Partida Rol por web

Finalmente llega la hora de cerrar la biblioteca y la jefa de Saki le da las gracias por un trabajo bien hecho, cierran la biblioteca, y se marcha cada una por su banda.

Es ya casi de noche. Aún se oye algún pájaro cantando, lo que a Saki le recuerda a Chika.

Mientras Saki sigue el camino a su casa, ya hambrienta, ve a lo lejos una figura extraña.

A medida que se acerca a la figura, la impresión de Saki sobre la misma no mejora.

Parece un chico joven, de como mucho 17 años. Pero lo realmente extraño es su vestimenta. Lleva una capa, un chaleco de cuero y unos guantes de cuero, los tres negros. Los pantalones son bastante holgados y negros también, y en los pies lleva unas gruesas y pesadas botas, negras también.

Está subido sobre un poste, y la farola de encima suyo le ilumina la cara, dejando ver unas lentillas rojas, que hacen que parezca estar endemoniado. Es pálido y delgado, aunque de una altura media. Por último, y para colmo, tiene una pose como de antihéroe, con una mano tapándole la mitad de la cara, y mirando al cielo de forma filosófica.

A unos 10 metros de él, el chico se percata de la presencia de Saki.

El chico pega un salto y baja del poste con gracilidad.

https://dl.dropboxusercontent.com/u/44992002/Arcan...

- Buenas noches, noble dama. Es posible que usted esté en peligro. Anda suelto un Double-Dark-Dragón que escapó ayer de su jaula de contención. Recomiendo que marche a su casa lo antes posible, no sea que las energías oscuras que emanan de la zona atraigan a tan peligroso ser.

Además de lo obvio, la manera en que habla este chico transmite una sensación extraña. Pretende hablar como un personaje de un juego de rol, pero en un tono extremadamente formal.

Al ver la cara de Saki, se apresura a añadir:

- Double-Dark-Dragon Destroyer of the Doom para servirla, mi señora. O si lo prefiere, puede llamarme D-Five.

Por como le habla y estando ya más cerca, Saki puede imaginar que es menor que ella.

Saki se quedó paralizada. Las posibles acciones a tomar se mezclaron en su cabeza sin sentido ni orden.

La primera posibilidad era imaginarse que el cansancio le había provocado alucinaciones, aunque esto resultaba más subrealista que el propio chico en si. Pero ese chico... no, nadie salta de un poste con esa facilidad, ni se mantiene encima de él... También es cierto que tras la lectura de bastantes novelas de fantasía Saki se había preguntado más de una vez como reaccionaría si algo sobrenatural ocurría delante de ella, pero a la hora de la verdad ahí estaba, pensando como reaccionar. ¿Y que iba a hacer? ¿Pensar en elegir la mejor presentación, una que no la hiciera quedar como una idiota? Tenía que estar volviéndose realmente loca si estaba pensando que todo eso era real. Pero quien se molestaría en gastarle a ella una broma como esta... Pero, y si... 

De pronto Saki volvió a la realidad. El chico seguía ahí delante, y esperaba una respuesta. Así que Saki inspiró durante un momento e dijo lo que una persona en su sano juicio diría en esta situación. 

- ¿Que? - La cara de pasmada era notoria mientras pronunciaba esa pregunta. Desde luego más tarde se iba a arrepentir de los paralizado que estaba su cuerpo en ese momento. 

- Tranquila, mi joven amiga. Su reacción es totalmente normal - dice con un deje que indica que esto no es la primera vez que le pasa, cosa que encuentras totalmente normal -. Los de mi clase vivimos en otro plano, así que los humanos no podéis vernos en circunstancias normales. Es para usted un privilegio conocer a un Destroyer of the Doom en persona.

Por suerte Saki ha conseguido solucionar el problema de su parálisis tras de las palabras del chico. Después de recuperar la compostura se queda mirándolo fijamente, intentando descubrir en su mirada un atisbo de duda o diversión. O ese chico es un gran actor o realmente se cree lo que esta diciendo. 

Lo mejor que se le ocurre a Saki es recurrir de nuevo a repertorio de frases que decir cuando no sabes si te están engañando o no. Mira al chico y cambiado su expresión de sorpresa por una de incredulidad responde: 

- Esto es una broma, ¿Verdad? - Y antes de dejar responder al chico vuelve a hablar. - No tengo tiempo para esto, me están esperando en casa.

Si bien ni ella misma se cree como esta reaccionando, una voz interior le dice que lo mejor de momento es intentar acabar con la situación lo más rápido posible. Aún así la curiosidad la esta matando, y el deseo de que el chico le cuente más sin que ella tenga que intervenir es muy tentador. Pero para llegar a eso, el chico tendrá que pasar antes por encima de su barrera de desconfianza. Aunque en el fondo ya no tiene nada que perder, si eso es una broma o una trampa, quedándose donde estaba ha entrado de lleno en su juego. 

El chico pone cara de sorpresa ante las palabras de Saki, y queda mudo durante unos segundos.

Segundos suficientes para que Saki decida comenzar a caminar hacia su casa. Parece que el chico no le sigue, así que Saki pierde toda esperanza y sigue caminando.

Pero justo cuando va a torcer la calle, oye detrás suyo:

- ¡Cuidado!

En ese momento, recibe por detrás un tremendo empujón del chico. Un empujón exageradísimo, a decir verdad, pues cruza toda la parte de la calle hasta la otra esquina. El chico queda debajo de Saki, pues giró durante el corto vuelo.

Justo cuando Saki se dispone a cagarse en todos los muertos de alguien, una llamarada que ocupa toda la calle atraviesa la zona por la que iba a cruzar Saki momentos antes.

https://www.youtube.com/watch?v=BWsflySPgKk

El chico dice:

- Señorita, quédese detrás de mi todo el rato, por favor. Solo así podré asegurarme de que no reciba ningún daño.

Un rugido suena al final de la calle, y otra llamarada aparece.

Esta vez, el chico hace un rápido gesto con la mano, de arriba abajo, y aparece de la nada una espada de dos metros. La agarra con una mano por el mango, y la otra mano la pone sobre la hoja de la espada. De alguna manera, la espada termina bloqueando las llamas en su totalidad, dispersando las que quedan sin dejar que toquen a Saki.

- Quédese aquí. - dice el chico, haciendo un gesto con la mano para que Saki no se mueva del sitio -.

Entonces empieza a correr por las paredes de los edificios, esquivando bolas de fuego que aparecen de alguna parte. En unos segundos, Saki alcanza a ver un enorme dragón negro con dos cabezas iluminado por unas farolas al final de la larga calle. Parece que es lo que lanza el fuego.

El chico da una voltereta en el aire saltando desde una pared y cae encima de unas cabezas. De un corte rápido y limpio, corta una de ellas. Sale sangre a chorros. El destino de la otra cabeza se cumple segundos después. Finalmente, el dragón se funde en lo que parece lava y se solidifica a lo largo de la calle, pareciendo el asfalto normal de la misma.

El chico vuelve hasta Saki.

- No hace falta que haga usted ningún comentario al respecto. Sé que la primera vez impresiona.

Toda la molestia que pudiera sentir Saki por recibir un empujón por sorpresa desapareció cuando vio el fuego atravesar la calle. De nuevo paralizada, solo le quedaba ver como el chico corría a por el ser que estaba provocando las llamas.

Esto era demasiado exagerado para ser una broma y estaba claro que ya no era ninguna trampa. Una sensación de euforia comenzó a crecer en el interior de Saki mientras que observa como el chico atravesaba la superficie de las paredes esquivando bolas de fuego. A pesar de lo fascinada que observaba la escena sabía que algo iba mal. Algo de lo que estaba ocurriendo fallaba. No fue hasta que el chico volvió sin ningún rasguño cuando por fin se dio cuenta de la decepción se apoderaba de ella. 

Saki no había sentido el calor de las llamas, y la calle parecía estar en perfecto estado después de lo destrozada que estaba hacía un momento. El chico no parecía haber sufrido daños, solo parecía estar cansado por haber corrido. Saki no se iba a quedar jugando más a aquel juego. Si aquello era una broma, tenía que ser de un programa de cámara oculta con bastante presupuesto como para permitirse esos efectos. Saki nunca había estado enterada de tecnología, aunque aquello escapaba de sus expectativas. Pese a la decepción que sentía por saber que todo aquello podría haber sido un montaje tenía que reconocer que el trabajo que habían realizado era excelente, aunque le fastidiara. 

Pero de nuevo surgió la duda. Que es lo mejor que se podía hacer en aquel momento. Si aquello era una cámara oculta desde luego solo tenía dos caminos que seguir, o se hacía pasar por una incrédula o se hacía la prepotente y demostraba que había encontrado el engaño. Aunque tampoco es que supiera como encontrarlo. Y en el fondo... la parte más fantasiosa de ella, aquella que había sentido la euforia, se negaba a aceptar que todo aquello fuese una broma. 

Cuando los ojos de Saki volvieron a encontrarse con los del chico se dio cuenta de que llevaba demasiado rato callada. Nerviosa, dijo lo primero que se le paso por la cabeza. 

- Yo... - dijo dubitativa. - Pareces cansado. - Tras esas palabras el arrepentimiento no tardó en llegar, Saki pensó que de un momento a otro se pondría roja como un tomate y haría un ridículo espantoso. Pero ya no había vuelta atrás, solo esperar a ver como acababa aquello.  

El chico se deja caer de culo, y sin miramientos dice:

- ¡Y tanto! Acabo de derrotar a un doble dragón oscuro. Eso siempre cansa.

Saca dos zumos de naranja y le ofrece uno a Saki. La situación no podría ser más absurda.

Mientras él bebe el suyo, entre sorbo y sorbo, dice:

- Creo que ahora será seguro que vayas a casa. ¿Quieres que te acompañe?

¿Locura o realidad? Saki se quedó mirando fijamente el zumo que le ofrecía el chico. Quizás tenía la respuesta a su pregunta al alcance de la mano... Pero en el momento de la verdad ni se atrevió a intentarlo.

Y aqui viene. Ya nota como el calor comienza a serpentear por sus mejillas y se le nubla la visión. Suponiendo que ese chico no sea parte de su imaginacion, ¿Que pasara cuando coja el zumo? ¿Aparecerán las cámaras en ese momento? ¿O quizás lo harían cuando aceptara que la acompañase? Pero en el fondo de su corazón... ¿De verdad era tan imposible creer aquello que había visto? Una cosa estaba clara, engaño o no, lo que sus ojos habian visto tenia que ser real. Aunque había demasiados argumentos en contra...

Y de nuevo se encontraba ante la duda, la cuenta atrás de su vergüenza empezaba a llegar a su límite. Lo mejor en ese momento era recurrir a viejas táctica.

- Gra... ¿Gracias? - Dijo nerviosa. - Gracias por... La propuesta. Pero puedo volver a casa sola. Esta... Esta aqui al lado.

Y dicho esto se dio la vuelta y sin mirar atrás avanzó. Tenia ganas de gritar, pero ya habría tiempo para eso. Cualquier cosa que le dijera el chico a partir de entonces sería ignorada.

De camino a su casa comenzó a pensar en los cientos de personajes de las novelas de fantasía que había leído, y en lo ridículas que serían esas historias si ellos hubieran hecho lo mismo que ella.

Una vez en casa intento disimular su estado lo mejor que pudo. No fue complicado, al fin y al cabo el silencio volvía a reinar en ese lugar, y el retraso que había sufrido durante su recorrido no había sido suficiente para que sus padres se preocuparan. Tras la cena, ya en su cama, Saki intentó imaginar que todo lo que había ocurrido había sido solo su imaginación. Si tenía suerte, nunca volvería a ver a ese chico.