Partida Rol por web

 Conrad no daba crédito a lo que oía y veía. Desde anoche parecía haber envejecido cinco o diez años... claro que eso lo devolvería a su edad real. Digamos, simplemente, que para él se habían acabado las bromas y la juerga.

 La vieja guardia de los Knight sacaban los dientes y por una vez su padre lo defendía. Sin ser muy consciente de lo que hacía, Conrad se puso a su lado, incluso un paso por detras de él, por primera vez desde que era pequeño.

 Se encaró con Piers y Charles, entendiendo que Ebenezer era muy mayor para representar una amenaza real. 

 La explicación que buscan es, en realidad, muy sencilla. No poseo una dirección fija en estos momentos, así que me desplazo con todas mis pertenencias, que no son muchas. Entre ellas había un revólver, así es. Pero no lo traje "a la lectura del testamento", simplemente, viene conmigo. También llevo encima un cuchillo, si desean saberlo. mostró orgulloso la que consideraba su arma principal, pues no era muy diestro disparando.

 ¿Un grupo de gente sin antecedentes criminales o violentos? ¿De verdad cree eso? Entonces es usted un iluso, amigo. se río sin ganas ante la cara del explorador.

 No traje el arma con ninguna intención. Pero ahora que ha habido un asesinato "y medio" le aseguro que no voy a soltarla. obvió de momento que el arma no le había ofrecido ninguna protección, pero se sentía más seguro con ella ¿Quiere llamar a la Guardia Real? Hágalo. Y yo pondré una denuncia contra su família y esta casa por la muerte de Molv y por el ataque sufrido en mi persona. Su abuelo dice que no nos creeran, y que "esto es lo que hay", pero se me ocurre que pueda ser una buena manera de comprobarlo.

 Finalmente, altanero y recuperando su punto gallito habitual, se dirigió a la sala en general.

 Finalmente, hombres y mujeres de Green Arrow. Si las palabras de John Night son ciertas, hay aqui un mal que nos atenaza y contra el que nadie, ni el ejercito ni scotland yark, son sus palabras, puede defendernos. Yo propongo que nos defendamos nosotros mismos. Si alguien está interesado en crear un grupo de autodefensa, una "resistencia" vamos a llamarle así contra los espectros... o endemoniados... de este lugar, que contacte conmigo.

 Miró a su padre con un último caer de ojos por si él quería ser el primero en unirse a tan "distinguido" grupo.

-Vive Dios que no siempre estamos de acuerdo hijo, pero ahora no puedo más que suscribir tus palabras. Cuenta conmigo para apoyar cualquier idea que nos defienda de esta amenaza-dijo a Conrad, y prosiguió-. Damas y caballeros, entiendo su preocupación, pero creo que, en lugar de pedir a Conrad que deponga sus armas, todos deberíamos armarnos lo mejor posible. Tenemos una amenaza común, que según padre no va a distinguir entre Knight o Alistair. Y también, según él, sólo hay un arma que puede acabar con dicha amenaza. No obstante, a mí me hará sentir más tranquilo tener una pistola, un rifle, una daga o cualquier cosa a mi lado cuando llegue la noche. Si tienen un arsenal en esta casa, consideren darle uso cuanto antes. Mientras tanto, y en vista de que parece que nadie conoce a ese tal Harry, deberíamos tratar de indagar sobre él. Yo voy a ir al cementerio, pues los nombres a veces se pierden en nuestros recuerdos, pero siempre permanecen escritos en sus lápidas...

Escuchó a aquellos Alistair hablar de armas y a Elizabeth le recorrió un escalofrío… Nunca había sostenido un arma en sus manos, ni había imaginado nunca tener la necesidad de hacerlo… Escuchó a su padre hipotetizar sobre la posibilidad de que “Harry” fuese algún pariente desconocido que hubiese venido a reclamar lo que era suyo con la intención de deshacerse del resto… No obstante, algo en su intuición le decía que “aquello” contra lo que se enfrentaban no era humano, y de estar en lo cierto, las armas poco podrían hacer, más allá de esa falsa sensación de seguridad. El abuelo parecía saber muy bien lo que se decía… y los sirvientes parecían guardar en su silencio muchos más secretos de los que su aparente docilidad quería dar a entender…

Elizabeth se había propuesto hallar respuestas, por lo que no dejaba de observar en silencio el vaivén de los sirvientes, sus gestos, las miradas entre ellos, las respuestas de Edward y la Señora Huxon a los invitados… pero nada… eran inescrutables para ella. Pensó que quizá el único que pudiera aportarle alguna explicación sobre la muerte de su cuñado era aquel médico, el Dr. Lawrence, por lo que no dudaría en desplazarse a la biblioteca en su busca. En ausencia de sus respuestas, Elizabeth ya tenía otras cosas pensadas en las que dedicar su tiempo allí… Estaba el piano, estaban los libros, y estaba aquel tablero de ajedrez sin completar…

- Que yo recuerde no hay ningún Harry en la familia. - se llevó la mano a la boca de forma dubitativa. - Hubo una Harriet, una prima segunda por parte de mi madre, creo, una muchacha espantosa que hubo que meter a monja porque ningún varón aceptaba casarse con ella, a pesar de la dote esperpéntica que se le puso. Tenía unas orejas como un elefante, y un lunar con pelos largos como púas de un peine en el centro de la barbilla. Murió hace años, por supuesto. Recuerdo haber ido a su funeral. El embalsamador hizo un buen trabajo y apenas se le veían los defectos. Pero no creo que ella deseara nada contra nosotros. Ni siquiera fue enterrada aquí, sino que se hizo en el convento en el que estuvo, cerca de Yorkshire.

Tras comentar sus batallitas miró a los presentes. Se volvió a colocar el sombrero en su cabeza y se arregló el cuello de la camisa y chaqueta. Como toda su ropa era negra, más elegante y fácil de combinar, no tendría que cambiarse para el luto.

- Me extrañaría que fuera alguien de nuestra familia. Todo el tema de Harry me parece un delirio del moribundo John. Sigo pensando que es alguno de los presentes, más posiblemente un pelirrojo del norte. Pero también es posible que algún enemigo de la familia haya querido aprovechar la situación, y que ese sea el tal Harry. Donde hay dinero hay enemigos. - se aclaró la voz.- Iré a comprobar los archivos familiares por si acaso se menciona a alguno. No recuerdo bien las familias que tenían odio hacia nosotros. Los Ashley nos la tenían jurada por unas tierras de Gales hace un par de siglos pero eso se solucionó mediante una boda, los Anderson por un ganado a comienzos de siglo, pero se terminó pagando. En cuanto a los Croft, el rencor es más por nuestra parte, los muy bastardos...

El anciano siguió divagando sobre nombres de familias en voz baja por un rato. Después se paró un momento a ver si se decía algo interesante, y después de fue la biblioteca.

 Bienvenido a bordo. le dijo a Murron y le apretó la mano.

 ¿Entonces dices que el tal Harry pueda tener làpida aqui, en Green Arrow? lo cierto es que no podía considerar a Murron más que un desconocido. No lo veía como un padre.

 Pero empezaba a reconocer en aquel desconocido formas y maneras que le eran familiares. Comenzaba a sentirse cómodo con su presencia. Incluso se puso a hablar con él en un tono bajo, digno de conversaciones civilizadas.

La vista de buena mañana no era nada alentadora, un muerto, uno calcinado nada menos y el loco relato de su sobrino. "Conrad no tiene una imaginación como Dougal, imposible que pueda mentir, pero mas imposible aun lo que relata, Padre eres un maldito demonio." -Pensó mientras apretaba con fuerza los puños hasta casi sangrar, procurando no perder los nervios por todo aquello, ademas aun faltaba la segunda parte del testamento y al igual que el resto esperaba respuestas.

Tardo mas de lo normal en arreglar su barba y su escaso pelo y cuando bajo ya estaban casi todos preparados para escuchar lo que tuviera que ser. Y como era de esperar el resultado no le gusto lo mas mínimo.
-Y la tercera carta de que trata, elogia a los supervivientes por no dejarse morir, ridículo. -Comento chirriando dientes, antes de ver bajar al notario en dirección a las bodegas. "Estas acorralado amigo, ahora si que no te libras" -Se mentalizo para empezar a bajar, pero las primeras palabras se hicieron un hueco entre el silencio reinante y decidió que el cobarde podría esperar un par de minutos.

-Por que no dejamos de preguntarnos lo que esta bien o esta mal y pedimos explicaciones, Mi sobrino a sufrido el ataque de algo y por las marcas de su habitación a disparado, la pregunta es: ¿Nadie oyó los disparos? Una pistola no es un arma que sea silenciosa que digamos y en plena noche, donde el silencio es rey. Por contra el Knight muerto. -Nunca supo su nombre. -Fue achicharrado, no quemado, donde ademas de en la cocina, supongo, puedes quemar un cuerpo y luego dejarlo sin mas en el suelo, donde están las marcas de quemadura, aun habiendo sido quemado en otro lugar deberían quedar marcas de dejar el cuerpo. -No reparo si la viuda estaba presente. -No entiendo que esta pasando pero parece que la normalidad esta perdiendo el norte. -Y aun así no podía creer semejante absurdos como que la casa matase.

-Y a pesar de todo esto, no se ustedes pero yo e visto al servicio muy tranquilo, así como al Doctor y al Notario, como si ya supieran que esto sucedería y aun así callaron, es mas creo que saben mas de lo que dicen, Así que porque no empezamos a preguntar, porque si tenemos que esperar sentados a que ese Harry venga a matarnos, sinceramente prefiero esperarlo en mi casa, porque según el testamento, no importa donde estemos. "Si tiene nombre es humano y se le puede matar."

Dicho lo cual se acerco hasta el doctor e hizo su pregunta. -Díganos Doctor. Que sabe de la hacienda, a cuentos mas a diagnosticado en esta casa como una muerta inexplicable. De que tenemos que temer exactamente, porque esto no parece obra de un solo sujeto, a no ser que ese Harry tenga cómplices y unos muy competentes.

Sucedió exactamente lo que Piers esperaba. Los de la misma catadura cierran filas unos en torno a otros, apoyándose. A nadie le parece mal ir armado entre gente civilizada, qué va. Dice bastante de la catadura de sus parientes, aunque nada que no sospechase ya.

Lo que más le asombra, empero, es que por seguir con su pretensión de... ¿qué? ¿Inocencia? Algunos sean capaces hasta de tragarse las majaderías del abuelo.

Por supuesto, señor Murron. Después de haber admitido usted mismo que nos consideran "hostiles", lo más normal entre gente que se tiene hostilidad es que todos se armen hasta los dientes como si las armas no las cargase el diablo, y menos aún entre gente que no necesariamente sabe manejarlas. Su lógica es incontestable- comentó con mal disimulado sarcasmo.

Y en cuanto a usted, jóven- dice, señalando con un dedo acusador a Conrad- sí, le digo que efectivamente, está entre gente civilizada. Si no se lo quiere creer, allá usted. Si lo que digo es verdad o no no tiene que ver con la ingenuidad, es fácil de comprobar. Estoy convencido de que si ponemos a nuestro notario a investigar los registros y sale alguien de talante incivilizado, no va a ser precisamente uno de nosotros. Así que guárdese su bravuconería para alguien a quien le impresione, porque le aseguro que a mi no. ¿Quiere hablar de denuncias sin pruebas, con una historia de fantasmas de por medio y un cuerpo tan carbonizado que es improbable que de pistas? Adelante. Pero no creo que salga como espera.

Charles, que envíen a alguien a solicitar la presencia del Yard. Si no quieren ser razonables con nosotros, quizás con ellos sí. Y de paso veremos si es cierto lo que se dice en el testamento, porque con cada lectura me parece más que en sus últimos años de vida, si el abuelo guardó algo fueron los vinos de la bodega,  en el buche. Y Dios me perdone por decirlo, pero ya va siendo hora de que alguien lo haga.

No obstante... dijo, girándose esta vez hacia Murron le doy razón en algo. Las circunstancias de la muerte de Molv son como mínimo inusuales, y el comportamiento del servicio también lo es. Mientras esperamos al constabulario , bien podemos ver qué averiguamos por nuestra cuenta y riesgo. No es como si ahora mismo tuviésemos nada más importante que hacer. Si ustedes cubren el cementerio, yo haré lo propio con la cripta. Es el lugar más lógico para empezar a indagar en una muerte, si uno se para a pensarlo.

Una casa extraña, el recuerdo de lo dicho en la lectura de la primera parte del testamento, saberse rodeada de extraños que no se mostraban demasiado amables, la preocupación porque ese cambio afectara de manera negativa a su hermana, todo ello había conseguido que Rhona pasara esa noche entre sueños intranquilos y sin poder descansar.

Los gritos la sacaron con rapidez del duermevela en el que se encontraba y, sin saber de dónde procedían o quién había gritado, se levantó con rapidez de la cama temiendo que a su hermana le hubiera sucedido algo y, tal cual estaba con el camisón y descalza, se puso una toquilla de lana por los hombros para salir al pasillo siguiendo la dirección de las voces que se escuchaban.

El cuadro que se presentó ante sus ojos consiguió hacerla estremecer. No era el frío que subía desde sus pies hasta inundar todo su cuerpo, sino el recuerdo amargo de la muerte de su madre y su abuela. Se llevó la mano a la boca en un intento por ahogar el grito que pugnaba por salir de su garganta. Pero no fue ella la que gritó sino su hermana.

Fue al reconocer su voz que Rhona se dio cuenta que la niña estaba en la habitación y, cuando intentó detenerla para llevársela cuanto antes de allí, Mary Jane salió corriendo. Era una tontería ir tras ella en aquellos momentos ya que Rhona conocía bien la rapidez y la facilidad con la que su hermana conseguía esconderse y, en una casa tan grande, tardaría siglos en encontrarla.

Preocupada por su hermana, apenas prestó atención a lo que se decía a su alrededor ni a las extraña exposición de su primo Conrad, ni a las recriminaciones y conversaciones de unos y otros, todo en presencia de un cadáver con el aspecto de haber muerto quemado pero sin restos de incendio por ninguna parte.

Además... era extraño, muy extraño, a pesar de sentir náuseas ante la visión del muerto era incapaz de apartar la vista de él, igual que si hubiera quedado hipnotizada, preguntándose porqué aquel cadáver aparentemente recién quemado parecía encontrarse tan endurecido, nada que ver a como habían recuperado a su madre y su abuela.

Fue la voz del mayordomo la que la sacó de sus oscuros pensamientos, saliendo no sólo al pasillo sino de vuelta a su habitación donde se lavó, peinó y vistió dispuesta a acudir a la lectura de la segunda parte del testamento. Algo que en aquellas circunstancias le pareció del todo trivial.

Acabar con Harry... Una guerra que dura quinientos años... Malditos...

Esas eran las palabras que se iban colando en el embotado cerebro de Rhona mientras, a su alrededor, seguían las recriminaciones de unos y otros. ¿Acaso no lo entendían? Algo o alguien en esa casa quería acabar con sus moradores y no iba a descansar hasta que lo consiguiera.

—Las armas normales no servirán para nada tío Murron. ¿No has oído lo que ha dejado escrito el abuelo en su carta? —Negó con la cabeza sabiendo que ciertos miembros de su familia harían oídos sordos a su comentario.

Los reproches entre Knight y Alistair empezaron a levantarle dolor de cabeza y, viendo como algunos presentes comenzaban a irse, se acercó a su padre.

—Papá, voy a bajar a la cripta a darle el pésame a la viuda. Con todo este jaleo aún no he tenido oportunidad de hacerlo. Después intentaré encontrar a Mary Jane... A saber dónde se ha metido.

Las lectura de testamento siempre la dejaban petrificada. Alguien había muerto, más iban a morir. Eso decía. y esta vez, lo creyó. La persona que se atragantó el día anterior con el pendiente estaba ahora muerta. De nuevo, al volver allí su hijo se iba. Su hijo, qué haría ella sin él?

-Esta vez no te me escapas, granuja- dijo, aunque realmente esta vez estaba preocupada de verdad.

Si por ella fuera se irían de allí corriendo. ¿Qué era esa casa que mataba a los herederos? ¿Elegía a gente digna o estaba maldita? Poco importaba, siempre que no les pasara nada a nadie más.

Desde el momento en que Dougal vio el cadáver de Molv el tiempo pareció acelerarse. En lo que parecieron minutos, velaron y gritaron al cadáver Knight, apareció Conrad contando una rocambolesca historia, un médico con una naturalidad pasmosa ordenó el enterramiento del huesped en la misma finca y se procedió a la lectura del resto del comunicado. 

Y todo entre gritos y con el servicio actuando como si fuese un día más. 

- Me.... me iré al lago. Necesito pensar. 

A pesar de las respuestas del Dr. y de Edward, sobre las que reflexionaría mas adelante, los fragmentos de información que tenía iban formando una teoría en la mente de Charles. Lamentablemente, aún no podía compartirla con sus parientes mas cercanos. 

Sin embargo, había obligaciones que cumplir. En principio iba a cumplir con su palabra de comunicarse con los contactos que tenía en la policía, y si era posible, también con Scotland Yard. Pediría que se dé la mayor prioridad al asunto. También pediría que chequeen si un tal Conrad Alistair poseía permiso para portar armas de fuego, y en caso contrario tomaran medidas en el asunto.

Luego llamó a su hija Elizabeth.

- Cariño, no pongo impedimentos en que vayas a la biblioteca ya que estarás con Ebenezer, y me quedaría mas tranquilo si fuera Robert también, aunque no puedo obligarlo. Por favor, si tuvieras tiempo investiga si sucedió algo importante en esta casa en el año 1387, quinientos años antes de esta fecha. Revisa referencias a alguien llamado Harry si puedes, pero también quien o quienes eran los dueños de la mansión en esa fecha, y si algo relevante sucedió aquí o en las cercanías. Yo acompañaré a Eleanor a velar a Molv a la cripta, tranquila, estaré con ella en todo momento.

A Charles le hubiese gustado intercambiar teorías con su sobrino Piers, que estaba dando muestras de ser una persona racional y analítica. Ya hablaría con él luego. Había otros que también estaban dando señales de coraje y raciocinio, pero era mejor obtener algunos datos para poder contrastarlos luego.

Asintió al abuelo Ebenezer. Ese tal Harry no era nadie conocido de la familia. Y, por supuesto, descartaba que fuera un miembro de los Alistair, más que nada, por que el propio John lo había dicho en su carta.

Se volvió al escuchar la voz de su hijo, decidido a abandonar la estancia. Lo detuvo un instante-Harold, por favor, ten cuidado... -su hijo ya era mayor y sabía cuidarse sólo aunque en algunas circunstancias no lo pareciera, pero toda aquella situación era tan particular y diferente que no podía dejar de inquietarle el perderlo de vista. Al igual que a su marido Piers que había decidido bajar a la cripta. Lo miró, intentando decidir que hacer:seguirlo o seguir su intuición. Dudó sólo lo que tardó en escuchar las palabras de Charles a su hija. El había tenido lo misma ocurrencia que ella.

-Iré yo también contigo Elisabeth, puede que en la biblioteca encontremos algún libro o documento que nos de una pista sobre lo que está ocurriendo aquí. Y sobre todo, quien es ese tal Harry y por qué Molv ya no está con nosotros.

Se acercó a Piers un instante, antes de que él abandonase el comedor hacia la cripta. Le agarró con delicadeza de su brazo y lo apretó con cariño. Confiaba en el, pero no le gusta saber que había una pistola cerca y el se acababa de enfrentar con el portador del arma y sus familiares.

-Nos vemos en un rato. Cuidate ahí abajo...no tiene que ser un lugar demasiado agradable. Elisabeth, vamos a intentar averiguar algo en la biblioteca...

Descuide padre –dijo mientras besaba su mejilla a modo de despedida- estaré bien. Ya sabe que me puedo cuidar sola. Intentaré buscar la información que me dice.

Se despidió de su marido Robert acariciando cariñosamente su hombro, dejándole libertad para que éste decidiera su próximo destino, mientras se encaminaba hacia donde se encontraba Jeanne, quien se había ofrecido a buscar con ella información sobre la casa.

Creo recordar que la abuela, cuando éramos pequeñas, nos habló a mi hermana y a mi de un libro donde se contaba la historia de Green Arrow. Al parecer cuenta la historia del pasado de la mansión y sus inquilinos… No sé si se encontrará actualmente en esta librería. Ni siquiera sé si su existencia es real… Antes no me dio tiempo a buscarlo, quizá con tu ayuda y con la de aquel que quiera colaborar sea más fácil  - Dijo a Jeanne.

El hombre miró al par de mujeres, no eran las únicas que tenían pensado buscar algo en la biblioteca, y no le importaba que le ignoraran a él, estaba algo acostumbrado, pero si le pareció incorrecto que o tuvieran en cuenta al anciano Ebenezer. Pronto se percató de lo molesto que podía ser para aquel señor molesto tener que depender de una mujer, tal vez si le tuvieron en cuenta después de todo y respondió colocándose al lado del señor y le ofreció su hombro de forma silenciosa, para no interrumpir sus palabras.

- puede apoyarse en mi hombro "tío Eb" - nunca había sabido bien como dirijirse a él, siempre tenía la sensación de no estar a la altura y lo último que quería era parecer insultante.

Edward no parecía especialmente afectado por los preparativos del funeral y se limitó a asentir cuando el anciano Ebenezer le dio instrucciones para que aquello no pareciera tan pagano como empezaba a parecer. 

- Si señor, así se hará. Yo mismo me encargaré que las palas se muevan rápidas en el camposanto para que pronto descanse en la tierra el cuerpo del señor Knight

Cuando Charles se mostró iracundo y le pidió respuestas, aún sonrió más mientras le decía: 

- Los mayordomos no sabemos dar respuestas, señor, solo obedecemos. Permítame recomendarle que busque primero las preguntas

Albert estaba demasiado noqueado por lo que acababa de ocurrir. Llevaba años entregado a la más férrea disciplina de la mejor academia de medicina y ahora sus ojos no daban crédito al estado del cuerpo de Molv. 

Más que horror sintió que su escala de valores y creencias se tambaleaba. Así que desapareció en cuanto se hizo la lectura del testamento buscando algo que no sabía lo que era, ni si estaba en aquella casa o dentro de sí. 

Malcolm tuvo una reacción menos extrema que la de su hija menor pero, al igual que ella, él también revivió la tragedia de la muerte de su mujer y de su madre en aquel espantoso incendio que ahora le parecía estar relacionado con todo el horror que había escuchado en la lectura del testamento. 

En algún momento del día todos recordaron las misteriosas palabras del Doctor Lawrence respondiendo a Jesse Alistair justo antes de irse: 

Díganos Doctor. Que sabe de la hacienda, a cuentos mas a diagnosticado en esta casa como una muerta inexplicable. De que tenemos que temer exactamente, porque esto no parece obra de un solo sujeto, a no ser que ese Harry tenga cómplices y unos muy competentes.

- No diagnostico, certifico muertes. Muertes que si ni la Iglesia ni las Universidades saben dar respuesta no pretendan que un anciano doctor ofrezca respuestas. Necesito un whisky y descansar ahora... Esta casa cada vez tiene más escalones.