Las cocheras de Green Arrow debieron conocer tiempos mejores o alguien fue demasiado generoso al colocar múltiples cocheras majestuosas, de las cuales en la actualidad solo había dos ocupadas. Las dos con los carruajes que les trajeron a la mansión. Los caballos, en un establo más cercano, tenían los arneses adecuados para colocar en la calesa y poder ponerse en marcha.
Mary Jane deambulaba de un lado a otro. Parecía haber olvidado por qué vino allí o que Murron le acompañaba. Por eso le extrañó cuando se volvió hacia él y dijo:
- ¿Te has dado cuenta, tío, que después de nosotros, los caballos son los únicos seres vivos en esta Casa?
Entrar en las cocheras fue como llegar a un pequeño refugio en mitad de una tormenta. Ese entorno, tan familiar para Murron, le hizo olvidar por unos segundos todo lo que estaban viviendo en la casa. Se movía lentamente entre los carruajes, observando su carrocería y estado, casi como un acto reflejo. Luego se acercó a los caballos y los acarició. Entonces, esa tranquilidad se derrumbó como un castillo de naipes cuando Mary Jane dijo unas palabras.
Un escalofrío recorrió la espalda de Murron. Se acercó a ella mirándola intranquilo y atento. En otro tiempo, esa frase se la habría tomado como uno de los muchos disparates que lanzaba la pequeña Mary Jane. Sin embargo, ahora estaban en una pesadilla en la que era difícil distinguir entre lo real y la locura. ¿Y si Mary Jane no estaba tan loca como todos creían?¿Y si, por el contrario, era capaz de ver más allá que los demás?
Ahora era Murron el que se sentía un desquiciado por pensar en esa posibilidad. No obstante, tenía que indagar en ello. A estas alturas no podía descartar nada, por muy absurdo que pudiese parecer.
-¿A quién te refieres con nosotros?¿Nosotros dos?¿Todos los de nuestra familia? También están los Knight, y la gente del servicio... ¿Algunos de estos no están vivos? Es que ya soy un poco viejo, y mi vista no me deja distinguir bien las cosas.
- Jaja, no tío, me refería aparte de nosotros y de los otros y de los criados. Pero ellos también están vivos. Y eso es importante ¿no? No hay peces en el lago, ni gatos ni perros y los pájaros que pasan pocas veces se detienen en Green Arrow. Los caballos sí. ¿Damos ya esa vuelta, por favor?
Mary Jane insta a su tío a realmente enganchar el carruaje a los caballos y dar una vuelta en carroza por la finca.
¡Disculpa la enorme tardanza!
Murron suspiró aliviado. Por un momento, en su mente se había deslizado la idea de que algunas personas de la casa fueran en realidad fantasmas. Sonrió viéndose a sí mismo como un niño ingenuo. No obstante, la observación de Mary Jane no dejaba de ser inquietante. El cochero oteó el horizonte y afinó el oído. Tenía razón; no había rastro de vida fuera de la mansión, a excepción de los caballos. Incluso en los cementerios solía encontrarse algún pájaro o alimaña, pero allí nada de nada. ¿Sería este otro signo más de la maldad que yacía en el interior de Green Arrow?
Mientras le daba vueltas a estos pensamientos, la pequeña volvió a cambiar de tema, con su pasmosa naturalidad.
- Sería estupendo Mary Jane, pero estos carruajes son de los señores Knight. Creo que sería de mala educación si cogiéramos uno sin permiso. Podemos hacer una cosa. ¿Qué tal si volvemos a la casa y les preguntamos si nos dejarían dar una vuelta? Si dicen que sí, te prometo que mañana te daré un paseo en él. ¿Te parece bien?
Nada que disculpar, ¡Faltaría más! Como ya comenté en el hilo de off-topic, tú a tu ritmo. Sin problemas ni agobios. Maneja los tiempos como puedas o mejor veas, que por mi parte no hay ningún problema :)
La niña no mostró disgusto pero tampoco continuó hablando. Se dedicaba a acariciar a los caballos y a darles de comer, volviéndose en cada gesto más ausente y trastornada hasta volver a ser una balbuceante muñequita que Murron tuvo casi que llevar a rastras hasta el Gran Comedor para la cena.