Partida Rol por web

La alarma despierta a Akito. Parece que el somnífero dió buenos resultados.

De nuevo un día brillante. Akito se viste y baja a la cocina, donde ya está su padre. Después de intercambiar saludos y confirmar que Akito está mejor, su padre anuncia que se marcha pronto. Se despide de Akito y la casa queda en silencio...

Me dejo caer en la silla de la cocina, tratando de decidir que hacer. El problema con mi padre está resuelto, pero aún no sé que hacer con Kyoya. Me levanto y me preparo los mismos cereales de siempre, ahora es aún más importante comer bien si voy a tener que ponerme a huir de un jabalí gigante...

- HAHAHAHAHAHAHHAHHA - una risa histérica me surge desde el centro del pecho. Río hasta que no me queda aire en los pulmones y me deslizo hasta quedar en cuclillas mirando el suelo - ¿qué demonios está pasando con mi vida?

Trato de desayunar y me fijo en la hora, es casi media hora antes de cuando quedo con Kyoya. Lo mejor sería ir a su casa y decirle que tengo que ir al templo, si me pregunta algo ya decidiré que hago. 

Apuro los cereales y tras comprobar que lo llevo todo conmigo salgo de casa, pero no me pongo los auriculares, estoy demasiado paranoico y necesito poder oír todo a mi alrededor. Marcho a buen paso hacia la casa de Kyoya.

Akito avanza cautelosamente hacia casa de Kyoya. Cualquier mínimo sonido despierta el resto de sus sentidos, y cualquier esquina parece peligrosa. Cuando avanza una calle entera, el sonido de unos golpes en la pared de la casa derecha sobresaltan a Akito. Luego se percata de que es el sonido de cada mañana.

Finalmente llega a casa de Kyoya, y aún dudoso pica al interfono. Segundos después sale Kyoya a la calle.

- ¿Shuujin? Vaya, sí que llegas pronto hoy. TIIIIIIIIIIO.

- Je - su broma me saca una sonrisa en este día torcido - Es que quería avisarte - miro hacia el suelo como tratando de esquivarle, no sé si no será peor esto que mirarle directamente a los ojos... - de que quiero pasarme por el templo antes de ir a clase, y bueno...

Dejo la frase sin terminar, no teniendo del todo claro cómo podría continuarla.

- ¿Al tem...? - Kyoya pone cara de entenderlo todo - Aaahhh, con que es eso, ¿eh?, TIIIIIO. Sí, es bastante guapa, aunque no es mi tipo.

Kyoya tiene su propia historia montada y parece como si toda la historia le encajara a la perfección. Se muestra divertido pero a la vez confuso.

- Pero creía que querías olvidarte de esos temas hasta que terminaras los estudios...

- Escucha con atención - lo miro seriamente y de frente - ayer cuando salí del supermercado era noche cerrada y no habia nadie en la calle y de golpe apareció un jabalí gigante que me persiguió durante medio camino mientras la miko me decía que corriera. Cuando llegué a mi casa la miko apareció de no sé dónde y me dijo que eran los arcanos y que habían fijado en mí su objetivo. Quiero ir al templo para hablar con ella y que me explique si todo esto fue real o qué demonios está pasando. 

No sé si me creerá o no, o qué demonios hará, pero no puedo mentirle. Y mucho menos seguir una mentira sobre que estoy pillado de una tía...

Kyoya mira seriamente a Akito y le pregunta:

- ¿Hablas en serio?

Tras la confirmación de Akito, Kyoya cierra los ojos un momento y respira hondo.

- Es algo increíble. Nadie se creería esa locura. Pero de momento... - piensa un momento en lo que decir - de momento te creeré. Espera aquí un momento. Voy a por mis cosas y te acompaño al templo.

Kyoya entra a por su cosas, y en cosa de 2 minutos vuelve a salir, equipado para ir al instituto.

- Bien, estas son las reglas - dice Kyoya mientras comienzan a caminar -. Primero, no le cuentes esto a nadie más. Al menos de momento. Segundo, tienes que contarme más detalles. ¿Dónde fue? ¿Hay alguna marca de lo ocurrido en algún sitio? ¿Fuiste herido?

Comenzamos a andar y lo primero que hago es enseñarle los arañazos y raspones que me vi ayer en la bañera.

- Yo flipo tanto como tú, pero esto prueba que al menos ayer corrí y me caí, no sé si huía de algo de verdad o aluciné por algún motivo, pero lo cierto es que corrí y - me interrumpo al ver el paquete de magdalenas que compré ayer. Está en el medio de la carretera, y la mitad de la bolsa está aplastada y las magdalenas destrozadas, podría ser de la rueda de un coche, o podría ser del jabalí... Se lo señalo a Kyoya - ...y una de las bolsas de la compra se rompió. Ayer compré esas magdalenas.

- Están destrozadas...

- Podría haber sido cosa de un coche... 

Kyoya ha palidecido un poco al verlas, ciertamente no podemos saber qué es lo que las aplastó, pero si realmente fue el jabalí, para romperlas así tenía que ser un jabalí muy grande... 

- O una moto... - Ninguno de los dos queremos creernos realmente la posibilidad de que fuera el jabalí. Kyoya sacude la cabeza y me sonríe lo más fantásticamente que puede - Más te vale que todo esto no sea luego una gran broma pesada, porque te moleré a palos.

- Ojalá lo hagas...

Continuamos andando en silencio hasta que Kyoya toma aire y vuelve a hablar:

- Y ¿qué tiene que ver la miko en todo esto?

- No lo sé, realmente no tengo ni idea, por eso quiero ir al templo. Ayer me avisó de que tuviera cuidado con la noche, antes de ir al super, y al salir a la noche esa extraña me la encontré, me dijo que ya me había avisado y que si estaba bien, que ese era su trabajo, y luego oímos la cosa esa, y me dijo que corriera y tío, no me iba a poner a cuestionarle nada después de ver a la cosa aquella. Luego hubo un momento, como 20 metros por detrás de donde estamos ahora, que me dijo que me adelantara mientras sacaba una bolsa, y yo seguí corriendo hasta mi casa. Ahora que lo pienso no fue muy masculino lo de dejar a una chica sola frente a esa cosa...

- Tío, ¿qué dices? a lo mejor si hubieras decidido actuar "masculinamente" - lo dice con retintín - ahora no estarías aquí y a lo mejor ella tampoco. Déjate de tonterías. 

Le sonrío, tiene razón, no tiene sentido echarme en cara estupideces como esas. Y seguimos andando.

- Arcanos uh? 

- Eso dijo Mizushima - hago una pausa al darme cuenta de que Kyoya no entiende a quien me refiero - Mei Mizushima, la miko se llama así.

- Pues si se inventó ella el nombre podría haber pensado en algo más guay...

- Pffft. Tíiiiiiiiiiiio ¿en serio te estás quejando del nombre de las cosas que intentan matarme?

- Claro Tíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiio. Y más si tienen un nombre tan cutre.

- Bueno, dejemos tu duda para la última, no vaya a ser que se moleste o algo.

- ¿Tú crees? Por lo menos espero que me deje ponerle nombre al jabalí ese...

- No sé si quiero saber qué has pensado.

Kyoya hace el gesto de colocarse las gafas como si fuera muy interesante, y mirándome fijamente dice con voz pausada:

- Le llamaría - y aquí se detiene para darle más dramatismo - ¡EL MEGAPUERCO! 

Y extiende los brazos teatralmente mientras de fondo suena (https://www.youtube.com/watch?v=RXxWl1fwSwM).

- Dime que no has puesto eso con el móvil...

Mira como de reojo haciéndose el despistado.

- Era importante para darle la atmósfera correcta.

- Eres imbécil.

Y los dos nos echamos a reír. Y antes de que hayamos parado, ya estamos en las escaleras que suben al templo.

La Miko no parece estar en la parte inferior de las escaleras, así que decidís subir hasta el templo.

Cuando llegáis a la parte más alta de las escaleras, veis la caja de ofrendas en línea recta a unos 10 metros de distancia. A mano derecha hay una pequeña casa que, con toda seguridad, debe ser donde vive la Miko. Pero curiosamente ya hay una persona picando a la puerta...