William Fox emprende un viaje de placer a la Isla del Negro...
Carta recibida el 24 de Abril de 1920:
en agradecimiento por los servicios prestados por el departamento de policía en el caso Rowlandson, caso en el que me vi implicado de forma indirecta por tratarse de una de las empresas de la familia, he decidido invitarle a la inauguración de mi nueva mansión, sita en la Isla del Negro. La inauguración consistirá en un fin de semana de festejos por todo lo alto en la isla, en la que tanto usted como familiares, amigos y un cierto número de celebridades pasarán un fin de semana de ensueño a todo lujo.
No puedo olvidar la discreción de su departamento, ni la celeridad con que descubrió que Rowlandson había sido quien había malversado los fondos de mi empresa. El director de ésta, mister Jonas Schunberg, me ha mantenido al corriente de todo, y los elogios vertidos hacia su persona han sido tales, que me veo en deuda con usted.
Ruego acepte este fin de semana de vacaciones en mi mansión como un presente por los servicios prestados. Nunca le estaré lo suficientemente agradecido por haber realizado tan encomiable investigación.
Sinceramente suyo
U.N.Owen
Vas a emprender el viaje a la Isla del Negro. Puedes narrarme lo que quieras, pero te pido 2 cosas:
1) dime qué medio de locomoción vas a utilizar para llegar hasta la costa.
2) dime qué metes en la maleta que vas a preparar para llevar.
Puedes narrar todo lo que quieras, tus impresiones sobre la carta, lo que piensas de quien te la ha enviado (alguien a quien no recuerdas, pero que menciona hechos y nombres que son totalmente verídicos), lo que haces hasta que llegue el día de partir de viaje...
Es un mero post introductorio.
¿U.N. Owen?
¡Otro pez gordo al que le había salvado el culo!
Bueno, no era malo que de vez en cuando me llegasen estos regalos a cambio de un trabajo bien hecho. Eran de agradecer, la verdad, porque en muchas ocasiones uno no recibía ni un simple "gracias" por las labores prestadas. Sin embargo, en ocasiones había gente como U.N.Owen, un pez gordo con corazón que podía ver que me había deslomado, como siemopre hago, por descubrir la verdad.
Ese fin de semana estaba de permiso... ¿Por qué no acudir a un festejo? Llevaba ya un tiempo consumido, centrado solamente en el trabajo a causa de que el tiempo libre, sin mi mujer,había pasado de ser una delicia a una tortura. Sin mi mujer, el tiempo fuera del trabajo se tornaba en innumerables horas de ocio en las uqe no hacía más que dar vueltas a la cabeza, una y otra vez, una y otra vez, pensando en mi Katherine, en mi dulce Kathy, la que se había ido un día, sin motivo aparente...
Un fin de semana lejos de Newgate. Eso era. Lo necesitaba. Relax, festejos, bebida a mansalva, y quizás la compañía de alguna bonita mujer que me distrajese durante un rato... ¡Perfecto!
No dudé en contestar afirmativamente a la carta.
Un estornudo interrumpió mi escritura... ¡Maldita sea! ¿Es uqe iba a ponerme precisamente esos días de catarro?
Maleta:
Voy en mi coche.