Bienvenidos al siglo XXIII, una era en la que la humanidad ha alcanzado sus máximos logros tecnológicos, lanzándose a colonizar y explotar intensivamente no sólo el Sistema Solar, sino incluso otras estrellas cercanas, como Alfa Centauri y en breve también Tau Ceti...
Y sin embargo, esta nueva era espacial nos ofrece también el lamentable espectáculo de su mayor degradación moral, el neocapitalismo salvaje llevado a sus extremos más obscenos, donde los privilegiados conquistan los cielos mientras las masas quedan condenadas al olvido y la marginalidad. Las ciudades se han convertido en un paisaje casi contínuo de edificaciones que combinan las mayores innovaciones tecnológicas con los suburbios más ruinosos y marginales...
La mayor parte de la población vive ineludiblemente atrapada en un entorno que se ha degradado hasta lo impensable. Donde las gentes se hacinan en unos ghettos insalubres, con una esperanza de vida que apenas supera la cincuentena y una mortalidad infantil más propia de hace quinientos años. Un mundo en el que el aire es tan irrespirable que venden suplementos de oxígeno para salir a la calle... y quién no puede permitírselos acaba desarrollando una enfermedad pulmonar invalidante (las temidas pneumoconiosis). Un planeta en el que cualquier ecosistema se ha visto aniquilado, en el que la vida salvaje es apenas un recuerdo y casi todas las especies animales se han extinguido o están en zoos privados... Donde la principal fuente de alimentación proviene de las proteínas sintéticas o de las granjas de lombrices y de insectos, al parecer las únicas criaturas que subsisten y proliferan entre la inmundicia.
Las élites han abandonado el estercolero de ahí abajo para refugiarse en estaciones espaciales, el Cinturón Orbital Terrestre, en las que han recreado su propio paraíso artificial... rodeados de unos lujos y comodidades nunca soñados.
El vuelo espacial no ha sobrepasado las limitaciones relativistas, emplea Propulsores de Hidrógeno para superar la atracción gravitacional planetaria y un Reactor Nuclear de Fisión para el viaje espacial de largo recorrido.
Existen muchos tipos de Lanzaderas Espaciales, también llamadas Naves de Descenso Planetario, desde modelos de uso militar, rápidos, aerodinámicos y fuertemente armados...
Hasta las naves civiles empleadas en las prospecciones mineras de superficie, diseñadas para desplazar grandes cargas.
Por otro lado, están las naves de mayor envergadura, denominadas Cruceros Estelares, los indiscutibles reyes del viaje interplanetario, pues están dotados de dispositivos de crioestasis para poder poner sus tripulaciones en hibernación. Cualquier viaje con una previsión de vuelo superior a un par de meses necesita recurrir a la animación suspendida o las reservas de oxígeno, agua y comida requeridas resultarían dificilmente sostenibles...
Algunos de estos Cruceros Estelares son capaces de hacer un descenso planetario para acceder a diques de superficie...
Pero lo más habitual es que hayan sido construidos en una Estación Orbital y usen Lanzaderas para el viaje de descenso.
En cuanto a los Cruceros Estelares, por supuesto se multiplican los modelos, variantes y tipologías...
Pero destacan por derecho propio las naves militares, denominadas Cruceros de Combate, fuertemente acorazadas con un blindaje modular de varios metros de grosor y dotadas de baterías de misiles tácticos... y armas nucleares.
Por su parte, las Estaciones Orbitales pueden alcanzar una variabilidad inmensa, desde los simples nexos de comunicación destinados a controlar las prospecciones mineras automatizadas en algún planetoide...
Hasta enormes diques orbitales que son auténticas ciudades flotantes, con una población permanente de cientos o incluso miles de operarios...
El desarrollo de la colonización espacial ha dado lugar también a numerosas Bases de Superficie, tanto en cuerpos planetarios como en satélites y asteroides estables, pero las condiciones de vida de los colonos son notablemente duras, condenados a vivir recluidos en el interior de un domo presurizado...
La excepción es sin duda Marte: el planeta rojo es hasta el momento el único ejemplo de verdadera Terraformación afrontado por la humanidad (ya que era el único realmente viable). Es un proyecto increíblemente ambicioso, que lleva en proceso casi un siglo y que actualmente está completando sus últimas fases. Y pese al enorme esfuerzo requerido, promete hacer realidad el sueño de replicar la Tierra, generando una verdadera atmósfera que permita la vida en su superficie, fuera de las cúpulas de protección. Hoy día el aire del exterior es demasiado tenue y todavía son necesarios los respiradores, pero la vegetación adaptada genéticamente a las condiciones de Marte pronto decantará el equilibrio de gases en una atmósfera planetaria inducida por los gigantescos generadores de efecto invernadero.
Aunque esto no quiere decir que la vida de los colonos en Marte sea un jardin de rosas, sus ciudades están implacablemente focalizadas en la explotación minera, la fundición de mineral de mena a gran escala y la industria pesada. Y sus zonas residenciales, si es que pueden llamarse así, no tienen nada que envidiar a los peores suburbios de la Tierra, la población vive hacinada y carece de los derechos más elementales, como el de asociación y representación política directa...
Marte es una propiedad privada gestionada por la Weltherrschaft Korporatsiya (WK) y por tanto todos los colonos son sus empleados, no sus ciudadanos. Las condiciones son impuestas unilateralmente y no hay disidencia posible. Por eso ha acabado apareciendo un conato de resistencia política denominado Movimiento Nacionalista Marciano (MNM), duramente reprimido por el Gobiero del Protectorado Marciano.
Una vez más, vemos aunados los mayores logros tecnológicos con los más deleznables esquemas sociales.
Pero si hemos de destacar algún logro científico-tecnológico de la humanidad por encima de todos los demás en el presente siglo, ese es sin duda alguna las Naves de Tránsito, diseñadas para el viaje interestelar, a varios años luz de distancia.
Si bien usar el plural puede llevar a engaño, pues sólo ha existido una de estas maravillas tecnológicas en toda la historia, el Xin Xiwang (Nueva Esperanza) que protagonizó la hazaña del Proyecto Alfa Centauri, con mil colonos criogenizados a bordo que ya han alcanzado su destino e iniciado la colonización de un nuevo sistema planetario.
Aunque en honor a la verdad, es inminente que el tan anunciado Proyecto Tau Ceti vea nacer a un flamante nuevo modelo de Nave de Tránsito, aún más ambicioso, más titánico, más colosal... el Gift of God (Ofrenda de Dios), con capacidad para casi dos millares de cabinas de crioestasis. Nunca se ha visto nada igual y cuando esté acabado sin duda marcará un hito imborrable en la historia de la humanidad.
El desarrollo de la robótica ha dado lugar también a grandes logros en el siglo XXIII, aunque curiosamente se ha dividido en dos tendencias extremadamente diferenciadas, por un lado el desarrollo de Droides mineros o destinados a la construcción con un diseño netamente funcional, muchas veces dotados de múltiples extremidades.
Y por otra parte se ha desarrollado un producto destinado al uso doméstico que imita con un grado de detalle asombroso la anatomía humana, por mucho que su interior siga siendo puramente mecánico: son los Sintéticos o Replicantes.
Guerra. La guerra nunca cambia...
Y el ser humano tampoco
nuestra inteligencia sirve para matarnos mejor
más muerte, más sangre, más pena, más odio...
la extinción humana solo será cuestión de tiempo.
Los conflictos bélicos en el siglo XXIII sólo han dado un salto cualitativo relativamente menor, al verse trasladados al espacio, hasta la superficie de otros planetas o en bases orbitales presurizadas. Pero lo cierto es que en un entorno tan hostil como ese, sin atmósfera, donde una simple fisura en el casco de una nave acaba con todos los ocupantes de esa sección a menos que dispongan de trajes de vacío... o donde un simple impacto que perfore dicho traje conduce ineludiblemente a la muerte del usuario... no ha hecho falta una gran evolución armamentística que lo cambie todo, como pronosticaban las fantasiosas historias de ciencia ficción de hace cientos de años.
Una pistola sigue siendo suficiente para segar una vida y un fusil de asalto es una pesadilla dispensando muerte.
Por supuesto los trajes de protección balística se han hecho muy usuales entre las fuerzas de asalto militares y paramilitares, contando muchas veces con equipos de respiración accesorios, de funcionalidad limitada pero que pueden proporcionar unos minutos de vida hasta que se llega a una zona presurizada. Y por supuesto, está el factor del terror psicológico, el efecto amedrentador que causan los soldados anónimos y deshumanizados, con el rostro cubierto y una moderna armadura tecnificada que los hace resultar mucho más terribles, un enemigo aparentemente insuperable para quién no disponga de uno de esos trajes de combate proporcionados sólo por el gobierno de la ONUG o las MegaCorporaciones...
Aunque bueno, en una era en la que la robótica ha alcanzado un desarrollo tan asombroso, en la que existen implantes neurales capaces de conectar al ser humano y la máquina, era inevitable la aparición de monstruosidades tecnológicas destinadas a la guerra, aberraciones creadas para encabezar el asato de las posiciones enemigas mejor defendidas...
Los llamados "Exoesqueletos de Combate" proporcionan una ventaja táctica decisiva en cualquier contienda, aunque suelen convetirse por eso mismo en el blanco preferente del fuego concentrado del enemigo. Por ello han evolucionado hacia unidades cada vez más pesadas y dotadas de un fuerte blindaje, en las que el piloto ya sólo ocupa una cabina en el torso, en lugar de los brazos y piernas. Gracias al Enlace Neural CYB que le conecta a la máquina siente las extremidades del exoesqueleto como propias, alcanzando una coordinación inigualable para otros que simplemente pretendan "pilotar" sus máquinas. Uno de estos soldados es capaz de desplazar las dos toneladas de su traje haciendo gala de los mismos reflejos que si moviese su propio cuerpo, habitualmente muy bien entrenado durante décadas de experiencia en el frente. Por ese mismo motivo su presencia en el campo de batalla ha borrado los torpes atisbos de enviar soldados mecanizados, Drones de Combate, que han demostrado ser mucho menos adaptables... y caer como moscas ante las emboscadas tendidas por marines veteranos.
El campo de la ingeniería genética también ha traído avances increíbles, la curación de enfermedades con base genética como la hipertensión esencial y la diabetes, la erradicación de muchos tipos de patologías hereditarias, incluso la terapia génica que permite tratar dolencias adquiridas tales como las leucemias, suprimiendo la cepa maligna y sustituyéndola con una seleccionada. Ha abierto la puerta a todo un abanico de posibilidades absolutamente maravillosas (para quienes se puedan permitir el acceso a dichos procedimientos, claro) pero también a resquicios mucho menos luminosos, que se cuelan por las rendijas. Pues resulta muy difícil poner barreras entre la selección de embriones que den lugar a individuos eugenéticos... y la sutil modificación cromosómica que persigue incluir en el genoma unos fenotipos determinados, con objeto de crear humanos de diseño.
Pero las aplicaciones de la ingeniería genética abarcan una asombrosa cantidad de campos, como sin ir más lejos participar de modo determinante en el proceso de Terraformación de Marte, gracias a una variante vegetal creada en laboratorio para adaptarse específicamente a las condiciones ambientales del planeta rojo... que poco a poco está dejando de serlo. La nueva especie vegetal ha sido creada a partir de los especímenes herbáceos más resistentes que aún perviven en la castigada Tierra y ha sido bautizada como Faenum oxygenates, aunque la mayoría de la población se refiere a ella como "hierba marciana". Y a medida que se va extendiendo por toda la árida superficie planetaria, desde cuidadas plantaciones destinadas a progagarla, el masivo efecto de fotosíntesis va añadiendo oxígeno a la atmósfera, acercando el día en que el aire en Marte sea respirable.
La nueva especie es prácticamente autónoma, apenas precisa una mínima cantidad de agua que le proporcionan las lluvias inducidas por el aporte de las Plantas de Terraformación, que introducen vapor de agua y potencian el efecto invernadero con una mezcla química destinada a reforzar la ténue atmósfera marciana... pero aun así necesitaba un complemento, un agente externo que facilitase su polinización. Y ahí nació la primera especie animal estrictamente nativa de Marte, aunque se trate de una creación genética de laboratorio: la Fugite pullulationem, conocida por el común de la gente con el nombre de "mosca marciana", está diseñada para sobrevivir en estas condiciones ambientales, alimentándose de la misma planta que poliniza y extendiendo sus semillas con su errático vuelo. Lógicamente libre de depredadores, ha demostrado una asombrosa capacidad de proliferar y actualmente su población es de cientos de millones de individuos...
Otro tanto puede decirse de las modificaciones genéticas introducidas en los lumbricoides, las vulgares lombrices de tierra, que han sido adaptadas a una nueva especie (Vermis dapibus) destinada a la producción masiva, en unos grandes contenedores rellenos con los sustratos adecuados, con el objeto de la obtención de proteínas aptas para el consumo humano. Hoy día casi toda la humanidad se alimenta de este tipo de proteínas, que los científicos aseguran nutren como un bistec de vacuno... y aunque tal vez no posean el mismo sabor, pocos son los que pueden compararlo con ninguna otra cosa. No hay mucho donde elegir.
Aunque, por mucho que se nos vendan los grandes logros que ha supuesto para la humanidad esta rama de la biología, siempre hay un pero. Para todo avance significativo, tarde o temprano acaba apareciendo una sombra moralmente cuestionable. Y como es obvio, las creaciones de la ingeniería genética aplicadas al diseño de animales no se iban a detener ahí, en los cultivos vegetales o los pequeños invertebrados. Muchas de las especies animales nativas de la Tierra se habían extinguido hace décadas, pero eso no era obstáculo para que los elitistas y prestigiosos zoológicos privados de las clases más adineradas (como el de la gran Estación Orbital Elysium) no dejasen de solicitar su ejemplar exótico, para aleccionar a las nuevas generaciones sobre la "vida animal salvaje", por mucho que fuese sólo fantaseada. Así pues, el paso más lógico era crearlas en una probeta. Cuando fue posible se usaron muestras genéticas extraídas de un banco biológico, pero como no siempre se disponía de un material en buenas condiciones de conservación... entró en juego la imaginación, la más pura farsa, aunque en un mundo tan pueril como éste obtuvo un éxito abrumador que daría lugar a la llamada "moda de las Quimeras". Criaturas irreales, fabricadas según los más excéntricos gustos de sus diseñadores...
Y finalmente, en el delirio absurdo de la creación a la carta, buscando satisfacer los caprichos de quién paga y subvenciona el laboratorio, proporcionando los fondos para mantenerse y desarrollar la verdadera investigacón... algunos genetistas entraron en el juego de crear aberraciones propias de un espectáculo del circo de los horrores.
A estos engendros se les ha definido popularmente como Genebichos... y en el imaginario colectivo hay también algunas creaciones más peligrosas, diseñadas como bestias guardianas o animales de presa, que obviamente no estarían nunca autorizadas legalmente y cuya existencia ha sido reiteradamente negada por los medios de comunicación oficiales.
Pero no temáis que con lo que ahora acabo de exponer la partida derive a una cacería de bichos. Aquí las amenazas provienen de una fuente muy concreta, muy definida... y os aseguro que bastante más peligrosa que cualquier mascota hambrienta, aunque sea de diseño.
Otro de los elementos definitorios de los avances tecnológicos en el siglo XXIII es la aparición de los Cyberimpantes, que han revolucionado la neuro-ciencia. La capacidad de conectar una estructura electrónica al sistema nervioso central o periférico, mediante miclo-electrodos que se imbrincan con las dendritas de las neuronas motoras o sensitivas, ha permitido unificar al ser humano con la máquina.
Un sueño que abre el camino a prodigios tales como las prótesis mecanizadas que sustituyen extremidades amputadas, devolviendo una funcionalidad plena a quienes hubiesen quedado tullidos e inválidos.
Aunque por supuesto sus utilidades abarcan también otro tipo de funciones, tales como dotar al usuario de una conexión directa con los sistemas electrónicos informatizados de su entorno. Del cerebro a la CPU, sin pasos intermedios.
Tal vez como resultado de un condicionamiento especial de su cultura, los pueblos orientales han demostrado una mayor predisposición a experimentar con estos implantes, convirtiendo a la Yitong Tianxià en el paladín de los avances cibernéticos. Bien que si hemos de ser sinceros, la división nipona de la Weyland-Yutani tampoco de va muy a la zaga...
Pero una vez más hemos de asumir que en un mundo dominado por las Mega-Corporaciones, en las que el Gobierno de la Organización de Naciones Unidas (ONUG) apenas tiene una capacidad legislativa puramente nominal, no hay nadie con autoridad real para supervisar que los límites entre lo ético y lo aberrante no sean sobrepasados...
Bienvenidos a un mundo en el que la humanidad y la tecnología se dan la mano...
¡Como manda la tradición Cyberpunk!