Subí al pequeño barco después de que el jovial marinero ayudase a la señorita. No pude reprimir lanzarle una mirada desaprobadora cuando vi cómo le silbaba y hacía aquellos comentarios. Los hombres deben mantener la compostura en todo momento, sobre todo con una dama. Me situé a un extremo del barco para no molestar a los demás pasajeros cuando subiesen.
Vaya, así que todos somos invitados del señor Owen. Hubiese sido amable por su parte mencionar en su carta que iba a haber otras muchas personas este fin de semana.
Mientras esperaba a zarpar, me dediqué a repasar a los pasajeros. Era un pintoresco y variado grupo, pero ninguno llamó mi atención en especial.
Un personajillo vulgar, este Winchester, pero parece buena persona. Parece agradable al trato.
Me siento junto al señor entrado en años, en la parte de atrás. Parece que el tampoco es hablador. Bueno, mejor, que yo tampoco lo soy.
Bariopinto el grupo que tenemos aqui con nosotros. Espero que el viaje no sea muy largo. Quizas durante la comida sea mas facil hablar con el resto. Aqui parece que estamos un poco tensos todos. Normal, es lo que pasa cuando apenas nos conocemos, aunque yo haya coincidido con el actor y la pintora en el tren.
Ya en el barco, Myst miraba por la borda mientras la embarcación se bamboleaba para todas partes. Esperaba llegar relativamente pronto a la casa. Tenía curiosidad por la fiesta que se iba a llevar a cabo en la mansión.
-¿Dice usted que se va de caza, señor Fergus Winchester? Es una pena que no nos acompañe este fin de semana.
Se sienta lejos de los dos hombres que ya se han acomodado. Estaba claro que no les era simpática.
Estaba maravillada por todo cuanto veía. Debía reconocer que me encantaban los barcos, y aquel paisaje era especialmente hermoso.
El grupo de gente con quien viajaba parecía algo reacio a hablar los unos con los otros. Esperaba que no sucediese así durante la estancia, a lo largo de todo el fin de semana.
Acostumbrada como estoy a romper el hielo, guardo por un momento mi diario y me dispongo a entablar conversación.
-Sé que es difícil cuando un grupo de personas que no se conoce de nada de pronto se ve cuasi obligada a tratar de conversar, pero es mejor si vamos tratando de conocernos que si vamos cada uno sumido en sus pensamientos. ¿Alguno de ustedes disfruta de los viajes en barco tanto como lo pueda hacer el señor Winchester o esta servidora? Adoro la navegación. Los paisajes marinos ofrecen algunas de las perspectivas más impresionantes a la hora de ser inmortalizadas en un lienzo- acabo de confesar con esta perorata a qué me dedico- Por si alguno no me ha reconocido, que seguro que le ha pasado a más de uno, miss Walker, es decir, esta joven morenilla aquí presente, es una pintora, según los críticos, de calidad, y según ella misma, una mujer que aún tiene demasiado que aprender en este campo como para considerarme una mera aficionada con un poco de suerte.
Colocada al lado de mr Winchester, disfruto del paseo en barco como pocos pueden hacerlo. Ojalá pudiera pasarme la vida en un barco. No sé por qué, pero cuando voy en uno me siento total y absolutamente libre.
Una pintora, una pitonisa, un marino excéntrico... empezaba a parecer una obra de teatro bastante vario pinta, a veces su vida se le asemejaba mucho al teatro, sólo que no cobraban entrada a nadie por verla.
Personalmente no disfruto del trayecto en barco más que ningún otro, pero si que os he reconocido, Miss Walker y he de añadir que sois bastante modesta con lo referente a vuestra obra - reconozco ante la Pintora, mientras saco un paquete de cigarrillo arrugados del bolso de dentro de la chaqueta ¿ A alguien le molesta que fume? - Pregunta a todos a su alrededor en general
El resto del viaje se produce sin mayores contratiempos, eso sí, bajo la incesante conversación de Fergus.
Al poco, se queda callado, cosa extraña, y señala al frente:
-Ahí la tienen: La Isla del Negro. Imponente, ¿verdad?
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Ciertamente lo es. Se ve una monumental mansión sita en lo alto de una minúscula roca semidesnuda. Estáis seguros de que aunque la luz del día atenúa su efecto, en la noche ha de verse a lo más seguro con cierto aire siniestro. Es una mansión imponente, impresionante, colosal.
Míster Winchester os deposita en la costa, y se despide alegremente de vosotros.
-¡Que les sea leve el fin de semana de trabajo! yo por mi parte tendré buena cacería... ¡O eso espero! Con tal de no quedar mal ante los presentes en ella, me conformo, jajajaja.
Y dicho esto, se aleja en el barquito alegremente, mientras lo escucháis entonar una dulce melodía.
Fin de escena :)