Me quedé con los ojos pegados a su mano viendo como la rojez de sus dedos desaparecía a cambio del ardiente escozor de la runa. Me encantaba la idea de ser un recuerdo en un sitio tan visible como su mano. Me gustaba pensarlo como nuestro pacto de musica y combate.
Dejé mis tonterías a un lado cuando encontré una espada, y me concentré en ser legendaria pero el arma no brilló como debían brillar las de las historias de la mentora de Carstairs. Y aunque me sentí decepcionada, procuré que no se me notara y me encogí de hombros –Puede que nos falte el vínculo que tengo con mi Kyo —justifiqué el fracaso—. Mañana te la presento.
Volví a acercarme a él y me puse en guardia —¿Otra vez?
—O tal vez podríamos pedir a alguien que te potencie, para ver hasta dónde puedes llegar —comentó, pensativo y al parecer determinado a no sentirse decepcionado por la ausencia de luz en la espada.
Cuando dejaste el arma, él también recuperó su guardia y asintió con la cabeza.
—Otra vez —dijo, echando un breve vistazo a tus brazos, todavía recubiertos por esa energía amarillenta, para terminar poniendo sus ojos en los tuyos—. Vamos.
Negué con la cabeza y horror en los ojos cuando propuso traernos a Emille. Eso estropearía la sorpresa, ya contaría hasta tres cuando estuviera con él.
Ya en guardia, seguí sus pupilas a mis brazos y al saber que podía hacerle daño con el simple hecho de que me tocara, una sonrisa se afiló en mi y mi honor se resintió con ella.
— Sí —informé de que empezaba y esta vez, en vez de intentar golpearle fui directa a dejarme coger para luego apresarle la mano urilizada para para conducir el brazo a su espalda y bajarlo en un espirar al suelo. Esa sala merecía no tener una vergüenza entrenando en ella—.
Milton agarró tu muñeca cuando te acercaste y sus mandíbulas se crisparon un poco en cuanto su mano empezó a enrojecerse al rozar esa energía amarilla que cubría tus brazos. Sin embargo, no aflojó el agarre, ni siquiera cuando pusiste tu otra mano sobre la suya y empezaste a llevarla a su espalda.
Giró un poco y su otra mano se movió rápido hacia tu otra muñeca, sujetándote. Quedasteis así empatados en una especie de agarre mutuo y por un brevísimo instante se quedó inmóvil mientras una pequeña sonrisa de medio lado empezaba a nacer en sus labios, tensos por la quemazón.
Entonces los frunció y silbó una tonada corta, apenas un par de acordes que recordaban al gorjeo de un pájaro. Y con ese sonido un dolor agudo y punzante atravesó tus tímpanos.
Tirada oculta
Motivo: Des+Pelea Sun
Dificultad: 6
Tirada (6 dados): 2, 9, 6, 7, 1, 7
Éxitos: 3
Tirada oculta
Motivo: Des+Pelea Milt
Dificultad: 6
Tirada (7 dados): 9, 6, 5, 4, 7, 5, 3
Éxitos: 3
Tirada oculta
Motivo: Daño Sun
Dificultad: 6
Tirada (2 dados): 4, 5
Éxitos: 0 Fallo
Tirada oculta
Motivo: Daño Milton
Dificultad: 6
Tirada (4 dados): 8, 6, 5, 2
Éxitos: 2
Sun-yun: recibe 2 puntos de daño.
El chaval había caído, por ir de listo y de zen. Me encantaba que el gimnasio pudiera verme tomar un poco de poder en ese combate.
No me preocupó su desesperado intento de agarrarme también, seguía pudiendo hacerle daño solo con estar. Mis ojos bailaron hasta su sonrisa y se deleitaron en esa tensión que aguantaba entre el saber que la había cagado y el querer fingir que no. Fuera del gimnasio me hubiese encendido las mejillas, pero eso era profesional. La paliza que le iba a dar sería profesional y el goce que iba a sentir sería profesional como las carcajadas de mis entrañas, también profesionales.
Pero entonces su sonrisa cambió y el cubo de leche cayó de mi cabeza y se desparramó por el suelo.
Mis párpados se tensaron con su tonada, resistiéndome a cerrar los ojos mostrando el puto dolor que su silbido causaba en mis tímpanos. Joder, ya odiaba los silbidos como para encontrarme uno tan fatídico.
Apreté mis manos contra su piel, luchando contra el impulso de querer llevarlas a mis oídos para hacer barrera entre ellos y eso.
— ¡Para joder! —le grité en mi cabeza pero fuera de ella mantuve mi sonrisa, tensa y apretada.
Y entonces giré mis manos para hacerle saltar por encima del nudo de nuestros brazos o aceptar una muñeca rota.
(Kote gaeishi) yyyyyyyyyyy x(
No tuviste muy claro qué había hecho Milton. En un instante te parecía que tenías el control de la situación y en el siguiente el chico se movía a toda velocidad y aprovechaba tu movimiento para punzar en tu muñeca obligándote a aflojar tu presa. Su pie barrió el suelo arrastrando el tuyo y haciéndote doblar las rodillas, una vez más con él demasiado cerca.
Sentías algo húmedo y tibio brotar de tus oídos, acompañado de un leve zumbido. La energía chispeante abandonó tus brazos disolviéndose en el aire y Milton se separó ofreciéndote su mano para ayudarte a levantarte.
—Estás sangrando —dijo con naturalidad—. Deja que te haga un iratze.
Tirada oculta
Motivo: Des+Pelea Sun
Dificultad: 6
Tirada (5 dados): 1, 9, 1, 6, 4
Éxitos: 0 Fallo
Tirada oculta
Motivo: Des+Pelea Milt
Dificultad: 6
Tirada (7 dados): 8, 6, 7, 3, 4, 10, 1
Éxitos: 3
Ese chico empezaba a tenerme muy harta. No merecía ganarme y encima lo hacía con condescendencia. Era horrible. Era una puta mierda. Era inapropiadamente sexy.
Me negué a su mano, dedicándole una sonrisa pasivoagresiva, con las manos desnudas de esa energía dispuesta a joderle por tocarme no tenía ningún sentido ceder a sus humillantes ayudas.
Y, encima, el tío me hizo sangrar y no tardó en señalarlo como si fuera lo más normal del mundo.
Mis mejillas se enrojecieron de rabia y vergüenza— No, no sangro, no necesito ninguna iratze —dije levantándome por mi misma—. Otra vez —dije y esta vez, me hubiese dejado poner en pie o no— no esperé confirmación para lanzarme a golpear su estómago sin técnica alguna como una vulgar luchadora de kung fu—.
Milton te miró cuando aseguraste no estar sangrando y sus ojos se desviaron hacia tus oídos, extrañados por tu forma de negar lo evidente. Quizá por eso no llegó a reaccionar antes de que tu puño impactase en su estómago llevándose parte de su respiración. O tal vez fue porque él también se estaba moviendo al mismo tiempo que tú y, medio segundo después, notaste su mano doblada en puño de leopardo clavar un golpe contundente en tu costado, a la altura de tus riñones. Dolió, pero no más allá de los primeros segundos.
Tirada oculta
Motivo: Des+Sun
Dificultad: 6
Tirada (5 dados): 1, 9, 5, 6, 2
Éxitos: 1
Tirada oculta
Motivo: Des+Milt
Dificultad: 6
Tirada (7 dados): 5, 5, 1, 6, 5, 7, 5
Éxitos: 1
Tirada oculta
Motivo: Fue Sun
Dificultad: 6
Tirada (1 dados): 10
Éxitos: 1
Tirada oculta
Motivo: Fue Milt
Dificultad: 6
Tirada (3 dados): 6, 1, 6
Éxitos: 1
Creo que tosí al golpe de Milton o liberé mi frustración con una queja entre dientes; pero ese chico parecía no cansarse de huir de mis golpes e incluso soportaba el daño mucho mejor que cualquiera de los chinos con que había combatido en Corea. Sorprendía y más lo hacía viniendo de alguien como él, tan discreto y complaciente.
Había conseguido darle, el gimnasio lo había visto, Kitty lo había visto y su respiración lo había sentido, y aquello hacia que me sintiese un poco más ganadora y un poco menos digna por aferrarme al premio de consolación con tanta fuerza.
Aproveché que su mano estaba cerca de mi costado para enredar mi brazo extendido a su estómago con el suyo que había llevado a mi. El primer paso era asegurarme de que podía mantenerlo pegado a mi, el segundo sería tirar de él, desequilibrarle, dislocarlo.
Una acción hoy.
Sin embargo, Milton aprovechó tu movimiento enredando vuestros brazos para deslizarse hacia ti y hacia abajo, cogiendo ángulo para elevarse rápidamente luxando tu hombro. Su otra mano se apoyó en tu clavícula, forzando un poco más el gesto hasta que una punzada de dolor atravesó tu torso de delante hacia atrás.
Lo tenías tan cerca que podías sentir su respiración cerca de tu cuello y percibir el olor a champú cítrico en sus cabellos. Y fue entonces cuando escuchaste cómo se abría la puerta a tu espalda.
Milton dio un paso hacia atrás de inmediato, separando su cuerpo del tuyo y llevando su mirada hacia el intruso.
Tirada oculta
Motivo: Des+Pelea Sun
Dificultad: 6
Tirada (5 dados): 5, 4, 7, 8, 3
Éxitos: 2
Tirada oculta
Motivo: Des+Pelea Milt
Dificultad: 6
Tirada (7 dados): 2, 2, 7, 3, 2, 6, 7
Éxitos: 3
El intruso, que resultó ser intrusa, emitió una especie de bufido desdeñoso mientras entraba en la sala de entrenamiento.
—¿En serio, Milton? —preguntó, sin prestarte atención a ti—. ¿Con una mundana? —añadió, cargando esa palabra de desprecio—. Creía que tenías un poco más de clase.
Alice no parecía tener intención de devolveros la intimidad de la sala, ni tampoco de detenerse a hablar con vosotros, pues aquello lo dijo al pasar para después llevar sus ojos hacia delante de nuevo.
Me ardía la sangre, me ardía de rabia y me dolía el corazón de la misma rabia y de la jodida luxación del puto chino. ¿Qué mundo era aquél? ¿Qué coño me estaba pasando? ¿Cómo podía no ganar?
Su respiración me dio escalofríos, me sentí derrotada más allá del combate, me hacía falta entrenar mucho más de lo que tenía que aprender.
Mis manos perdieron tensión y apunto estuve de decir basta cuando la puerta me libró de ello y una vaca en algún rincón del mundo se libró de morir súbitamente.
Cuando Carstairs me soltó llevé inmediatamente una mano al hombro que él había maltratado y lo masajeé con discreción. Me giré hacia la voz de Amis cuando volvió a pronunciar aquella palabra que en sus labios sonaba errónea y le sonreí en saludo.
— Se pronuncia hermana, Amis —le expliqué —. Pero no te preocupes que aunque tuviéramos más clase ya la hemos terminado —miré a Carstairs entonces preguntándole con la mirada si le importaba si lo dejábamos por hoy y si no le importaba le agradecería todo con una inclinación de espalda algo dolorosa—. Gracias, Carstairs —le diría y correría a por mis zapatillas y desaparecer de esa caja de deshonra—.
—No es una mundana —protestó Milton al mismo tiempo que tú intervenías. Te miró entonces, con cierto reconocimiento por tu forma de responder a Alice y dejó que hablaras tú, para seguir él cuando terminaste—. Es tan nephilim como tú —dijo entonces y te pareció que remarcaba con suavidad las dos últimas palabras, probablemente haciendo una referencia velada al anillo que le habías prestado a Ivy.
Después el chico devolvió tu inclinación con otra.
—Gracias a ti, Gi Sun-yun. Lo has hecho bien.
Lo último que viste antes de salir por la puerta fue cómo Alice daba vueltas a una enorme guadaña entre sus manos.