Las palabras de Gareth fueron claras. Su expresión seria enfatizaba lo que decía y un escalofrío recorrió mi espalda cuando explicó lo que podía ocurrir si no lo hacía bien. Y, obviamente, si ni siquiera había hecho nada de eso nunca, lo más probable es que saliera mal.
Había estado mirando y escuchando atentamente al hombre todo el rato y aunque se nos quedó mirando esperando una respuesta, mi mirada se apartó de la suya unos instantes para mirar a Ethan. - No creo que sea buena idea arriesgarse. Ni siquiera sé si puedo hacer cualquier otra cosa más sencilla. - Me miré las manos. Todavía me costaba creer todo lo que estaba pasando y lo que estaba viendo.
Finalmente me dirigí a Gareth. - Podríamos ir en avión o en tren. Pero... No sé cómo podríamos pasar los controles de vigilancia armados. - Recordé la primera impresión que tuve cuando llegué a casa de Aubrey y me encontré a todo el grupo con aquellas vestimentas y esas armas que dejaban a cualquiera petrificado. - ¿No podemos pedir ayuda a la policía? - Pregunté finalmente. Era algo que se me había pasado más de una vez por la cabeza pero no me había atrevido a preguntar hasta entonces.
Qué dramático. Pensé, al escuchar las palabras de Gareth. Seguramente aquello era como las instrucciones de cualquier electrodoméstico. Te ponían que te podías morir de cincuenta formas distintas para que, si pasaba, a la compañía no se le cayese el pelo, pero en realidad el riesgo era mínimo.
La pecosa cayó, como era de esperar. En ningún momento mi expresión mostró la decepción ni la rabia que sentía en aquel momento. Le devolví la mirada a Melissa y asentí, indicándole que la entendía. No pasa nada, seguro que podemos ir de otra manera. Le dije, cayándome muchas cosas. No iba a presionarla, mucho menos delante de Gareth. No quería que pensase mal de mí.
¿No hay nadie en el Instituto que haya estado en Edinburgo? Pregunté, dirigiéndome a Gareth. De ser así, podríamos ir en avión y volver al portal. No creo que sea demasiado problema colarnos en el avión con las armas. Podríamos hacernos invisibles. Una cosa estaba clara, quería ir a casa de Melissa a investigar.
Una pequeña sonrisa empezó a asomar por la comisura de los labios del hombre con la pregunta de Melissa sobre los controles y terminó de definirse con la siguiente, sobre la policía. Sin embargo, fue a Ethan al que respondió primero, encogiéndose levemente de hombros.
—No sabría decirte si alguien ha estado allá. Algunos han viajado mucho, como Derian y Stuart... Así que tal vez. —Sus ojos buscaron a la pelirroja y la expresión de sus labios se tornó divertida. —Los mundanos no pueden vernos si no queremos —explicó—. Así que pasar los controles de cualquier aeropuerto o cosa mundana es sencillo para nosotros. Y la policía mundana no te creería si les hablas de monstruos y demonios, pero tampoco los necesitas para nada. Eres una Hija del Ángel, tienes en tus venas la sangre de Raziel y de Jonathan, el primer Cazador de Sombras. Ahora eres tú quien debería cuidar de ellos.
Hizo una pequeña pausa y cruzó los dedos de ambas manos por encima de la mesa antes de seguir.
—No me parece mal que vayáis por otros medios —dijo finalmente—, pero no me gustaría que estuvierais fuera demasiado tiempo. Hasta que no tengamos la amenaza controlada prefiero teneros cerca por si necesitáis ayuda. Si lo hacéis, llevad al menos a dos nephilim entrenados con vosotros y tratad de no pasar fuera más de un día o dos.
Escuché a Ethan pero no me convenció. ¿Cómo me voy a hacer invisible? Será sencillo para ellos, ¿pero para mí...? Dudé unos instantes. Seguidamente me fijé en Gareth y en cómo sonreía de aquella forma. Me quedé a la expectativa de las razones por las que le parecía tan gracioso lo que había dicho.
Atendí a sus palabras con atención y, a pesar de que había explicado lo mismo que había dicho Ethan pero con más detalle, me acabé de convencer un poco más. Parecía que lo que decía Gareth me influía más de lo normal, suponía que por su presencia. Sin embargo, cuando remarcó que tenía sangre de ángeles, me sentí extraña. Pero no dije nada al respeto.
Finalmente miré a Ethan y le di mi opinión en voz alta, para que Gareth me corrigiera si era necesario o, simplemente, estuviera al corriente de mis intenciones. - Si tú crees que podemos arreglárnoslas para llegar a mi casa sin problemas y podemos contar con quien nos acompañe, podemos ir cuanto antes - Comenté decidida. Luego me dirigí a Gareth. - Procuraremos ir lo más rápido posible.
Tuve que contenerme para no poner los ojos en blanco cuando Gareth se puso a comerle la oreja a la pecosa con aquellas chorradas de la sangre del ángel Raziel y de Jonathan. Noté como el hombre se sentía orgulloso de aquella historia y de su supuesto origen, que desde mi punto de vista, tenía el mismo sentido que Adán y Eva en el paraíso. Seguro que había otra explicación para todo aquello que no involucrase a Dios y a ángeles, pero no iba a ser yo el que le abriera los ojos. Tenía cosas más importantes que hacer, como ir a casa de Melissa.
Yo creo que sí. Asentí, convencido, tratando de animar a la chica. Si quieres puedo ir reservando los billetes para el primer de avión que salga para allí... Me callé antes de seguir y miré a Gareth, indeciso. O nos colamos en el primer avión que salga. No sé cómo hacéis las cosas aquí. No me imaginaba a Emille entregando el ticket a un policía mundano, la verdad.
Siento la tardanza. He empezado clases recientemente y me ha cpstado acostumbrarme a los horarios.
Gareth asintió a las palabras de Ethan.
—Lo más sencillo sería que os colaseis. Cuantos menos mundanos os vean, menos problemas tendréis. Tú has estado trabajando en tu invisibilidad, ¿no? Con eso y unas Mendelin no debería costaros en absoluto pasar desapercibidos. —Hizo una breve pausa y sus siguientes palabras parecían anticipar una despedida. —Avisadme cuando os vayáis y sobre todo, no lo hagáis solos.
Escuché a Ethan y me alegré de que tuviera iniciativa suficiente como para organizar una parte del plan. Sin embargo, las palabras de Gareth haciendo más hincapié en que ejecutáramos la forma menos convencional de viajar en avión respecto la más legal, me hicieron torcer el labio.
No me gustaba demasiado la idea pero lo prefería a ir con esas pintas entre lo que llamaban mundanos. Humanos. Sobre la invisibilidad... No supe cómo reaccionar. Me parecía bien que ellos hicieran eso pero yo no tenía ni idea de si lo podría hacer. Miré a Ethan y al verlo con tanta seguridad me relajé un poco, pero todavía no tenía demasiada confianza en todo aquello.
Sin decir nada asentí a Gareth, mirándole a los ojos aunque de manera un poco huidiza. Todavía no sabía por qué me sentía tan vergonzosa con él. Yo no era así con prácticamente nadie. Sin embargo no le di más importancia y miré a Ethan buscando su aprobación para irnos a explicar el plan a los demás. - Voy a decírselo a Sun-yun, Amber y a Ivy. ¿Puedes hablar con Émille y con quien consideres que también nos puede ser de ayuda? - pregunté, y esperé que no se ofendiera por dejarle a él el marrón de hablar con Émille.
Asentí a Gareth. Tenía que habérmelo imaginado, ni siquiera tenían la decencia de viajar por vía legal, aunque tenía que admitir que ir de polizonte era una perspectiva traviesamente atractiva. Aunque si me pillaban se iba a montar un escándalo. Entendido, descuida. Le dije simplemente antes de dirigirme a la pecosa.
Claro, sin problemas. Le respondí con una sonrisa que, a pesar de aparentar ser completamente natural no lo era para nada. No es lista ni nada. Me deja al psicópata a mí. Yo creo que con esos será suficiente. La verdad, tampoco deberíamos colar demasiada gente en el avión que, aunque seamos transparentes, podemos chocar con la gente. ¿Nos vemos aquí cuando acabemos de hablar con ellos? Sugerí, dirigiéndome hacia la puerta con la intención de buscar a Emille.
Me sorprendí al escuchar la peculiaridad de ese tipo de truco de invisibilidad que, a pesar de hacerte transparente, no te hace intangible. No dije nada sobre mi asombro y asentí. - De acuerdo, gracias - Dije, con segundas. Me sabía mal que Ethan tuviera que tratar con Émille, pero pensé que sería mejor.
Finalmente, antes de salir yo también por la puerta para ir a reclutar a las demás, me giré hacia Gareth. - Gracias por su ayuda - Apreté un poco los labios y afirmé suavemente con la cabeza.
Emille, Emille... Si no está en la sala de entrenamientos estará matando a alguien. Pensé con cierto desprecio por la actitud del chico. Debería trabajar más sus nulas habilidades sociales, aunque como guardaespaldas no estaba del todo mal. Me dirigí hacia la sala de entrenamientos. Si no lo encontraba allí iría a buscar a Amber a su cueva, porque las posibilidades de que estuviese en su fría e impersonal habitación eran nulas.