Con un sigilo más propio de un gato que de un ser humano regresas al salón. Escuchas voces provenientes de la sala de billar. Parece que Bernard Marsh está charlando amigablemente con el criado. No se ve rastro de ningún invitado más.
Entras en la sala, que sigue exactamente igual que como la dejasteis...
...Salvo un pequeño detalle. Junto al cuerpo de William Fox hay una figurilla de porcelana que representa a un negro. Está cuidadosamente colocada al lado del cadáver, pegada a él. Estás completamente seguro de que dicha figurilla no se encontraba allí cuando salisteis de la estancia.
El disco que venías a buscar continúa en la gramola, aunque hace ya un buen rato que fue apagado.
Con extremo cuidado cerró la la puerta tras de si procurando no hacer ningún ruido y se adentró en la habitación. Se dirigió directamente a la gramola rodeando el cuerpo del policía sin apenas dedicarle una mirada, como si no fuera mas que un insecto, una vulgar carroña que no merecíera que le dedicase la mas mínima atención. Estaba acostumbrado a la muerte, la veía todos los días. Extrajo el disco de la gramola y en un arranque de furia lo rompió contra una rodilla y escondió los pedazos en su chaqueta. Se los llevaría fuera de la casa y se desharía de ellos.
Caminó hasta el cadáver y arrodillándose a su lado se dispuso a registrarlo sin ninguna ceremonia. Si llevaba pistola le sería útil para acabar con el que conocía su secreto. Sabía que mientras alguien lo supiera, la soga pendería sobre su cabeza.
En los bolsillos no había nada de interés. Pañuelos y más pañuelos usados, y alguno aún sin usar. No hay que olvidar que el hombre estaba tremendamente acatarrado. Si llevaba un arma, estará en su dormitorio, pero allí no está.
De pronto sientes un estruendo enorme en el piso superior. Parece que se ha caído algo violentamente.
y más cosas se sienten desde el salón. El ruido apresurado de pasos en dirección al piso de arriba. Más de una persona se encuentra ascendiendo las escaleras. Se nota nerviosismo en las pisadas.
Faustin, último toque de atención. Si de aquí al Domingo tu Pj no me proporciona un buen post, Faustin Collins pasará a engrosar las filas de PJ muertos de Diez Negritos.
-¿Pero qué…?- Pensó al escuchar el estruendo. Corrió hasta la puerta del salón y aplicó el oído pendiente del sonido de las pisadas que subían. Desde que habían llegado a esa casa todo se había vuelto muy extraño. – ¿Y ahora qué?- Dudando que hacer a continuación, se quedó a un lado de la puerta, temeroso, conteniendo la respiración y apretando fuertemente su espalda contra la pared cada vez que notaba que alguien pasaba cerca de su escondite en el salón. Finalmente, tras un rato sin escuchar pisadas, reunió el valor necesario, respiró profundamente y contó hasta veinte latidos de su corazón antes de arreglarse el nudo de la corbata, secarse las manos humedas de sudor en los pantalones y salir por la puerta cerrándola con especial cuidado de no hacer ruido.
Miró disimuladamente hacia la sala de billar y se apresuró escaleras arriba a reunirse con el resto de invitados con una terrible sensación de desasosiego.