Partida Rol por web

Johan soñó con los túneles en que en los últimos días pasaba sus horas. Todo ese entramado de pasadizos excavados en la piedra, sin luz ni ventilación, oscuros y misteriosos como toda aquella mansión. 

Seguía soñando cuando sintió frío y cansancio en sus pies, después de recorrer decenas de veces los mismos recovecos, perdido en el laberinto subterráneo. Se detuvo intentando coger algo de aliento y un vaho frío salió de sus pulmones cansados. 

Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba despierto. Despierto y en los pasadizos de Green Arrow. El miedo paralizante que sintió después corroboraba que todo aquello era real. ¿Cómo había llegado allí? ¿Cómo salir ahora de ese lugar? 

De espaldas a él, envuelto en una túnica y sentado sobre una vagoneta replenta de piedras, vio una figura inquietante que parecía temblar ajeno a su presencia. 

Un día duro, y ahora allí de nuevo también por la noche, por un momento se preguntó si era sonámbulo, pero llevaba mucho rato consciente de estar caminando, buscando por todos lados las marcas de carbón de Charles, pero tras un rato, se percató de que no podía ser eso, además ese recurrente dolor de cabeza le hablaba claramente diciendo que eso no era ningún sueño.

Se preguntó si lo que vivió el pequeño había sido igual de real, y de serlo, ¿de donde sacó un muchacho tan pequeño el valor? Hubiera insistido en su hipótesis de haber llegado sonámbulo hasta allí, pero cuando "sintió" más que ver al hombre cubierto por lo que debía ser una prenda de abrigo, supo que aquello no era normal, supo que de algún modo estaba y a la vez no, en el lugar que él conocía.

Algunos de aquellos incrédulos, creerían en aquel ente como en alguien del servicio o como uno de los desaparecidos, pero no Johan, la casa le había escogido para jugar con él, y debía entretenerla ¿o quizás solo era casualid que esta vez le tocara a él? - piensa Johan, piensa - aprovechando que aquella persona aun no le había visto o no se había percatado de él, se apoyó en la pared, y buscó pensar y recordar los rincones que más había visto esos días, lados más o menos pronunciados, curvas más o menos cerradas. Todo servía mientras acariciaba su blanco mechón, buscando calmarse y pensar fríamente.

Tarde o temprano tendría que tratar con aquel tipo, pero no le gustaba demasiado tratar con los demás si no era estrictamente necesario. Solo hablar con el nunca sería su estilo, hasta que su pensamiento llevó la posible charla a su campo - un trato - si como le pasó al pequeño aquel era un tiempo pasado, la palabra dada era un poderoso deber moral, siempre le había gustado eso de "la palabra es ley".

En un esfuerzo de valor se decidió a hablar - no se quien es, tampoco es mi deber saberlo, pero puedo prestarle mi ayuda si me asegura que usted me ayudara de salir indemne de aquí, me gustaría escribir sobre esta extraña experiencia, y podría plasmar lo que usted desee que incluya - por un momento pensó en huir, pero su resistencia no era demasiada, y si tal como sentía, la casa jugaba con él, no le dejaría ir tan fácilmente. Para hacer un trato en cambio, solo necesitaba pensar, oferta y demanda, y no le cabía otra posibilidad que ofrecer sus servicios de escriba.

El minero se dio la vuelta entre temblores. Su rostro cadavérico no podía ser el de nadie vivo pero un fulgor rojizo en su mirada le convertía en un alma errante o tal vez endemoniada. El minero se levantó mientras seguía temblando y alzó un pico contra Johan. 

Socializar no se le daba bien, y creyó que un trato no necesitaba de ello, si no de inteligencia y saber sacar provecho de sus cartas, un grato error para la casa que iba a reír a su costa, ver su rostro encogió la garganta del pobre escriba y su dolor de cabeza no le dejaba pensar debidamente. Hizo un esfuerzo por sobreponerse y al ir.a dar un paso atrás notó como su pié se apoyaba en la pared a su espalda.

- no hace falta mostrarte brusco, no es una orden ni nada por el estilo - la saliva que tragaba era seca y difícil de arrastrar garganta abajo -noto que no te caigo bien, no busco que seamos amigos, solo llegar a un acuerdo en el que gganes tu, y en el que no pierda yo - incluso le daba miedo respirar profundamente, quería salir de allí tanto costaba de entender, ni podía saber que ocurría en realidad ¿solo sería un desaparecido más? - puedo escribir [...] lo que desees - pensar era inútl, solo disponía de su trabajo, que más podía hacer en esa situación que no fuera "decir algo", el miraría de vivir como pudiera, se lo debía a su madre - puedo buscar lo que quieras (glup) debo honrar a alguien, la única persona que me dio una oportunidad, solo dime que quieres que haga.

Johan intenta hablar con ese hombre, utilizar sus conocimientos de escriba para proponerle un pacto y así seguir la que ha descubierto es su misión en Green Arrow: Dar testimonio de todo lo que allí haya ocurrido. 

Por eso cuando el fantasma clava su pico de minero en su pecho lo primero que siente es una mezcla de incredulidad y frustración. Aquel muerto no entiende de pactos ni de legados. Solo de cavar durante horas sin luz hasta dar con el mismo infierno en el que permanece desde hace siglos. 

La sangre que sale a borbotones del pecho mientras sus rodillas se quiebran y Johan cae al suelo de la mina le hacen tomar consciencia de que es su último aliento. 

Y es finalmente la muerte lo que une al minero y al escriba en un último instante en que sus ojos muertos se encuentran.