Partida Rol por web

En cuanto la profesora se exaltó, Ralph se quedó paralizado por un momento. Al menos al final se ofreció a colaborar y quedó en un tono duro, pero justo. No fue hasta que escuchó a Yll y sintió su mano que reaccionó, un poco sorprendido por cómo le describía. Sonrió, sonrojándose un poco, y asintió para recobrar fuerzas. Gracias, quiso decirle, pero tenía razón en que era el momento de defender el trabajo de ambos, habían pasado mucho y sufrido para aquel momento.

Pedí permiso para la investigación, profesora. Y me he asegurado de no usar ingredientes peligrosos, salvo la Raíz de Mandrágora, pero en dosis medicinales, no tóxicas. Lamento no haberle llamado desde el principio pero llevamos casi un mes y no quería ocupar su tiempo en supervisar.

Además de la parte de investigación, quería su opinión.

Se fue hasta la olla humeante y sacó una ración, esta vez menor, en un pequeño cuenco. Lo miró y se acercó a la profesora, ofreciéndoselo mientras hablaba.

Es una versión menor y menos apetecible del Veritaserum, mucho más accesible. Pretendo ayudar con él a otros, aunque también podría ser considerado un artículo de broma, según a quién preguntes. La llamo Confeso -estaba orgulloso de su nada original nombre, le gustaban las cosas sencillas e autoexplicativas-. Hará que diga exactamente qué piensa o qué siente sobre una persona. Lo hemos probado entre dos, pero mi duda es, si hay más de una persona adicional presente, ¿hará decir la verdad sobre la persona más cercana? ¿sobre la que esté mirando en ese momento? No lo sé. Si hace el favor de probar.

Se trataba de un jarabe denso, transparente, con pequeños hilos y pétalos de flor. No era precisamente bonito, pero olía a flores. El aspecto era irrelevante para sus propósitos.

Robert se puso un poco rojo al ver la respuesta de la muchacha, no tenía mucha experiencia en estas cosas pues no había tenido mucho tiempo a lo largo de su vida salvo en el colegio. - Siempre es agradable tomar algo con una chica tan divertida. - Añadió mientras veía como realizaba aquel hechizo del que casi ni se acordaba. No recordaba como se hacía por lo que estuvo bien atento a cómo posicionaba su cuerpo, el giro de caderas, el pecho girado hacia el muñeco.. Un buen repaso completo a sus movimientos. Realizó dos ataques y comprobó como el segundo salió incluso mejor que el primero por lo que intentó ponerse en la misma posición que ella ante el muñeco. - Bueno veamos si eres tan mala profesora como has dicho o si yo tengo tan mala memoria como digo. - Sonrió y apuntó imitando los gestos de Anastasia.

De pronto una ráfaga salió disparada hacia el muñeco, haciendo que este explotara en cachos tan pequeños que sería difícil distinguir qué había sido antes. La fuerza había sido tal que había alcanzado la parte de atrás del aula dejando una marca clara de haber sido golpeada por magia, varias sillas y pupitres deshechos y algunos papeles ardían del calor provocado.- Vaya... parece que algo me acordaba o mi cuerpo al menos. Parece que eres una gran profesora, te debo un café cuando estés libre. - Sonrió de oreja a oreja. 

Venía con una expresión de cansancio, la reunión con Sándor había sido intensa y ahora ya no tenía pruebas, se las había pasado a Martin y al auror para que investigaran, en parte porque creía que si lo hacían por separado podrían encontrar más indicios de lo que estaba pasando pero asumía que tarde o temprano tendría que reunirlos.

Doblo en la esquina cuando se encuentra de lleno con Altair. Sus ojos celestes se abren de par en par, y da casi un paso hacia atrás, el chico era alto, más que ella, aunque Tyler era aún más alto.

— ¿eres su hermano, cierto? — le pregunta, con un hilo de voz prácticamente. — él habló mucho de ti, de sus padres... los extrañaba mucho — había dolor en sus palabras, sus ojos se desviaron. Ella no había podido ni ir al funeral porque estaba grave en San Murgo y no despertó sino dos semanas después del ataque.

Lo soy y lo sabemos. No sé si lo sabes, pero somos, bueno, éramos muy unidos. - respondo con evidente pesar.

La partida de Tyler nos ha afectado mucho a todos. Mi madre está muy dolida, papá se hace el fuerte, pero lo lleva por dentro. - sentencio para luego dejar escapar un gran suspiro.

¿Qué pasó ese día? ¿Puedes decírmelo? Mi madre dice que tu estabas con él cuando sucedió. ¿Es cierto? ¿Viste a quien lo hizo? - pregunto visiblemente alterado.

Si tan sólo logro dar con el responsable de todo este infierno, entonces todo habrá valido la pena.

Ya poco importará habet dejado atrás nuestro hogar, a nuestros amigos, nuestras vidas, para regresar a este maldito infierno que es Inglaterra. - pienso mientras mis manos tiemblan de rabia al recordar todo lo que he perdido y que probablemente, nunca recuperaré.

Trago saliva, dos veces durante el mismo era mucho para ellas pero el chico  merecía saber lo que sabía, pero no podría entrar en todos los demás detalles que circundaban la muerte de Tyler y que ahora la ponía en peligro por la investigación que estaba haciendo.

— es mejor que vayamos a otro lado — le hace un gesto para que la siga, y comenzaron a caminar el pasillo, en silencio aún,

— estaba con tu hermano en la cabaña de cerca Del Valle Godric — la cabaña de la casa de la familia Black — estaba ayudando a su amigo, a Yago y yo lo seguí... y mientras hacíamos los hechizos de resguardo... nos atacaron tres lobos... corrimos y corrimos... él me arrastro pero cuando nos atraparon, lo... lo mataron y a mi... me lastimaron hasta casi matarme — se toca el hombro—él me protegió hasta el último... — su voz se fue contando y debió apoyarse en una de las paredes, con sus manos en su pecho.

Observo a Lauren con seriedad. - ¿Cómo es posible que unos perros pulgosos mataran a mi hermano?

Tal vez Tyler no fuera el más fuerte de los duelistas, pero es un hecho que podía con tres chuchos pulgosos. - sentencio mientras clavo mis ojos grises en Lauren.

Si no me vas a decir la verdad, al menos no intentes tomarme el pelo,  la única forna de que mi hermano hubiera  sidomasesinado por tres chuchos, es que no hubiera tenido su varita a mano. - digo cerrando mis puños con fuerza. 

Algo no cuadraba del todo, en África había visto a Tyler lidiar con cosas más peligrosas que tres lobos, claro siempre con su varita. - pienso mientras miro a la chica en silencio e intento mantener bajo control mis emociones.

Algo en mi interior me decía que faltaba una pieza en este rompecabezas.

A Lauren se le corta la voz, él pudo darse cuenta de otras cosas, pero decirle eso era decirle muchas verdades, la chica se puso nerviosa pero él la cuestionaba, y la puso contra las cuerdas, y siguió presionando, la chica estaba asustada pero sabía que ella debía decirle después de todo era su hermano y merecía saberlo. Hasta ese día no había podido hablar con la familia de su novio.

— alguien los controlaba... yo... escuché un silbido y encontré una varita rota... pero no se mas — apretó los dientes — y... y...  — se quedó callada, con sus ojos sus asustados mirando al chico pues no sabía como iba a reaccionar y qué es lo que haría. Tenía miedo de seguir lastimando a la familia de Tyler. 

Ver a Lauren a punto de quebrarse bajo mi presión hizo que un nudo se formara en mi garganta, esta chica había sido el mundo de mi hermano durante el último año y yo no tenía ningún derecho a hacerle esto. 

En ese momento mis ojos se llenaron de lágrimas y casi rompo en llanto, pues senti que estaba faltándole el respeto a la memoria de Tyler.

Disculpa, no quise exaltarme, Tyler siempre dijo que yo era como un león dormido con mala hostia. - digo con la voz en un hilo mientras bajo la cabeza.

Es que, todo esto es mucho para mi.... yo... yo lo extraño muchísimo, se suponía que este verano iba a presentarte a la familia y ahora siento que lo estoy arruinando.

Mi voz estaba cargada de vergüenza y dolor, lentamente acorto la distancia con Lauren y extiendo los brazos.

Lo siento ¿Me perdonas? - pregunto mientras me detengo a un par de pasos de Lauren dispuesto a darle un abrazo reconciliador.

La chica se queda en silencio, el joven no la estaba culpando y ese era el mejor de los miedos de Lauren, que la familia de Tyler la culparan de su muerte repentina o que culparan a su papa. Todo era posible x aunque aún creía que había sido Corinna para deshacerse de ellos por ayudar a Yago.

— ibamos a los pocos días de que todo pasara — seguía temblando pero cuando le precio abrazarla, la chica dio unos pasos torpes y terminó apoyando su cabeza en el pecho del chico. Por lo menos no había tenido que contarle que era una licantropa y que lo que los había atacado eran  tres licanos.

— todos lo... lo extrañamos, no fue justo. No lo fue — temblaba entre sus brazos, angustiada por lo que había pasado, asustada por los que Sándor le dijo, que terminaría en Azkaban por intentar ajustar a Yago, pero Tyler confiaba en él.

— Altair... debo... decirte algo más — apretó sus dientes — los lobos que nos... que nos atacaron eran licántropos... — por fin le dice, palideciendo al pronunciar esas palabras.

La palabra licántropo me hace palidecer, eso explicaba mucho, Tyler nunca tuvo oportunidad, él había nacido para ser un sanador y yo, bueno, yo era el lado opuesto de la moneda.

Tras un breve abrazo, espero a que Lauren se aparte, pues iba a darle todo el tiempo que necesitase en mis brazos y si Tyler no estaba para cuidar de ella, yo lo haría por él.

Descuida, yo me haré cargo, los encontraré y los haré pagar uno por uno.

Sólo hay una cosa en la cual siempre fui mejor que Tyler y esa es luchando. Encontraré a esos licanos y los haré pagar. - anuncio con seriedad.

Este encuentro con Lauren habia resultado catártico, pues había despertado un poco de mi antiguo yo, pero aún faltaba mucho para que volviera a ser el viejo "Colmillo de Londres" vaya sobrenombre más tonto me había puesto Afogutu.

Recordar a mi viejo amigo me hace sonreír con nostalgia.

SALON DE EXPERIMENTACIÓN

Escuchando las explicaciones me sentí mucho más tranquila, aunque seguía viendo como un fallo grave que no hayan contado con un adulto desde el principio. De todas formas relajé mi actitud y descrucé mis brazos, esta vez mirando con curiosidad tanto el caldero como a los jovenes. El olor de la poción era fuerte pero no desagradable.

-Entonces, ¿la poción me hará decir la verdad de alguno de los dos, sin necesidad de que me hagan ninguna pregunta?- Dije, mientras miraba el cuenco. -De acuerdo. Señor Ward, póngase alejado de mi, y la señorita Folks, quédese cerca.- Dije, mientras movía un poco el cuenco. Dejando mi vista puesta en el señor Ward, pero consciente de la cercanía de la señorita Folk, bebí lo que había en el cuenco.

Chasquée un poco la lengua, sintiendo la textura de los petalos e hilos que quedaban. -Interesante. Estoy gratamente sorprendida de usted, señor Ward. Claramente es mucho más inteligente de lo que aparenta a primera vista.- Dije, antes de sonreír un poco sorprendida por mis propias palabras. Carraspeé un poco. -Bueno, parece que el sentido del tacto desaparece con esto.-

Le alegró que la profesora accediese, quería que Ralph pudiese demostrar todo lo que vale y seguro que si Agatha lo probaba ante los demás su amigo podría sentir que ayuda a los demás y nada me gustaría más que eso. Accedí a las peticiones de la profesora y esperé a ver el resultado cuando lo bebiese, parecía que funcionaba. Yllka miró a Ralph ilusionada y lo sonrió.

- Bueno, espero que eso significa que funciona. ¡Seguro que sí! Eres un genio, Ralph - dije mientras me acerqué a abrazarlo. - Hay que seguir con esto, probar más cosas. ¿Cómo quieres que sigamos, Ralph?

En efecto, sin preguntas. Una confesión.

Confirmó a las preguntas que le hacían, acto seguido Ralph obedeció a la profesora, pues confiaba en su criterio, y asintió cuando estuvo colocado donde le habían indicado. Las palabras de la profesora hicieron que sus ojos se abriesen bastante por un momento y dijese una única palabra.

Wo.

Que enseguida fue sucedida de otras, más normales y con más sentido.

Gracias, profesora. Significa mucho viniendo de usted -estaba siendo completamente sincero-. Y en efecto, el tacto desaparece. Es una verdad cruda. Entonces... funciona con el sujeto al que esté mirando. Un momento que lo anote, por favor.

Al dar un par de pasos sintió la sonrisa de Yll, sus palabras y su abrazo posterior, lo que hicieron que el chico se quedase completamente quieto en un primer momento, con los hombros tensos, más enseguida se relajaron, se trataba de Yll al fin y al cabo y devolvió el abrazo con una mano en su cintura y con la otra extendida para tomar la libreta.

Tras separarse tomó nota de las indicaciones de la profesora y luego lo arrancó para darle una hoja a cada una.

Quiero que me escriban qué han sentido. Si eran conscientes de lo que han confesado o no. Si sienten que la poción ha violado su libertad de algún modo. Si creen que les ha ayudado. Y cualquier dato que consideren de interés. Después analizaré los datos y corregiré un par de cantidades y debería estar listo.

Aunque si hay algún experimento interesante que quieran hacer, estoy abierto a ello.

Sonrió a ambas mujeres. Se sentía en plena forma y su cerebro estaba liberando todo tipo de estímulos.

Lo siento si es un poco personal, pero estoy seguro de que vuestra ayuda será útil a muchos magos en el futuro.

Gracias.

Susurró en el momento del abrazo.

Despacho encantamientos

Cuando entró y vio explotar algo que no llegó a distinguir de qué se trataba, Suki dio un respingo pero sonrió a las palabras de la profesora. Cerró la puerta tras ella y caminó hacia Megu.

-Hola profesora, verá, vengo a pedirle ayuda puesto que no conseguí aprender los hechizos de las dos clases que hemos tenido y no quisiera quedarme atrás… ¿podría ayudarme con ello?

Suki se mostraba optimista, había asumido que no podría lograrlo sin Okada y esperaba también poder mostrar a la profesora su interés en la materia.

Buzánszky caminaba por los pasillos del colegio, manos dentro de la gabardina y sin fumar, lo que resultaba ciertamente sospechoso. Estaba satisfecho por la clase que había dado, por cortesía de la profe Okada, y cavilaba sobre lo acontecido mientras se dirigía a alguna parte.

Se topó con un grupo de alumnas que le miraron con curiosidad y el respondió con una leve sonrisa y un guiño. Conocía a alguna?

Sea como fuere pasó de largo hacia alguna parte. 

Notaba como aún mis orejas rojas no bajaban su color, por lo que intenté taparlas con el pelo para que Robert no se diera cuenta.- Por favor, no se burle de mi...- digo dirigiéndome a su cumplido.

Cuando lanzó el hechizo estaba mirando a la nada y de repente esa nada se convirtió en un desastre. No podía creer lo que acababa de ver. ¿Pero no acababa de decirme que no se acordaba?¿Cómo era posible que lanzara con aquella fuerza? Veía como algún resto aún flotaba en el aire y caía poco a poco por su peso. Después de varios segundos hipnotizada por el desastre en aquella habitación, me giré para mirarle solo pude decir.- Así que... ¿Mala memoria ehh? 

- Será mejor que a nadie se le ocurra enfadarte o llevarte la contraria...- digo volviendo la mirada hacia el paisaje.- Ah... y no es un café... te recuerdo que me debes una merienda completa en Lutier.- dije sonriendole.- ¿Y bien le gustaría destrozar algo más de esta habitación, Sr. Diggory? - digo con cierto grado de sarcasmo. 

Me preguntaba como era Robert durante su estancia en Hogwarts, se había convertido en auror por lo que no se le podía considerar una persona tonta al respecto, así que miré hacia el libro que estaba a un lado y por suerte no se había lastimado con la destrucción que había ocurrido.- Dígame una cosa, si se puede saber claro está... ¿por qué decidió convertirse en auror? - pregunté sin vacilar, si no deseaba responder estaba en toda la libertad de hacerla.

Robert se encogió de hombros - No puedo declarar nuestras fuentes de información, pero eran fiables y varias. Pero en este caso no nos importan las aventuras que pudiera tener un profesor, y mucho menos tenemos intención de divulgarlas. Por ello la pedimos máxima colaboración, sólo queremos saber si estaba metido en alguna investigación especial, con quién se relacionaba últimamente y cualquier información que tenga. Si no desea colaborar puede abandonar el interrogatorio, pero puede ser que tengamos que vernos pronto cuando tengamos más información. 

Robert se sorprendió, nunca había podido lanzar un hechizo con tanta potencia. Tal vez aquella muchacha estaba sacando lo mejor de él o su cuerpo reaccionaba para impresionarla. Fuera cual fuera la razón le gustaba la sensación. - Pues no me acordaba, es verdad. - Dice un poco rojo, ahora parecía que se lo hubiera inventado. - Pero eso no quita que no te deba la merienda completa, sólo fija una fecha o mándame una lechuza cuando podáis salir e intentaré acompañarte. Mejor no rompo nada más o la directora aparecerá y me pondrá castigos como antiguamente ya hacía. - Sonrió., aquella época había sido muy buena y aún la recordaba con ternura. 

Ante la pregunta de Anastasia Robert se puso un poco tenso pues le hacía recordar. - Puedes llamarme Robert, la verdad es que la muerte de mi primo durante el antiguo torneo de los Tres Magos hizo que quisiera dedicarme a cazar mortífagos para vengarlo. Me llevaba muy bien con él y siempre intentaba enseñarme cosas. - puso cara de enfado - Fueron tiempos más oscuros y no sabías de quién podías fiarte. Al final por suerte todo salió bien, aunque quedaron amigos por el camino. 

Intentó animarse mientras salían de allí - ¿Y tú a qué quieres dedicarte?

Pensaba que seguiría sonriendo el resto de la tarde pero me equivoqué, ¿cómo es que no me había dado cuenta de su apellido? Habia hecho que Robert recordara cuando perdió a su primo y ver su mirada furiosa, me recordó a cuando yo perdí a Alex, deje que me contara mientras mis oídos escuchaban poco a poco lo que decía.

- Robert... lo siento mucho... tenía que haberme dado cuenta de tu apellido y la relación con Cedric...- me sentía culpable por ello me quedé mirando el suelo por unos instantes. Levante mi brazo y toque su antebrazo e intente animarle.- Estoy segura que donde quiera que esté, ha visto lo que has logrado y se sentirá orgulloso de haberte podido enseñar todo lo que pudo.- le sonrei y deje caer mi mano para dejarle un poco de espacio, no se si fue queriendo o por accidente pero mis dedos rozaron los suyos y pude notar el calor que desprendía.

- Yo... aún no se que quiero hacer...- no deseaba que se pusiera más triste de lo que estaba por lo que oculté un poco la verdad.- ...supongo que no descubro cual es mi don o en que podría ser útil por lo que aún no he tomado ninguna decisión al respecto jajaja- rei vagamente y esperaba que no pudiera notar mi mentira, aunque no me gustaba hacerlo era lo mejor o al menos de momento.- En cuanto pueda te mandare una lechuza aunque tambien si te apetece creo que si le digo a la directora que me necesitan en el ministerio, no creo que se oponga jajaja