Partida Rol por web

Asiento reflexivo ante la información que me da el hombre de la Weyland-Yutani sobre la misión. Antes de responderle algo en concreto su secretaria nos da una información sobre Saúl que no me gusta nada. Nuevamente se ha vuelto a meter en problemas y está pagando las consecuencias.

- Si, estoy totalmente seguro. Señorita ¿podría mirar el historial de servicios del señor Thig? -pregunto a la joven para que aporte los datos sobre la profesionalidad de mi amigo- Mr. Smith, mi propuesta es firme ya que este hombre es de mi plena confianza cuando está enfrascado en una misión. Se de sus incidentes tras el retiro, razón de más para traerlo a la nave. Cuando un navegante debe abandonar su nave su comportamiento y forma de ser se enturbian, puesto que no están acostumbrados a estar encerrados en un mismo lugar, yo mismo lo he sentido. Les juro por mi honor que el señor Thig no entorpecerá la misión, lo conozco mucho mejor que esos expedientes - concluyo defendiendo el valor del viejo Saúl.

Espero que el volver a salir al espacio renueve su espíritu. No ha vuelto a ser el mismo desde su retiro y lo ocurrido con su ahora ex-mujer.

Tras una seña de confirmación de Mr. Smith, la diligente secretaria personal confirma el expediente:

- Saúl Thig cuenta con una remarcable hoja de servicio en la Armada Estelar del ONUG durante más de tres décadas - reconoce con los datos en la mano - Y cuenta con una mención especial al mérito por su intervención en la pacificación del incidente de Ganímedes en 2211.

Todo aquel que esté mínimamente versado en la historia militar moderna recuerda el triste episodio en que la Weltherrschaft Korporatsiya desalojó por la fuerza de las armas a la Kompania Mondordo de una Estación Minera de Superficie en Ganímedes, el mayor satélite de Júpiter, sobre el que había perdido los derechos de explotación por una decisión legal de los tribunales del ONUG.

Los desposeídos debían abandonar la explotación inmediatamente, pero insistieron en desmantelar sus instalaciones y reciclar todo el material posible... ante lo que la WK amenazó con bombardearlos desde un Crucero en órbita.

Al final la cosa se resolvió gracias a la pronta intervención de la Armada Estelar mediante una demostración de fuerza, amenazando con derribar aquel Crucero armado de la WK, cosa que tuvo bastante contestación en su momento. Aquella fue la última ocasión histórica en que la Armada Estelar impuso su monopolio legal del uso de la fuerza, en nombre del Gobierno Unificado de las Naciones Unidas. Aunque la base acabó siendo volada por la propia Kompania Mondordo para no dejar nada a la competencia.

Smith se aprieta la cara como reflexionando.

Desde luego lo que interesa es que sea el mejor en su puesto... y si es de la plena confianza del señor Adama...
Y ¡qué demonios! no será peor que ese perro que tendremos como informador...

De acuerdo Comandante Adama, me reafirmo entonces en darle a usted plena confianza. Y es más, si lo desea, le acompaño a buscar a su amigo a la comisaría... y no se preocupe por los cargos.

Señorita Monnipenny llame a Brenson, de nuestro gabinete jurídico y le explica el caso del señor Thig. Que haga las llamadas que quiera, dice sin mirarla, pero para cuando lleguemos dígale que quiero a Thig libre y listo para recogerlo. No habla con enfado, sino como algo rutinario que ha debido pedir a Monnipenny un millón de veces.

¿Necesita coger algo? La verdad es que esto va a retrasarnos, pero es necesario. He de prestar todo el apoyo posible a nuestro Comandante de la misión.

La secretaria se pone a ello de inmediato, a través de un dispositivo de comunicación que parece llevar implantado en el propio oído derecho, a juzgar por su gesto, pues no se ha molestado en extraer ningún aparato.

El comandante Adama hace su equipaje con eficiencia militar y sobriedad espartana. Dos viejos uniformes y unas cuantas mudas bastan, parece mentira las pocas cosas que realmente necesita uno cuando tiene verdaderamente claras sus prioridades. Entonces acompaña al ejecutivo de la corporación y a su secretaria al lujoso vehículo eléctrico que tienen aparcado ante su pequeño apartamento. Es la rubia quién se pone a los mandos.

Recorren las amplias vías de comunicación de Elysium sin encontrar apenas tráfico, todo está meticulosamente calculado en esta Estación Orbital Residencial para garantizar el máximo confort, empezando por la densidad de población admitida.

No tardáis mucho en llegar hasta la comisaría del Distrito 13 en la que había sido retenido de forma preventiva el hombre que buscáis, mientras se decidía su destino. Una de las peculiaridades del sistema de orden público en Elysium es que no está sujeto a un sistema penal ordinario, aquí no hay juicios de ningún tipo, pues se trata pura y simplemente de denegar el derecho de residencia en una propiedad privada. La gobernadora Delacourt siempre tiene la decisión última en estos temas y su eficiente cuerpo de droides de servicio público se limita a hacerlo cumplir con la máxima diligencia y prontitud.

Al instante vuestra asistente detiene el vehículo y se dirige a uno de los droides proporcionando de entrada el tipo de argumento más indicado para la situación:

- Identificación W-Y 1223333214412-SMTH, protocolo 873457-MW

Semejante galimatías tiene un efecto milagroso e instantáneo en los droides de servicio.

- Autorización aceptada, le ponemos en contacto con la Gobernadora Delacourt.

No tardo mucho en recoger el equipo, puesto que todo que un comandante necesita en una misión es la nave y la tripulación. Me recuerdo a mi mismo el llamar a mi hijo para informarle de que estaré ausente un tiempo... pero la liberación de Saúl es mucho más urgente.

Observo Elysium durante el viaje, maravillándome una vez más por el aspecto del lugar en el que vivo, un paraíso digno de las religiones.

La pena es que solo unos pocos podemos disfrutarlo y, la mayoría, por poco tiempo. Aunque la verdad es que siempre me he sentido fuera de lugar en este sitio.

Espero paciente a que la secretaria se encargue de todo, prefiero no exponerme interviniendo en la negociación con las autoridades.

Desde el coche patrulla más cercano emerge un haz holográfico en el que se define un rostro femenino de gesto duro y un tanto avejentado, aunque la presencia de unas cuantas arrugas no llega a borrar su indudable belleza:

- John, es un placer verte, como siempre – ofrece su cara más amable – Me sorprende que te intereses en asuntos tan marginales como las faltas por incivismo de un militar retirado… pero viniendo de ti, seguro que está justificado – todo son sonrisas y facilidades – Acabo de retirar los cargos y ese tal Thig quedará en libertad de inmediato, no te preocupes… ahora tengo que dejarte – desde luego no ha dado mucha oportunidad al diálogo, cuando se despide apresuradamente – Siempre es un placer colaborar con vosotros, dale recuerdos a Marcus…

Y con esto la holollamada se interrumpe.

Los droides de servicio retoman la palabra con su voz mecanizada:

- El sujeto ya ha sido puesto en libertad, pueden encontrarse con él en la cafetería de la comisaría - y añade la sempiterna coletilla protocolizada, carente de toda empatía o sentimiento - Que tengan un buen día.

Mientras la competente secretaria permanece en el vehículo, Smith y Adama entran en la comisaría, dirigiéndose a la cafetería del edificio, un recinto casi innecesario pues los droides del servicio público obviamente no van a hacer uso de sus instalaciones... de modo que quedan relegadas a los ciudadanos que por el motivo que fuera deban visitar estas estancias. Generalmente, como parte de un proceso amonestatorio, en los peores casos culminado con la explulsión.

Cuando Adama se dirige a su cuarto a hacer el equipaje, Smith llama la atención de su asistente y le susurra:

Señorita Monnipenny. Quiero que me consiga el informe oficial que se hizo público sobre la muerte del hijo del Comandante Adama. Además quiero que intente obtener el informe confidencial, el top secret, ya sabe. Use mis claves prioritarias, hable con archivos especiales... si hace falta llame a Marcus, sabrá disculparme que no sea yo en persona el que llama

Estoy hasta arriba de trabajo, además no tengo ganas ahora de hablar con él.

Cuando lo tenga me lo hace saber. Pero de la forma más confidencial posible. Quiero echarle un ojo yo sólo primero

Supongo que está claro, muchas gracias.

Ah, vaya averiguando las direcciones exactas de las personas a contactar de la lista, no quiero ir arriba y abajo, haga un recorrido optimizado.

-Ah, buenos días Gobernadora, el placer es mutuo, dijo con fingida sonrisa.

-Je je je, absolutamente justificado, por supuesto, eso sí le había hecho gracia. La sonrisa se tornó auténtica.

-Muchas gracias por tu diligencia, no esperaba menos.

-De tu parte, a ver si volvemos a cenar todos juntos, adiós. Se cortó la conversación, pero tampoco cabía decirse más.

Se giró hacia Adama, a su lado. Bien, el tema legal solucionado... Vamos a recogerle a la comisaría. Permaneceremos a su lado para responder cualquier cuestión que surja, pero imagino que querrá hablar del asunto con él usted personalmente.

Y en el centro de la estancia, bebiendo de una taza algo que parece bastante más cargado que un simple café, está el hombre que habéis venido a buscar, que os mira de reojo y tras reconocer a Adama saluda con voz agria:

- Llevo rato preguntándome por qué cojones iban a soltarme, así por las buenas, esas putas chatarras ambulantes - comenta con desgana entre sorbos - Sólo se me ocurría que, de alguna forma, tú estuvieses implicado en esto Will, pero no sé cómo diablos ibas a conseguirlo, los dos somos unos fósiles olvidados en esta mierda de paraíso artificial para cretinos, aquí no pintamos nada... - echa un vistazo al hombre que acompaña a Adama y añade - ¿Y quién demonios es el fulano trajeado?

Enarco las cejas ante la conversación tan amistosa entre la gobernadora y Mr. Smith.

Sin duda alguna la humanidad ha llegado a un punto en el que la corrupción y los favores entre los poderosos es el pan de cada día. ¿Seré yo un eslabón débil, que aún se mantiene aferrado a unos valores?

Una vez llegamos en cafetería observo a mi primer oficial, con un aspecto bastante desmejorado y una taza con algo que no me gusta nada.

Debo encauzarle antes de que pierda esta oportunidad.

- Hola Saúl, me alegro de verte aunque preferiría charlar contigo en un lugar diferente. Este es el señor Smith y tiene un trabajo para nosotros. Viejo amigo, volvemos al espacio, a trabajar codo con codo por el bien de la humanidad. De verdad que lo necesitaba, en este lugar mis huesos se estaban fosilizando y mi cerebro se va oxidando. Es hora de volver a la aventura, Primer Oficial Thig - le digo a mi amigo acercándome a él, posando una de mis manos en su hombro y con la otra quitándole la taza amablemente.

El veterano militar recibe las palabras de Adama con una sonrisa torcida, que se amplía casi inconscientemente ante la suave palmada en la espalda, cargada de confianza y vieja camaradería...

- Eh, eeh, eeeh... - protesta cuando le quita el licor, aunque lo tolera - Pero bueno... ¿Dices que volvemos al espacio? ¿Y tendremos el mando de un Crucero Estelar? ¿Tú y yo juntos? ¿Como en los buenos viejos tiempos? - su rostro se ilumina como el de un niño ante los regalos de navidad, dejando a un lado toda su profunda amargura - ¿Dónde hay que firmar?

Así de simple, sin preguntas acerca de la misión, ni sobre la remuneración económica. Sólo es cuestión de lealtad personal y esa desesperada necesidad de volver a hacer lo único que se le da bien, de recuperar su lugar en el mundo.

Esto sí es un trato limpio, espero no tener que arrepentirme con este hombre...

Excelente, excelente, interrumpió a los amigos en voz alta. Ya me he encargado de que los cargos que había contra usted fuesen... sobreseídos, dijo sin acabar de encontrar la palabra adecuada.

Cuando visitemos la nave, de la clase barracuda y nueva de trinca, ya tendrán oportunidad de firmar el contrato, comentó más distendido.

Así que si recoge sus... cosas... miró sin ver nada en concreto, podemos salir de aquí.

Cuando regresáis al vehículo en el que os aguarda sentada al volante la secretaria y asistente personal de Mr. Smith, una joven rubia que no pasa desapercibida, esta os tiene preparada una detallada hoja de ruta:

- Encantada de conocerle, Mayor Tigh, es un placer tenerle con nosotros - saluda protocolariamente por el rango militar - He cotejado los datos de todos los miembros del equipo que debemos reclutar, junto con todo lo que me había indicado, Mr. Smith - os informa - Y me he permitido trazar un recorrido recomendado, que continuaría por el profesor Gaius Baltar, ya que reside también aquí en Elysium... para el resto deberemos esperar a estar embarcados en el AURORA, que según los últimos informes acaba de salir de los astilleros en la Estación Orbital Nostromo.

Pues señores, si me permiten el atraco, dijo como si lo hubiese dicho en más de una ocasión, quizás podríamos pasar a por el señor Baltar y luego ir todos juntos a la nave.