando el apretón de manos empieza a aflojarse, antes de perder el contacto, te apresuras a buscar información más concreta, algo relacionado con lo que pretende de vosotros. Y te viene un pensamiento reciente: ha ordenado a su replicante que cree unas identidades falsas para tí y para Lucy con las que pretende presentaros ante los demás miembros de la misión, empezando por el comandante de la nave en la que viaja, como unos asesores del servicio de seguridad del ONUG, dedicados al contraespionaje.

Bueno, no es tan distinto de lo que realmente hacéis, ni de lo que os acaba de anunciar en voz alta.

Al menos en eso no ha mentido.

El Agente Bester deslizó sus manos desde su espalda, a su pecho, tomando con la mano izquierda las puntas del guante que llevaba en su mano derecha y tirando una a una de ellas para acabar quitándose el guante. Un proceso que le llevó más de lo necesario, y que dejó a Smith con la mano colgando más de lo educadamente recomendable.

Pero quizás, la espera mereció la pena. Estrechó la mano con él, con fuerza, decisión. Como debía esperarse de un hombre de buen hacer. De un Caballero. El suave apretón final indica que el contacto físico debe terminar, y Bester retira la mano, no sin antes perfilar una ligera sonrisa, satisfecha. Solo una vez ha hecho esto, vuelve a colocarse el guante, con método y dedicación, como si de un ritual se tratara.

Las manos del agente volvieron a su espalda, centrando su mirada y atención en aquel hombre, aquel Señor Smith que explicaba, vagamente, en qué consistía la misión. A Bester no le interesaba lo que debían hacer, solo lo que él y su pupila debían hacer.

Aunque este encargo más exacto no tardó en llegar.

Pero al agente no le gustó que el Señor Smith utilizara un eufemismo para su trabajo. - Espionaje. - Estaban más que acostumbrados. Lo típico y normal. Pero también era típico y normal que no fuera informado de nuestras "necesidades" para realizar un trabajo "optimo".

- Toda una lista. - Fue su respuesta ante su última pregunta. - Pero sospecho que contaremos con tiempo suficiente como que tales dudas sean... resueltas. - Hacía referencia al viaje en lanzadera. Bester solo esperó que Smith comprendiera una cosa: Diferentes herramientas para diferentes problemas. Necesitaba conocer a su objetivo para poder trabajar en totalidad sobre ella. Porque él, él era un profesional.

En la mente, todo camino de ida, tiene uno de vuelta. Visitar una mente la hacía más susceptibles a futuras "visitas". Era por eso que Bester suponía que los guardias iban rotando en la Babylon-5. Aun así, el agente siempre aprovechaba sus visitas a las mentes ajenas para dejar un regalo.

Un deseo latente. La idea de que Bester era alguien en quien confiar, alguien cercano.

¿Tan mal estaba dejar la llave de la mente de los demás debajo del felpudo de entrada?

De hecho le gustó la sinceridad de su interlocutor. Smith no podía ocultarle nada y parece que él no quería.

-Espionaje... sí, pero no sólo eso. Yo lo llamaría control de la situación. No sólo se trata de controlar los pasos de nuestros competidores, aunque ciertamente aliados por esta causa, sino...  se paró a pensar.

-Mire, dijo tras unos segundos. Una vez en destino iremos a buscar, si todo sale como está previsto, a una persona muy especial y peligrosa, Riddick. Se encuentra en nuestra Prisión Orbital de Máxima Seguridad de Orcus. Nuestras principales sospechas sobre la desaparición del convoy son los terroristas del MNM y éste sujeto puede tener información muy relevante al respecto. Sobre él deberán trabajar a conciencia cuando lo entrevistemos.

-Oficialmente ustedes serán comisionados de la ONUG de contraespionaje y antiterrorismo, por lo que tiene mucho sentido que me acompañen cuando nos encontremos con él.

-Cuando digo oficialmente, me refiero a que será para la dirección de la nave y para las dos mujeres de la WK dijo con algo de desprecio. Para el resto serán alguien de la ONUG sin determinar.

Me gusta el ambiente de desinformación, sobre todo cuando yo sí la tengo.

El Operativo X8 no dijo nada, no después de lo que le hicieron el otro día. Si a ella se le consideraba un arma, no pensaba abrir la boca, a no ser que alguién se dirigiera a ella. Ver, oir y callar es lo que pensaba hacer. Sin embargo, algo pasó fugázmente por su mente al saberse fuera de la Babylon-5. Era su oportunidad, y no iba a dejarla escapar.

Mantuvo las manos tras la espalda. En silencio, observando y escuchando las palabras de Smith. No solo eso, también estudiaba su lenguaje corporal, su forma de moverse, hacia donde miraba cuando hablaba, como tensaba que músculo de la cara dependiendo de la frase. Sí, él estaba acostumbrado a términos como "Control". Eran asuntos ligeramente más delicados que exigían más dedicación y tiempo, pero no era algo extraño. O difícil.

Pero cuando Smith se paró a pensar, Bester cambió el peso de la pierna en el cual se apoyaba, mientras pasaba las manos de la espalda al bajo vientre, entrelazando los dedos de las manos mientras lo seguía mirando fijamente, en silencio.

- Riddick. - Repitió, cuando Smith terminó de explicar esta parte. - Necesitaremos grabaciones de su celda, su ficha penal, su ficha policial, el informe psicológico de prisión y la evaluación de daños de sus actos. - La lista salió de sus labios por un orden extraño y exacto. - Por ahora. - Pero allí zanjó el tema. Si Smith quería lo mejor, debería colaborar.

- En cuanto a las identidades no habrá problema alguno. Acostumbramos a trabajar con ellas, pero necesitaremos un informe completo sobre las actividades de Contraespionaje y Antiterrorismo de la ONUG. - Debía conocer exactamente que rol debía tomar. Saber más muchas veces implicaba la sospecha del interlocutor, y una defensa mental activa. Era mejor aparentar saber lo que debía saber, y no saber, lo que no debía saber.

- Lucy. Guarda esas ideas. Por ahora. Cualquiera podría escucharte. -

- Lo siento, Bester - le dijo a su mentor. Inmediatamente, Lucy pensó en el sujeto llamado Riddick, y cómo iban a obtener la información requerida.

Smith se sorprendió un poco ante las exigencias de Bester, pero se giró hacia su secretaria.

-Monnipenny por favor, a ver si puede acceder a ficheros que satisfagan al Agente Bester. Acto seguido volvió a hablar al hombre.

-Haremos lo que podamos, Señor Bester, pero ha de tener en cuenta que no hay tiempo material para nada, pues de facto estamos ya en tránsito a destino. Entonces se sintió algo mal, le dio la impresión de haber estado débil.

-De todas maneras, respecto a sus papeles en la ONUG, sonrió ligeramente, pues hombre, piense que es una fachada ante el Comandante de la nave. Con decir, ante preguntas difíciles, que es información reservada... -puso cara como si no hubiese problema aparente-  Pero no creo que pregunte demasiado. Para el resto de la nave serán una especie de supervisores sin más. Digamos que no les debe importar. En teoría no deberían responder ante nadie más que directamente ante el ONUG, así que si una pregunta no la quieren responder se agarran al secreto de la misión.

Realmente ante los "wekos" debía pulir el papel, pues no se conformarán con cuatro palabras.

-Aunque... -dijo reflexionando- en la nave hay una persona de la WK, la consejera Wray que mencioné antes, con su secretaria. Ya saben lo tensas que se ponen a veces nuestras relaciones... Ahora, en este proyecto, somos aliados, pero... volvió a sonreir discretamente, comprenderán que las suspicacias y sospechas están a la orden del día. Estamos a la espera de que nos envíen unos informes adecuados -eufemismo- que nos cubran las espaldas en ese aspecto.

A una orden de Mr. Smith las compuertas que conducen a la zona de embarque se abren y junto a la exclusa os encontráis con un hombre joven y atlético, que viste como un militar. Al parecer se trata del piloto de la lanzadera que le ha conducido hasta aquí, pero mucho más importante todavía, que va a sacaros a todos de Babylon-5.

Nada más subir a bordo se hace patente que no es un modelo civil de pasajeros. Se trata de una nave militar.

Igual que el Crucero de Combate al que os conduce, que espera en una órbita geoestacionaria cercana...

El piloto realiza la maniobra de desensamblaje de la estación con pericia, mientras comenta con una media sonrisa:

- Bienvenidos a bordo, abrochense los cinturones, nuestro viaje a las estrellas está a punto de empezar...

Vaya, no sabía que veníamos a recoger pasajeros y mucho menos que uno iba a ser tan atractivo. Ya tenemos tres rubias a bordo, esto se pone interesante...