Lylia despierta en un lugar conocido. Lo último que recordaba era... sí, la sombra y el samurai.
¡Seguía viva!
VIVA
SANA Y SALVA
¿Pero donde estaba? Era un lugar conocido, sin duda, pero tras despertarse y con el shock de estar aún viva le costaba asimilar lo que tenía a su alrededor.
Una habitación pequeña.
Un kotatsu.
La cocina al lado.
Olía a té.
Era la casa de Mei.
Por los sonidos, Mei estaba en la cocina preparando té. Un reloj decía que eran las 6 de la mañana. Una hora antes de la hora en que solía despertarse para ir al instituto. Dando por hecho, claro que no hubiera dormido un día entero.
Lylia estaba en un futón que parecía que estaba ahí especialmente para ella. No había tampoco rastro de la niebla.
Después de palmar todo mi cuerpo por si no tenia alguna herida grave. Me estiro en el futon y intento recordar cómo pasé del samurai y la sombra a estar en el templo de Mei , aparentemente.
Haciendo algo de esfuerzo, terminas recordando que el samurai te dio caza. Después de eso, definitivamente, no tienes recuerdos. ¿Te desmayarías, únicamente?
Mei llega a la sala donde estás, coloca una bandeja encima del kotatsu y se sienta. Cuando te ve despierta, dice:
- Buenos días Lylia. Aquí tienes algo de té, leche y pastas.
Había que reconocer que Mei pensaba en todo, pues Lylia no cenó nada y tenía un hambre atroz. El buen olor de las pastas la atraía muchísimo.
Cojo una pasta y con una mirada de desconfianza digo.
- Buenos días, Mei. - Después de comer una pasta añado bastante más contenta ahora que he comido algo.
- Si me has rescatado del samurai, Gracias. Aunque tendrás que explicarme qué ha pasado.
- Sí, me temo que tuve que salvarte. Tuviste suerte de que estuviera cerca.
Se detiene para tomar un sorbo de su té.
- Lo que te perseguía era un Arcano.
Era algo duro de escuchar. ¿No era que los Arcanos no causaban mal a nadie?
- Sé lo que dije la semana pasada. Que los Arcanos no hacían daño a nadie...- se para un momento para pensar como decirlo - pero parece que estaba equivocada. O al menos en parte. Sigo dudando que tu Arcano te vaya a hacer algún mal. Pero el que te atacó sin duda no era tu Arcano. Y no te molestes en preguntar, tampoco sé de quién es.
Si los Arcanos podían hacer daño a otras personas... esto podía ser más grave de lo que parecía. Sabía de varios Arcanos que podían llegar a ser realmente peligrosos.
- Ah, por cierto. Siento haberlo hecho sin tu permiso, pero utilicé tu móvil para ver el número de tu casa y llamar para decir que estabas bien.
El corazón de Lylia dió un vuelco.
- Pero no contestó nadie. Deberías llamar cuanto antes para que no se preocupen.
Se me para el corazón y miro a Mei atónita.
- Debería ir a mi casa... ya. - Digo con el pensamiento de qué haría mi madre si se entera que he desaparecido toda la noche.
- No te viene de unos minutos, tómate tu tiempo para comer.
Después se para unos segundos a pensar y dice:
- O mejor, espera un segundo. Ahora vengo.
Tras cosa de un minuto, Mei vuelve con una pequeña bolsita que conteniene pastas y un termo.
- Seguramente no hayas comido desde ayer al mediodía. Más te vale nutrirte.
Pese a que hace unos días Lylia terminara por separar a su grupo de Mei, la sacerdotisa seguía siendo tan amable como siempre, como si nunca hubiera pasado nada. Era muy, muy atenta.
Puedes poner un poco tus pensamientos y rolear hasta que llegas a casa. Puedes rolear hasta abrir la puerta. Ahí veremos que pasa.
Antes de salir de casa Mei compruebo si aún tengo la carta del tarot de mi arcano.
La carta seguía ahí. Todas y cada una de las pertenencias de Lylia seguían donde las había dejado. Móvil, carta, libros, mp4...
Fuera lo que fuera lo que le atacó, no quería nada que tuviera Lylia, por lo visto.
Lylia entra a su casa con cuidado. Si su madre estaba despierta, le iba a caer una buena.
Poco a poco, sin los zapatos, Lylia caminaba por las escaleras a su habitación, sin hacer ruido. Hasta que sonó un crujido de la madera. Justo. En. Ese. Maldito. Momento.
- ¿Lylia?
La madre de Lylia sonaba medio dormida.
- ¿Qué haces? Hazme el desayuno. ¡Ya!
Parece que no se había dado cuenta de que llegaba tarde. O que le daba igual. Pero parece que si hacía el desayuno se libraba.
Así que Lylia hace el desayuno para su madre y termina por marcharse a clase.
En el tren, como era habitual, se encontró con Kyoya, Akito y Satoshi.
La niebla estaba presente en todo momento cerca de Lylia, para su propia protección. Pese a que le pusiera en parte nerviosa, no podía evitar que estuviera ahí.
Motivo: Suerte de Lylia
Tirada: 1d100
Resultado: 59
Te muevo al thread de Akito xD