Edimburgo, Viernes 25 de Mayo de 2014, 20.35h.
Claire caminaba a tu lado, dejando atrás el local donde habíais estado merendando. En ese momento ya ibais de regreso a casa y tu amiga parecía bastante animada ante la idea de acompañar a tu familia en la excursión del día siguiente. El cielo estaba despejado y tus padres habían estado planeando con Ralph y contigo un fin de semana en la montaña, durmiendo en una casita rural. Te habían sugerido que invitaras a tus amigos, pero tal y como estaban las cosas con Alan, sólo habías invitado a Claire.
Probablemente después de la cena prepararíais las maletas y os acostaríais pronto pues para esas excursiones había que madrugar muchísimo. Habíais quedado en recoger a tu amiga a las siete de la mañana.
El cielo ya estaba oscurecido y la luz anaranjada de las farolas iluminaba las calles por las que circulaban bastantes personas. Grupos de jóvenes vestidos como si tuvieran al menos cinco años más de los que debían tener realmente que se dirigían a alguna de las discotecas de moda. Personas adultas que entraban o salían de restaurantes. La primavera hacía salir a la gente de sus casas con su clima más templado.
Apenas teníais que recorrer un puñado de calles para llegar a la de Claire y dando la vuelta a la esquina estaba la tuya.
Los demás están usando todos la primera persona del pasado para narrar, si puedes hacerlo así para que sea uniforme, genial. Si te resulta incómodo, hazlo como quieras :).
-¿Seguro que no hace falta que lleve un saco de dormir? -preguntaba Claire en ese momento en que vuestros pasos se detenían justo delante de su portal-. Es decir... ¿Y si luego hace frío por la noche? ¿Crees que habrá suficientes mantas o van a llevar algunas tus padres?
La chica sonreía animada y sus ojos azules brillaban ilusionados. Con nadie se dejaba ver a sí misma como hacía contigo. Sabías que sus padres estaban agradecidos porque hubieras conseguido que su hija saliese un poco del cascarón y a ella le encantaba a su vez pasar tiempo con tu familia y escuchar las historias de tu tío-abuelo. Sin embargo, era la primera vez que os acompañaría en una excursión tan larga, durmiendo fuera y todo.
-No sé si voy a ser capaz de dormirme justo después de cenar, te parecerá una tontería, ¡pero estoy hasta nerviosa! -confesó soltando una risita que tapó con la punta de los dedos.
Siempre me han encantado las tardes con Claire. Pasear por Edimburgo en esta época del año era una verdadera delicia. Aunque me encontrara en medio de la ciudad, en realidad tenía - bueno, teníamos - la mente en el mañana. Una pequeña aventura en la montaña nos esperaba, junto con Ralph y con mis padres.
Veía cómo a Claire le brillaban los ojos, ilusionada por todo lo que viviría sin ser demasiado consciente, todavía, de cómo se lo pasaría. Yo tengo muy claro que se lo va a pasar fenomenal.
Tengo muchas ganas de caminar en medio de la naturaleza, dejar que mi mente se airee un poco. Llevo varios días pensando en Alan. Ese chico... Le odio. Ya no espero que me venga a ver, ni siquiera que me pida perdón por teléfono. O quizás en el fondo sí que lo espero. No lo sé.
Llevaba un vestido negro sencillo, tenía las piernas cubiertas con unos leotardos gruesos de color gris oscuro y llevaba unas botas de piel oscuras con el forro interior cubierto de pelo sintético. Llevaba, como casi siempre, mi pelo rojizo recogido con una trenza normal que me caía hacia un lado. Cuando llegamos a casa de Claire, noté su presencia nerviosa. - Tranquila, todo está bajo control. Nosotros siempre llevamos de todo, pero seguro que en la casa tendrán mantas de sobras. - Intenté tranquilizarla, aunque me hacía mucha gracia su comportamiento.
- ¡Cómo eres! - Y una carcajada se me escapó. - Pero es normal... ¡Lo pasaremos muy bien! Procura descansar, pero recuerda hacer la maleta. - Finalicé, poniendo mi mano sobre su antebrazo.
A continuación le di un beso en la mejilla y me separé para irme en dirección a mi casa. - Te pasamos a recoger mañana a las siete. ¡Nos vemos! - Le recordé la hora por si a caso y me despedí de mi amiga. De caminó repasé mentalmente todo lo que me tendría que llevar. La cámara, la libreta y algunos lápices, las chirucas...
Cuando te acercaste para darle un beso en la mejilla, Claire te rodeó con el brazo y te estrechó contra ella durante un instante, en un abrazo de pura alegría. Después, al soltarte, asintió con la cabeza.
—Sí, sí, ya lo tengo todo casi preparado —afirmó sonriente y cambiando el peso de una pierna a la otra—. Mañana te veo. ¡A las siete!
Y con esa exclamación se dio la vuelta para abrir la puerta de su casa.
Empezaste a caminar hacia tu casa, repasando mentalmente todas aquellas cosas que todavía tenías que meter en la maleta. Sin embargo, antes de girar la esquina empezaste a sentirte incómoda, como si un extraño presentimiento te atrajese hacia tu casa tirando de un hilo invisible. Tus pasos se volvieron más rápidos, hasta que terminaron en carrera que te llevó a tu portal.
No sabías por qué, pero las manos te temblaban al sacar las llaves y meter una de ellas en la cerradura. El ascensor se le antojó demasiado lento a esa sensación inexplicable que te impulsaba y terminaste subiendo por las escaleras a toda velocidad.
Te sentías inquieta y asustada, sin un motivo aparente. Al menos no había fuego en la casa, ya que no habías visto humo desde fuera, pero el corazón te latía al galope sin que supieras por qué con esa sensación ineludible de que algo malo sucedía.
Y en cuanto llegaste al descansillo te diste cuenta de que no te equivocabas. Tu puerta, la única de toda la planta del ático del edificio, estaba abierta y un fuerte olor metálico golpeó tu nariz. Pero no fue eso lo que hizo que tu rostro empalideciese hasta que las pecas parecieron puntitos dibujados con un rotulador sobre un fino papel. Fueron las manchas del suelo. Dos. Una granate oscura, en cuya superficie se reflejaba la luz blanca de los fluorescentes del techo y que te provocó un terrible escalofrío, pues en aquel momento no te cupo duda de que era sangre. Y junto a ella, una mancha amarillenta, que desprendía un olor acre y parecía burbujear.
Tus pasos te llevaron hacia tu casa y tus dedos temblaban cuando empujaste la puerta para terminar de abrirla. La imagen que se abrió ante tus ojos entonces te dejó clavada en el sitio.
Ralph, tu querido tío Ralph, estaba de espaldas a ti. Podías ver una mancha roja en su camisa a la altura de su cintura, pero él se mantenía más erguido de lo que nunca habías visto. Su espalda recta y su cuello con una firmeza decidida no parecían hacer justicia a su edad.
En su mano llevaba una especie de cuchillo que brillaba con un blanco tan puro que te resultaba difícil contemplarlo sin cerrar los ojos.
Sin embargo, lo que terminó por tambalear todo tu mundo fue esa... criatura, porque no había otra palabra de definir aquello, que se enfrentaba a él. Tenía forma de ciempiés, lleno de pinchos y con un enorme aguijón en la cola. Un extraño susurro desagradable y ronco parecía brotar de él, resonando por todo el vestíbulo.
Destripar. Comer carne. Destripar para romper huesos y beber tuétano. Beber de los huesos. Beber venas y triturar carne. Sangre. Beber sangre de nephilim...
Ralph saltó hacia el monstruo, con el cuchillo en alza y con una agilidad que nunca habrías imaginado en él dio una voltereta en el aire y cayó sobre su espalda. Clavó esa hoja brillante y luminosa en su cabeza y la criatura se retorció bajo él durante unos segundos para después empezar a burbujear desde la herida y empezar a derretirse a toda velocidad, liberando de nuevo ese olor amargo que habías experimentado en el descansillo.
Disculpa que te haya manejado un poquito el pj, pero es que necesito avanzarte relativamente rápido para que puedas juntarte pronto con los demás. Si he hecho algo que te parece inapropiado para Melissa, avísame y lo corrijo :).
Tu tío se levantó y cuando sus ojos se cruzaron con los tuyos pudiste ver en los suyos una decisión férrea. Su expresión era seria y preocupada, pero aún así pudiste notar el brillo de la adrenalina en su mirada. Se acercó a ti con tres zancadas largas y el cuchillo se apagó en su mano. Puso la otra en tu hombro y capturó tus ojos con los suyos.
-Melissa, escúchame, escúchame -empezó, con una voz tan firme como parecía su porte-. No tengo tiempo de explicarte todo esto ahora. Eso era un rapiñador y si estaba aquí es porque otros más poderosos lo guiaban. Eres más de lo que siempre has creído. Se han llevado a Jon y Joan, pero voy a encontrarlos. -Hizo una pausa y su ceño se frunció con preocupación. Sin embargo, continuó hablando antes de que te diese tiempo a responder a aquello. -No sé si me buscaban a mí o a ti, pero tienes que marcharte ahora mismo.
Se quitó ese anillo que siempre llevaba en el anular, cogió tu mano y lo puso en ella para después cerrar tus dedos sobre él.
-Corre, Melissa, corre -dijo, con tono urgente-. No hay tiempo para hacer maletas. Tienes que correr como nunca lo has hecho antes. Tienes que ir a Londres y buscar a Aubrey Saint John, vive en el 104 de Bromell's Road, en Clapham y ella...
Sus palabras se detuvieron por un sonido de cristales rotos que sonó en el interior del piso. Levantó la cabeza y apretó las mandíbulas, al parecer dispuesto a dejarte ahí, pero antes de marcharse te miró a ti de nuevo, sacó su cartera del bolsillo y te la dio.
-La clave de mi tarjeta de crédito es uno cuatro nueve siete. Saca todo el dinero que necesites sin preocuparte. Y ahora vete. Corre todo lo que puedas, no mires atrás y no te detengas hasta estar con Aubrey. -Volvió a mirar hacia el pasillo y un ruido como viscoso parecía avanzar por él. Te miró una última vez y su voz era tan apremiante como su mirada en esa última exclamación. -¡Corre!
No sabía por qué, pero sentía que algo estaba pasando. Qué extraño... Si hace unos minutos estaba con Claire, tranquila y contenta, pensando en el fin de semana... ¿Qué me pasa? Pero aunque quisiera evitar pensar mal, no podía. Pensaba en lo peor. Empecé a sentir mi corazón latir rápidamente y un impulso de seguir el trayecto que me quedaba corriendo, consiguió que lo acabara haciendo.
Llegué al portal. Saqué las llaves y, madre mía, lo que me costó meterlas en la cerradura. Llamé al ascensor, pero se me hizo eterna la espera, así que subí las escaleras corriendo. Al llegar a la puerta de mi casa, cuando vi que estaba entreabierta, se me paró el corazón de golpe. Un grito interno se exteriorizó en mi boca en una bocanada de aire entrando y chocando directamente con el principio de mi laringe, provocando un sonido extraño.
Olía muy mal, aunque no sabría especificar de dónde provenía ni de qué se trataba. Pero eso no me importó demasiado, sobre todo cuando me percaté de que había en el suelo había algo que parecía sangre. En cuanto fijé mi mirada en la mancha, una luz blanca me reflejó en los ojos y provocó, juntamente con el miedo que estaba empezando a exteriorizar, que desviara la mirada hacia el interior de mi casa.
Debía entrar y ver qué pasaba, aunque me costara comprender lo que fuera que vería allí dentro. Y cuando abrí la puerta del todo y vi a mi tío plantado allí, todo se paralizó. Parecía que estaba herido, pero su compostura parecía tan firme que me costó creer que la sangre de su camisa fuera suya. Aunque no me costó reconocerle, llevaba un objeto en la mano que deslumbraba muchísimo. - ¡Tío Ra...! - Intenté gritar, pero cuando mis ojos se pudieron adaptar a esa luz, algo que vi a continuación me inmovilizó por completo. Una especie de... bicho enorme lleno de pinchos se movía delante de Ralph. Aunque lo que me asustó más fue darme cuenta de su grandioso aguijón.
Mi cuerpo empezó a temblar, pero no me podía mover. Estaba conmocionada con lo que estaba viendo. Había pasado de estar merendando un muffin con mi mejor amiga a ver a mi tío siendo atacado por una criatura terrorífica. Todo estaba transcurriendo demasiado rápido y empecé a pensar en mis padres. ¿Dónde están papá y mamá? Por favor... Que estén bien... Pensé en unas milésimas de segundo, hasta que vi cómo mi tío Ralph saltaba hacia el monstruo y le clavaba ese cuchillo luminoso en la cabeza.
Cuando se acercó a mí, no podía creer que esa... persona, fuera mi tío Ralph. Pero aunque su mirada y su compostura eran diferentes a las que siempre había visto en él, en el fondo notaba que lo era. Mi querido tío Ralph.
Cuando puso su mano en mi hombro, me concentré únicamente en él, aunque no podía evitar estar influenciada de todo lo que acababa de ver. Escuché a mi tío lo más atenta que pude, pero era complicado, además de que me estaba avasallando con mucha información de golpe. Y cuando dijo que alguien se había llevado a mis padres, no pude evitar que mis ojos empezaran a llenarse de lágrimas. Sin embargo las aguanté con fuerza. No me podía derrumbar, tenía que atender a todo lo que me estaba diciendo mi tío y hacer todo lo que me dijera.
Una parte de mí quería contestarle a todo, pero la mirada de Ralph y su forma de contármelo todo tan meticulosamente hizo que me callara hasta el final. Cogí el anillo, que ni siquiera me paré a mirar. Después su cartera, a la que tampoco di importancia en ese momento. Sólo me quedé con el nombre, la localización y, finalmente, la clave de la tarjeta de crédito que me acababa de decir. Aunque no tenía muy claro que me fuera a acordar de todo tan fácilmente.
Y, finalmente, me dijo que huyera. Pero yo seguía sin poder moverme. - Yo no me quiero ir sin ti. ¡No puedo! Te ayudaré a encontrar a papá y a mamá... - Pero esa última mirada y ese último grito por parte de mi tío fueron mucho más decisivos que lo que yo acababa de decir. Poco a poco y con mucha dificultad anduve hacia atrás, observando el umbral de la puerta de mi casa enmarcando la escena de mi tío diciéndome que huyera.
No podía creer que hiciera lo que haría a continuación. Dejar solo a Ralph con esa criatura, sin saber dónde están mis padres y sin comprender nada de lo que estaba ocurriendo. Miré una última vez a Ralph con una expresión extremadamente preocupada. Ya me encontraba cerca del primer escalón para bajar las escaleras, pero quise ver desde allí qué haría Ralph a continuación, antes de marcharme sin más.
No, no... Todo... Perfecto, si se le puede llamar así. :l Yo he querido rolearlo también, si no te parece mal, que así voy practicando con el personaje.
¡Qué nervios de todo! Vaya comienzo... Espectaculá. :D
Antes de empezar a descender viste cómo tu tío te daba la espalda de nuevo, listo para enfrentarse a lo que fuese que se había colado en tu casa.
—Nelkael —pronunció con voz grave y en cuanto dijo aquello, el cuchillo de su mano se encendió de nuevo con esa luz cegadora. Lo blandió con una habilidad que no sabías que tenía y se preparó.
En ese momento algo asomó por la esquina entre la pared y el techo, justo donde el pasillo hacía una curva. Primero fue una mano, oscura, luego otra y finalmente una cabeza. Una especie de criatura que parecía hecha enteramente de humo, caminaba ágilmente por la pared. Sus ojos eran amarillos y parecían incandescentes cuando se detuvieron sobre tu tío.
—Nephilim... —dijo en un susurro sibilante, parecido al sisear de una serpiente—. No vamos a parar hasta que tengamos lo que queremos.
A mí me parece genial, todo lo que rolees me viene bien porque así voy conociendo mejor a Melissa yo también ^^. Y además es un gusto leerte :3.
Presupongo por el final de tu post que tras ver lo que hay, corres, pero por si acaso lo dejo aquí para que me confirmes y me digas también hacia dónde vas.
Al ver que Ralph se volvía a concentrar en la criatura, no supe qué hacer. Quedarme allí tampoco era opción, no podía hacer nada. Pero la idea de dejar allí a mi tío... Se me hacía muy difícil.
No obstante, levanté la mirada y vi algo que me horrorizó. Me froté los ojos rápidamente, como si eso ayudara a que lo que estaba viendo desapareciese. Pero ahí seguía, de hecho más presente que antes.
Entonces, eché una última mirada a mi tío. Ya no podía quedarme más tiempo allí. Debía irme. Lo siento mucho tío Ralph... Por favor... Ten cuidado... Y con los ojos llenos de lágrimas y con el cuerpo todavía tembloroso, bajé las escaleras corriendo. Al principio pensé en que podría llamar a la policía, pero en seguida recordé las palabras de Ralph. "Corre, Melissa, corre. Tienes que ir a Londres y buscar a Aubrey Saint John." Quizás ella me pueda ayudar a salvar a Ralph, a papá y a mamá...
Al llegar a la calle, miré a un lado y a otro. ¿Hacia dónde tenía que ir? Como ya había mirado diferentes formas de ir a Londres más de una vez, aunque no había tenido ocasión de ir todavía, ya sabía que podía ir en tren y que tardaría aproximadamente unas cinco horas en llegar. También podía ir en avión, que tardaría mucho menos. Me costaba pensar con claridad y mis manos todavía seguían temblando.
Finalmente decidí ir en avión. Mi padre siempre me había dicho que había aviones hacia Londres con bastante frecuencia. Así que me dispuse a coger el transporte público hacia el aeropuerto de Edimburgo. Para ello, miré mediante Google Maps con qué transporte llegaría mejor, aunque me costó mucho concentrarme después de todo lo ocurrido.
Joder que si corro. XDDDDDDD
En cuanto tuviste un objetivo claro, empezaste a correr hacia allí. Según google maps el siguiente Airlink, el autobús que podías coger para llegar desde el centro de la ciudad hasta el aeropuerto pasaría en menos de cinco minutos por la parada más cercana y el siguiente no pasaría hasta veinte minutos después.
Corriste hasta dejarte el aliento en el proceso, pero conseguiste pillar el autobús, justo a tiempo. Te subiste jadeante y por suerte en la cartera de Ralph había también algunos billetes que pudiste sumar a las monedas que te quedaban encima después de la merienda con Claire. Como fuese, ibas a tener que pasar por algún cajero electrónico para poder coger otros transportes públicos, porque desde luego con la tarjeta de tu tío no te iban a dejar pagar directamente en ningún sitio.
El trayecto duraba media hora. Media hora en la que esa imagen que te había recibido al llegar a tu casa en lo que debería haber sido un día normal no se borraba de tu mente y te asaltaba cada vez que parpadeabas.
Y la carrera continuó, porque una vez en el aeropuerto sólo faltaban treinta y cinco minutos para que despegase el avión y las puertas de embarque las cerraban veinte minutos antes.
Cuando por fin estuviste montada en una lata de sardinas low-cost, con un hombre gordo a un lado y una mujer al otro, de repente te diste cuenta de que las manos te temblaban y una sensación fría de soledad, miedo y desamparo se extendía desde tu estómago. No sabías qué había sido de tus padres, apenas podías creer lo que tus ojos habían visto y no comprendías qué pasaba con tu tío. Te quedaba un viaje de hora y media hasta Londres y luego a saber cuánto hasta la casa de esa señora. Era la primera vez que viajabas sola y la necesidad de huir de quién sabe qué no dejaba de aumentar.
Tirada oculta
Motivo: Bus
Dificultad: 3
Tirada (1 dados): 4
Éxitos: 1
Puedes aterrizar en tu siguiente post si quieres ^^.
Antes de nada, me puse el anillo que me había dado Ralph. No entendía muy bien por qué me lo había dado, pero seguro que era muy importante para él. Lo guardé tan bien como pude hasta que nos volviéramos a ver, así que me lo fui probando en varios dedos hasta que encontré el que mejor se ajustaba ocultando la letra "M".
Cuando conseguí ver que podía coger un autobús hasta el aeropuerto pero que pasaba en tan poco tiempo, volví a correr lo más rápido posible. No quería tener que esperar al siguiente por nada en el mundo. Me cansé una barbaridad, ya que aunque me había parado a mirar el móvil para buscar lo que necesitaba y podría haber recuperado el aliento, todavía no estaba al cien por cien.
Entré al autobús, pero al abrir mi cartera y ver que quedaba tan poco dinero me asusté. Sin embargo, en seguida recordé la cartera que me había dado mi tío y me la saqué de mi mochila-bolso. Suerte que él sí tenía dinero en efectivo.
Durante la media hora en que estuve en ese autobús, no podía parar de pensar en lo que había visto tan sólo hacía unos minutos. Estaba muy preocupada por mis padres y por mi tío. Una parte de mí se odiaba por haber dejado a Ralph allí, aunque también seguía un poco confusa después de haber visto cómo se lanzó hacia ese gran bicho con esa agilidad.
También, antes de llegar a mi parada aproveché para apuntarme en mi agenda la dirección de Aubrey que me había dicho mi tío, por si a caso se me olvidaba. Dudé durante un instante en si me apuntaba la clave de la tarjeta, pero finalmente lo hice. Después de todo, no estaba como para saber si me podía fiar de mi memoria cuando llegara a Londres, aunque siempre se me había dado bien memorizar cosas.
Aubrey Saint John - 104 de Bromell's Road, en Clapham
1 4 9 7
Cuando llegué al aeropuerto ya había recuperado un poco las fuerzas así que agilicé el paso para encontrar un panel de próximos vuelos. Busqué alguno que fuera hacia Londres y al ver que había uno que salía en treinta y cinco minutos me exalté y volví a correr para comprar un billete.
No fue hasta que me senté en el asiento del avión que me sentí realmente sola. Acababa de coger mi primer avión sola, sin mis padres, ni mi tío, ni nadie. Había viajado alguna vez en avión, pero siempre acompañada. Para mí, todas esas personas desconocidas que viajaban conmigo en el avión, sólo eran siluetas que ni siquiera me podía parar a mirar. En ese momento recordé a Claire. Miré la hora en el móvil y parecía mentira que, a pesar de ser de noche, no hubieran pasado más que unas pocas horas. Mi percepción del tiempo era totalmente diferente: incluso llegué a pensar que pronto saldría el Sol.
En cuanto llegara a Londres, lo primero que haría sería comprar un cargador de móvil. Durante el trayecto me di cuenta de que no llevaba mucho equipaje más que mi móvil, mi cartera con mi documentación, la cartera de Ralph, una pequeña agenda donde había apuntados algunos números de teléfono y direcciones de familiares y amigos, las llaves de mi casa, algunos caramelos esparcidos, un paquete de pañuelos y unas tiritas. También, en uno de los bolsillos menos visibles del bolso, guardaba la piedra que me había dado mi tío el año pasado.
Pasó aproximadamente una hora y media cuando por fin aterrizamos en el aeropuerto de Londres. En cuanto comprobé todo lo que tenía, me había pasado todo el trayecto dándole vueltas a qué podría haberles pasado a mis padres, sin llegar a ninguna conclusión. Nunca habíamos tenido ningún problema. Vivíamos nuestra vida sin molestar ni ser molestados. Pero empezaba a estar claro que algo me ocultaban.
En el mismo aeropuerto localicé dos lugares: un cajero automático donde sacar dinero en efectivo para poder pagarme lo que tuviera que pagar a partir de entonces, un sitio donde comprar un cargador que sirviera para mi móvil y, finalmente, algún enchufe para poder ponerlo a cargar. Ya tenía un poco de batería, pero me quería asegurar ya que lo iba a necesitar hasta llegar a la dirección que me había dado mi tío. Suerte que en los aeropuertos suele haber todo lo que necesitas.
Pasé por varios lugares donde podría haber cogido algo para comer, pero no tenía nada de hambre. Estaba demasiado nerviosa y lo único que quería era llegar a contactar con Aubrey. Así que una vez preparada, habiendo mirado qué transporte debía coger a continuación y con la batería del móvil cargada, me dirigí a la dirección 104 de Bromell's Road.
Durante el nuevo trayecto, en el que debía estar atenta para hacer un transbordo, pensé en enviarle un mensaje a Claire, decirle que estaba bien, que al día siguiente no iríamos a esa excursión tan esperada, y que no se acercara lo más mínimo a mi casa. Pero al ver que todo lo que le podía decir era tan preocupante, decidí que mejor sería que no me comunicara con nadie, todavía. Sin querer, una imagen fugaz de Alan apareció en mi mente.
He supuesto que llegaría al Aeropuerto principal de Londres, por ejemplo. :)
Editado: el primer párrafo describe el tema del anillo y añadida la piedra en el bolso. ^^
Eran más de las once de la noche cuando el avión aterrizó en el aeropuerto principal de Londres. Y una vez allí no te costó localizar lo que necesitabas. Había cajeros automáticos en varias zonas y muchas tiendas de todo tipo. Con la batería del teléfono llena pudiste comprobar el siguiente paso a dar. Te resultaba increíble estar en una ciudad distinta tú sola, de noche y moviéndote por ti misma. Dabas gracias en ese momento a tus padres y a Ralph por enseñarte a usar los transportes públicos y entender los carteles para poder moverte en cualquier lugar.
Te quedaba todavía un buen rato de viaje, había casi cincuenta minutos de trayecto hasta tu destino. Ibas a llegar a la casa de esa mujer a medianoche y ni siquiera sabías si ella te estaría esperando. El anillo que te había dado tu tío era como un recordatorio constante de las cosas que habías visto con tus propios ojos. De alguna forma te daba la sensación de que en el momento en que dejases de correr y te detuvieras, el peso y el terror de aquellas imágenes caerían sobre ti con fuerza. Y no podías permitírtelo, no podías flaquear todavía.
Cuando bajaste del autobús después de hacer el trasbordo ya eran casi las doce de la noche. Las calles estaban casi vacías y apenas algunos vehículos circulaban por ellas. Según el gps de tu teléfono, en menos de cinco minutos llegarías a tu destino, pero ni siquiera estabas segura de si eso aplacaría tus dudas o sólo serviría para crear otras nuevas.
Pequeño avance en lo que los otros terminan. Ya casi están. Trata de no adelantar mucho en el tiempo, que estamos con un margen muy ajustado XD.
No podía parar de pensar en todo, sin llegar a comprender por qué me veía en esa situación. Acababa de coger un avión sola, luego más transporte público, y aunque fue relativamente fácil orientarme gracias a todo lo que me han enseñado Ralph y mis padres, no me sentía del todo segura. Casi puedo afirmar que lo estaba haciendo todo con mucha intuición.
Cuando llegué a la parada a la que me tenía que bajar, me costó un poco levantarme del asiento. No tenía ni gota de sueño, pero sí que me empezaba a sentir cansada. Parecía como si empezara a notar un poco de agujetas después del maratón que había hecho para llegar a coger todos los transportes que necesitaba para llegar a donde me encontraba.
En ver que ya estaba prácticamente llegando al destino, reduje la velocidad en la que andaba. No pude evitar dedicar un momento para pensar quién podría ser Aubrey Saint John y por qué me habría enviado a verla mi tío. Entonces, poco a poco y casi sin darme cuenta, había llegado al lugar. Miré la fachada, las ventanas y finalmente la puerta de la entrada. Me quedé un rato pensativa, como dudando de si alguien me abriría a esas horas. Entonces miré si había un timbre o algo para indicar que estaba allí y llamé de forma decidida.
¡No problema! Ya continuarás cuando te encaje todo. Si quieres que edite el post dando un rodeo o algo, ¡dísmelo!
Sabías algunas cosas de Londres por tus investigaciones, ya que durante algún tiempo habías fantaseado con la idea de viajar allí sin tus padres. Aunque nunca habrías esperado que tu sueño se cumpliese en aquellas terribles circunstancias. Así que sabías que el barrio de Clapham en el que te encontrabas era una zona que había vuelto a ponerse de moda en los últimos tiempos. Muchas casitas unifamiliares llenaban las calles y poseía un gran parque muy frecuentado en verano por los deportistas y jóvenes con ganas de pasar el día haciendo una barbacoa.
La casa de esa tal Aubrey Saint John estaba en una calle tranquila, que tenía pinta de ser bastante luminosa durante el día. Era una vivienda de grandes ventanales, con las paredes rojas y las molduras en blanco y un tejado negro de pizarra. Por fuera no parecía haber nada de extraño en ella y sí: había un timbre, listo para que lo pulsaras.
No tranqui, creo que ya está encarrilado todo, ahora sólo tengo que hacer los últimos encuadres y en un par de días estamos ^^. Te cuento por ahora cómo es la casa por fuera, pero te dejo a la espera de que te abran. Si quieres postear pensamientos o algo, adelante, pero no te vayas XD.
Apenas habían pasado algunos segundos desde que pulsaste el timbre cuando la puerta se abrió y en su marco se recortó una figura masculina.
Era un chico de unos veintidós años, alto y de aspecto atlético. No era corpulento ni excesivamente musculoso, pero parecía estar en forma. Vestía vaqueros, jersey y botas, todo negro y sobre el jersey llevaba una especie de chaleco largo hasta las rodillas, de cuero también negro. Su pelo era oscuro y estaba peinado con precisión.
Sus ojos se cruzaron con los tuyos y pudiste ver que eran de un azul profundo y frío como el acero. Te devolvió la mirada con firmeza y esbozó una pequeña sonrisa de medio lado, afilada.
—Pasa —dijo como todo saludo, sin dedicarte más que un breve vistazo y abriendo la puerta de forma que pudieras entrar en la casa—. Los demás están dentro.
En cuanto despegué mi dedo índice del timbre me puse la mano en el bolsillo. La otra mano ya la llevaba en el otro, y con ella tocaba unos hilos que siempre había sueltos al final del bolsillo. Estaba bastante nerviosa. El haberme parado delante de esa casa desconocida me había despertado curiosidad e impaciencia por ver quién habría dentro.
Sin embargo, cuando la puerta se abrió y vi a ese chico, me di cuenta de que estaba bastante equivocada en mi imaginación, mientras elucubraba cómo sería la persona que me abriría en realidad. Sus ojos se encontraron con los míos. Parecía un chico mayor que yo y, aunque no me suelo intimidar por nadie indiferentemente de la edad que tenga, este me provocó un pequeño vuelco en el corazón. La verdad es que me pareció bastante atractivo. Y, por otro momento consecutivo en ese día, pensé fugazmente en Alan.
Antes de empezar a dirigirme dentro de la casa, asentí a su imperativo. Mientras caminaba eché un corto vistazo arriba y a bajo de la calle y cuando me encontré en el umbral de la puerta de la entrada busqué esos "demás" que acababa de decir el chico.
Si hubiera sido Jenni la que se hubiera encontrado en esa situación...
En cuanto la puerta se abrió, no sabía a quién me encontraría, pero desde luego, en mi imaginación no estaba tan sumamente buenorro.
Me encanta este actor... :3 :3 :3
El joven te dejó pasar y cerró la puerta tras de ti. Con un gesto te indicó que lo siguieras y empezó a caminar hacia el interior de la casa.
XDDDDDD
Totalmente de acuerdo, es un macizo total. ¿Has visto que en la descripción tiene foto en grande? Babasssss....
Nos movemos a: Capítulo 3.5: Brujos y sorpresas