Saki asiente para sí, era evidente que esperaba una respuesta así. Y entonces mira a Anastasia. ¿Merecería la pena preguntar lo que iba a preguntar? Quizás no tuviera sentido... Pero no perdía nada intentándolo.
- Anastasia... ¿Cuantos años tienes?
Anastasia entrecierra los ojos y te mira raro.
Al final se encoje de hombros.
Una voz de mujer, adulta, aunque muy similar a la de Anastasia, se te cruza por la cabeza.
SOY TAN ANTIGUA COMO EL PRIMER HOMBRE
Y como un flash, y tal y como vino, la voz se va, dejando a Saki algo desorientada.
Una voz de mujer, adulta, aunque muy similar a la de Anastasia, se te cruza por la cabeza.
SOY TAN ANTIGUA COMO EL PRIMER HOMBRE
Y como un flash, y tal y como vino, la voz se va, dejando a Lylia algo desorientada.
Saki abre mucho los ojos cómo si hubiera visto algo aterrador, y de hecho se aleja de Anastasia dando un par de pasos hacía atrás. Entonces mira alternativamente a Hana y Lylia.
- ¿Habéis escuchado eso?
- Sí... - Miro a Saki y digo sin estar muy convencida. - Algo no encaja, no todo el mundo con arcanos está aquí. No todos acaban el mundo de Anastasia. ¿Por qué estamos aquí? -
- Ojalá fuera tan sencillo cómo preguntar. - Dice Saki mirando de reojo a Anastasia. - Pero dudo que ella nos vaya a dar una respuesta clara... - Parece que de pronto Saki recuerda algo. - Lylia, acabo de recordar el motivo por el que quería hablar contigo... Y de verdad espero que no este relacionado con esto pero... ¿Tú sabes algo de Watanabe?
Pienso un momento y respondo. - La última vez que lo vi fue la noche de la pelea con el samurai. No sé nada de él ¿Qué ha pasado con él? -
- Supongo que se lo mismo que tú. No hemos podido contactar con él por teléfono desde entonces... Y tampoco ha venido a la universidad. Quizás lo mejor sea hacerle una visita. No quiero pensar que... - Saki mira a Anastasia de reojo. - Anastasia... Tú... ¿Has visto a un chico... Pelo negro, gafas, algo rechoncho... - La cara que ponía Saki dejaba claro que tenía la esperanza de que la respuesta fuera negativa.
- Hmm no, gafas no. Solo chico gordo.
Infla sus mofletes y pone sus brazos como si abarcara una gran barriga. Se ríe.
- Pero no querrá venir a jugar...
Hana interviene.
- Disculpad si me equivoco, ¿pero no es esto normal en Youta? Siempre me pareció... el tipo de chico que haría esto. Quizá solo necesito tiempo solo.
Saki mira a Hana sin mucha seguridad, pero después suspira.
- Es mejor que pensemos eso, si... Pero sigo pensando que deberíamos visitarlo. Es normal que estemos preocupados y la vayamos a ver... Considerando el momento en el que desapareció. ¿Os viene bien mañana por la tarde? - Dice sin mirar a ninguna de las dos en concreto.
- Sin ningún problema. Nos encontraremos aquí mismo para ir a su casa si os parece bien.
Al hablar de mañana me vuelve a la mente todos los planes que tenia para hoy y un poco nerviosa digo. - Sí, mañana me parece bien. -
Me pongo a mirar el movil, como si buscara algo.
Miro las últimas conexiones en Whatsapp de mis contactos.
[Sobretodo de Madre]
- Está bien. - Dice Saki, satisfecha. Entonces mira lo que había preparado Hana, que seguramente se estaba enfriando demasiado ya. - ¿Cenamos?
La dejo como pregunta abierta, por si quieres/puedes dar paso al Fast Forward a partir de aquí.
Su última conexión fue... a las 2 del mediodía. Hace algo más de 6 horas. Era extraño, solía mirarlo a menudo.
Hana ha preparado Yakisoba casero. Está bastante bueno. No lo típico que cocinaría la sacerdotisa, pero disfrutáis de una buena cena. No habláis demasiado, aunque Hana os pregunta por los estudios. Parece animada, como si nada malo ocurriera a su alrededor. Es una velada tranquila, y aunque sea difícil, os podéis relajar un poco de vuestra complicada rutina Arcánica.
Sí, Arcánica. Ahora podéis decirme si hacéis algo en especial y si no, os haré fast forward.
Mientras esto comiendo el yakisoba pregunto a Hana. - ¿Podemos hablar a solas cuando acabe la cena? Tengo unas preguntas que hacerte. - Lo digo casi sin darle importancia.
Saki come en silencio, pensativa. De vez en cuando mira a Anastasia, visiblemente incómoda, pero procura ignorarla la mayor parte del tiempo. Cuando Lylia hace el comentario la mira ligeramente extrañada, con la mirada achinada, pero no le da mayor importancia. Tenía ya demasiadas cosas en la cabeza para ver problemas dónde no los había.