Partida Rol por web

Viajando rumbo a la Isla del Negro. En el tren, primera clase.

La verdad es que aquellos vagones de primera clase eran puro lujo. Nada que ver con los atestados compartimentos de segunda clase, donde todos habían de ir amontonados de cualquier manera, de cuatro en cuatro en cada cabina. Aquí las cabinas eran privadas, como correspondía a clientes de alcurnia.

Pero... ¡Viajar solo era taaaan aburrido! No tener a nadie con quien conversar sobre el bello paisaje se hacía un poco triste. Por eso, los pocos viajeros que emprendían el trayecto en solitario solían pasar más tiempo en el vagón restaurante que otra cosa. Además, era la hora del desayuno, y éste venía incluido en el precio del billete.

Aquella mañana solamente había tres personas en el vagón, tomándose el desayuno. Tres solitarias personas sentadas en tres mesas cercanas las unas a las otras, mirándose, sin decir nada. ¡Era tan difícil comenzar a hablar con un desconocido! ¿Y si no deseaba ser molestado? ¿y si rehuía la compañía? Era muy triste acercarse a alguien amistosamente para darse cuenta de que su presencia no era deseada...

Así pues, allí seguían, los tres, sin decir ni palabra, desayunando en el más completo silencio.

Te sonaba su cara... ¿No era aquel actor...? ¿Cómo demonios se llamaba? ¿Bortuk? ¿Bartak? ¡No! ¡Bartok! ¡Stephen Bartok! Vieja gloria del teatro... No habías ido a ver ninguna obra suya, pero sabías que hacía un montón de años había sido una auténtica celebridad. La verdad es que se le veía increíblemente demacrado...

¡Karen Walker! ¡Era Karen Walker quien se encontraba dos mesas más allá!

Pues no era tan guapa como te la habías imaginado. La eminente pintora, la nóvel promesa de la pintura inglesa, la recientemente célebre miss Walker era una mujer bella, eso sin duda, pero viendo sus cuadros, la verdad es que esperabas algo más. Quizás es que a causa de sus hermosas obras uno llegaba a creer que la criatura que podía reflejar semejante belleza en un lienzo no podía dejar de poseer una belleza idéntica, etérea, irreal... Y el caso es que bonita era, pero quizás no tan impactantemente bella como uno podría haberse imaginado por lo que reflejaban sus cuadros.

No obstante, allí estaba, miss Walker, toda una celebridad.

Lo mire durante un rato tratando de no resultar excepcionalmente inquisitibo.

-Disculpe señor- le dije, tosiendo dos veces para hacerme notar- Llevo un rato preguntandome si no sera usted mister Bartok, el reconocido actor de teatro.

No quise levantarme de la mesa, por si acaso. No queria molestarlo, pero tenia curiosidad por saber si lo era o no. No todos los dias almorzaba uno al lado de una celebridad.

Termino de cambiarme de chaqueta mientras doy un vistazo rápido a la maleta, todavía estoy disfrutando de la soledad de mi vagón, cojo una baraja de cartas de la maleta y la vuelvo a dejar en ella.

La gente no suele empezar a jugar a las cartas después de desayunar, el momento mejor para esto será después de la cena.

Cierro la maleta y me dirijo hacia el vagón restaurante.

Todavía no entiendo bien que hago en un vagón de primera clase y preparándome para un prometedor desayuno, será mejor que disfrute del momento. Al fin y al cabo la fortuna del jugador es muy cambiante y hay que aprovechar las rachas buenas.

El desayuno me gustó más de lo esperado al encontrar a poca gente y tener momentos para seguir pensando sin ser molestado. La dama que está desayunando llama mi atención y aparco mis otros pensamientos para pensar por que me es familiar su cara.

¿La habré conocido en alguna fiesta?, ¿será una actriz o admiradora?...¡Ya sé!.

Mis ojos se abren más debido a la sorpresa.

¡Es karen Walker!, karen Walker la pintora. Es una mujer muy bonita pero para ser sincero me esperaba que lo fuese todavía más.

Cuando me decido a acercarme a ella y presentarme un hombre se dirige a mi.

¡Por Dios!, otro seguidor pesado. En fin, es hora de que el gran actor siga actuando.

Sonrio ante la pregunta del caballero, me levanto y hago una reverencia como si estuviera en el teatro. Después me acerco a él para presentarme.

El mismo, doy gracias de que todavía haya gente como usted que tiene buena memoria. Estoy seguro que las nuevas generaciones no han oido a hablar de mi. Un actor debe su éxito a su público y yo fui reconocido gracias al apoyo de gente como usted. No dejaré siempre de dar las gracias por el apoyo de toda esa gente.

Mejor no sigo más, no vaya a ser que se me note sobtreactuar. Siempre he odiado a la gente que sobreactúa.

Miro hacia Karen antes de seguir hablando y después me centro en mi interlocutor.

En este vagón tiene mucho más mérito que me haya reconocido ya que compartimos el desayuno con la joven y bellísima pintora Karen Walker, sus bellos cuadros harán de ella una artista inmortal.

Le tiendo la mano para presentarme.

¿Me podría decir con quien tengo el honor de hablar?.

No me habia equibocado. Era Bartok.

-Mi nombre es Bernard Marsh. Quizas hayan oido hablar de mi en la prensa. Soy el jefe de medicina forense del departamento de policia de Londres.

¿Una pintora? Parece que vamos rodeados de estrellas.

-Disculpe mi ignorancia, miss Walker, pero soy un completo paleto en cuanto a pintura se refiere. No obstante, siempre es un honor compartir viaje con tan reputadas figuras del arte como ustedes dos.

Cuando el admirador se presenta abro los ojos de la sorpresa.

Vaya, vaya...gracias a dios no me suena su nombre pero me hago cargo que tiene un puesto de gran responsabilidad donde no se debe aburrir. Más si cabe en los tiempos que corren.

Si hubiera tenido más estómago para ver muertos tal vez me hubiera inclinado como forense como segunda profesión, por si fracasaba como actor. Aunque si tuviera más estómago para esas cosas todavía sería un gran actor.

Después vuelvo mi mirada hacia la reconocida pintora karen Walker.

Es una coincidencia que nos hayamos reunido gente tan dispar aquí, ¿que tal si nos sentamos juntos e intercambiamos experiencias?. Estaría encantado de escuchar más hablar sobre sus oficios, métodos de preparación, etc...nunca se sabe si alguna vez tendré que hacer de pintor, o médico forense. En mi profesión siempre es bueno estar bien informado para poder optar a futuros papeles interesantes. No obstante, espero no incomodarles con mis preguntas.

-No hay inconveniente por mi parte- digo, mientras tomo asiento junto al hombre, llebandome mi taza a su mesa. Espero a ver si la pintora se nos une, y cuando lo hace*, espero a que se presente. Parece bastante timida. Me gustaria que hablara algo. No soy bueno en los silencios. Las conversaciones no son mi fuerte.

Vamos, Bernie, piensa algo para romper el hielo. Cualquier cosa puede incitar a los demás a hablar.

-Ejem...- carraspeo, antes de comenzar. No soy bueno haciendo de voz cantante- Se agradece el calor de estas tazas, con el frío y la humedad reinante esta semana- digo, mientras abrazo mi taza- No creo que huviese salido de mi casa en todo el fin de semana de no ser por motivos casi obligados. Una invitacion a un festejo. No podia negarme, pues voy a reencontrarme con una vieja amiga de la infancia. Me preocupo al pensar en el tiempo, pues me dirijo a una isla, y temo quedar incomunicado.

Bueno, toda esa charla para ti ha sido un prodigio, Bernie.

Pasa un revisor y os anuncia que queda como cosa de un cuarto de hora para llegar a la última parada: la vuestra.