Partida Rol por web

Escarabajo mira a Khadesa con la rabia pugnando por salir. Su mirada se desenfoca y agarra un puñado de piedras que se mete en la boca y mastica. Curiosamente eso parece calmarle. - Quiero hablar con la pitonisa. A solas. Pensaba que estaba. Pero si sólo está una niña que me habla a mí de dolor me iré.

-Y así es como se monta una tienda. Es como la madriguera del cerdo hormiguero. Os procurará protección frente a los elementos, aunque el frío siempre consigue colarse -el Hiena se puso en pie, una vez concluyó con su faena-. Cuando os hagáis con una tienda, os ayudaré, Mientras tanto, cada noche, uno de vosotros podrá probar con la mía para coger práctica. No somos como el tejedor que nace sabiendo hacer su nido.

Su mirada viró hacia Mentiroso y le vio dirigirse al carro de suministros y sacar de él la madera, que es lo que él hubiera hecho desde un principio. Su boca se abrió en una mueca burlona. El Hombre de Arena parecía haber caído en cuenta de ello, aunque sus protestas, actitud y quejas aún flotaban en el aire, como el desagradable hedor de un intestino afectado por la disentería, dejando claros su difícil carácter y el deseo de llamar la atención sobre su persona, especialmente por su oposición a acatar cualquier orden, incluso las menores.

-No, Campaña, hermano. Mentiroso ya lo ha hecho. Parece haber recordado lo que todos sabíamos. Que basta acudir al carro para tomar lo necesario. Pero podemos seguir intentando averiguar qué son capaces de hacer nuestros hermanos. Será bueno que lo escuches y lo recuerdes. Si lo olvido, tú podrás ayudarme. Sicofante, R´Gaa, ¿cuáles son vuestras principales habilidades? Y debilidades. Busco ver de qué somos capaces como manada. Debemos conocernos. Pero acompañadme -dijo acercándose al montón de estiércol húmedo-. Ved. Esto no sirve para la fogata. Está húmedo. Es simple mierda de camello y solo seca sería de utilidad. Jabalí, Caracabra, acercaos. Quiero hablar con vosotros. 

-La curiosidad tiene sus atractivos, pero solo cuando se alimenta. Mantener tirante el sedal, puede hacer que la presa se te escape -dijo el joven analista-. Pero esperaré para conocer acerca de tu interés por la chatarra. Mas para tu deseo de estudiarme sí necesito saber. Te gustan demasiado los secretos y has trabajado desde pequeño tu afectación y aura de misterio. Sin embargo, en esta ocasión deberás ser claro si quieres que te dé un sí definitivo. Sé sincero, completamente, y tendrás un aliado. Me gustaría decir que tendrás un amigo, pero dudo que tal cosa sea importante para ti. Aunque quizás me equivoque.

Jabalí se agachó junto a Ponzoña, observando la mierda de camello con ojos críticos. -En las noches en las que hay luna llena y uno necesita pasar desapercibido, puede ayudar. Solo hay que tener las tripas fuertes y no importarte que las moscas se te acerquen y viajen contigo. Ya está un poco seca para eso, es mejor cuando está humeante, se pega mejor al cuerpo, pero aún serviría -dijo poniéndose en pie- Pero no sirve para hacer fuego. Aquí me tienes, Ponzoña. Dime.

-Yo soy buena como exploradora. -dijo mirando hacia Ponzoña. -Se me da bien esconderme cuando me persiguen y cosas por el estilo. Ah, se me olvidaba. Se me dan bien los animales.-miró a Sicofante y acto seguido buscó con la mirada al precioso Recio. Sonrió con afecto.-Debilidades... No sé. Pensaré en ello y cuando lo tenga te lo diré.

El sufrimiento de Khadesa siempre mejora el ánimo de Rastrojo, salvo si va seguido de rayos y truenos.

Maldita bruja blasfema...

Terminó la tarea encomendada y dejó las ramas en el suelo. Es pequeña ofrenda para las llamas, pero ese ya no es su problema. Su problema es el "grupito", esa pandilla de malnacidos que siempre van juntos y se dedican a excluírle. Campaña y Khadesa, Khadesa y Matagatos, Matagatos y Serpiente, R'Gaa y Sicofante, Lengua Negra y Matagatos otra vez, Ponzoña y... ¿adivináis quién? Matagatos... El "grupito", ese club más exclusivo que el ano de Lagrimita. Y en ambos casos, es un club al que no quiere pertenecer.

Debería montar la tienda con sus propios medios, aprovechando que aún había horas de luz. ¿Qué tan difícil podía ser?

Rastrojo sacó del saco, valga la iteración, una lona que envolvía unos palos. ¿Por dónde empezar? ¿Y este cordel para qué será? Comparó los palos por longitud. No había ninguno lo suficientemente largo como para sostener la tienda de la cabeza a los pies. Algunos palos terminaban en punta, como estacas. Otros no. Por otro lado, la lona tenía varios agujeros.

¡¿Qué?! ¡Esta tienda está rota! ¡He pagado cuatro platas por una tienda defectuosa!

Y no podía devolverlo al tendero, ya que se la había comprado a Jabalí. Pero luego lanzó un soplo de alivio.

Entiendo, los que terminan en punta se hunden en la tierra, así que los agujeros son para los palos. Bien, bien...

El siguiente paso era clavar los palos con punta en la tierra. ¿Pero a qué distancia unos de otros? Hizo una prueba. Luego quitó todas las estacas porque se dió cuenta que primero iba la lona.

¡Maldita sea! ¡Qué asco! ¡Que los espíritus maldigan esta tienda infernal y se la lleven muy lejos!

Desplegó la tela en el suelo. Los agujeros marcaban la distancia entre los palos. Tres a izquierda y tres a derecha.

¡Claro! ¡Esta parte es el suelo de la tienda!

Poco a poco la cosa iba hacia adelante, su trabajo le estaba dando. Clavó los palos con pincho, por el agujero y en la tierra. Había visto tiendas triangulares, y la suya iba camino de ser cuadrada. Como consecuencia, rectificó: quitó los palos colocados verticalmente y luego los puso en oblícuo.

Voy bien...

El Hiena asintió cuando R´Gaa comentó sus pericias. Ya la había visto en acción cuando fueron al poblado de los Tres Castores en misión de exploración e intuía sus habilidades, ya demostradas en aquellos días tan lejanos y próximos a un tiempo.

-La mejor es la bosta de hipopótamo, aunque es difícil de conseguir -replicó a Jabalí, confirmando lo que este decía-. Pero con humanos no sirve. A nuestro olfato, solo es mierda. Jabalí, sé que eres guerrero de lanza y te vi pelear, pero me gustaría saber en qué destacas. Pronto tendremos nuevas batallas y debemos trabajar explotando nuestras mejores dotes.

Afortunadamente nada pasó, nada más que no fuera la evidencia de un Ponzoña que no pasaba a Mentiroso, y un Mentiroso que sentía que nadie iba a olvidarse que había sido un Esclavista.

“Mientras esté a mi lado cuando sea necesario me da exactamente igual. Por esa regla de tres La Compañía sería la mitad de lo que es ahora.”

Siguió al Segundo mientras se percataba de la retahíla de palabrotas que salían de la boca de la Pitonisa. Rió, no era para menos.

“Sí, eso está bien. Debería aprender a insultar en Oscuro…”, piensa la joven.

Finalmente llegaron al punto donde Ponzoña pensaba montar la tienda y observó con atención.

“Lona, eso tengo. Y bien que me ha venido. ¡Por los Espíritus! ¡¿Cinco platas por una tienda cochambrosa?!”, negó con la cabeza contrariada. Hubiera pagado cuatro si estaba en unas condiciones aceptables, pero una plata de más era demasiado. No podía quedarse sin nada, o más bien sentía que debía guardar algo para no sentirse sin nada. Sin embargo… No, sí que había encontrado algo muchísimo más valioso. Los recuerdos hicieron que sonriera significativamente.

“Virtudes y defectos… Ahora que recuerdo, una vez Campaña comentó algo parecido. Pobrecito, nadie le hizo el menor caso”, se encogió de hombros. Aprovechó la conversación entre ellos para despedirse.

- Voy a ver… -señaló con la cabeza el lugar donde estaba Rastrojo.

Era todo un espectáculo el lío que se estaba montando con la tienda. Sin embargo, seguro que ella hubiera estado en una posición parecida si no hubiera visto hacerlo. Por lo menos tenía una ligera noción.

- Ponzoña podría ayudarte con eso –dijo cuando el chamán parecía que había descubierto qué parte iba en el suelo- Está enseñando a quien quiera cómo montar una tienda en condiciones, y cada noche alguien le ayudará para que practique.

La Quinta se encaró a Escarabajo.

-¿¿Qué?? Mira, muchacho, no estoy ahora mismo de humor. -No, no lo parecía, realmente. Su rostro era una mueca, mientras se sacudía el dedo, llenándolo todo de gotitas de sangre, un dedo cada vez más hinchado, y morado. -¿Quieres hablar conmigo en privado? Adelante. Ven a mi tienda. ¿Quieres llamarme niña? Perfecto, me siento halagada. ¿Pretendes con ello insultarme? Pues que te aproveche, te sentará mejor que si te tragas esas piedras y te atragantas con ellas. Y ahora, mientras te decides, déjame en paz.

No, no estaba de humor. Se sacó una de las dagas, la del mango de hueso, y afinando los párpados y apretando los dientes hizo un corte limpio, pequeño, en el pulpejo del dedo, del que extrajo un trozo de la aguja de R'Gaa.

Siguió murmurando, esta vez en voz baja. Y se dirigió a su tienda, que Matagatos estaba acabando de montar.

-Hermano, ¿puedes darme un trozo de venda de los que te di? Necesito atarme esto, he tenido que sacarme un trozo de aguja, maldita sea.

Mentiroso, después de haberse resarcido un poco, se acercó a Rastrojo, otro de los "excluidos" de Ponzoña. Le estaba viendo enredar con la tienda que adquirió y parecía obvio que Ponzoña le había escogido a él para sus órdenes no porque no necesitara esa instrucción sobre las tiendas.

- Ponzoña podría ayudarte con eso. Está enseñando a quien quiera cómo montar una tienda en condiciones, y cada noche alguien le ayudará para que practique.

«Sí. Solo que siempre habrá leña que coger, letrinas que limpiar o alguna otra cosa que podamos hacer nosotros», pensó, pero

-Hola, Dedos. -fue lo único que dijo. «Tendremos que buscarnos nuestra propia instrucción».

-¡Por las Arenas, cuántas piezas...! -«¡Invento del demonio! Cosa de los Oscuros, seguro. Si los K'Hlata vamos en taparrabos, y ahora resulta que salimos de viaje y necesitamos nuestras propias tiendas para dormir». Los K'Hlata, menos los Esclavistas y los Hombres de la Arena, como bien le recordó el mercader- Pensaba que esto sería dejarla caer y se montaría ella sola... Deja que te ayude, Rastrojo -sujetó un extremo de la lona que parecía ir en el suelo para que Rastrojo pudiera tensarla tirando desde el otro lado-. ¿Esto va en el suelo entonces? ¿Qué más has descubierto?

- Y eso es la pitonisa asignada a los hostigadores - dice Escarabajo en un tono a medio camino entre la rabia y el desprecio perfectamente audible- Cuando necesites un guerrero recordaras este dia y tu modo de recibir a quien quiso simplemente hablar con la pitonisa de su regimiento. Tras estas palabras Escarabajo se gira, escupe al suelo y se marcha a un punto alejado en donde se sienta

Lanzó una mirada de extrañeza a Mentiroso. Nunca nadie se había molestado en prestarle ayuda en nada. Caratótem, por ejemplo, decía aquello de "inútil incompetente, aprende a hacer las cosas por ti mismo", y luego le decía a Rastrojo que le lavara el taparrabos, que formaba parte del adiestramiento como chamán. Y visto en perspectiva, lo de limpiarle la ropa fue una orden con muy mala idea. Pero aquí estaban, estos dos inadaptados destinados a entenderse.

S... sí... Bueno. El tema va así... Tengo tres triángulos alineados de palos para formar el armazón de la tienda. Pero me sobran piezas. Concretamente estos otros dos palos que no sé dónde van... Los otros terminaban en punta y los pude hundir en la tierra, pero es que los que sobran tienen las puntas romas.

Mientras se explicaba, iba colocando uno de los palos de todas las maneras posibles a modo de ejemplo, para que se viera que no cuadraba en ningún lado. Pero por casualidad la colocó en el vértice del primer y segundo triángulo, y parecía que encajaba bien...

Lo ves, no hay manera.

...pero no se dió cuenta. Era de suponer que el otro palo uniría el vértice del segundo triángulo con el tercero, haciendo un poste horizontal longitudinal sobre el que colgaría la lona.

Y tengo este cordel, que supongo que será para atar los palos unos con otros. Antes de empezar a atar... No me refería a Attar. Antes de empezar a anudar el cordel, quería estar seguro de que los palos sobran, para no deshacer lo trabajado.

MEDIODIA.

Al acercarse Khadesa veo que tiene un corte en uno de sus dedos, no es muy grande pero parece profundo.

-La tienda está lista. Digo mientras le cojo la mano y la acerco para observarla bien. ¿Te has hecho esto con una aguja? No quiero imaginarme lo que harás con las dagas.... Sí, espera traeré una. Coge un poco de agua, te limpiaré la herida antes.

Voy hasta el carro donde guardo las vendas mientras le digo a mi hermana en oscuro. ¿Quien te ha enseñado a decir esas cosas hermanita?

Le limpio bien la herida y le vendo el dedo para que la herida se cierre y no siga sangrando.

-Así estará bien. Ahora os dejo, veo que tenéis asuntos que tratar.

Me despido de mi hermana y de Escarabajo y me acerco hasta donde se encuentra Ponzoña que ha acabado sus lecciones sobre como montar una tienda y parece que está interesándose por las habilidades de todos.

Una gran idea.

A uno de los lados Dedos, Rastrojo y Mentiroso parecen estar intentando montar la tienda del chamán, aunque de momento sin mucho éxito. Me quedo mirando durante un instante hacia el trío como si fuera a decir algo a alguno de ellos, pero después sigo caminando hacia el resto.

-Siento interrumpirte Ponzoña. Voy a hablar con el Cabo Berrinche para recibir nuestras órdenes mientras estemos acampados. Quiero que me acompañes para presentarte oficialmente ante él como mi segundo.

Dicho esto espero a que Ponzoña me acompañe y nos dirigimos hacia la zona de los exploradores.

Mientras nos acercamos a la zona de exploradores aprovecho ese momento de soledad para hablar con mi segundo en privado.

-Aprovecho para hablar contigo ahora que estamos a solas. Quiero felicitarte por tu trabajo, estás demostrando ser un gran segundo. Como me imaginaba la gente te respeta y se muestran más abiertos contigo de lo que lo hacen conmigo y eso siempre ayuda a saber como son y que piensan. Además les ayudas a mejorar y a trabajar en equipo. Siempre hay gente que es más reacia, pero poco a poco conseguiremos un grupo unido.

Hago una pequeña pausa mientras nos adentramos en la zona de los exploradores. Nos cruzamos con Malmirado y llamo su atención.

-¿Puedes avisar a Berrinche? Tenemos que hablar con él.

Cuando Malmirado se aleja en busca de su líder aprovecho para aclarar una cosa a Ponzoña.

-Nunca intentes llegar hasta Berrinche sin avisarlo antes, a los mandos no les gusta y sus soldados tienen órdenes de no dejar pasar a nadie. Y si se trata de Falce siempre tendrás que hablar con Berrinche primero. Algún día puede que Ponzoña tuviera que venir a recibir solo las órdenes o necesitara comunicarse con ellos y debía aprender este tipo de cosas para no encontrarse en situaciones desagradables.

-Antes estuve hablando con Mentiroso. Creo que le ha quedado claro que no debe desobedecer ninguna orden que venga de nosotros, si no también sabe que deberá asumir las consecuencias. Me comentó otra cosa... Dice que te dirigiste a él de forma despectiva. Ahora somos Hermanos de Capa, nuestro pasado debe quedar olvidado y debemos tratarnos con respeto. Si fuera alguno de los reclutas no juramentados no te diría nada, pero en este caso debemos acogernos al juramento, no solo en la parte que nos toca a cada uno, sino en lo que respecta a los demás.

Eso no era fácil de llevar a la práctica. El mismo Malmirado seguía bajo el trato discriminatorio aunque fuera de una forma velada. Yo mismo debería tragarme mis sentimientos si Rastrojo llegaba a convertirse en Hermano Juramentado. No me iba a caer mejor que ahora, pero debería tratarlo con respeto.

La Quinta simplemente ignoró el desplante de Escarabajo. Y era una pena que el guerrero la hubiera abordado en tan mal momento, una pena para ambos, porque Khadesa estaba resentida con la mayoría de los Hostigadores por cómo la habían dejado sola ante la afrenta de Rastrojo, y necesitaba un apoyo, y por otro lado alguien con las malas pulgas del K'Hlata tampoco iba a ser muy popular entre ellos, así que tampoco le hubiera venido mal una aliada.

Pero así son las cosas.

Entró en su tienda tras la cura que Matagatos le hizo, después de agradecerle con un medio abrazo su dedicación.

Con un gesto rápido y seguro, Jabalí sacó una de sus lanzas del portalanzas que llevaba a la espalda. La miró y la sopesó en sus manos. -Es parte de mi, una extensión de mis brazos allí donde ellos no llegan a dar a mis enemigos. Lo mio es luchar, enfrentarme con el enemigo cara a cara. Cuenta conmigo como guerrero. En la mirada de Jabalí brilló el orgullo al decirlo.

Attar, después de traer la madera, había estado observando la clase de Ponzoña, apoyado en el mandoble de su padre. No le prestaba demasiada atención, entre otras cosas por que, ni tenía nada que montar para sí mismo, ni había conocido prácticamente la vida bajo techo desde que murieron sus padres, por lo que estaba acostumbrado a la intemperie.

Berrinche está recibiendo informes de los Exploradores, que parecen cansados tras los días de exploración.

La Sargento Falce está hablando con el Sargento Virote. Después, Virote habla con tres Cabos y los dos Sargentos se alejan hacia el Norte.

Finalmente, Berrinche termina de escuchar a sus exploradores, a la mayoría les ordena descansar.

Entonces atiende a Matagatos y a Ponzoña.

- "Saludos, Hostigadores." -

- Sino y Pelagatos regresan en este momento junto con la Compañía.

- Sin tan siquiera una mirada, Sino se aleja de Pelagatos para reunirse con sus compañeros Exploradores.

- Pelagatos camina hacia la zona de acampada de los Hostigadores, donde parece que ya se han reunido la mayoría. Varios están montando sus tiendas de campaña, otros están descansando.

- Matagatos y Ponzoña han ido a hablar con el Cabo Berrinche.

- Faltan por llegar: Guepardo, Loor, Ojopocho, y Uro.