Partida Rol por web

Comprendo. Estoy deseando llegar a tierra para probar sus excelentes habilidades excepcionales y que me sirva una bebida. - Habilidades sobrenaturales, sin duda, las que necesita este joven camarero. - En su voz no se llega a notar el desprecio que tiene su sarcasmo, de modo que no queda claro si en verdad está siendo sarcástico o sólo cortés, con ese estilo tan propio de los lores británicos de lanzar estocadas ambiguas que puedan ser interpretadas tanto positiva como negativamente.

Y de pronto el recuerdo sepultado de donde había conocido a Nate afloró a la superficie. Nate fue uno de los policias que la interrogaron cuando ocurrió el accidente. Solo fue una vez y el no parecía muy interesado, para alguien encargado de crímenes más importantes un atropello podía ser algo trivial, pero estaba segura que él le hizo unas preguntas el día en que todo aquello pasó.

¿Se estaba riendo de mí o era ese estúpido humor inglés? En fin, no había venido hasta aquí para que me echasen antes de llegar, ya le daría un puñetazo en el viaje de vuelta si seguía comportándose como un estirado, había tiempo para todo.

- Por supuesto, aunque las señoritas primero, en fin parece que vamos a una isla, me pregunto que nos tendrá preparado una vez lleguemos...

Mire con cierto hastío, asco o sorna a Nadia y dije al microfono.- Señor Smith, dejadles espacio... que están hablando los adultos. No sabe a quien me refiero Timothy... Pues claro, a el señor policia, detective privado que a pesar de tener pelos en los huevos me presento como si de James Bond fuera. 

Y a la señorita soy más madura que tú, porque tengo una carrera, y una barriga que me llega a la boca aunque no llego a los 25 años.

Miré a los dos con desprecio y dije.- Dais tanta pena... vamos todos hacía una terapia en la Isla del Señor Dark, y aún os pensaís que la madurez va en los años. Os queda tanto por aprender a pesar de lo "maduros" que sois ambos.- Terminé diciendo a la vez que señalaba las comillas con mis dedos. Miré por la venta del helicóptero y dije.- De lujo me he olvidado el libro para evitar silencios vacíos en la maleta... 

Un crujido de estática inundó los auriculares de los pasajeros en cuanto el piloto activó el intercomunicador. Tras soltar el aire poco a poco, audible pese a sus esfuerzos, para contener su impaciencia intentó poner su mejor voz mientras les decía a sus pasajeros

"Señores. Desconozco el motivo por el que el señor Dark les ha llamado pero por otros pasajeros que he llevado sé que el señor suele despachar con más de una persona a la vez durante el fin de semana. Es un hombre con poco tiempo y no se extrañen si solo les puede dedicar cinco minutos, en mi caso esos minutos me cambiaron toda la vida.... " Y ya lo creo que me la cambiaron, de trabajar en el ejército y hacer misiones de combate en helicóptero donde me preguntaba cuando me iba a tocar a mi, a la seguridad y a al sueldo para mantener a mi familia.. Vaya que si me la cambiaron....

"El señor Dark es un gran hombre que siempre cumple con sus promesas. Para distender el ambiente un poco le contaré que vamos a su residencia de verano, un impresionante castillo en la frontera entre Estados Unidos y Canadá aunque no pertenece a ninguno de ellos. De hecho, Dark Island es un país independiente y podría tener bandera, moneda o leyes propias. No es un país muy famoso, no sale en los juegos olímpicos pero por él pasan gran parte de las transacciones económicas de las grandes corporaciones mundiales. Quedan 90 minutos de vuelo, ustedes pueden elegir como quieren que sea el vuelo...."

No esperaba encontrarse a nadie en la visita aparte del piloto y él mismo, creyendo que sería una guía turística de la isla o su secretaria y el becario al mando, aunque por el elegante traje que tan magníficamente llevaba el propio Wallace parecía un estudiantes en prácticas a su lado, sintiéndose de alguna forma pequeño e insignificante.

- Siento la espera.- Pensó en echarle la culpa al tráfico o al propio conductor por la tardanza y quedar bien, pero su duda continua sobre el remitente y el contenido era la única responsable.

Al terminar de hablar con el piloto y centrarse en los dos invitados por el rabillo del ojo con cierta timidez se percató de que sus caras le sonaban mínimamente, entrecerrando los ojos en una fina línea directa a la mujer hasta que dijo su nombre, conectando por fin todas los hilos de recuerdos que tenía desperdigados.

No podía creer que estaba en frente de una famosa. Reconoció a la mujer, la había visto cientos de veces a través de la pantalla de su casa, a la hora de comer, cuando su familia se reunía y su ex mujer se dedicaba a comentarle las últimas investigaciones que habían realizado con especial interés aunque a él no le llamara especialmente ese tipo de contenido.

Se palpó los bolsillos de chaqueta y del pantalón, buscando algún tipo de bolígrafo o lápiz y papel, aunque recordó que, entre sus pertenencias, lo único parecido que había traído era lo más valioso que no quería estropear.

- Señorita Kramer, perdona mi atrevimiento pero mi mujer era su admiradora.- Sonrió de forma tímida, casi imperceptible, incapaz de mirarla a sus imponentes ojos por si la simple acción le molestara.- No traigo papel, pero ¿le importaría sacarse una foto conmigo? – Sacó su móvil de marca china comprado por internet (posiblemente robado), una copia de una de las grandes marcas pero a precio mucho más económico que le servía para lo justo y necesario. *Con cuidado y disimulo se acercó a Felicity si ella aceptaba, procurando no rozar el espacio mínimo y que pensara otra cosa distinta. Con la diestra levantada asiendo el móvil, levantó un poco y calculó con el dedo, toqueteando la pantalla táctil, dónde estaría el botón de disparo al no tener la función de selfie con la cámara frontal. Tras varios intentos fallidos donde sólo salía parte del rostro de uno de ellos o directamente ninguno, incluso en una que casi se le cae el teléfono al suelo, logró sacar la foto.- Gracias, muy amable.

¿Alguno de ustedes sabe si seremos más invitados en la isla?

- Creía que era el único.- ¿Tal vez irían también por trabajo? No sabía que necesitaran con tanta urgencia un puesto, imaginándose su vida llena de lujos y casas de dos pisos con piscina.- Soy Wallace Bullocks. Un placer.

Al terminar se fijó mejor en el otro hombre, quién había dejado parcialmente de lado por cumplir la ilusión de quien fuera su mujer. La imagen de Felicity quedó totalmente relegada a un segundo plano, recordando las noches interminables en vela y la de veces que había visto su triunfo con admiración camuflada en celos sanos.

Al igual que hizo anteriormente, se acercó al hombre mientras señalaba el teléfono y una media sonrisa ilusionada.

- ¿Le importaría?

El ex-policia se revolvió rápidamente, de un movimiento inesperado y ágil, sobre todo para su cuerpo casi rechoncho, y cogió al muchacho con fuerza de la nuca ^*1. - Mira, cretino... que te quede claro una cosa... No soy tu padre para aguantarte impertinencias... a la próxima falta de respeto vas a salir volando del helicóptero... ¡¿ENTENDIDO?!... no se quien coño te crees que eres, pero no me ando con chiquitas, y como ves tengo muy poca paciencia... más con muchachos insolentes y descarriados como tu... ¡¿DE ACUERDO?!... - luego con un fuerte empujón lo soltó y transformó su cara, casi rozando la bipolaridad  - Disculpe Señorita Stinson... Señor Smith, le ruego disculpe mi reacción, intentaré que no vuelva a pasar... - volvió a mirar con furia al joven Dylan - puede reportar mi comportamiento al Señor Dark, no hay problema.

Luego empezó a mirar por la ventana, esperando la reprimenda del piloto y Nadia, o una conversación de la segunda, pero sobre todo, esperando que aquel muchacho no volviera a decir una falacia, o la cosa se iba a poner extremadamente violenta.

Esquive por poco aquel agarre en el cuello, es más sentía como mi nuca ardía ante una mezcla de pellizco y puñetazo. Apreté los dientes mientras escuchaba al gran policía saltar a la primera de cambio y una vez que se calmó sin dudarlo me levanté y me puse frente a él. Apretaba los dientes a la vez que los puños mientras con un dedo lo señalaba con inquina y le decía.- Mira tú... hijo de puta... La próxima vez que me toques un pelo, te muerdo la cara, o te pateo los huevos, si hace falta te meto los dedos en los ojos, hasta que cierto moco gris me chorree entre las manos... Pero en tu puta vida me vuelvas a intentar tocar un pelo.

Si no sabes aceptar una crítica, o una mofa porque ni tu mismo has sabido callarte que eres poli, pues ve cambiando de trabajo, pero ni se te ocurra que me voy a achicar delante delante de nadie.

No he consentido que mis padres me toquen un pelo, ¿vas a venir tú a tocármelo?

Si necesitas pastillas para los nervios, llevo de todo... Mamá me tiene surtido, solo tienes que pedirlo.  Pero ni vuelvas a tocarme...- Al escucharme decir que era un chico descarriado. Solté un deje de mofa y dije.- ¿Qué sabe de mí señor detective?... ¿Que mis padres han intentado pegarme porque lo he dicho?... ¿Qué mi madre me suministra tranquilizantes porque lo he dicho?... ¿O mi nombre...?

No sabe una mierda de mí, y de mis circunstancias. Así que dejémoslo en que usted no es el mejor policía, y yo no soy el mejor chico de familia.

Volví a mi sitio y me senté sin perder de vista al policía y dije.- Además... ni a Nadia ni a Andrea le viene bien, eso de presenciar escenenas que les haga subir la tensión.