Tras bajar por la ventana ayudado por las mantas, te das cuenta de que te encuentras en la parte derecha de la imponente mansión. Se va a hacer de noche en breve.
Todo lo que se ve es una inmensa arboleda que apenas deja ver a un lado y al otro. Sabes que en la parte frontal se encuentra el embarcadero. En la otra parte se encuentra un cobertizo y el precipicio por el que se mató miss Sommers.
Aún llueve un poco. Mucho menos que antes, aunque ahora el tiempo ha enfriado considerablemente. Debes de buscar un refugio o un lugar para pasar la noche, ya que hacerlo a la intemperie no parece la mejor de las opciones.
Evidentemente sé que tengo que esconderme. Primero, porque pasar la noche al aire libre, con aquel día tan frío y húmedo no parece la mejor de las opciones. Segundo, porque si me voy a esconder es precisamente para evitar que me maten, así que quedarme al lado de la casa resulta estúpido. Así pues, tomo el camino de la derecha y me pongo en marcha, rumbo a la cueva en la cual murió miss Sommers. Sé que hay un cobertizo tras la arboleda, y también sé que más allá se encuentra la cueva. Debo dar con ella antes de que anochezca, pues de lo contrario me será imposible encontrarla.
Si no doy con ella antes de que anochezca, me colaré de nuevo en la casa y me meteré en la habitación de miss Walker a dormir, ya que al ser la habitación donde yace un cadáver parece poco probable que alguien vaya a entrar a buscarme allí para darme muerte.
Pero vamos, si puedo evitarlo, no regreso a la casa. Así pues, me encamino rumbo a la cueva.
Te pones en camino. Al cabo de un rato pasas por delante del cobertizo del que habían hablado el actor y la adivina. Sigues avanzando más hacia la izquierda, y pocos minutos después llegas a donde se supone, más o menos, que se debe encontrar la cueva.
Te lleva más de un cuarto de hora dar con ella, pues no se ve muy bien a estas horas (está comenzando a oscurecer). No obstante, tras quince minutos de búsqueda la encuentras. Se halla algunos metros más abajo, en la roca. Es un pequeño acantilado rocoso en cuyo final se encuentra el mar. Abajo del todo puedes ver las rocas contra las que rompen las olas. Sobre dichas rocas no te cuesta vislumbrar el destrozado cuerpo de miss Sommers.
Trato de bajar sin matarme por las resbaladizas rocas. Voy cargando con mi maleta, así que supongo que será francamente difícil. No obstante, ese escondite puede hacerme sobrevivirlos a todos en esta isla hasta que consigamos ayuda, así que ni me lo pienso. Bajo poco a poco, sin prisa, camino a la cueva.
Llegas a la cueva, no exento de dificultades.
Está comenzando a anochecer. El frío y la humedad, si no lo remedias, podrían hacer bastante mella en ti. No es fácil soportar esa desagradable sensación sin cubrirse bien. Y no tienes comida...
Acabo de darme cuenta de que en mi huida desesperada obvié el coger alimentos. De todos modos, si hacía falta, podía beber el agua de la lluvia (en el caso de que siga lloviendo) y al amanecer podía buscar algún árbol frutal. Y a una de malas, si por un casual no había forma de dar con algún alimento, podría hacer una veloz incursión en la casa, adentrarme en la despensa, y dar caza a algo de comida antes de regresar aquí.
Por otra parte, el frío era descomunal, así que opté por abrigarme bien. Me abroché mi abrigo y me calé mi sombrero. En el caso de que el frío tornase en insoportable, estaba dispuesto a ponerme capas de ropa. Sacaría la ropa de mi maleta y me la pondría una encima de otra. Lo que fuese con tal de no volver a la casa.
De momento, parece que aguantas bien el frío y el hambre tal y como estás. Lo cual no significa que lo vayas a aguantar todo el tiempo...
Empiezo a pensar en qué hacer si oigo pasos. Me imagino que lo mejor es aprovechar justo el amanecer para salir a buscar comida, e incluso a intentar encontrar una manera de salir de la isla. Algún barco pasará en algún momento. Y cuando lo haga, allí estaré yo para cogerlo.