Partida Rol por web

Y no quedó ninguno: Diez Negritos

7G. Explorando la Isla...

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16/04/2011, 00:07
Director

Hawthorne y Sommers pasean juntos, explorando, explorando, pasito a pasito...

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16/04/2011, 00:54
Director

Vuestros compañeros, Mr Bartok y miss Myst, tomaron rumbo hacia la frondosa arboleda que se podía ver al este de la casa desde el punto de vista del embarcadero. Sin embargo, por vuestra parte, os dirigisteis con presteza hacia el bonito kiosko de música.

Cuando estabais llegando a los bancos de piedra que rodeaban el kiosko, comenzó a llover profusamente. Os resguardasteis momentáneamente del mayor foco del chaparrón durante unos pocos minutos antes de proseguir la marcha, dado que no os parecía notar por la zona nada fuera de lo común.

Y durante un momento pensasteis en la suerte que habíais tenido de escoger aquella dirección en vez de la tomada por vuestros compañeros de expedición, dado que entre los árboles seguro que no había otra cosa que barro y más barro, así que debían de mostrar una imagen harto horrible.

Mientras os resguardabais de la lluvia pudisteis contemplar el espacio que os rodeaba. No parecía haber nada de interés en toda la zona, así que cuando cesó la lluvia, reanudasteis vuestra marcha.

Llegasteis al este de la isla. Se veía un barranco escarpado, y varios metros más abajo, el mar embravecido. Nada más. Así pues, comenzasteis a bordear la casa. Aquella zona estaba completamente despejada. No había ni un árbol, al contrario que por la zona por la que habíais visto alejarse a vuestros compañeros.

Al llegar a la parte norte, y casi con un cuarto de la isla recorrida sin encontrar nada de interés, visteis que tras la casa también había otra densa arboleda. En la parte norte de la isla os volvisteis a aproximar al precipicio, sin notar nada de interés...

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16/04/2011, 01:02
Director

¿Qué era aquello que se veía en la ladera escarpada, como a dos metros de profundidad desde justo el punto en que os encontrabais? ¿No era la entrada a una cueva? Parecía disimulada por varios helechos que la tapaban casi en su totalidad, pero aún así la existencia de dicha cueva no había escapado a tu ojo avizor.

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16/04/2011, 12:12
Scarlett Sommers

La joven Madamme diviso, con dificultad, algo que parecía la entrada a una caverna, que seguramente fuera a dar bajo la casa.

Su mente fresca y joven aun, elucubro una teoría, que por el momento decidió guardarse para ella. No obstante, y ante la duda de que allí dentro, guarecido de la intemperie, pudiera hallarse lo que los sacara de la isla, llamo la atención de su extraño y divino compañero de vieja.

Caballero, acérquese aquí al borde, y observe.

Dice mientras señala con el dedo.

Creo que es la entrada de una gruta natural. Puede que la isla tenga algún acceso al mar desde alguna cueva marina. Quizás encontremos por ahí, alguna manera de salir de aquí. 

Dígame si usted también lo ve. Porque a veces tengo la sensación de estar volviéndome loca.

Scarlett espero pacientemente a que los ojos cansados de aquel samaritano decidieran por sí mismos, si habría de ser necesario bajar a investigar. Aunque sin duda, ella lo haría, más tarde o más temprano. 

  

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23/04/2011, 01:12
Director

La isla acababa en una ladera escarpada por la que quizás no fuese excepcionalmente complicado descender. La pared rocosa daba varios metros más abajo al mar. Pero como a unos tres metros pared abajo desde donde os encontrabais se podía observar una entrada a lo que posiblemente fuese una cueva natural.

Ahora, tras las indicaciones de Miss Scarlett, Charles también podía verlo.

Notas de juego

Si vais a bajar, avisad, para hacer las tiradas a ver si os la dais :P

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24/04/2011, 18:38
Charles Hawthorne

Me asomé con cuidado y miré hacia donde la señorita Sommers me había indicado. Al principio no lo vi, pero luego me di cuenta de que había una abertura en la roca.

Sí, señorita Sommers. Parece que hay una cueva ahí abajo. Creo que sería oportuno echar un vistazo en ella, ¿no le parece? Entonces eché a andar hacia abajo, hacia la cueva, pero justo antes de empezar a descender, me volví hacia ella. Si no le importa, deje que vaya yo delante. No soy muy hábil y, si me caigo, no quisera hacerla caer también a usted.

Puede que ella no fuese precisamente el ideal de mujer que la moral cristiana nos muestra como adecuada, pero al menos era una mujer valiente, eso no se podía negar. Y en ese momento, cualquier compañía era mejor que encontrarse solo en una isla siniestra. Por otro lado, era mi deber como hombre ir primero para enfrentar cualquier peligro que pudiese surgir, de modo que no dudé un instante en ser yo quien se dirigiese en primer lugar a la cueva, a pesar de que aquel descenso tan empinado me daba escalofríos. No es que sufra de vértigo, pero tampoco tengo mucha simpatía por las alturas y los laderas escarpadas. No obstante, no había otro remedio, había que descubrir qué se ocultaba (o no) en aquella abertura.

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24/04/2011, 23:18
Scarlett Sommers

La mujer, que hacía solo un rato había presenciado malicienta, como la acusaban de todo lo malo. Y casi de seguido, la muerte en directo de una persona, no se encontraba del todo tranquila.

Cuando el viejo hombre que tanto le había disgustado se ofreció a ir primero no pudo negarse. No por muchos motivos. No porque era una dama. No porque tenía que ser sincera consigo misma y reconocer que estaba inquieta.

Además, la azarosa presión de las cosas complicadas y sencillas que movían el mundo, despojaba a todos de sus mascaras de porcelana. Y aunque aquel hombre fuera sin dudas un beato y un meapilas. No podía dejar de admirarle por moverse el primero hasta lo desconocido.

Tenga cuidado. Agárrese ahí.

Había descubierto, que en aquella insospechada situación, le preocupaba de veras, el bienestar del viejo. No solo porque estar sola fuera peor. Sino porque de alguna manera, el destino los había unido. Los había desnudado a la luz de la muerte, y los había dejado solos. Y ahora, más que nunca, ella necesitaba saber que no estaba sola. La soledad era un castigo cruel, que toda su vida había tratado de evitar.

Se sorprendió poco cuando sus pies la llevaron por el mismo sendero abrupto y peligroso que Míster Hawthorne estaba recorriendo primero para ella. Y lo siguió con mesura con cuidado, pendiente de los pasos del hombre, porque finalmente eso era lo que era, un hombre. Y ahora jamás podría definirlo de otra manera.

Ella podía ser muchas, cosas, pero no era idiota. Y cuando llego a la boca del túnel, o gruta, o cueva, tuvo que tomar aire, y decirse a sí misma, que el peligro acechaba en las cosas más cotidianas, y por tanto no podía relajarse.

Bien, me alegro de haber venido con usted. Sea como sea, es fiel a sus principios.

Sintió ganas de disculparse, pero se quedo ahí, no había sido una costumbre que cultivara durante su vida, y ahora le parecía imposible seguir hablando. Pero sus ojos buscaron una paz, enterrar un hacha que ella misma había alzado, como si aquello fuera a serle más útil, que un arma, o un candil. 

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02/05/2011, 00:55
Director

Hawthorne trata de descender por las rocas, pero la verdad es que no es muy ágil. Sufre para llegar a la cueva (a ninguno de los dos se les ocurrió la posibilidad de buscar una cuerda en la casa), pero lo consigue. Eso sí, justo cuando está a puntito de posar los pies en el terreno, su ropa se engancha en una roca y pierde el equilibrio, desplomándose cuan largo es en el suelo de la cueva.

Scarlett no puede evitar reprimir un gritito por la tensión, y después, al ver que Hawthorne está bien, una ligera risilla nerviosa. Más que nada porque a ella también le está costando muchísimo el descenso. Ya no es una joven quinceañera para la que trepar un muro o un árbol fuese tarea sencilla. A medio camino siente que uno de sus pies se apoya en una piedra que no está firmemente sujeta, desprendiéndose por el peso de la mujer. Scarlett queda colgada de una mano y parece que va a caer, pero en el último momento es capaz a volver a agarrarse a la roca con la otra mano, y colocar al menos uno de los pies en un punto de apoyo firme.

Notas de juego

Charles, la caída de cuesta 1 PV.

Scarlett, te desgarras algo de piel de las extremidades al resbalar de la roca, haciéndote heridas superficiales. Pierdes 1 PV.

Os lo digo por si deseáis llevar vosotros también el recuento de PV totales que tenéis.

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02/05/2011, 18:46
Charles Hawthorne

El descenso fue tremendamente complicado y, finalemente, acabé cayendo al suelo. No me hice mucho daño y di gracias de que la caída no hubiese sido grave. Cuando me estaba lenvantando, vi que la señorita Sommers estaba a punto de caer también, pero antes de que yo tuviese tiempo de ir a ayudarla, ya había conseguido retomar el camino. Sin duda era una mujer muy hábil, lo cual era de agradecer en aquella situación. Cuando ella llegó hasta mí, me sorprendió mucho escuchar de su boca unas palabras amables dirigidas hacia mí. Amablemente, correspondí con una sonrisa a su comentario y me preocupé por su caída, preguntándole si se encontraba bien, pues parecía que se había hecho algo de daño.

Como todo parecía en orden, di unos pasos hacia la cueva. Estaba oscuro y traté de ver el interior, sin mucho éxito.

Bien, señorita Sommers. Ya que hemos llegado hasta aquí, supongo que deberíamos entrar en la cueva, ¿no? Parece que no hay mucha luz, así que será mejor caminar muy despacio por si acaso. Le dirigí una mirada que dejaba claro que yo estaba bastante inquieto, pero que no pensaba echarme atras ocurriese lo que ocurriese, y di unos pasos hacia la cueva.

Notas de juego

Doy por hecho de que tras caernos y todo eso hemos llegado a la cueva. Si me equivoqué, corregiré el texto.

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07/05/2011, 00:58
Director

Notas de juego

No hace falta que lo corrijas. Más o menos estáis donde has comentado que estás, simplemente Scarlett estaba un poco más atrás, como comentaré yo ahora.

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07/05/2011, 00:59
Director

Charles ya había alcanzado la seguridad de la cueva y ya se había puesto en pie. Scarlett tenía prácticamente uno de sus pies en ella. Casi estaba sintiendo la seguridad del suelo, cuando algo sucedió...

Algo fue arrojado desde arriba, desde donde habíais descendido, y golpeó la cabeza de la antigua prostituta de lleno. Esa especie de piedra, o lo que fuese, se rompió en varios fragmentos que quedaron esparcidos por el suelo de a cueva, cayendo alguno sobre las rocas del fondo, varios metros más abajo, las que daban al mar.

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07/05/2011, 17:04
Scarlett Sommers

El silencio de la noche se acercaba sin pausa. Solo roto por el aullar del viento sobre la cornisa por donde estaban bajando.

De repente, un ruido casi imperceptible se oyó. Si alguien le hubiera prestado atención, habría dicho que era un paso, uno mal dado, quizás casi desesperado por anclarse al suelo. Pero nadie estaba pendiente de esos sonidos, para la mujer y para el viejo, lo único que importaba era la cueva que se dibujaba ante ellos.

La posibilidad de escapar de aquella isla misteriosa.

¡AHHHHH!

Un grito, agudo, femenino, que rasgo el velo de la realidad. Que abrió una brecha en el corazón del hombre que se giro para mirar que era. La mujer, la prostituta, la encantadora de serpientes que había provocado la caída de muchos hombres, ahora estaba a solo dos pasos de la entrada de la cueva.

Algo se hizo añicos contra el suelo, recordando que aquello estaba pasando de verdad. Y sin embargo, el grito seguía clavado en los oídos del viejo samaritano.

La mujer, con unos ojos brillantes, reflejo de la poca luz que había, le miraron. Y empezaron a apagarse. Se llevo una de las manos a la cabeza, y al mirársela sus ojos se convirtieron en una máscara de terror sin igual.

Dio un paso vacilante. Un paso en falso, pues sus piernas no podía ni querían soportar el peso de su cuerpo, por poco que fuera este. Se resbalaba, a cámara lenta.

Consciente de que iba a caer extendió un brazo para solicitar ayuda. Y Hawthorne se lo tendió, la agarro de la mano, de una mano pequeña y firme, que al mismo tiempo estaba húmeda, resbaladiza, el cuerpo de la mujer se precipito al vacio. Y durante unos segundos solo la fuerza del hombre la sostuvo ante la perspectiva de una muerte anunciada.

Pero aquella humedad, hacia difícil agarrarla, el buen samaritano, tuvo que usar su otra mano para agarrarse bien a las rocas desnudas y punzantes y sostenerla.

La mujer, que aun con los ojos finos como líneas de luz en el horizonte de la muerte, miraba desesperada, sin saber realmente cual era el destino que se le había procurado. Pidiendo en silencio, un silencio opresivo, que aquel hombre que solo horas antes había detestado, que había sido un reto más en su vida, decidiera ser más fuerte que la gravedad y que la salvara.

Poco a poco, o quizás muy rápidamente, la mano pequeña y firme se escurrió entre los dedos ya mayores del hombre de fe. Y esta se precipito al vacio. Hacia las rocas. Y el tiempo no se detuvo en ese momento. No lo hizo, y en cuestión de segundos, y en el silencio roto apenas por las olas rompiendo contra las rocas del más abajo, Scarlet Sommers, la mujer que había luchado por buscarse un lugar en un mundo de hombres, pereció con los ojos abiertos como si quisiera ver la cara de su asesino. Como si pudiera verlo.

Al mirarse la mano, la mano que no había podido sujetar a la mujer. La mano traidora, que no había evitado que esta callera, Hawthorne vio sangre, una sangre rojo oscuro, que había pertenecido a la mujer.

Su vista inspecciono el suelo, y allí vio los restos de lo que momentos antes, aunque le pesaran como años, había golpeado a la compañera que había decidido con él, escapar a la muerte anunciada de aquella isla remota.

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07/05/2011, 17:13
Charles Hawthorne

Apenas había penetrado en la oscuridad de la cueva cuando todo ocurrió. Un grito, rocas haciéndose añicos a mis pies, un cuerpo precipitándose al vacío... Hice todo cuanto pude, Señor, de veras hice todo cuanto pude por ayudarla. No era una mujer de fe, no era una mujer de recia moral, pero nadie merece un final semejante. Alguien la atacó por sorpresa, desde la lejanía, como los cobardes en las batallas con sus armas de fuego que acechan escondidos sin dar la cara ante aquel cuya vida están a punto de arrebatar. El asesino, aprovechándose del precipicio, ejecutó su malvada treta alcanzando su objetivo. Pero, ¿y si aún no había terminado? Me asomé a las rocas, tratando de discernir el cuerpo de la mujer que se había precipitado al vacío, pero apenas alcanzaba a ver nada. Me arrodillé al borde, y tan solo alcancé a susurrar:

Descanse en paz, señorita Sommers. Ruego a Dios que en la eternidad pueda alcanzar la dicha y la virtud que no logró en vida.

Me levanté y entonces vi el color rojo en mis manos. La sangre que emanaba de la herida de la señorita Sommers había impregnado mis manos al tratar de sostenerla. El rojo intenso, el tacto cálido y pegajoso de aquel líquido, me hizo sentir como si un jarro de agua helada se hubiese derramado por todo mi cuerpo al tiempo que un calor sofocante ardía en mi cabeza. Empecé a sentir un terrible mareo. No podía apenas sostenerme en pie. La visión de la sangre era algo con lo que yo no podía lidiar. Todo se volvió borroso...

No sé cuánto tiempo transcurrió, pero cuando abrí los ojos estaba tendido en el suelo, ante la cueva, mirando hacia el cielo. Me pesaba el cuerpo y me dolían las sienes. Me había desmayado. Me incorporé lentamente. Yo ya no era tan joven como antes y la caída al desmayarme hizo que me doliese la pierna derecha. Es probable que me golpease en ella al caer. Cuanod por fin me puse en pie, miré hacia arriba, hacia el lugar de donde la roca había caído, pero no vi nada. La sangre en mis manos se había secado. Saqué mi pañuelo y, como pude limpié los restos. Después lancé el pañuelo al vacío. Miré la cueva y decidí entrar en ella a pesar de todo. Si el asesino rondaba por allí, tal vez había aprovechado mi estado de inconsciencia para descender y atacarme cuand tratase de ascender. Eché un último vistazo a mi alrededor, asegurándome de que no había nadie, suspiré profundamente, y entré en la cueva.

Solo un vistazo rápido. Entra, mira que no haya nadie escondido, y sal de aquí en seguida.

Notas de juego

Ya que habíamos bajado para ver la cueva, creo que es lógico que eche un vistazo rápido antes de irme, ¿no?

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11/05/2011, 11:47
Director

En la cueva no hay absolutamente nadie. Tampoco parece haber indicio alguno de la presencia de alguien en un pasado cercano.

Eso sí, antes de volver a salir, echaste un vistazo a la piedra, o lo que parecía una piedra, que le habían arrojado a miss Sommers. Al cogerla del suelo, tras ver que se había hecho añicos en su mayor parte, pudiste comprobar que lo que habías tomado por un pedrusco no era más que una figurilla de porcelana u otro material de aspecto similar. No estabas seguro al respecto. De lo que sí podías estar seguro es de que la figurilla, cuyo cuerpo se había desintegrado al entrar en contacto con la cabeza de miss Sommers, representaba el rostro de un negrito. Le habían arrojado la estatuilla de un negrito desde lo alto de la pared rocosa. No había sido un accidente. Miss Sommers había sido despiadada y brutalmente asesinada.

Notas de juego

Miss Sommers, en breve concluriá esta escena, y ya te desmarcamos para la siguiente :P

Cargando editor
12/05/2011, 23:02
Charles Hawthorne

Examiné brevemente la cueva y, para mi alivio, no encontré a nadie. Salí lentamente de ella, buscando algún indicio a mi alrededor de que alguien estuviese acechando escondido en cualquier lugar, pero tampoco descubrí nada. Entonces algo llamó mi atención. Me acerqué a la roca hecha pedazos que había acabado con la vida de la señorita Sommers, la alcé y la observé con detenimiento. La sangre pareció helarse en mi pecho. Definitivamente aquello no era una roca; era una figura, la figura de un negro.

Pero, ¿qué demonios...?

Y entonces a mi mente acudieron los pasajes de aquel poema que hacía tan solo unas horas había leído en mi habitación:

"Diez negritos... uno no se despertó y quedaron nueve... Diez negritos... Y quedaron ocho."

El pánico hacía temblar mis manos. ¡Oh, Dios mío, ayúdame! Metí como pude el trozo de figura en mi bolsillo y corrí hacia la pared rocosa, dispuesto a ascender tan rápido como pudiese. Era imprescindible salir de allí cuanto antes y contarles a los demás lo sucedido. Pero, ¿y si creen que la maté yo? No seas estúpido, ¿cómo ibas a llevar tú esta figura contigo? La bruja y el actor te vieron salir de la casa y atestiguarán que no llevabas nada contigo. Pero la gente es tan desconfiada cuando se cree en peligro... ¡No! ¡Es mi deber anunciar la muerte de esa mujer! Sí, vamos, ¡adelante!

Comencé el difícil ascenso, lentamente. No podía apartar los ojos de la cima. Tenía que estar prevenido por si el asesino estaba arriba esperándome. La subida era complicada, pero el miedo parecía haber renovado mis energías.

Notas de juego

Subo para ir hacia la casa. Si no tengo que ver nada arriba, se sobreentiende que voy hacia la mansión, ¿vale?

Cargando editor
19/05/2011, 00:26
Director

Notas de juego

Fin de escena :)