Había pensado que le daría tiempo a cambiarse el vestido que llevaba todo el día puesto por uno límpio, después, por supuesto, de un tranquilo baño. Pero en lugar de eso, se encontró volviendo a la carrera desde el Salón de Baile al Gran Comedor, por no llegar mucho más tarde de lo debidamente presentable y educado. Junto a ella, Elisabeth, Meghan y el pequeño Arthur, que las había adelantado con facilidad por las escaleras a la carrera, aun cuando se había traido a la cena el pequeño clavicordio colgado del cuello.
Piers y Harold ya habían llegado. La expresión de las caras de ambos dejaban bien claro que habían pasado todo el día en la Biblioteca. Y es que ella ya lo había advertido, entrar en aquella sala era fácil, salir no lo era tanto. Era un sitio mágico y lleno de secretos que absorvía a quien quería descubrirlos.
Pero antes de poder decir nada, de poder hacer participes al resto de los descubrimientos del grupo, las noticias llegaron en cascada. El Salón de Baile no era el único lugar que había producido noticias ese día. Y las noticias no eran nada buenas... nada buenas.
-¿Cómo que se han quedado allí abajo, Eleanor? ¡La noche ya está aquí! -miró estupefacta al resto de los presentes en la sala, inquisitiva, deteniéndose unos instantes en Murron que se derrumbaba en una silla. El no bajaría, no era tan tonto como para jugar con la noche de esa forma. Y, sorprendida, se dio cuenta de que los otros hombres presentes, no eran otros que su marido y su hijo. Nadie más. Estaban todos allí abajo-Creo que Eleanor tiene razón, Piers, no tiene sentido bajar. Nos necesitamos aquí arriba, os necesitamos a ambos-les dijo a su marido y a su hijo, temiendo que alguno de ellos, o los dos, tuvieran la feliz idea de bajar allí abajo a convencer a los Alistair de que subieran a cenar y se pusieran a buen recaudo para pasar la noche. En especial miró a su hijo Harold, con el que cruzó una mirada rápida que terminó en Rhona. Su significado estaba claro. Nada de bajar, había que proteger a las mujeres-Están juntos, se cuidarán unos a otros. Lo mismo incluso están más seguros. No lo sabemos realmente.
Quería pensar cómo estarían, qué habría allí abajo. Pero no había estado y no lograba visualizar cómo podría ser. Pero un escalofrío le recorrió la espalda y un mal presentimiento la invadió. Escalofrío que precedió a la noticia de que el cadaver de Johan había aparecido. El detalle de que el cadaver parecía tener mucho más tiempo que el que tenía no la sorprendió realmente. A aquellas alturas, lo que antes podía haber parecido sorprendente o increíble, ya parecía totalmente normal. Aunque no por eso más fácilmente explicable.
Tomó asiento. Se sentía serena y como si le hubieran quitado un peso de encima. Johan había aparecido, algo era algo, podrían darle sepultura.
-Bueno, ayer cuando visité el Salón de Baile, caí en la cuenta de que el suelo de mármol, blanco y negro, tenía las mismas dimensiones de un tablero de ajedrez. Se me ocurrió que podría tener relación con el tablero de ajedrez que había en la biblioteca y los maniquies que había en el Salón de Baile. Una especie de jugada no terminada, formada por los reyes del tablero y los maniquies. Arthur tuvo la feliz idea de colocar los maniquies de cierta forma y así detectamos lo que ha comentado Elisabeth: hay que colocar los maniquies de una determinada forma y activar un mecanismo...lo que pase después ahora mismo se escapa a mi entendimiento. Pero creo que, sea lo que sea, nos ayudará a entender lo que está pasando. Llevo un buen rato pensando qué puede hacer activar el mecanismo. Algo pequeño que entrara por ese agujero...-se encogió de hombros, intentando centrar sus ideas-y no caigo ahora mismo en nada que encajara en ese lugar...
Charles volvió pensativo al salón comedor. Como los últimos días, se alegró de ver que allí ya se encontraban sus dos hijas, sanas y salvas. Escuchó con interés todos los relatos, especialmente los de ellas. Una mueca de preocupación nubló su mirada al enterarse de que los tres Alistair se habían llevado a Miss Huxson vaya uno a saber que oscuro calabozo. Habría que ser muy tonto como para no sospechar de algunos miembros de aquella nueva familia a la luz de los hechos recientes. Lo único que parecía liberarlos de sospecha era la enfermedad y posterior desaparición de Malcom, pero las sospechas en su contra se acumulaban: La posesión de un arma, la gran mayoría de desaparecidos Knight, y ahora la confirmación de que al pobre de Molv se le sumaba Johan.
- Has hecho muy bien, Eleanor -reafirmó la elección de su hija. Gracias al todopoderoso que has vuelto. Luego iré con Piers, y con Harold, si me acompañan, a buscar el cuerpo de Johan. Además, hay algo que deseo ver en el cementerio.
Observó a los demás, tratando de organizar la información, pero sobre todo de procesarla de una manera lógica y racional.
- Con respecto al salón de baile, me resulta muy interesante lo del ajedrez. Probablemente sea buena idea colocar las piezas como estaban en las posiciones que encontró Elizabeth el primer día, y si eso no funciona buscar en libros, lienzos y cuadros si hay otras jugadas representadas.
En cuanto a la exploración subterránea guardo algunas dudas, pero de una u otra forma, quienes secuestraron a Robert, Albert y Ebenezer, y Dios me perdone si me olvido de alguien, estarán cerca de allí, sin duda. Pero me parece imprudente ir a buscarlo o buscarlos durante la noche, creo que como la exploración que hicimos antes, requería de otra preparación. Ahora sólo nos queda esperar su vuelta.
Se reclinó en su asiento, y tras un trago de cognac prosiguió.
- Yo no estuve exento de descubrimientos. Quise despejar algunas dudas con la vieja Tata, y creo que lo hice. Les cuento: Efectivamente, como sospechaba, hubo una flecha verde real. Estuvo un tiempo en una estatua al frente de la casa, señalándola. Y luego desaparecieron, primero la flecha, y luego la estatua, que fue destruida. Lo siguiente se pone muy interesante -dijo mirando a Eleanor y Elizabeth, como cuando les contaba cuentos de pequeñas. Padre estuvo buscando la flecha, por toda la casa antes de morir, según palabras de Tata.
Esperó a ver la reacción de sus hijas frente a la revelación.
- Probablemente quienes nos atacan desde las sombras desean ese objeto, que debe ser muy valioso. No me cabe duda de que es el "arma" al que aludía Padre en su testamento.
Pero no fue lo único que me dijo Tata. También dijo... -Charles dudó frente a la presencia de los Alistair, pero al fin y al cabo todos estaban juntos en aquello, al menos los que estaban presentes. Dijo que los Knight no son de aquí, que vinieron de otro lado, aunque no sabía de dónde. Según los indicios, me inclino a pensar que de Escocia, pero esas son sólo conjeturas mias.
Hay... algo más. Charles dudó de contarlo un momento, por temor a empañar la memoria que tenían sus hijas de su abuela, pero debía darles todos los elementos por si él no estaba. Mi madre, cuando falleció John Jr., mi hermano, pidió que cuando muriese fuera enterrada con él, y estaba convencida de que estaba en el mausoleo familiar, pero nunca se encontró el cuerpo de John. Una mirada triste invadió el rostro de Charles, recordando a su hermano. Por eso quiero ir al cementerio, para ver por qué mi madre pensaba que John Jr. estaba allí. Tata piensa, y creo recordar lo mismo en el testamento de Padre, que todo cambió con la muerte de mi hermano.
Charles se sumió en un pesado silencio por un momento, pero justo antes de que el siguiente tome la palabra, interrumpió.
- Ah! ... Lo siento, pero recordé algo más que dijo Tata -reflexionó. Dijo.. bueno, hay que entender que es anciana y cuando me vió se imaginó que era pequeño, como cuando ella me conocía, lo que pone en duda todo lo que dije, pero ella me dijo que mi Padre está aquí, en la casa, y que si bien no puede protegernos a todos, si puede elegir a uno cada noche -finalizó, tal vez dando falsas esperanzas a Elizabeth, pero como padre se veía impotente ante los peligros que enfrentaban cada noche. Tal vez que su abuelo estuviera protegiendo a alguno de ellos le daría esperanzas de que aquella pesadilla podría terminar bien. Charles, desde luego, no lo creía.
Mientras los adultos charlaban como niños emocionados contando las aventuras del día, Arthur siguió pulsando las teclas de su nuevo juguete...
Y no ocurrió gran cosa, salvo que el sonido se volvió más melancólico a medida que al niño lo embargaba el sueño, con el cansancio de otro largo día abrumándolo.
Motivo: Voluntarios al Infierno
Tirada: 1d20
Resultado: 7
Las teclas del jueguete volvieron a sonar mientras otra nueva noche caía sobre Green Arrow.
Motivo: Después de la noche: Qué ocurre con su personaje?
Tirada: 3d20
Resultado: 6, 15, 9 (Suma: 30)
Sentía que aquella noche él sería uno de los elegidos, que volvería a ver a Octavius, y a William, y al Duque.
Y sentía que madre también estaba en peligro, que tal vez al despertar no la encontrara... Era injusto, aquella casa era cruel y los Knight habían empezado todo aquello y los Alistair estaban pagando incluso ahora y... no era justo, todos debían pagar el precio.
Motivo: Voluntarios al Infierno
Tirada: 1d20
Resultado: 11
Motivo: Voluntarios al Infierno
Tirada: 1d20
Resultado: 7
Perdón, la segunda tirada sobraba.
Y siento que perjudique a alguien, pero llegados a este punto...
Suerte!