Sin ninguna iglesia en las proximidades y sin acotar sus límites pero separado por una verja de hierro con una puertecita baja se encontraba el cementerio de Green Arrow. Sus lápidas se extendían y no presentaban el mismo desnivel, existiendo algunas casi invisibles enterradas en la nieve mientras otras sobresalían más ostentosas.
La tumba de John Francis Knight era de las más visibles y cuidadas y sobre el mármol negro estaba la estatua de un hombre en extraña posición, como si bailara.
Padre e hijo contemplaron algunos nombres aunque no les sonaba casi ninguno.
Más lejos, dos criados se afanaban en cavar una sepultura en medio de la nieve.
Entonces escucharon la voz de Edward casi en sus nucas
- Pobre señor John. Le echaremos increíblemente de menos...
Edward, venga aqui, por favor. le dijo al mayordomo ofreciéndole un pall mall sin filtro y encendiendose uno él mismo.
¿Entonces el abuelo era el guardián de Green Arrow? le preguntó sin tapujos al mayordomo. Prácticamente era un descanso estar sin ningún Knight, esos petrimetres pretenciosos. De alguna manera Conrad sentía que los Allistair tenían más en común con los criados y la clase trabajadora que con sus parientes lejanos ¿Y que tal le fue con eso? ¿También hubo sucesos extraños mientras él estuvo de guardián?
Escuchó atento la respuesta del mayordomo, pues sentía que su vida le iba en ello. Él era el único que había visto la parte macabra de este juego y había sobrevivido para contarlo.
¿Vos sabéis quien es ese tal Harry? Murron y yo estábamos buscando su sepultura, pero seguro que usted puede guiarnos un poco, si es que está enterrado aqui.
Conrad intentaba poner su mejor cara, la más seductora, sin embargo las ojeras y la palidez de su rostro tras la noche sufrida no le ayudaba demasiado.
Mientras examinaban las tumbas Murron se detuvo un momento y miró a su hijo. Casi no recordaba la última vez que hicieron algo juntos. Seguramente cuando Conrad todavía era un niño. Ahora estaban allí, trabajando codo con codo. ¿Sería posible que de una situación tan terrible como la que estaban viviendo en la mansión se pudiese sacar algo bueno, una renconciliación entre padre e hijo? Sólo el tiempo lo diría, si este les concedía la vida y no la muerte, que se había posado como una tormenta sobre la familia.
Murron esperó las respuestas que Edward daba a las preguntas de su hijo, y después se acercaría a examinar detenidamente la tumba de su padre.
Examino con detenimiento la tumba de John. Miraré lo que haya escrito y tocaré las letras, la figura, pasaré los dedos por el borde de la lápida... en definitiva, buscaré cualquier escritura y posibles mecanismos u otra cosa que me llame la atención.
Murron examina la lápida. Toda en ella es enigmática pero a la vez nada hay que llame su atención. Mientras tanto, Conrad trata de sacar información al imperturbable Edward.
- No sé qué pretende que le cuente del señor John Francis Knight. Le serví durante dos años hasta que abandonó el hogar. Su viuda nos despidió. Pero cuando falleció y el señor John volvió hace diecisiete años nos volvió a contratar a Mrs. Huxson y a mí. ¡Y hasta alojó y dio cobijo a la Vieja Tata! ¿No es eso una prueba irrefutable de su nobleza? ¿Cómo no responderle con absoluta lealtad pese a lo mucho o poco que se dijera de este sitio?
No sé si es un Guardián pero desde luego es nuestro Salvador. Yo creo... creo que Dios le ha enviado a este lugar. Por eso no es necesario ningún sacerdote que bendiga hoy el funeral. Aún la luz del señor John está con todos nosotros. Muertes horribles hemos presenciado, muchas de esas tumbas... y sin embargo... a nosotros nunca nos ha pasado nada ¿entienden ahora por qué no debemos temer?
Habla con una alegría exultante, casi escalofriante... Sensación que se acrecienta cuando volviendo un poco a recuperar su solemnidad dice:
No diga ese nombre, Señor. No lo diga nunca.
Motivo: Habilidades mentales Murron
Tirada: 1d10
Dificultad: 4-
Resultado: 7 (Fracaso)
Tuve que tirar y no salió nada. Podrás probar en otro día o de alguna otra manera.
Las respuestas del mayordomo, aunque amables, hicieron hervir la sangre del joven Alistair. Al fin y al cabo, Conrad no era conocido por su paciencia y sabiduría.
¿Que no lo nombre? ¡Pero entonces usted sabe quién es! razonó en voz alta lo que ya era obvio para todos ¿Y pues? ¿Va a esperar plácidamente a tener que enterrarme a mi? ¿A mi padre? Ustedes sólo esperan, como el abuelo, a ver quien es digno o no de la casa. Y lo que nos pase a los demás le da a usted igual, ¿no es cierto?
Había dicho la palabra que juró no volver a decir jamás para referirse a Murron casi sin darse cuenta, presa de su rabia.
Tuvo la intuición de sacar el arma y apuntar con ella a Edward pero se contuvo. La calma del cementerio no le inspiraba para la extorsión armada.
Dignos o no, ¡somos personas! Estamos luchando por sobrevivir... ¿es que no lo entiende? se desoló Conrad y, dejando al mayordomo, miró a su alrededor Claro, ya ha enterrado a muchos otros aqui, ¿no es eso? No somos los primeros a los que va a dar sepultura...
Desesperanzado avanzó para reunirse con Murron.
La sensación que le transmitía el mayordomo a Murron pasó de lo extravagante a lo siniestro. No sólo sus palabras traspasaban la línea de la lealtad hacia algo que más parecía extrema devoción; también estaba el hecho de que, en ocasiones, no sabías si te estaba hablando a ti o hablaba solo, o con alguien invisible. A Conrad, no obstante, más que escalofríos le provocó ira.
-Está claro que no vamos a sacar nada de este lunático. Las respuestas tendremos que hallarlas por nosotros mismos-dijo Murron a su hijo cuando se acercó-. No he encontrado nada en la tumba de John. Si quieres, echa tú un vistazo. Yo voy a empezar a repasar el resto de tumbas, una a una, para comprobar todos los nombres.
Empiezo a repasar todas las lápidas que haya para comprobar los nombres. Las que estén enterradas en la nieve, excavo con las manos para ver el nombre. Al mismo tiempo, si hay alguna tumba que no tenga lápida, o lápida sin nombre, o cualquier cosa que me resulte extraña, lo anoto mentalmente.
Murron se fija en las tumbas. Las más antiguas se encuentran en distintos desniveles, hundidas, pegadas unas al lado de otras... Puede que el paso de los siglos haya ido moviendo la tierra pero también ese efecto se produce en las más recientes y modernas.
- Están demasiado pegadas las unas a las otras ¿no, crees Conrad?
- Sí... como si no hubiera espacio para cada sarcófago...
Edward entonces respondió lo que no hizo cuando Conrad le había amenazado:
- No siempre hay un cadaver bajo cada lápida, señores... Y no porque no hayamos hecho el esfuerzo de irlos enterrando... Pero los muertos tienen el mal gusto de no querer permanecer bajo tierra lo que desearíamos los vivos.
Motivo: Inteligencia Conrad y Murron
Tirada: 2d10
Resultado: 4, 6 (Suma: 10)
-Maldita sea Edward, ¿Está diciendo que los muertos han salido de sus tumbas?¿Cadáveres andantes?
O definitivamente Edward confirmaba su locura o la situación era peor de lo esperado. Ya no hablábamos sólo de espíritus, sino también de monstruos de carne y hueso. Un auténtico relato de terror como los de los panfletos de un penique. Murron ya no sabía qué pensar. Demasiadas cosas extrañas estaban sucediendo que ponían a prueba su cordura. En un intento de mantener la razón, quiso pensar que esos movimientos de tierra y supuestas desapariciones de cadáveres posiblemente se debiera a vulgares ladrones de tumbas.
¿Ladrones de cadáveres? ¿Necrófagos? ¿Muertos vivientes?
Ninguna de aquellas causas le agradaban. Se dirigió a Murron y cogiéndolo del brazo se lo llevo a un aparte.
Si nos sale con cuentos góticos, de este no vamos a sacar nada... razonó en voz alta Estoy seguro que la viuda del muerto tendrá una visión menos "romántica" de la situación. Una postura quizá más cercana a la nuestra. Creo que convendría hablar con ella....
E intentó llevarse al cochero del codo en dirección a la cripta dónde la viuda dijo que velaría el cuerpo de su esposo carbonizado.
En cuanto pueda, salgo para la cripta.
Si quieres venir...
Murron se encogió de hombros y siguió a Conrad en silencio.
Acompaño a Conrad.
- Brrbrbrbrbrbrbbrbr - Dougal tiritaba quizá inconscientemente quizás para entrar en calor. La nieve parecía atravesar el chaquetón que le cubría.
¡Albert! ¡Robert! - gritaba a cada paso - Vaya con los Knight. Que ni uno se haya ofrecido para batir los alrededores... Parece todo pose. Y para uno que parecía interesante, Harold, ¡cree que le estoy acusando!. Si lo decía para remarcar lo ridículo de la suposición... - ¡Os están buscando! - terminó de gritar.
Al ver que nadie le contestaba y no veía huellas por la nieve. Dougal se acercó a observar la estatua en la que no se había fijado en la ceremonia de Molv.
Dougal es pintor. Está acostumbrado a retratar el cuerpo humano y por ello, sea pintura o escultura, en seguida sabe captar la intención artística de la estatua en pose de baile... ¡y no tiene ningún sentido! Si estuviera bailando deberían estar sus rodillas arqueadas, aunque tiene la cabeza baja y la mirada fija, no parece estar haciendo reverencia alguna... Un brazo roto y el otro flexionado, como pellizcando el aire... Además del brazo es como si a la figura le faltara algo para que pudiera tener un sentido estético...
Cuanto más se acerca a la estatua y más se concentra en su figura parece que el frío amainara. El interés por entender una obra parecía hacer moverse más rápido la sangre por el cuerpo del pintor, o quizás simplemente era que enfocaba todo su interés en algo haciendo que cualquier otra cosa desapareciera. Hasta el punto de olvidarse de la razón por la que se acercó al exterior, Robert y Albert.
¿A dónde mira? - piensa intentando seguir la mirada de la estatua - No bailas.... ¿por qué iba a bailar una estatua sobre un cementerio?
Otra cosa le sorprendió a Dougal cuando esperaba en el cementerio. Nadie más salió de la casa. ¿No se suponía que habían mandado criados a avisar a Scotland Yard? Debería haber visto a alguien. Mientras se hacía de noche vio a su sobrino Conrad salir de la cripta al lado del cementerio y le hizo esa observación
- No ha salido ningún criado a dar el parte que Charles Knight les mandó. No sé si alguien les habrá dado otra orden o les habrá pasado algo o...
- Hmmm, yo no me fiaría de ninguno de ellos... - dice Conrad esgrimiendo su revolver
- ¿Crees que están impidiendo adrede que alguien nos ayude?
- Solo sé que he estado en la cripta y esa vieja ama de llaves pretendía seguir a los demás por un pasadizo subterráneo que hay allí. Por sus ropas y sus utensilios, te aseguro tío Dougal que esa arpía los ha recorrido más de una vez...
Como habéis tenido menos papel al estar más solos, os añado este diálogo extra antes de ir al Gran Comedor.