Nadia abrió la maleta y se encontró ropa perfectamente doblada y planchada de aire distinto al que solía llevar el mayordomo. Camisas hawaianas y bermudas de alegres colores desentonaban en el frío invierno de Nueva York, flores, estampados impropios de su edad y unas gafas de sol baratas, lo último que Nadia esperaba encontrarse en la maleta de aquella persona tan estirada. Con cautela, como si algo dentro de aquella maleta le fuera a morder, Nadia sacó la ropa y la fue poniendo sobre la cama con cuidado, incapaz de romper aquel orden por algún motivo. En el fondo de la maleta vio algo realmente extraño, 6 pasaportes con distintos nombres y sin utilizar, pasaportes a nombre del señor y la señora Butler, del señor y la señora Simmons y de Henry Spencer y Theresa Raymond, todos con las caras del mayordomo y la doncella.
Mientras el escritor examinaba el neceser Nadia abrió el armario y encontró únicamente un par de zapatos lustrosos y 3 chaqués de mayordomo. No quería meter las manos en sus cosas pero no quería que Sir Gustave pensara que era una pánfila, así que haciendo de tripas corazón palpó por encima de los trajes intentando encontrar algo. En los trajes no había nada pero algo llamó su atención dentro del zapato izquierdo, allí, semioculta se encontraba una llave
Mientras iba sacando la ropa de la maleta no paraba de pensar en Wallace, en Vanessa y en todos los que habian caido. No sabía como había logrado llegar hasta ahí con vida, pero cada segundo parecia oro que corria entre sus dedos como arena. No sabía si lograrian salir de allí pero su niña era SU prioridad. Solo por ella no se había rendido.
- Aquí hay múltiples pasaportes - dijo mientras los extendia por la cama. Seguramente Gustave ya lo sabía, pero necesitaba romper ese silencio que se había instalado entre ambos.
Se dirigió al armario con recelo y prosiguió la busqueda. En un zapato parecia haber... Con el pie izquierdo lo volcó para derramar su contenido y luego, con ese mismo pie, la sacó del armario
- Gustave. Quizás podamos salir de aquí - dijo con la esperanza brillando en su voz, aunque mientras se agachaba para recogerla, no podia evitar tener otro pesamiento - Bueno, a no ser que el señor Dark le dejara tenerla porque sabia que no le iba a servir de nada.... - se acercó al escritor enseñandole una llave en la palma de su mano
Si es así nos matará tanto quedándonos como intentandolo
Dijo el escritor después de ver lo que Nadia había encontrado.
Pero esconda eso. Si hay alguna posibilidad de que no lo haya visto, tendremos que ocultar que lo hemos hallado.
Después le enseñó el contenido del neceser.
Agujas hipodérmicas. Lo que parecen ser varias clases de venenos y también algo de cloroformo. Señorita Stinson, creo que si queremos salir de aquí deberemos usar nosotros esto.
Con algo de retraso la voz de Dark anunció la muerte del mayordomo, distorsionada y a través de los conductos de ventilación de la casa, a su habitual forma cobarde que le hacia no incurrir en riesgos inútiles.
Cinco negritos quedaban pero uno de ellos se enfadó
creyendo salvar a su hija una vida segó
pobre muchacho asustado que mis mentiras se creyó
cuatro son los que ahora quedan, y a su pequeña condenó
Antes de que se cortara la comunicación Nadia y Gustave escucharon el tirón y traqueteo del motor de una moto sierra poniéndose en marcha....
Nadia miró aquellos con reparo y percibiendo como se le encogia el corazón. ¿Lo queria para usarlo con el señor Dark o con alguna otra persona? No podia preguntarle para salir de dudas así que simplemente clavó sus azules ojos en él - ¿Que propone, que llevemos cada uno una jeringa con... con eso? -
Aquella horrorosa voz distorsionada volvió a resonar por todos lados. Sintió nauseas al escuchar que de nuevo Wallace le había dejado claro que no se podia confiar en él. Había matado a otro ser humano, y encima no habia servido para nada.
- Deme una - dijo extendiendo una mano temblorosa mientras con la otra se cubría el vientre. - solo la usaré si alguien me ataca - ¿estaba advirtiendole al escritor que no pensaba dejar que la traicionara? Se giró con brusquedad al escuchar el ruido de la motosierra intentando localizar de donde provenia exactamente aquel ruido
Gustave recoge una a una y con cuidado todas las jeringuillas de líquidos sin identificar (probablemente venenos) exceptuando la que contenía cloroformo y las tira al suelo. Después pisa los cristales con el tacón de su zapato, que es grueso y le mantendrá a salvo destrozando todas las jeringuillas menos la del cloroformo.
Una vez hecho eso, le tiende el estuche cerrado conteniendo la jeringuilla con cloroformo a Nadia.
Durante todo el proceso, procura que si hay alguna cámara ( y sabe que las hay) no se vea que queda una jeringuilla dentro, aunque Nadia, desde su perspectiva lo puede ver claramente, para que parezca que ha roto todas las jeringuillas sin excepción a ojos de un observador externo.
Tienes razón. Mejor que nos deshagamos de todas. - Dice sin elevar la voz más de lo normal - Total, nos está observando y no habría forma de que le sorprendiésemos en una confrontación.
Luego tiende el estuche "vacío" a Nadia.
Toma. Mira a ver si te deshaces del estuche mientras inspecciono a fondo esta maleta.
Y como si nada de aquello fuese una pequeña maniobra improvisada, se pone a revolver la maleta en busca de... en realidad de nada.
Motivo: Mente (engañar a un teleespectador)
Dificultad: 0
Habilidad: 3
Tirada: 7 7 10
Total: 7 +3 = 10 Éxito
Gustave tiró todos los viales al suelo y los pisó con el tacón para impedir que nadie los usara contra él. Los olores de aquellos frascos eran sutiles pero unas notas a almendra amarga resaltaba sobre el conjunto, fuera como fuera, habían resultado todos destrozados e inservibles a excepción de una jeringuilla y el mayor vial, el que contenía el cloroformo. Tras ello Sir Gustave se puso a rebuscar en la maleta intentando encontrar lo que sabía que no encontraría, mientras Nadia intentaba disimular para no desenmascarar el ardid del escritor.
Pasos. Pasos amortiguados por las alfombras venían de la planta baja hacia donde estaban ellos.
Nadia recogió el estuche mientras buscaba los ojos de Gustave. Aquel gesto la había dejado fuera de juego. - Claro - musitó ligeramente desorientada mientras se lo llevaba al pecho antes de volver al armario y ponerse una de las chaquetas del mayordmo. Le quedaba grande y las mangas cubrían gran parte de sus manos. Luego se dirigió a la basura y tras mirar su contenido, metió la mano dentro para fingir que tiraba el estuche, pero en lugar de eso lo empujó manga arriba.
Cuando se apartó metió ambas manos en los bolsillos para dejar ahí su única defensa no mortal. Su mirada se clavó en la puerta al escuchar los pasos y se acercó a la pared que estaba al lado de la ventana, caminando hacia atrás. Luego echó una ojeada fuera para ver que habia. Si venía algún enemigo sería una buena via de escape
- Gustave. Apartese de la puerta - le susurró con premura esperando que hiciera el mismo movimiento que ella
No se que porque me ha venido a la mente Tetsuo, jejeje
Gustave fingió rebuscar en la maleta un doble fondo indagando incluso en los bolsillos de las prendas para mantener su representación mientras Nadia continuaba con aquella medida de defensa desesperada que, esperaba, resultase decisiva llegado el caso.
Finalmente, unos pasos interrumpieron la búsqueda y Nadia ganó terreno hasta la ventana. Gustave no dijo nada pero se interpuso entre Nadia y la puerta situándose en el centro de la habitación.
De pronto se le ocurrió algo y rompió su silencio.
No se exponga a la ventana. No sabemos dónde está ese loco.
Tetsuo no podría fingir algo tan complejo xD
Nadia está pegada a la pared, al lado de la ventana, por eso mismo, pero gracias por el aviso gentleman. Muack
Los pasos bajaron la escalera, ni demasiado rápido ni demasiado lento, disfrutando del momento o buscando algo o alguien que no llegaba a encontrar. Al llegar al vestíbulo del sótano los pasos se detuvieron a la altura de donde debía seguir en el suelo lo que quedaba del cadáver del mayordomo después de que el aparentemente inofensivo Wallace se hubiera ensañado con él.
Quien estuviera allí no se movía.
Sir Gustave bajó la voz hasta convertirla en un susurro.
¿Salimos? ¿Le hablamos? No puede ser Dark, él sabe dónde estamos
Nadia se cerró la chaqueta, que a pesar de su abultado vientre, aún le daba casi para alcanzar los costados con cada lado. Se acercó al escritor y se pegó a su cuerpo por un lateral. Necesitaba sentir su contacto para percibir esa seguridad efímera que proporcionaba la cercania de otra pesona en la que confias. Después de lo presenciado con los venenos su opinión sobre él se había vuelto más relajada.
- Vale. Salgamos -
Sir Gustave encabezó la marcha hacia el exterior y con cautela.
Salgo con Gustave. Por cierto, la jeringa de cloroformo va en un bolsillo, pero la llave la ha enganchado en el centro de su sujetador, de forma que la cuerdecita cuelga en medio de lo que une una copa con otra mientras que el llavero hace contrapeso en un lado y la llave en el otro. Digo yo que así será más dificil que se caiga, XDD
Así si te mueres o te quedas impedida de los brazos te tengo que meter mano. XD
Que poca vergüenza, con una embarazada, XDDD
Ay señor..... te metes la llave en las tetas como las gitanas.... XDDDD
Estoy con Gustave, si te mueres....bueno, tendrá que escapar de alguna manera no?? Además, las embarazadas las tienen más grandes.... provocadora!!!! XDDD