Faustin Collins y William Fox llegan antes que nadie.
Era Sábado por la mañana. Aún era algo temprano. Se suponía que un barquito saldría del muelle con dirección a la Isla del Negro a las 11, y apenas eran las diez de la mañana.
Sin embargo, dos personas llegaron al muelle, maleta en mano, con muy poca diferencia. A menos cuarto, un fornido hombre de raza negra se encontraba apoyado en la barandilla, mirando al mar, mientras canturreaba una poco conocida tonada. Al cabo de unos minutos, un hombre corpulento y de agradable aspecto se aproximó a la zona. También portaba una maleta. Era un señor de pelo castaño, con un característico bigote.
Ambos hombres se miraron momentáneamente antes de desviar la mirada hacia otro lado. De aquel muelle sólo salía un barco al día, a las 11 de la mañana, un barco que conducía a la Isla del Negro... No cabía duda, ambos hombres se encontraban en aquel lugar aguardando por dicha embarcación.
Y era tan molesto aquel incómodo silencio...
Te da la impresión de que a este hombre ya lo habías visto antes... Te daba la impresión de haberlo visto con frecuencia. ¿Estaría de alguna forma relacionado con Newgate? ¿Sería un reo? ¿Un policía? ¿Un funcionario de prisiones?
¿Qué hacía aquel hombre allí? ¿No era el enterrador que se encargaba de los casos de Newgate? Era difícil estar seguro, pero es que su característico rostro no pasaba desapercibido, y nada más verlo te percataste de que ya lo habías visto antes... Y no sólo una vez.
William miro su reloj y suspiro resignado. Era aun muy pronto, y no vendria el barco hasta por lo menos dentro de media hora.
El hombre que se sento a su lado le resultaba familiar. Estaba seguro de haberlo visto antes, y no solo una vez.
-Buenos dias tenga usted- dijo, cordial, como siempre- ¿Se dirige a la Isla del Negro?
Mientras esperaba por la respuesta, saco su pañuelo del bolsillo y se sono ruidosamente. Habia amanecido con un constipado de narices, y nunca mejor dicho.
Apoyado en la barandilla, el hombre negro miró de reojo nuevamente al caballero del bigote. Algo en el le resultaba tremendamente familiar. Rápidamente desvió la vista. Si, le había visto antes, aunque no conseguía ubicarle. Volvió a observar de forma distraída el mar y comenzó a entonar nuevamente la letra de “I got to cross the river of Jordan” en voz baja, apenas audible.
Tras un par de estrofas se cansó de cantar, suspiró y entonces el recién llegado habló sobresaltandole.
-¿Qué?...Oh, buenos días!...Si, si, voy hacia allá ¿Usted también?- Dijo atropelladamente.
-Pues si, a la Isla del Negro voy. Supongo que esta invitado a la inauguracion.
William echa un buen vistazo a quien parece que sera su compañero de viaje hasta la isla.
-Hemos llegado ejem ejem pronto.
William odiaba los silencios incomodos.
-Me llamo William Fox. Soy inspector de policia. Pero tranquilo, que no estoy de servicio, jajaja- dice el fortachon, para interrumpir su carcajada por un acceso de tos- Disculpe pero es que estoy acatarrado. Cosa del mal tiempo y la humedad. Soy londinense, pero creo que nadie puede acostumbrarse a esta humedad.