Partida Rol por web

Albert no podía dormir. Entendía el peligro que corría saliendo de noche pero había estado ajeno a todos preparando su material quirúrgico y esperando su oportunidad para poder practicar la autopsia a su primo Molv. 

"Un mundo donde todo lo que he estudiado, donde la ciencia no tiene lugar, no es el mundo en que quiera vivir"

Caminó con una lámpara de aceite envuelto en su abrigo hacia el cementerio. En la otra mano la pala de cavar y su maletín. 

Cuando llegó, decidido, hincó la pala en la tierra quitando algo de nieve. El cementerio daba escalofríos pero no más que cualquier otra parte de la casa así que intentó decirse que esas luces que adivinaba en la neblina y esos sonidos eran solo su mente queriéndole jugar una mala pasada. 

Después de un largo rato entró en calor y de manera vigorosa sacó la última pala de tierra

La tumba estaba vacía. La misma sepultura donde habían puesto el cuerpo hacía unas horas ahora arrojaba un vacío inexplicable. 

Albert observó con atención la tumba del recién fallecido. ‘’ ¿Está vacía? ¿Pero cómo es eso posible? ‘’

Comenzó a desesperarse. Entrecerró sus ojos y empezó a frotarlos. ‘’ Debe ser la oscuridad, quizás mi cansancio ‘’

Se alejó unos instantes, luego regresó con atención sobre la tumba. Efectivamente estaba vacía. Él no lograba entender que estaba pasando. Rápidamente se dio vuelta y empezó a observar a su alrededor.

¿Lo habían descubierto? ¿Quisieron engañarlo y tenderle una trampa? ¿Por qué harían algo así? Miles de preguntas invadieron su cabeza, pero la realidad es que estaba allí, solo, frustrado. Se arrodilló y empezó a rascar su cabeza. No lograba descifrarlo.

Levantó la cabeza y vio como las luces en la neblina se habían disipado.

‘’Era una ilusión… ya lo sabía’’ pensó.

Cuando quiso ponerse de pie, sintió como una mano se había depositado sobre su hombro. Allí sonrió, sabía que era alguno de los familiares que sabía que haría algo así, por lo qué cambió de lugar el cadáver.

Vamos, ¿cómo pudiste adivin…

El rostro de Albert se quedó congelado. Un monstruoso espectro sin ojos, pero una gran boca, lo estaba mirando fijamente. Este iba a gritar, pero la mano de esa cosa volvió a ponerse sobre Albert. Lo siguiente fue que perdió la conciencia.

Amanecido, luego, en una cama de hospital, Albert estaba atado de manos y pies a la misma. Un hombre de espaldas cerca de este. Parecía ponerse unos guantes y preparar algunos instrumentos quirúrgicos.

¡Esas son mis herramientas, maldito idiota! ¡¿Qué mierda haces?! ¡¿Todo esto es por la estúpida herencia?! ¡Quiero que sepas que ni me interesa! ¡¿Me oyes?! ¡No me interesa esa mierda!

El hombre no daba respuesta alguna, y Albert empezaba a desesperarse. Sus movimientos eran muy repetidos y cada vez con mayor intención. Buscaba zafarse para poder escapar. Pero cuando el hombre se dio vuelta y vio que era Molv, completamente pálido y sin ningún tipo de expresión ni emoción alguna, Albert volvió a conmocionarse y sentir mucho pánico.

Molv estaba muerto. ¿Cómo podía estar ahora allí, parado, preparado para… para lo que fuera que estaba a punto de hacer? ¿Qué estaba ocurriendo?

Molv se acercó a Albert y empezó a usar sus instrumentos para cortar el estómago de este por la mitad. Albert empezaría a gritar con todas sus fuerzas, imposibilitado de poder hacer cualquier acción para salvar su pellejo. Nadie escuchó sus lamentos. No hubo últimas palabras aquella noche. No hubo nadie que pudiera salvarlo.

Esta no es una historia de un hombre en contacto con lo que Nadie entiende, y como se salvó.

No…

no es una de esas historias…