Partida Rol por web

Lucy coge un comprimido de los suyos y lo abre cuidadosamente. Luego, hace lo mismo con el de la señorita Vickers, e intercambia el contenido de ambos. Finalmente los cierra, y deja todo como estaba.

Llevaba unos días esperando poder hablar con el Agente Bester. La verdad es que me resultaba bastante enigmático. Y teníamos una conversación pendiente. Por lo que espera pacientemente en la habitación a que llegara. Que según mis cálculos no tardaría mucho en hacer. Era un hombre meticuloso y organizado por lo que era de esperar que apareciera de un momento a otro

Bester llegó a la habitación, en el clásico silencio y misticismo que le rodea. Se limita a acercarse a su taquilla, abriendola como si de algún chakra se tratara, y dejando en ella un juego de cartas, así como el colgante que llevaba al cuello para intercambiarlo por ropa de ducha y descanso, que abandona sobre la litera corespondiente solo después de cerrar la taquilla.

- Vickers. - Le saludó de forma austera, mientras comenzaba su ritual, colocando sobre la mesa la ropa en un estricto orden.

- Bester -dije como saludo, acompañándolo de una leve inclinación de cabeza.

Como yo esperaba, había aparecido a la hora que imaginaba era una persona muy, muy ordenada. Pero también era un individuo que podía ayudarme, y mucho, a conseguir mis objetivos. Me levanté y cerré la puerta. Tenía la mente ocupada pensando estrictamente lo necesario o recitando de memoria características de armas. Al fin y al cabo no sabia si podía leer mi mente o no.

Necesito su ayuda. Pero no sé si puedo fiarme. Antes de empezar, le rogaría que fuera sincero. -hablaba en un tono neutro- ¿Qué opina de la esclavitud? 

Y me callé, esperando su respuesta.

- Dos interesantes frases, una después de la otra parecen hasta contradictorias, pero detrás de una contradicción siempre viene un más que interesante... relato que todo lo explica ¿Verdad? - Acabó por preguntar, abandonando lo que estaba haciendo para desviar su atención hacia la mujer.

Mujer a la cual siguió con la mirada mientras se acercaba a la puerta, cerrandola. - La sinceridad es algo que en esta nave, no abunda. Pero escuchando esa frase, debo darme por enterado que es una afirmación que ya... conoce. - Acabó por asegurar, girandose totalmente hacia ella.

La pregunta que le hizo, finalmente, no le sorprendió. O si lo hizo, no lo demostró lo más mínimo. - Un debate filosófico. Por fin se deja llevar, y accede a ello, aunque sea con un tema tan... delicado. - Había cerrado la puerta, pero allí no terminaba la cosa. Era mucho más... difícil.

- ¿Por que no damos un agradable paseo, y hablamos? -

-Desde luego, siempre es así.

Si algo tenia Bester era facilidad de palabra. Aunque la gente pensara que el era al contrario. Pero claro para la mayoría de la gente, facilidad de palabra se limitaba al "¿Que pasa coleguita, cómo va eso?". Una versión apenas más adulta del pedo, caca, culo y pis.

Asentí cuando habló de la sinceridad en la nave. En efecto, ya era muy consciente.

- Sinceramente... ¡cómo no dejarme llevar!. En esta nave hay pocas personas con una capacidad decente de debate. Y si hablamos de una capacidad notable, la lista ya es muy, muy reducida. Además me gustaron las charlas que mantuvimos cuando estuvimos de guardia.

Caminé hasta situarme a su lado, con una sonrisa en los labios.

- El tema es por un artículo que he leído recientemente... sobre la moderna esclavitud empresarial. Un tema aburrido, pero que con su ayuda será mucho mas ameno, por supuesto.

Dije con una sonrisa. Y me decidí a ir a donde quisiera dar esa vuelta. O como yo entendía, a hablar en un sitio algo más privado, si es que había un sitio así en esta nave...