Tras ver toda la casa, William Fox se prepara para bajar a almorzar.
Tras el periplo por toda la casa, un periplo bastante agradable, a fin de cuentas, porque la mansión es francamente bella, por fin te dejaron unos minutos a solas en tu cuarto. En quince minutos todos estarían a la mesa del salón-comedor, preparados para darle al buen yantar.
By camember at 2010-12-17
Todas las habitaciones de invitados eran idénticas, como os habían indicado los criados. A cada uno os habían enseñado la propia, al señalaros cuál de todas las del piso era aquella en la que debíais pernoctar.
Al entrar, una cama bastante cómoda bajo la ventana. Frente a ésta, un armario de pared a pared. Junto a la cama había una mesilla de noche bastante elaborada.
Cabía decir que el revestimiento de las paredes y el suelo habían sido escogidos en un tono de madera oscura que le daba un cierto tono tétrico a la estancia. Quizás habían sido así decoradas para dotar a los cuartos de invitados de un aire de modernidad, pero casi daba más sensación de desasosiego que de modernidad.
En la pared restante sólo había una cosa, un pequeño cuadro con el siguiente texto:
Cita:
Uno se ahogó y quedaron:
Nueve.
Nueve Negritos trasnocharon mucho.
Uno no se despertó y quedaron:
Ocho.
Ocho negritos viajaron por Devon.
Uno se escapó y quedaron:
Siete.
Siete Negritos cortaron leña con un hacha.
Uno se cortó en dos y quedaron:
Seis.
Seis negritos jugaron con una colmena.
A uno de ellos lo picó una abeja y quedaron:
Cinco.
Cinco Negritos estudiaron derecho.
Uno de ellos se doctoró y quedaron:
Cuatro.
Cuatro Negritos se hicieron a la mar.
Un arenque rojo se tragó a uno y quedaron:
Tres.
Tres Negritos se pasearon por el Zoo.
Un oso los atacó y quedaron:
Dos.
Dos Negritos estaban sentados en el sol.
Uno de ellos se quemó y quedó:
Uno.
Un Negrito se encontraba solo.
Y se ahorcó, y no quedó
¡ninguno!
Curiosa la tonada, desde luego. Recordabas haberla canturreado en alguna ocasión durante la infancia.
Tras darle un repaso rápido a los armarios de la habitación, te percataste de que en el de la derecha había varias toallas, así como un pequeño botiquín con gasas, vendas, alcohol, unos somníferos, alguna jeringuilla...
A simple vista no había nada más relevante en la estancia.
Escena similar a la 1. Tienes unos minutos para deshacer el equipaje, revisar el cuarto, colocarlo como quieras todo, cambiarte de ropa...
En breves instantes vais a ir todos a almorzar, así que dime qué haces mientras esperas a que transcurra el cuarto de hora.
Saco mis cosas de la maleta y las voy depositando con calma en el armario. No tengo prisa. Al no tener que cambiarme de ropa, no tengo por qué correr para bajar. Me sobran con dos o tres minutos, y nos han dado un cuarto de hora.
Tras coger unos pañuelos de papel y mi jarabe para la gripe, reviso un poco la estancia... Es muy lugubre, la verdad. Da hasta un poco de miedo. No pega mucho con mi habitual caracter jovial, asi que no me siento comodo en ella. Por el contrario, la idea de la tonada infantil en la pared me causa mucha gracia. No se si la conocia, la verdad, quizas alguna estrofa si, pero toda no. Me parecia una idea original, puesto que aquella era la Isla del Negro, asi que que mejor que aquella cancioncilla infantil para ambientar. No obstante, aquellas letras tontas e infantiloides no pegaban mucho con la abrumadora seriedad de aquel moderno pero oscuro cuarto. No, no estaba a gusto alli, asi que opte por bajar al comedor. Aun era pronto, pero me sentiria mejor en compañia de los invitados.
Cogi los pañuelos y el jarabe y descendi las escaleras.
Fin de escena :)