Creí haberme librado de una bronca con la entrada de Carlo, pero parecía que Gareth no era de los que dejaban pasar las cosas como si nada. Al menos estaban lo suficientemente centrados en la investigación, bastaría para que pudiera comer tranquilo el resto de cena.
De tanto en tanto despegaba la mirada del plato y ojeaba de reojo las expresiones del resto de comensales.
No hice ninguna aportación a las preguntas de mi tito, ni siquiera para explicar como yo podía ayudar o cuales eran mis habilidades. El único momento en el que quise intervenir fue para ofrecerme a acompañar a Nora a su casa pero inmediatamente deseché esa idea. Tenía que enfrentarme a problemas más importantes por ahora.
¿Los estaban buscando a ambos? Que hubiese una bruja de por medio no acababa de cuadrarme. Hasta la fecha no había conocido a ningún brujo interesado en cuidar de un nephilim sin querer algo a cambio. ¿Por qué simplemente no la entregó al instituto más cercano?
Gareth escuchó a Émille y se quedó pensativo un par de segundos antes de responder.
- ¿Crees que podrías encargarte tú de su entrenamiento por ahora? - Preguntó directamente al muchacho, mirándolo con seriedad. - Al menos de enseñarles lo más básico y ver quién puede ayudarles con cada cosa. Que te ayude Milton. - Añadió, mirando al otro joven que asintió con seriedad.
Después cambió de tema, siguiendo el hilo de lo dicho por Émille. - Contactaremos con Glanmore Peakes mañana y veremos si sabe algo.
Finalmente Gareth miró a Nora y asintió de nuevo. - Puedes ir mañana a tu casa y a donde necesites, pero no lo hagas sola, que te acompañen al menos dos nephilim.
Permaneció entonces en silencio mientras comenzaba a comer una porción de carne asada y esperaba por si alguno quería añadir algo más antes de dar la reunión por finalizada.
Última intervención antes de que terminemos la cena ^^.
Sin decir nada de momento, asentí a la pregunta de Gareth. Claro que podía encargarme de ellos. Y enseñarles mucho más que lo básico, también. Al decir que Milton sería mi ayudante tuve que contener una sonrisa de satisfacción. Después de que él liderara el equipo de vuelta, las cosas volvían a su cauce poco a poco. Por un momento me sentí tentado de proponerle a Alice que nos repartiéramos a los mundanos. Yo ya los había visto pelear a los dos, y aunque no fuera a reconocer en voz alta por qué, me quedaría con el rubito asqueroso. Después, comparándolos, podría humillar a Alice como maestra.
Cuando Gareth siguió hablando asentí una vez más al ver que se iba a seguir la línea de investigación que había propuesto: que llevase a algo o no, era lo de menos. Lo importante era que volvía a ser tenido en cuenta.
Asentí cuando Gareth me dijo que podía ir a por mis cosas y a la cafetería. No me gustaba dejar las cosas a medias y sentía que era mi obligación ir a despedirme. Miré a Milton preguntando en silencio si me acompañaría, después continué comiendo. Ivy tenía razón cuando dijo que me sentiría mucho mejor además, hasta que olí la comida, no me había dado cuenta del hambre que tenía.
En cuanto al entrenamiento, era consciente de que Emille no nos lo iba a poner fácil. Sin embargo al encargar a Milton que le ayudara, Gareth demostró que sabía lo que hacía, seguramente Milton se encargaría de que no se pasara demasiado.
¿Y eso donde me deja a mi? Yo también podía ayudar con el entrenamiento, pero Gareth ni siquiera pareció planteárselo. Aun así evidente que algo tendría que hacer mientras residía en el instituto. No es que me importara quedarme sin hacer nada unos días, pero no creía que le gustase esa idea al resto.
A pesar de las ganas que tenía por marcharme de allí, esperé a que la cena acabase y se levantaran de la mesa. Después de todo no iba a poder decir o hacer mucho con aquella hostilidad en el ambiente.
Durante el resto del encuentro solo pude imaginar lo triste que sería tener que regresar tan pronto a Italia.
Asentí, comprensivo, aunque sin olvidarme de mi propósito del día siguiente. Iría a hablar a solas con Gareth y confiaba que se mostrase comprensivo, sobre todo después de todo lo que había pasado. Tal vez podría explotar un poco el cuento si la negociación se ponía fea. Había perdido a mi familia, no pensaba perder también mi vida y mi fama.
Giré la cabeza hacia la izquierda, hasta el gabacho. No me quedaba más remedio que aprender de aquel troglodita sin modales que ya me había atravesado la pierna dos veces. En un día. No pintaba nada bien, pero era necesario si en un futuro querría salir de aquel lugar sin escolta, que lo iba a querer. Y más pronto que tarde a ser posible.
La reunión parecía haber terminado y las conversaciones fueron tomando otros derroteros más informales. Milton respondió con una sonrisa y un asentimiento a la pregunta muda de Nora y un rato después todos habían terminado de cenar.
Stuart y Derian se ofrecieron a recoger la mesa y la cocina y los demás se fueron desperdigando por el Instituto. Todos parecían bastante cansados y vosotros también sentíais el peso de demasiadas emociones tirando de vuestros párpados. Sin embargo, Gareth hizo una seña a Émille y Andrea para que no olvidaran pasar por el despacho de Deirdre antes de acostarse.
La noche terminó por llevar a cada uno a su cuarto, todos con nuevas preocupaciones de las que ocuparse. En el interior de Nora y Ethan la expectación por una nueva vida luchaba contra la desazón por no saber qué le había sucedido a seres queridos y familiares. Pero fuese como fuese, el día siguiente sería un nuevo día.
En el exterior la oscuridad cubría el solar en ruinas y la lluvia seguía cayendo de forma constante. Bajo un coche, esperando con paciencia infinita, un pequeño gato negro se lavaba el pelaje, mirando de vez en cuando hacia la puerta del Instituto y sin que nadie pareciese reparar en su presencia.