La movida es que con Harry vivo solamente se puede salir de la mansión a caballo, y con siete personas no puede, por eso uno devuelve la flecha y los otros seis se largan. Otra cosa es que un pringao (XD) decida matar a Harry. Si muriese, que va a ser que no, ya no hay necesidad de utilizar los caballos y sobrevivirían los siete. O eso he entendido yo.
¡Espera Harold!! Quizá esto te ayude -dijo Elizabeth mientras terminaba de anudar a la ballena que había soltado de su can-can los cordeles dorados que anudaban las cortinas de las ventanas del carruaje. Las tensó bien y el resultado final fue un arco... - ¡Tal vez te sea útil! Debes tirar con fuerza y tener puntería, pero, tu eres el más preparado de los que estamos aquí. Si tu lo consideras, úsalo, si no, descártalo, tuya es la decisión.
Elizabeth le agradeció sinceramente con su mirada la enorme valentía que estaba mostrando su sobrino, sacrificando tal vez su propia vida...
Este post ha sido cortado por la dirección estética de la película.
La suerte estaba echada. Cuando las ruedas del carruaje empujado por Murron comenzaron a girar, Harold supo que ya no había vuelta atrás.
Miró por última vez a aquellos que el destino había decidido que debían sobrevivir a aquella pesadilla, sobre todo miró a aquella que le dio la vida, que le amó desde que estaba en su seno y que le había inculcado ese sentimiento de entrega que ahora ardía en su pecho. Las lágrimas anegaron sus ojos cuando volvió la cabeza para enfrentarse a su sino.
Pensó en la fría mañana en la que llegaron a Green Arrow en esa misma carroza, acompañados por aquel irreverente muchacho.
La carreta comenzó a descender por la cuesta.
Pensó en todos aquellos con los que apenas había podido hablar, enfrascados en pesquisas, tratando de sobrevivir.
La velocidad fue en aumento despeinando al joven encaramado tras el carruaje.
Pensó en todas aquellas sillas que se fueron quedando vacías, noche tras noche, mientras la casa los devoraba poco a poco.
En aquellos momentos la carreta era imparable.
Pensó en Rhona, su compañera de aventuras en aquel corto periodo de tiempo, pero que para él había sido como su vida entera, sintió como los pendientes de plata tintineaban en su bolsillo al son del traqueteo del carruaje.
El final del camino se precipitaba a su encuentro, Harry, como odiaba ese nombre, se hacía cada vez más grande, y se sorprendió pensando en Piers. Nunca imaginó que su último pensamiento sería para aquel hombre que había sido una sombra en su vida, siempre ausente y que cuando estaba presente solamente sabía instruir y educar tan rígidamente a su hijo, pero así fue. Mientras se lanzaba a toda velocidad hacia la muerte solamente pudo pensar en que su padre por fin estaría orgulloso de él.
Y fue cuando llegó al final.
La carreta se encajó en la verja, con un golpe que la convirtió en un amasijo de astillas, mientras lanzaba al joven por los aires, directo al Duque Sangriento, directo a la muerte. El choque contra aquel ser fue como colisionar contra un muro, solo que más doloroso, no solo golpeó su cuerpo, si no también su alma. Calló al suelo con la certeza de que tenía varios huesos rotos, con un hilillo de sangre derramándose por las comisuras de sus labios y levantó la cabeza para enfrentar a su asesino cuando se dio cuenta de que la flecha de esmeraldas estaba clavada profundamente en el cuerpo de aquel engendro demoníaco.
Motivo: Matar a Harry
Tirada: 1d10
Dificultad: 4-
Resultado: 4 (Exito)
Jeanne se quedó helada al escuchar a su hijo.
Lo miró, sorprendida, y miró al resto, esperando que alguno le dijese que estaba loco, que se bajase de aquella carroza. La idea de su prima era, simplemente, un suicidio. Pero las palabras de Murron hicieron que se volviera hacia él, apretando fuertemente los puños, y, le iba a decir algo, cuando un movimiento la distrajo. Su hijo se subia a la maldita carroza. No había tiempo, lo iba a hacer.
-Harold, no lo hagas, tiene que haber otra opción-le dijo poniendo su mano sobre su espalda, atrapando sus dedos entre su ropa, angustiada. Sentía que su hijo corría hacia una muerte segura-Sé que lo haces por tu padre, pero es un suicidio, ¿no lo ves? -intentaba pensar rápido, Murron ya se apoyaba en las maderas, listo para empujar-Baja, por favor. No puedo dejarte ir. Pensemos otra opción. Pensemos. Debe haber otra opción. Quizás... quizás...-intentaba pensar rápido, intentaba tener una idea feliz como tenía su prima tantas veces, intentaba salvar a su hijo. Si le pasaba algo ella... ella moriría sin él. Aquella idea fue tan clara como lo podía ser, fue una verdad reveladora-Baja de ahi, Harold. Lo intentaré yo, primero. Si fallo, tu eres el que podrás llegar hasta la flecha antes y más rápido que los demás, estás acostumbrado a largas carreras y podrás hacerlo.... -sintió que sus dedos se tensaban en la ropa de su hijo y miró horrorizada como la carreta comenzaba a moverse cada vez más rápido empujada por Murron-Harold, por favor...-suplicó a su hijo antes de empezar a correr unos metros junto a él, hasta que su propio vestido hizo que tropezara y terminase en el suelo. No sintió ningún dolor al caer, solo vacio en su alma. No había marcha atrás y no podía dejarlo ir así-¡Harold!-grito-¡Suerte cariño! ¡Sé que lo harás! ¡Puedes hacerlo! ¡Vuelve sano y salvo!
Piers la habia dejado y su hijo corría hacia un peligro evidente. Sabía por qué lo hacia, bien sabía por qué lo hacía, pero era su hijo y ella su madre. No podía verlo morir. No podía. Estaba llorando.
Su mirada, borrosa por las lágrimas, se clavó en su hijo, agarrado a aquella carroza que cada vez descendía más rápidamente a su destino. No escuchó el ruido de la madera al romperse en mil pedazos. No escuchó nada, ni siquiera su propio grito al ver que su hijo era empelido por la fuerza del choque directamente a los brazos de Harry. No quería ver aquello, pero sus ojos se negaban a cerrarse.
Green Arrow era la flecha.
Harry la diana.
Y otro Harry, Harold Benjamin Knight, era el arco.
Lanzado a toda velocidad desde la carreta, cuando incrustó aquella flecha de esmeraldas en la armadura, notó como se hundía y tocaba algo tan oscuro y podrido que al sacar la flecha, aún en aquel estado de shock, sintió miedo de lo que pudiera salir por la herida abierta.
Harry gritó mientras gritaba su nombre. ¿O tal vez era el de Harold?
Fuera lo que fuera, todo parecía haber cobrado sentido de repente, que otro Harry, descendiente de los Knight le diera muerte después de que dos familias hubieran trabajado juntas para de nuevo volverle a mandar a la tumba...
Aunque eso acabara con su vida. Porque Harold no tenía la menor duda que ese enorme demonio que se desintegraba ante sus ojos a la vez que la casa entera se hacía pedazos... le arrastraría con él al otro mundo.
Y cuando el dolor empezó a hacerse insoportable así como la certeza feliz de que había sido capaz de matar al Duque Sangriento, un brazo le agarró.
Un hombre anciano pero de rostro pícaro y fuerte le sostuvo hasta que Harold pudo volver a incorporarse y girarse justo a tiempo de ver a Harry desaparecer para siempre con el mismo aullido que aquella grieta bajo los cimientos de Green Arrow soltaba al cerrarse.
- Lo has hecho, Harold, lo has hecho. Has acabado con él.
Harold tardó en reaccionar y entonces reconoció aquel rostro...
- ¿Abuelo John?
- En realidad es bisabuelo, Harold. Tú me has convertido en ello. ¿No es curioso que precisamente el único de mis descendientes de tercera generación sea quien por fin lo haya logrado? Pero, claro, no estuviste solo en esto...
- ¿Madre? ¿Murron? ¿Elizabeth...? Están todos bien...
- No me refería a ellos, muchacho. Mira.
Y al girarse pudo ver en el Gran Comedor de la sala a todos sentados: A sus primos Albert y Eleanor, a su tío Charles y su tío Johan, a sus primos Robert y Molv. Y También a los Alistair... A Jesse y Malcolm y Conrad y al pequeño Arthur... Y por supuesto a Rhona que estaba más guapa que nunca. Y a su padre...
- Piers, oh dios mío... ¡Harold, estás bien! quien acababa de entrar por la puerta era su querida y valiente madre. Ella también estaba viendo a aquellos seres de luz.
Meghan rompió a llorar y entonces vio que su pequeño no estaba solo... Iba de la mano de Duncan, su amor... el niño estaba con su padre y ambos le sonreían con esa misma cara que ambos ponían cuando ella se preocupaba de sus achaques y que quería decir "al final todo estará bien"
Murron vio como su hermano Malcolm ya no estaba en llamas y señaló a Mary Jane, la cual agarró fuerte la mano de su tío. Hasta su hijo Conrad sonreía sin ápice de maldad aceptando aquella adopción.
Charles y Eleanor sonrieron a Elizabeth y ella buscaba con los ojos a su amor que le miró distraída mientras seguía jugando al ajedrez con su cuñado Molv. Su hermana le hizo un gesto severo y luego dirigió un guiño cómplice a Elizabeth que estaba al lado de Dougal. ¿Qué habría querido decir con eso Elizabeth?
Dougal vio a todos sus hermanos allí reunidos. Él y Murron debían estar más unidos ahora que nunca. Eso hacían los Alistair, aquel atajo de salvajes escoceses que habían logrado sobrevivir a la peor de las pesadillas.
- Gracias, gracias a todos... - dijo Mary Jane que al ver de nuevo a su madre y a su abuela había perdido su rictus impenetrable y su mirada volvía a tener vida. Gracias Johan, papá... hermanita...
Todos fueron desapareciendo con un John F. Knight que dirigía la despedida agitando el brazo como quien ve a un barco zarpar en el puerto.
El salón quedó vacío. Nada había sido destruído. Aquella casa centenaria estaba al fin limpia del mal.
- Enhorabuena, señores.... - dijo Edwards- Mañana mismo contrataré más servicio. Será un placer pasar los años que me quedan a su servicio...
Jeanne no sabía qué decir y miró al resto:
- ¿Vamos a quedarnos aquí? Después de todo lo que ha pasado.
- Sí madre- respondió Harold contemplando la flecha en su mano- Soy el nuevo guardián de Green Arrow.
EPÍLOGO: LONDRES, FIN DE AÑO DE 1913
- ... Y ese, señoras y señores, es el por qué del nombre de esa magnífica casa.
H. Laurie llevaba casi tres horas hablando ante una audiencia entregada que le había escuchado entre gritos de asombro y risas todo el relato. Cuando terminó todo el mundo aplaudió aunque el tono de los aplausos era dispar, yendo desde la emoción a la mofa.
- Maravillosa historia, Laurie, para que luego digan que los notarios no tenéis sentido del humor. Claro que muchos de tus detalles no se sostienen, fantasmas y brujería aparte, creo que si todo eso hubiera pasado, ahora mismo el Rey Jorge no sería nuestro monarca sino esa dinastía legendaria de héroes malditos, jajaja. ¡Y además la has contado como si hubieras estado allí aquella "primera semana del año 1898" cuando lo que dicen es que huiste de allí el primer día como alma que lleva el diablo, jajaja!
- ¡Porque me la han contado, querido, recuerda que después de aquello tuve que arreglar los papeles de aquel maldito testamento! Y no ha sido la única vez que les he visto. Cuando murió la Vieja Tata organizaron un funeral y también acudí...
- Oh, eso nos lo tiene que contar, Mr. Laurie- dijo una de las damas de aquella velada- He oído que fue algo realmente extravagante... ¡Una fiesta!
- Oh sí... es que Green Arrow ha cambiado mucho en estos quince años. Ya no es ese lugar sombrío y extraño... o siquiera serio. Dense cuenta que su madre Jeanne era una actriz parisina. Creo que algo de eso se ha contagiado a esos muros. Creo que Harold a veces echará en falta cierta mano férrea militar.
- ¿No se ha casado, verdad? Es ahora el caballero soltero más codiciado de Inglaterra- dijo un señor de voz aflautada con tendencia a la exageración- Lastima que se prodigue tan poco en los eventos sociales. A ver si cuando Ebenezer muera puedo ir yo al funeral. ¡Estoy deseando conocer esa casa!
Una joven muy bella, algo bebida se rió escandalosamente mientras el primer interlocutor preguntaba:
- ¿Ebenezer está vivo? ¿Cómo es eso posible?
Laurie se encogió de hombros y se sirvió otra copa de vino. Ahora que tenía a toda aquella gente escuchando no hacía falta siquiera dar detalles precisos
- Nadie lo sabe... ordenando la mansión los días siguientes apareció de repente detrás de una estantería de libros, desorientado pero indudablemente vivo. Y aunque va a llegar a los cien años dicen que solo su mal carácter es más fuerte que su salud, así que yo no contaría con ello... Quien sí se casó fue Meghan. Con aquel escritor escocés. Y que volvió a las Highlands. Es la única que ha decidido salir de esos muros y rehacer su vida aunque sigue acudiendo todas las Navidades a visitar a su familia.
- Oh, creo que vamos a tener que usar a nuestros hijos entonces, querido- dijo una mujer cogiendo del brazo fuerte a un no tan atento acompañante- Verán, mis hijos van al Colegio con los hijos de Dougal y Elizabeth... Jesse y Eleanor, se llaman... mellizos, claro, ¡e hijos de una pianista y de un pintor!... Nada en esa familia es normal.
- También pueden apuntarse al servicio- dijo Laurie con malicia- Edward está ya demasiado mayor para atender ciertas labores. Estoy seguro que no les importará limpiar excrementos de caballo con tal de saciar su curiosidad, y si Murron es un noble señor y a la vez se encarga del cuidado de todos esos caballos que tiene ahora. Es feliz dedicado a la tierra.
- Eso he oído- dijo un hombre mientras jugaba con la vela del candelabro- ¿Y su hija Mary Jane? No he oído nada de ella en estos años. ¿Está ingresada en algún manicomio o la tienen encerrada en el sótano?
La bella joven de cabellos pelirrojos majestuosos se acercó al hombre y le miró fijamente.
- Quien ve morir a su familia a veces queda algo trastocado, ¿sabe? Pero cuando uno pasa por una semana tal cuál la ha descrito nuestro anfitrión, cuando descubre que los vivos y los muertos pueden seguir aterrorizando o amando... tal vez sienta el deseo de vivir aún más la vida. Y de acudir a fiestas como esta a seguir escuchando relatos de terror que luego acaban en sonrisas de complicidad.
Todos miraron de repente a aquella joven. Laurie abrió los ojos como platos. No se había dado cuenta que su invitada era...
... Y tenga cuidado- le dijo agarrando con decisión su brazo
Las velas están para otra cosa. No querrán que salgamos todos ardiendo ¿verdad?
FIN DE LA HISTORIA