Partida Rol por web

 - ¿Qué pasa Saki? ¿Por qué has venido corriendo a abrazarme?

Hana se encoje de hombros y devuelve el abrazo a Saki, como si nada. Y realmente, mientras estaban abrazadas parecía que no estuviera ocurriendo ni hubiera ocurrido nada segundos antes.

"Así solo conseguirás ocultarlo más Saki. Pregúntaselo directamente. Pregúntale si te ha mentido."

"¡Callate!" Piensa Saki con rabia. "Si me lo oculta tiene que ser por algo grave, no pienso interrogarla, se..." Su fuerza perdía intensidad. "Se que ella me lo diría... No me lo ocultaría..." Saki no pudo reprimir las primeras lágrimas.

Saki se limpio un poco las lágrimas con el puño, aunque era consciente de que se iba a notar de todas formas. Se apartó un poco de Hana, aún aguantadola por los hombros. 

- Yo... Seguramente solo estoy algo paranoica. - Miró a Hana, ¿Debía insistir? Quizás si le contaba lo que le había estado pasando... Quizás entonces Hana se soltaría un poco más. - Me han pasado muchas cosas esta semana, y todas relacionadas con los arcanos. Me gustaría contarte todo lo que se. 

Saki se volvió a sentar e invitó a Hana a sentarse a su lado, intentando aparentar una sonrisa.

Saki comenzó desde el principio. Le explicó su primer encuentro con D-Five y las sensaciones que había tenido en ese momento sobre lo que le había pasado. Después pasó lo de la biblioteca, así que no se extendió mucho en ese aspecto, ya que Hana sabía casí todo. Cuando llegó el punto en el que se encontró con Tsukihime se comenzó a extender más. Le detallo sus sensaciones e ideas en esos momentos y como había estado hasta ese momento investigando sobre los arcanos. Acabo explicando lo que más se temía. 

- Asi que concluí que un arcano era una parte de ti mismo... Una parte que busca solucionar un problema que tienes. Es decir, si existen... Es porque hay un problema que tenemos que resolver. - Saki miró fijamente a Hana en ese momento, esperando algún tipo de reacción.  

- Vaya, pues por ser parte de ti es bastante grosera. - Hana mira a Tsukihime. Tsukihime mira a Hana, pero no dice nada - Ya sabes Saki que no soy muy buena con estas cosas. No sé si podré ayudarte con el... problema que tengas. Pero haré todo lo que pueda.

"Qué forma tan elegante de librarse."

Hana vuelve a abrazar a Saki. No con fuerza, pero con cariño.

Saki aguantó ese brazo largos segundos, pensando en la ternura de ese gesto. Se sentía liberada ahora que le había contado todo a alguien, pero aún así sentía que el resultado la había dejado vacía. Esperaba un poco de confrontación, algún impedimento que provocara que las cosas no siguieran como estaban, pero solo había encontrado comprensión. Ese hecho la calmaba pero al mismo también la estaba oprimiendo. No podía permitirse sentirse así sabiendo que seguramente su amiga le estaba mintiendo. Por un momento quiso imaginar que era mentira, que solo era ella imaginándose lo peor. Pero, ¿A quien iba a engañar? Si Tsukihime no confiaba en las palabras de Hana, era ella misma la que no confiaba en ellas... No iba a poder aguantar mucho tiempo con esa duda en mente. 

Saki se volvió a separar de su abrazo. De forma pausada, planeando lo que iba a decir con cautela. 

- Hana... ¿De verdad no tienes nada que contarme? - Entonces tragó saliva, sabía que se arrepentiría más tarde de lo que estaba diciendo. - Sea lo que sea, yo también quiero ayudarte. 

¿Qué había en la cara de Hana? ¿Era decepción?

La sonrisa de Hana se había desvanecido. No por completo, pero se apreciaba que no estaba como siempre. Sea como sea, esa última pregunta sí pareció afectar a Hana.

- Ya te he dicho que no.

Hana se aleja.

No se mueve, pero se aleja.

Cada vez más, Hana se aleja. Sin mover los pies. Estática, mientras mira a Saki con esa nueva cara. Una cara que Saki no conocía.

Pero lo más sorprendente, es que Hana no había parecido darse cuenta de ello hasta ahora.

- ¿Eh? Saki, ¿por qué estás tan lejos?

Ahora la cara de Hana era de preocupación.

- Saki. - Hana comienza a caminar hacia Saki, pero sin moverse - ¡Saki! - Hana comienza a correr, pero no se mueve del sitio - ¡SAKI!

Impotente, Hana se deja caer.

Y comienza a llorar.

Que Saki recordara, podría ser la segunda vez como mucho que oía llorar a Hana, y la última vez fue poco después de conocerla, cuando se cayó y se hizo daño en la rodilla.

Era un llanto que le partía el corazón a Saki. Era como si la felicidad comenzara a llorar. Si eso ocurría, ¿qué quedaba en la felicidad que fuera realmente felicidad?

Los llantos de Hana continúan.

- ¿Qué es lo que pasa Saki? ¿Qué es lo que está pasando?

Tsukihime está cerca de Saki, pero opta por hablar mentalmente con ella.

"Saki, su Arcano es muy fuerte y peligroso. Cada vez tiene más fuerza. ¡Saki! Comienzo a dudar seriamente de las palabras de Mei. ¡Ese Arcano quiere hacernos daño!"

Saki se había quedado paralizada. Las lágrimas de Hana habían hecho que algo dentro de ella se rompiera. ¿Porque estaba llorando su ideal? ¿Por que aquello que era lo que Saki quería ser tenía que llorar también? ¿Que sentido tenía la vida si su objetivo en la misma se podía ver destrozado con esa facilidad?

Por suerte las palabras de Tsukihime hicieron por fin reaccionar a Saki. Si Hana no estaba... Si Hana se alejaba de ella... Si Hana lloraba... La vida ya no tendría sentido. ¿Que su arcano quería herirlos? Pues lucharía. Quizás no conociera los limites de ese ser, pero eso ya le daba igual a Saki. Prefiría morir antes que dejar a Hana así. 

Saki comenzó a avanzar con paso decidido hacía Hana, haciendo la fuerza que fuera necesario o corriendo si ve que no consigue acercarse. Una fuerza ya no humana la estaba impulsando, como si se tratase del impulso depredador de un animal. También algo de ella deseaba que Tsukihime le diera fuerzas para luchar con lo que sea que se fuera a encontrar. 

Saki comienza a caminar hacia Hana, aunque una fuerza, que por lo visto emana de la misma Hana, se lo impide.

De pronto, unos brazos semitransparentes y negros, casi invisibles, aparecen teniendo como origen Hana y salen disparados hacia Saki.

Instintivamente esta se cubre la cara con los brazos, pero nada ocurre. Al abrirlos de nuevo, Tsukihime se había puesto en medio y había recibido el golpe.

https://www.youtube.com/watch?v=9GgMrxk_WPU&fe...

"Saki, esto es algo que debemos hacer juntas."

Entonces Tsukihime se abrió de brazos, y Saki sabía lo que tenía que hacer. Avanzó hacia ella... y ambas se fundieron. La misma sensación que cuando lo hicieron frente a D-Five.

Saki se sentía más veloz. Sentía la cola crecer en la base del coccyx y unas orejas de loba que ya estaban totalmente formadas. Sus colmillos eran más largos y sus zarpas eran ahora largas y afiladas. Las escondió. No, ese no era el objetivo.

Al mirar al frente, los brazos semitransparentes salían disparados de nuevo hacia Sakihime.

Había llegado el momento.

Los brazos iban a una velocidad inhumana. Pero Saki no se iba a quedar de brazos cruzados. Un amago hacia la derecha... y de repente da un salto a la izquierda. Los brazos se estampan contra el banco en el que anteriormente estuvieron sentadas y Sakihime sale corriendo hacia Hana.

Otros dos nuevos brazos salen disparados, y los anteriores vuelven hacia Sakihime. Mientras corre hacia delante en lo que parece una distancia insalvable, Sakihime se percata de que Hana se aleja sin moverse de nuevo. Sakihime se acercaba a ella, pero no lo rápido que quisiera.

De nuevo esquiva los brazos. Un salto. Una vuelta sobre sí misma, una finta más. Los brazos no terminaban. Querían apartar a Sakihime, pero ella era más rápida.

La carta del Arcano brillaba en el bolsillo de Saki. Ella lo sabía, pues ella misma, de alguna forma, brillaba también.

Una voltereta hacia atrás. Sakihime se echa a su derecha para que no le dé un brazo.

Ahora hacia la derecha. Mira fíjamente a Hana. Estaba cada vez más cerca.

Un último sprint. Sakihime sale disparada a una velocidad inimaginable, como impulsada por un muelle.

Saki estaba justo delante de Hana, con una rodilla en el suelo, cara a cara. Hana aún tenía lágrimas en los ojos y lloraba débilmente.

Un brazo tenía agarrado a Saki por el cuello.

Sakihime tenía agarrada a Hana por un hombro. En ese momento Saki reacciona. Todo había pasado volando y de forma casi automática. Puede que Tsukihime dijera que el Arcano de Hana era poderoso, pero parecía que Tsukihime lo era más.

La carta brillaba en el bolsillo de Saki. Brillaba con fuerza, como si emitiera luz propia. Había que hacer algo. Algo. La carta lo pedía.

Saki se mantuvo en esa situación varios segundos. Sentía la tentación de coger la carta, sabía que hacerlo iba a ayudarla a acabar con aquello. Pero se negaba, se negaba a terminar aquello de forma abrupta, de una forma irreal que no solucionase nada. Estaba segura de que aquello iba a ser solo poner un parche sobre la herida y Saki no estaba dispuesta dejar ese asunto zanjado a medias. Y más valía que Tsukihime no se lo impidiera. 

Aquel era un problema de Hana, Saki quería creer que en el fondo no quería hacerle daño, que solo quería esconder su dolor. Esa resistencia era lo que estaba provocando el ataque. Si Saki pudiera convencer a Hana de que podía confiar en ella... Si pudiera demostrarle que jamás la juzgaría por nada... Que estaría a su lado pasase lo que pasase... ¿Acaso no significaba aquello la amistad? 

Solo quedaba rezar que Hana escuchase sus palabras. 

- Hana. - Dice Saki lentamente, eligiendo las palabras. - Quiero ayudarte... Pero antes tienes que ayudarte tú. Me da igual la clase de problema que tengas, yo lo entenderé y lucharemos juntas por solucionarlo... Pero primero debes confiar en mí y en lo que te voy a decir. 

Saki espera alguna reacción en Hana. 

Hana sigue con sus sollozos, ahora algo débiles.

Saki no sabría decir si Hana le escucha o no, pero los brazos ya no la apartan. Al menos, Saki podría decir tranquila sus palabras.

Saki se preparó para lo que quería decir. Quizás no le sentará bien a Hana, pero era mejor aquello a que ella viera a su arcano como un ser maligno. Viendo lo que había visto, eso solo crearía más problemas. 

- Hana... Se que ahora es difícil... Pero debes entender que tu arcano es parte de ti. - Espero unos segundos a que Hana asimilara esta información y luego prosiguió. - Se que ahora sientes que no puedes controlarlo...

"Y espero que puedas hacerlo en algún momento."

- Pero si él esta aquí es porque hay algo que debes resolver. Si intentas ocultarlo las cosas podrían ir a peor... - Saki se centró en mirar fijamente a Hana, como si sus rostros fuera lo único que hubiera en el mundo en ese momento. - Por favor, cuéntame que es lo que te atormenta. Si quieres... podremos intentar resolverlo otro día o con el tiempo... Pero... Al menos libérate de este dolor.

Saki le apretó la mano a Hana, intentando mostrar un estado de tranquilidad y confianza mucho más allá de su verdadero estado actual. 

Hana lloró con fuerzas renovadas, pero el brazo había soltado a Saki.

Hana le devolvió el apretón a Saki. Hacía mucha fuerza, pero no hacía daño a Saki.

Finalmente, aún llorando, Hana se abrazó a Saki. Hana no dijo que fuera a aceptar la propuesta de Saki, pero la manera en que se había rendido a ella decía más que todas las palabras del mundo. Aceptaba su ayuda.

De repente, el bulto en el bolsillo de Saki desaparece. Saki se lleva la mano instintivamente, pero no hay nada.

"No la busques Saki. Esa carta es ya parte de ti. Parece que ha reaccionado ante... alguna condición que has cumplido. Seguramente al hacer esta escenita con Hana."

Lo mirara como lo mirara, ya no estaba ahí. Que la carta fuera realmente física ya era una duda desde el principio, pero su desaparición repentina era la confirmación. Aunque habían cosas más importantes ahora. Como Hana.

Hana había aceptado a Saki como su protectora. Saki había aceptado la responsabilidad de proteger a Hana. Proteger a Hana de su propio Arcano... eso signficaba ayudar a alguien con sus problemas. Nunca le había parecido algo tan temerario hasta ahora.

"¿La escenita?" - Piensa Saki, sin el menor tono de reproche tras el comentario de Tsukihime, estaba segura que a ella también le había gustado aquello, la desaparición de la carta parecía hablar por si sola.

Las lagrimas comenzaron a manar de forma instintiva, pero eran lagrimas de felicidad. Saki le devolvió con fuerza el abrazo a Hana, pero esta vez con más confianza. Saki estaba feliz, se sentía feliz porque nunca había pensando en que podría ayudar a alguien de la forma en la que quería ayudar a Hana. Siempre había imaginado que era ella la que reventaría en algún momento pero ahora... Ahora podía sentirse útil. La calidez de su amiga entre sus brazos la llenaba de algo más grande que la felicidad, la llenaba de amor. 

Tras pasar un tiempo que se hizo eterno en esa postura Saki decide levantarse y ayudar a Hana a hacerlo. Ahora un largo camino se extendía por delante. Sabía que iba a ser duro, pero no se arrepentía. Pocas veces en la vida se había sentido tan satisfecha de una decisión tomada.

Saki acompañó tranquilamente a Hana hasta un banco y espero que se calmara.

Hana tardó aún un rato en calmarse, pero no había punto de comparación con cómo había estado.

Cuando ya no hacía ningún sonido derivado del llanto o los pucheros, de forma bastante súbita, Hana empezó a hablar:

- Lo siento mucho Saki. Te mentí. No he ido a trabajar. Realmente fui elegida para el puesto pero... no fui ninguno de los días designados para grabar.

Saki esperaba que a Hana le costara explicar las cosas, pero parece que no era así.

"Parece que su problema no está directamente relacionado con mentir, Saki. Ningún mentiroso confiesa tan rápido, ni ante su mejor amiga."

La expresión de Hana en ese momento daba lástima. Se podía ver la vergüenza en sus ojos y mejillas. Además miraba al suelo.

- Realmente... me siento mal por haberles hecho perder el tiempo así. Creo que tendré que ir a disculparme.

"¿Falta de confianza, quizás? O quizás algo o alguien que se lo impidiera directamente..." 

Saki no se había planteado comenzar a divagar tan pronto ni que Hana comenzará de forma tan directa. Para las pistas que le estaba dando Hana no sentía que pudiera sacar su problema de forma fácil, sin un problema no había una solución... 

Entonces Saki se centró. Lo importante en ese momento no era solucionar ya el problema, lo importante era que Hana se planteara en primer lugar que tenía que solucionarlo. Quien sabe, quizás ni siquiera ella misma supiera cual era el problema concreto. En todo caso, ¿Habría faltado a los ensayos a propósito? Parecía muy ilusionada cuando se lo contó... Casi parecía que realmente algo externo se lo había impedido. ¿Estaría ella escudando ese factor? ¿Buscando tener la culpa de ello cuando realmente no era así? ¿Se vería Hana afectada con facilidad por lo que la rodeaba? (Aunque aquello último no tenía sentido para Saki, al menos no para la Hana que conocía). 

Había demasiadas vías abiertas aún. Paso a paso... sin forzarlo... 

¿Ir a disculparse? Quizás eso calmaría la culpa que sentía pero... ¿Era justo que lo hiciera? En el fondo pedir disculpas era una forma de declararse culpable de su problema, ¿Era realmente así? 

- Puede que sea bueno... Si... - "¿Si te justificas? ¿Si les explicas el porque?" - Si vas a hablar con ellos... Seguro que te darán una segunda oportunidad. - Saki se quedó un momento callada, pero después prosiguió. - Realmente tenías muchas ganas de hacer ese trabajo, ¿Verdad?

"Por favor, se sincera..." - Rezó Saki para si misma. 

Hana mira a Saki con un cara que decía que volvería a ponerse a llorar de un momento a otro.

Cuando parecía que iba a estallar de nuevo, Hana hace que no con la cabeza.

En una voz bastante débil, Hana confiesa:

- No quiero trabajar...

"Ahí lo tienes, Saki."

Hana se tapa la cara con las manos. Vuelve a llorar. Le falta potencia, pero las lágrimas resbalan entre sus manos y caen al banco.

- Soy despreciable.

"No..." - Susurra en pensamientos Saki. - "La Hana que conozco es una Hana fuerte, que no se rinde ante sus ideas... La Hana que conozco no se parece en nada a esto..."

¿Pero como iba a poder decirle algo así? Hana se había convertido en un ideal para Saki, su felicidad, la facilidad con la que podía hacer las cosas y su determinación a la hora de hacer algo. Todo eran cualidades que Saki admiraba y enviaba... ¿Que era despreciable? Ni por asomo... Pero... ¿Y si había estado aparentando todo ese tiempo esa fuerza?

Saki se había planteado cientos de veces lo fácil que resultaba aparentar que eras un peón para lo sociedad. Una parte prescindible pero que podría llegar a ser útil si cumplía las normas y sabía moverse por el tablero de juego. ¿Era acaso Hana otro peón? No... Hana no podía ser un peón... Hana era la única persona que había hecho que Saki no sintiera que era un simple peón que debía seguir su camino. Una pieza con ese poder... El poder de cambiar la vida de alguien... 

¿Quien se estaba mintiendo aquí? Era Saki la que había visto a Hana siempre como un ser poderoso... ¿Se equivocaba? ¿O era Hana la que se mentía a si mismo?

Quizás Saki se había estado apoyando en un ideal imposible... ¿Como iba a existir alguien como Hana en realidad? Todos tenemos un arcano, todos tenemos un problema en mayor o menos grado... 

Pero... ¿Y si realmente era la segunda opción? ¿Y si era Hana la que se mentía a si misma? Reina de un tablero de juego que acaparaba una responsabilidad mayor de la que podía asumir. ¿Pero cuando había comenzado a ser así? Quizás algo la hubiese motivado a ello... 

Fuera la opción que fuera ahora lo importante era que Hana tuviera ganas de ayudarse... Si no se veía capaz de hacerlo, solo iban a conseguir dar vueltas en círculos. 

- Hana... No digas eso... Ni se te ocurra. Tú... Tu eres una de las personas más fuertes que conozco. Se que lo eres porque se que puedes enfrentarte a todo lo que se te presente. Yo lo he visto con mis propios ojos. 

"Y pensar que hace un par de días yo no hubiese aceptado estás palabras..." - Saki no podía dejar de sentir que era una hipócrita por intentar solucionar el problema así. 

- Claro que puedo. No me has entendido. ¡Es que no quiero!

Hana miraba ahora fíjamente a Saki. Tenía los ojos rojos. Estaba en ese punto en el que has dicho tanto que ya no puedes detenerte.

- Vivo con mis padres, y me pagan lo que necesite para vivir. Vivo feliz con ellos así. No necesito nada más.

Hana finalmente se había levantado. Durante el discurso, su voz había ido cambiando de triste a enfadada. Enfadada con ella misma.

- ¿Y cómo se lo pago? No... ese es el problema. No se lo pago. Tengo la oportunidad de salir y ganar algo para ellos. Pero no quiero. Podría estudiar algo, como decidiste hacer tú. Pero tampoco lo hago. Sé perfectamente que debería hacerlo. Es lo que nos pide la sociedad. Hoy día es necesario para vivir.

Se gira hacia Saki.

- ¿Entiendes por qué soy despreciable, Saki?  No me falta ejemplo a seguir. ¡Mírate! Estás estudiando y trabajando a la vez, y nadie te dijo que lo hicieras. Pero sabes cuál es la responsabilidad de cada ciudadano. Sabes la tuya. Y la cumples. ¡Pero yo no!

Hana ya no lloraba, pero estaba desatando toda su furia contenida contra si misma. Mientras desatara la furia gritándole al aire y no de otra forma...

A Saki aquello le comenzaba a sonar demasiado conocido. El hecho de que las palabras de Hana ya hubieran pasado por su cabeza alguna ocasión la comenzó a irritar. 

Pero la diferencia era muy simple... Hana había podido vendarse los ojos ante la realidad y no hacer nada, Saki se los había vendado y había dejado que otras manos la guiaran. Aquello era una locura... ¡No eran tan diferentes! Si lo que decía Hana era cierto... El ideal que seguía Saki era solo una parte irresponsable de si misma. Aunque Hana no había dicho que fuera infeliz con su vida... y Saki si que lo habría afirmado... Y lo afirmaría hasta que se resolviera su problema.

El problema era la responsabilidad, ese era el punto clave... Ser consciente de que tus actos generan repercusiones a diferentes escalas. Si el problema de Hana no era ese... Entonces le iba a costar más entender que es lo que pasaba por su cabeza. 

¿Pero como podía ayudar Saki en algo así? Como podía ayudarla cuando Saki era la primera que pensaba que la responsabilidad no podía generar felicidad... Que la gente es mucho más feliz cuando menos sabe de la realidad...

Saki estaba en un punto muerto... Si no podía ayudar a Hana entonces tendría que comenzar ayudándose un poco a si misma. Quizás juntas pudieran llegar alguna conclusión.

- ¿Y crees que el hecho de estar donde estoy me da más seguridad? - Saki se había cansado de las quejas de Hana y miraba al suelo, sombria. - ¿Crees que se continuar desde donde estoy? Solo me dejo llevar, Hana... - Saki estaba llorando. - Solo me dejo llevar... Hasta darme de bruces con un muro. Y al final solo puedo ser consciente de que me tengo que conformar, que cada vez la responsabilidad será más grande. Simplemente tendré que seguir adelante...  

"Aunque la felicidad no signifique nada al final..." 

Negro

"Aún no se como lidiar conmigo misma..."

Negro

"Pero esto aún no esta perdido... No lo puedo permitir..." 

Saki se levanto, aguantando las lagrimas que pudiera caer a continuación. Su expresión revelaba una cierta rabia. Estaba claro que ella también tenía motivos para cabrearse con ella misma. Pero el no poder ayudar a Hana ahora que lo estaba intentando era lo que la cabreaba de verdad. Su ira acompañó a las siguientes palabras. 

- ¡Pero nadie es perfecto! - Lo había gritado tan alto que pensó que podría haberlo escuchado medio barrio. - Es perfectamente natural que odies la responsabilidad, no puedes ni debes sentirte culpable por ello. ¡Porque es natural que lo rechaces! Solo un loco aceptaría la responsabilidad como algo placentero. Es una tortura continua, algo que tener que asumir para poder sobrevivir en esta sociedad. Pero odiarlo es natural... Y el odio no es tan malo como crees... Te ayuda a recordar que sigue ahí, que tienes cosas que hacer en este mundo. - Entonces se paró, estaba hablando demasiado para el mensaje que quería transmitir. - Lo que te quiero decir Hana, es que no te tienes que preocupar por algo como eso, porque... porque... - "Porque..." - Es algo que no vas a pasar sola. 

"Solo necesitas aprender a asumirlo..." 

- De verdad Saki, muchas veces pienso que no te merezco.

Hana da un abrazo a Saki, de nuevo. Pero esta vez es un abrazo tierno, de amistad, no un abrazo que buscara el cobijo de alguien. El único objetivo de ese abrazo era el de mostrar agradecimiento a Saki. Parecía mentira, lo que un abrazo, con todas sus sutilezas, podía decir.

- Y ahora... debería marcharme. Creo que iré a disculparme. Y tú deberías ir a la biblioteca, casi es tu turno.

Hana se gira para marcharse, pero se vuelve a girar y dice:

- Podemos vernos otro día. Mañana no tienes clase. ¿Te apetece que nos veamos?

¿Ya está?

"No, esto solo acaba de comenzar... Pero las dos estamos demasiado cansadas para continuar..." 

Saki intentó sonreir. Si la cuestión ahora era aparentar tranquilidad no merecía la pena insistir en el tema.

"Pronto volverá a pasar... Y espero que en ese momento este mejor preparada. Al menos con mis ideas más claras... Arcanos malvados, eh... La próxima vez tendré que ser más agresiva..."

Saki le devolvió el abrazo pero no respondió directamente. Cuando Hana le recordó la biblioteca se presentó la salida ideal para ambas. Cuando mencionó lo de quedar, Saki recordó por fin uno de los motivos por los que había aceptado quedar con ella. 

- Si, de hecho había pensando en quedar con Lylia y sus amigos... y otra gente, gente que también tiene problemas con los arcanos. Me gustaría hablarles de lo que te he hablado hoy a ti. 

Una vez acordado el lugar y la hora de quedada Saki se despidió de Hana intentando que no se notará lo que le costaba ese simple acto. No se movió hasta que la vio marchar.

"Y allí va mi nuevo objetivo... Ojala tenga la fuerza para seguir intentando cumplirlo. Hasta que puede ver sonreír a Hana de verdad de nuevo..." 

Con ese pensamiento en mente, Saki se dio la vuelta y se encaminó hacía la biblioteca.