La bodega estaba en el sótano, tras atravesar lo que parecía un hall subterráneo que indudablemente había conocido tiempos mejores. Solo el lado que había que cruzar hasta llegar a la bodega estaba iluminado.
Allí había una mesa y unos candelabros en medio de barricas y colecciones de botellas. Sin duda no era un lugar que hubiera permanecido cerrado en los últimos años.
Cuando llegó Jesse notó como el Notario, que estaba nervioso bebiendo directamente de la barrica al vaso, se incomodó:
- Oh, ¿quería algo? Ya les dije que no tengo más información y mi responsabilidad en todo esto es de mero mensajero pese a lo tenebroso de todo este asunto.
Jesse estaba de peor humor que cuando escucho la segunda parte del testamento, aquel viejo doctor se había escabullido hacia la biblioteca sin ni siquiera hacer el esfuerzo de mirarle y eso le había crispado los nervios, solo esperaba que alguno de los que fueran a la biblioteca tuvieran dos dedos de frente para preguntarle a ese hombre las inquietudes que él no tuvo respuesta.
Pero con el notario seria diferente estaba solo y acorralado y eso se traducía en una presa fácil para el Alistair que aun necesitaba una respuesta mejor que la del mayordomo.
Al entrar en la bodega observo aquí y allá, barriles y paredes, buscando alguna copa, como la que el Sr.Laurie estaba usando y se pregunto si este lugar unicamente tuviera una sola salida, mientras se acercaba ha aquel hombre asustado, golpeando siempre su bastón en el suelo antes de dar un paso.
-Amigo, no diga eso. -Hablaba con una falsa sonrisa. -Es evidente por su temor y me refiero al día de ayer y no al de hoy, que sabe mas de lo que dice o al menos conoce leyendas o historias sobre la casa, creo yo que nos debe o al menos podría contarme lo que tanto teme de esta casa, después de todo por su culpa estamos nosotros aquí, creo recordar que fue la carta de su mano y letra la que nos convoco. -Miro el barril de donde estaba bebiendo. -No le culpo, es un simple notario, pero como notario y habitante de esta zona, es evidente que sabe mas que nosotros o al menos que mi familia. -Se quedo parado delante de él, apoyado en su bastón haciendo sombra con la poca luz que tenia la bodega. -Así que, por que no me ofrece una copa de lo que esté bebiendo y hablamos un poco mas de lo que se cuenta o sabe de Green Arrow, como compañeros de tragos si prefiere y le facilita la lección de historia y leyendas. -Mantuvo su sonrisa en todo momento, una sonrisa que junto con su barba, de forma extravagante, le daba una extraña expresión a su cara.
-Se dice que los temores son menos si son compartidos.
Cuanto más asustado se sentía ante aquel hombre de imponente y ruda presencia, más trató de forzar su refinada ironía y su soberbia pero aún así se sabía acorralado así que no dudó en decir lo poco que sabía
- Todo el mundo en Londres ha oído acerca de la fastuosa Green Arrow, mansión antiquísima y majestuosa que encierra una maldición centenaria. Dicen que hubo cientos de historias de terror pero que con el tiempo se tornaron en chismes inconsistentes que nadie sabe precisar. Soy un hombre de libros y jamás di pábulo a esas habladurías hasta que el secretario del señor John Knight, que debía haberme traído la documentación, murió asesinado en esta casa al arriesgarse a pasar una noche aquí. Le había dicho a su hijo Tom que era peligroso pero que al revisar la documentación vio algo que le llamó su atención. Faltaba una pintura antigua del tamaño de esta botella. Quiso intentar recuperarla y fue cuando falleció. Tom no me dijo cómo pero los mayordomos me dijeron que se encontró clavado en la aguja de la torre. ¿Puede imaginarlo? ¿Cómo alguien puede morir así? Por eso no pienso pasar nunca una noche aquí gozando del privilegio de no tener la sangre de tan sanguinario familiar como el suyo que les ha convocado a todos aquí impidiendo que sigan con sus otrora cotidianas vidas.
Aquel corpulento hombre escucho con atención lo que el notario tenia que decir, *siempre con una copa en la mano, la verdad es que en aquella bodega lo único bueno era el alcohol, pero mientras aquel individuo asustado contara todo lo que sabe, seguiría fingiendo cordialidad de buena gana, hasta que falto a la memoria de John F Alistair.
-Cuide su lengua, ese sanguinario, era mi padre después de todo. -Era cierto que no le caía en gracia un padre ausente, pero no consentía que gente ajena a su familia le faltara el respeto, solo ellos tenían privilegio tal.
Dio un trago procurando no manchar su barba y quedo en silencio un segundo, mirando a la estrecha figura que suponía aquel hombre.
-Ha hablado de la muerte del secretario de mi padre. Y que buscaba un cuadro desaparecido. ¿Sabe usted que cuadro era, ¿tal vez un retrato? -Jesse aun tenia en mente ese tal Harry. -Y sabe usted ademas del secretario y su hijo de alguna otra persona relacionada con mi padre, alguien a quien podamos preguntar, que no sean esos esquivos sirvientes. Hable sin miedo, todo quedara entre nosotros y este buen licor. -Alzo su copa esperando que Laurie hiciera lo propio para sellar el trato.
*Me tome la libertad de sacar una copa, no se puede escuchar una buena historia sin un buen trago.
El Notario pareció relajarse. Sobre todo porque ya no tenía nada más que ocultar.
- No... entiendo que en Londres hay quien habla de este lugar pero nunca conocí a ningún habitante de esta casa. Los mayordomos son extraños ¿no cree?. En fin... Por su padre y sus demonios internos- dice haciendo un gesto con su copa a Jesse sin terminar de ejecutar el brindis.