Al salir de la biblioteca, es de noche. Aunque por la hora solo debería estar oscureciendo levemente, es totalmente de noche.
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Pese a que no hay ninguna farola encendida, Lylia ve bastante bien en la oscuridad. Como si los edificios y demás objetos tuvieran iluminación propia. Leve, pero propia.
Los árboles del parque de delante de la biblioteca dibujan extrañas figuras en la oscuridad. Las fuentes del parque no paran de funcionar, y su ruido es absolutamente lo único que se oye en la oscuridad de la noche.
A medida que Lylia avanza por el camino que lleva a su casa, la noche se va tornando espesa, hasta convertirse en niebla.
El corazón se me acelera. Empiezo a tener miedo, no es para nada normal que la noche se vuelva tan oscura tan rápidamente.
Intento sacar el móvil y iluminar como puedo al camino con él, voy casi corriendo intentando siempre estar tocando una pared para orientarme.
El móvil de poco está sirviendo a Lylia. Como mucho le permite ver dónde pisa, pero no ve más allá de un palmo. Al avanzar unos pocos metros más, parece que la niebla se disipa.
Lylia acelera un poco el ritmo hasta salir completamente de la niebla, para encontrarse finalmente en frente de la biblioteca, de nuevo.
Entro en la biblioteca de nuevo a esperar que la niebla se vaya un poco de la ciudad para poder volver a mi casa. Me voy a sentar en uno de los sofas para leer libros, diré en casa que me he quedado hasta tarde estudiando porque tengo trabajos que entregar.
Cuando llegas a la puerta de la biblioteca te das cuenta de que está cerrada.
¿Cuánto tiempo ha estado Lylia vagando por la niebla?
Mientras Lylia medita una forma de solucionar esto, con la poca calma que le queda, comienza a oir unos pasos a lo lejos. Son pasos muy sonoros, como si pisara usando madera.
Finalmente, de entre la niebla, aparece una chica joven, de unos 17 años. Tiene el pelo morado largo, y el semblante bastante serio. Va vestida de Miko[1] y lleva unas sandalias de madera, lo que explicaría el sonido de antes.
[1] Miko es la palabra que se utiliza para las sacerdotisas de los templos en japón, por si aca no la conocías.
- Buenas noches. ¿Andas perdida? - dice sin cambiar la expresión de su cara.
Habla como si todo esto fuera normal. Como si esa niebla no existiera y Lylia solo fuera una niña pequeña que no sabe por donde debe ir a casa. Pero era la única persona con la que se había encontrado desde que salió de la biblioteca.
Miro la hora que es en el móvil mientras miro de reojo a la chica que tengo delante.
Las 8 de la tarde. ¿Debería siquiera ser de noche a esta hora?
-Esto es muy raro...- me dijo para mi. - ¿Quizás había algo en el agua o en el aire? No me encuentro mal por lo que antes de llamar a una ambulancia o a la Policia debería intentar llegar a casa.- Concluyo mi monologo interior.
- Sí.. Parece que estoy perdida. - Digo mirando a la sacerdotisa. - ¿Tu que estás haciendo por estas calles? No hay ningún templo shintoista cerca. -
- Sí que lo hay. Está a unos minutos. Si quieres otro día te llevaré, pero por hoy debería llevarte a casa.
La sacerdotisa empieza a caminar, pero se gira y dice:
- Soy Mei Mizushima. - y te tiende la mano.
Después de las presentaciones te dice:
Si quieres regresar hoy a tu casa, tendrás que seguir unos sencillos pasos que te diré a continuación. ¿Está claro?
- Bien, vayamos a mi casa.- Me quedo mirando a la sacerdotisa.
- ¿Cuales son esos pasos que hay que seguir?- Lo digo con recelo puesto que cada vez la probabilidad de que acabe llamando a la policía es más alta.
- Agárrate fuerte a mi, o el riesgo de perderte será muy grande. Cierra fuertemente los ojos, aunque igualmente con esta niebla no verías nada. Y piensa en algo que te mantenga ocupada. Algo que te guste. - mientras dice esto, pone a tu disposición la manga de su vestido, para que puedas agarrarte a ella.
-Definitivamente debo tener algún tipo de intoxicación. Mañana iré al ambulatorio a que me hagan unas pruebas.- Pienso para mi. Pero mientras quizás acabe en casa.
Me pongo los cascos [ref 1] y agarró a la aparición con fuerza mientras me concentro en la canción.
- Cuando quieras...- Digo sin mucho convencimiento pero agarrando con una fuerza solo propia de alguien con miedo de lo que va a pasar.
Parece que la Miko la va llevando sin problemas. Lylia no abre los ojos en ningún momento. Tampoco hay más sonido que los pasos de ambas chicas.
Mei le va llevando, y de vez en cuando se para unos segundos, solo para volver a caminar momentos después.
En lo que parece una eternidad después, Mei dice:
- Hemos llegado. Puedes abrir los ojos.
En efecto, estaban delante de su casa. Cómo sabía Mei que esa era su casa era un misterio por otra parte. Cuando Lylia se quita los cascos, Mei dice:
- Ahora necesito que me escuches con atención - al ver la cara de Lylia, añade -. Y necesito que consideres que todo esto ha sido real. Puedes tocarme - te tiende la mano -. Soy totalmente real. A lo que iba. Ten cuidado estos días. Por alguna razón te has convertido en el objetivo de un Arcano. No eres la única, pero estoy aquí para ayudaros. No salgas de casa sin esto - y te entrega un amuleto hecho de tela -. Si lo haces... bueno, mejor que no salgas sin él y punto. Con él creo que al menos podrás encontrar el camino a casa si te vuelve a pasar esto.
Se queda mirando fíjamente a Lylia unos segundos, hasta que finalmente dice:
- Tienes... ¿alguna pregunta?
- Sí pero necesito volver a casa cuanto antes. - Saco el móvil y busco el templo shintoista más cercano.
- ¿Estarás aquí - Muestro la pantalla con la posición del marcada - mañana?- Si es así nos encontraremos allí.
- Estoy todo el día en el templo, o en las escaleras que llevan a él - contesta amablemente -. Ven mañana cuando estés más calmada y responderé todo lo que sepa.
Subo rápidamente a casa y lo primero que hago es meterme en la cama sin decir nada.
Me quedo así un tiempo que me parece infinito hasta que me recompongo un poco y preparo como un autómata la cena. Intento ordenar mi mente para entender qué acaba de pasar.