Partida Rol por web

Conrad se despertó tras una breve cabezada. Rápidamente se incorporó en la cama. Había aprendido a no bajar nunca la guardia, ni siquiera cuando dormía. No sería la primera vez que alguien hubiera ordenado asesinarle por la noche. Mientras sus latidos se acomodaban a la nueva situación, medio desnudo, se acercó a la puerta. Comprobó que la llave seguía echada por dentro aunque eso no era ninguna garantía cuando estaba de invitado en una casa que escondía tantos secretos. Pegó su oreja a la puerta porque le pareció escuchar algo lejano. 

Un sollozo... Un lamento... Como si alguien estuviera llorando pero hiciera esfuerzos porque no se le oyera. Giró con cuidado la llave pero antes rebuscó en su camisa mal planchada algo que había traído desde Glasgow, una Colt. La cargó mientras deseó tener tiempo de encenderse un cigarro pero sabía que no lo había. Abrió la puerta finalmente sin hacer ni un solo ruido. 

No había nadie en el corredor. No escuchó más el lamento. Volvió a entrar en su habitación. Hacía mucho frío de repente. El atizador caliente se había enfriado así que volvió a intentar entrar en calor en el interior de su cama. 

Estaba logrando volver a conciliar el sueño cuando volvió a escuchar el lamento. Ahora más audible. Fuera quien fuera quien lloraba... estaba dentro de su habitación. Cogió la pistola y apuntó a las cortinas, al pequeño escritorio, a la chimenea... Tal vez tratando de intimidar al intruso. 

Y entonces se percató con tanta seguridad que sintió miedo. Estaba debajo de su cama. 
No podía entender cómo alguien se había colado allí ni cuanto tiempo había permanecido bajo él en silencio. Por lo que ni siquiera podía preguntarse por qué ahora estaba llorando. 

Pero alguien estaba bajo él. Podía casi sentirlo en su espalda con el colchón separando ambos cuerpos.

El lloro era cada vez más audible

 Vale. Esta debajo. Mierda.

 Empuñó la Colt con ambas manos. No apuntaba a ningún sitio en particular, pero le daba seguridad el peso del arma entre las manos. Intentó pensar con claridad. Alguien lloraba bajo su cama. Podía ser un sueño. Podía ser una pesadilla. Podía ser uno de los dos niños ... la niña loca esa siniestra... que se hubiese colado por un pasadizo secreto y ahora no supiese volver hasta su habitación.

 No quería matar a un crío de un balazo por accidente.

 ¿Mary Jane? preguntó en un tono neutro, ni alto ni bajo ¿Eres tú, Mary Jane?

 Si era una pesadilla no había de que preocuparse. Si era un animal que gimoteaba... ¿un mapache tal vez? asomarse sólo facilitaría llevarse un zarpazo en su cara. En cualquier caso, pese a sí mismo, se vió preguntándose si una bala del 45 atravesaría un colchón de pluma de oca y un somier de madera. 

Conrad pregunta si es Mary Jane. Los sollozos cesan de repente. ¿O tal vez siempre los había imaginado? 

- Niña...¿eres tú de verdad? Sal de debajo- dice sin asomarse desde la misma cama

Nada ocurre. Cuando está a punto de levantarse empieza a oírlos de nuevo... ¿Es un llanto o es un sonido gutural?

Conrad salta de la cama y rueda un poco por el suelo antes de mirar qué había bajo él. 

Conrad grita y dispara su arma mientras la criatura empieza a gatear a increíble velocidad hacia él. 

Ninguno de los disparos le hace nada. Solo cuando escucha como una bala ha rebotado contra el jarrón cuando se da cuenta que los disparos le atraviesan. Y pera entonces aquella criatura con una hendidura por boca y enormes garras, ya le ha cogido de la pierna y empieza a tirar de él hacia la cama. 

Conrad hace fuerza, trata de patalear y con su cuerpo en máxima tensión, se tensa y arquea usando el mobiliario para no dejarse arrastrar y escapar así de su captor. 

Pero... Que diablos?
Bueno, un diablo no, una autentica e incorpórea fantasma. Un espectro. Un aparecido.
Pero sólo es incorpórea ante las balas, por que tira de la pierna de Conrad con la misma fuerza que el infierno. El joven se agarra a muebles y paredes en un desesperado intento de escapar. La mesita vuelca. Intenta golpear las manos del horror con la culata del revólver.
Finalmente, parece que la presión cede...

Golpea con todas sus fuerzas las manos que le agarran sin preguntarse cómo algo puede ser sólido e intangible a la vez. Golpea cuatro, cinco, seis veces con destreza y fuerza ignorando el terror mientras parte de su cuerpo ya casi está bajo la cama hasta que siente que la criatura le suelta un instante y entonces suelta la culata y se agarra a la cabecera de la cama para saltar encima. 

Oye un aullido terrible bajo él. Por un instante puede la silueta de esa cosa dibujarse en la cama, como si estuviera haciendo presión desde abajo. Pero entonces, desaparece. 

Conrad no se atreve a salir de encima del colchón y empieza a gritar. No entiende por qué nadie le oye pero entonces se percata de que también deberían haber escuchado los disparos y haber acudido rápidamente. 

Pasa unos minutos allí, con todo su cuerpo encaramado en la cabecera de la cama, recuperando el aliento y las pulsaciones. Su revolver en el suelo, sin atreverse a bajar para cogerlo de nuevo. 

Pasan más minutos... casi una hora...