Partida Rol por web

No llegué a entrar en la habitación del italiano. Sin embargo la repasé con la mirada desde la puerta, con la desconfianza visible en el rostro.

- Si mi sobrino nephilim fuera tan inútil como tú yo querría saberlo. Como director, y como tío. - Respondí de manera seca. - No tiene que ver con ser un chivato. Tiene que ver con saber quién acompaña a sus cazadores de misión. - Enuncié sin llegar a entrar, esperando a que me tendiese los cuchillos en el pasillo.

- Hay muchas cosas que él no sabe. - Dije luego con desgana. - Pero no voy a dejar que te envíe con alguien que me importa de misión pensando que vales para algo, y esa persona acabe pagando las consecuencias. - Expuse. - Ya has demostrado lo que sabes hacer, y creo que no deberías salir de Alacante o del Instituto. - Concluí. Luego bajé la mirada hacia los cuchillos, dispuesto a ponerme a trabajar. - Tienes suerte de que él no piense así.

No llegué a entrar en la habitación del italiano. Sin embargo la repasé con la mirada desde la puerta, con la desconfianza visible en el rostro.

- Si mi sobrino nephilim fuera tan inútil como tú yo querría saberlo. Como director, y como tío. - Respondí de manera seca. - No tiene que ver con ser un chivato. Tiene que ver con saber quién acompaña a sus cazadores de misión. - Enuncié sin llegar a entrar, esperando a que me tendiese los cuchillos en el pasillo.

- Hay muchas cosas que él no sabe. - Dije luego con desgana. - Pero no voy a dejar que te envíe con alguien que me importa de misión pensando que vales para algo, y esa persona acabe pagando las consecuencias. -Expuse. - Ya has demostrado lo que sabes hacer, y creo que no deberías salir de Alacante o del Instituto. -Concluí. Luego bajé la mirada hacia los cuchillos, dispuesto a ponerme a trabajar. - Tienes suerte de que él no piense así.

- Escúchame, me acaban de atacar de la manera más trapera que existe a grito de traidor y rastrero. Después tu has seguido con una puñalada cuando estaba en tullido e indefenso. ¿¡Entiendes!? ¡Me importa una puta mierda lo que te parezca a ti! - solté bien alto, no hasta el nivel de un grito pero elevé bastante mi tono. Borré toda expresión amistosa de mi rostro.

Ya no aguantaba más, no podía sencillamente actuar como siempre y poner rostro de felicidad a sus tonterías.

- Escúchame, me acaban de atacar de la manera más trapera que existe a grito de traidor y rastrero. Después tu has seguido con una puñalada cuando estaba en tullido e indefenso. ¿¡Entiendes!? ¡Me importa una puta mierda lo que te parezca a ti! - solté bien alto, no hasta el nivel de un grito pero elevé bastante mi tono. Borré toda expresión amistosa de mi rostro.

Ya no aguantaba más, no podía sencillamente actuar como siempre y poner rostro de felicidad a sus tonterías.

No me afectó ni lo más mínimo que aquel memo empezase a hacer el energúmeno. Con toda la parsimonia del mundo hice alguna runa casi al azar a cada una de sus armas mientras él decía sus subnormalidades, y al oír cómo alzaba la voz ni siquiera le miré.

- Claro. - Enuncié después, hablando con calma. - Porque los demonios no suelen atacar de manera trapera. - Dije encogiéndome de hombros. - Suelen enviar una citación con dos semanas de antelación y respetarla. Y nunca, nunca, nunca, se aprovecharían de que estuvieras tullido. - Comenté con una sonrisa socarrona. Entonces metí el último de sus cuchillos en la mochila y le di la vuelta, dejándolos caer todos al suelo. Sólo por joder.

- El problema no es que yo te atacase. El problema es que un novato fuera capaz de dejarte en ese estado. Y de eso sólo tienes la culpa tú. - Expuse antes de darle la espalda y comenzar a caminar, marchándome. - Tendría que haberte dejado morir con aquellos mierdecillas. Todavía no habías tenido tiempo de demostrar a todos lo inútil que eras. Así a lo mejor alguien te recordaría como si sirvieras para algo.

A pesar de darle la espalda me fui prestando atención a sus movimientos. Ethan ya había tenido tiempo de sobra de entrar, y me olía que a lo mejor el memo quería tomar represalias. Caminaba alejándome de él, pero preparado para el combate.

No me afectó ni lo más mínimo que aquel memo empezase a hacer el energúmeno. Con toda la parsimonia del mundo hice alguna runa casi al azar a cada una de sus armas mientras él decía sus subnormalidades, y al oír cómo alzaba la voz ni siquiera le miré.

- Claro. - Enuncié después, hablando con calma. - Porque los demonios no suelen atacar de manera trapera. - Dije encogiéndome de hombros. - Suelen enviar una citación con dos semanas de antelación y respetarla. Y nunca, nunca, nunca, se aprovecharían de que estuvieras tullido. - Comenté con una sonrisa socarrona. Entonces metí el último de sus cuchillos en la mochila y le di la vuelta, dejándolos caer todos al suelo. Sólo por joder.

- El problema no es que yo te atacase. El problema es que un novato fuera capaz de dejarte en ese estado. Y de eso sólo tienes la culpa tú. - Expuse antes de darle la espalda y comenzar a caminar, marchándome. - Tendría que haberte dejado morir con aquellos mierdecillas. Todavía no habías tenido tiempo de demostrar a todos lo inútil que eras. Así a lo mejor alguien te recordaría como si sirvieras para algo.

Alucinaba con la soplapollez que me acababa de decir. - ¿Ese es tu argumento? ¿Qué debería esperarme una actitud propia de un demonio de un compañero nephilim? Tio te lo digo honestamente, eres tonto del culo  - continué con mi arrebato mientras se marchaba - O retrasado mental, todavía no estoy seguro pero algo tienes - me despedí con aquellas palabras.

Casi con lástima me agaché a recoger los cuchillos para depositarlos cuidadosamente en la mochila. No tenía ganas de decir nada más, así que nada más recogerlos me metería en el cuarto y cerraría la puerta.

Alucinaba con la soplapollez que me acababa de decir. - ¿Ese es tu argumento? ¿Qué debería esperarme una actitud propia de un demonio de un compañero nephilim? Tio te lo digo honestamente, eres tonto del culo  - continué con mi arrebato mientras se marchaba - O retrasado mental, todavía no estoy seguro pero algo tienes - me despedí con aquellas palabras.

Casi con lástima me agaché a recoger los cuchillos para depositarlos cuidadosamente en la mochila. No tenía ganas de decir nada más, así que nada más recogerlos me metería en el cuarto y cerraría la puerta.

De buen humor me fui directamente hacia el laboratorio de Amber. Todo había salido a pedir de boca. Si es que Ethan estaba dentro, claro. Aunque había tenido tiempo de sobra. Saqué mi teléfono mientras bajaba las escaleras, satisfecho.

Supongo que habrás entrado. Te esperamos en el laboratorio.

Y enviado aquello al rubito, puse rumbo al sótano. Con un poco de suerte podría ver el vídeo ese en el que se restregaba con el subterráneo antes de que viniera.

Carlo, mientras tanto, se había tumbado en la cama de Andrea, con los brazos doblados detrás de la cabeza y los zapatos sobre la colcha, completamente desentendido del asunto que su amigo se traía con Émille. 

Cuando Andrea cerró de nuevo la puerta, volviendo al interior, Carlo lo miró desde esa postura. - Nunca sé qué pensar con el carapene. A veces parece un tío majo, pero la mayoría del tiempo se comporta como un gilipollas. Tiene algo muy chungo en la cabeza, tío. 

Carlo, mientras tanto, se había tumbado en la cama de Andrea, con los brazos doblados detrás de la cabeza y los zapatos sobre la colcha, completamente desentendido del asunto que su amigo se traía con Émille. 

Cuando Andrea cerró de nuevo la puerta, volviendo al interior, Carlo lo miró desde esa postura. - Nunca sé qué pensar con el carapene. A veces parece un tío majo, pero la mayoría del tiempo se comporta como un gilipollas. Tiene algo muy chungo en la cabeza, tío.