La habitación Osaka es una habitación 8 metros cuadrados con una decoración en diferentes tonos de marrón donde destaca una amplia cama baja con un pequeño cabezal en cerezo adornado por una pequeña filigrana de oro. Junto a la cama hay dos jarrones altos con un arbusto negro decorativo.
Flanqueando la cama se encuentran dos pequeños huecos en el suelo, cubiertos de un resistente vidrio, rellenos de piedras al estilo de los jardines zen de los templos japoneses.
A la izquierda de la cama hay un inmenso ventanal que lleva a una terraza de 2 metros de ancho por 8 de largo donde hay una mesa de mimbre con 4 sillas a su alrededor a la que se accede mediante una puerta corredera. La separación de balcones es de poco más de un metro y 20 de alto. Colgados de la barandilla hay tres maceteros de influencia oriental con tres bonsais: un olivo a la izquierda, un olmo chino en el centro y un arce japonés a la derecha.
A la derecha se encuentra un armario de 3 cuerpos vacío con las perchas suficientes y a sus pies hay una pequeña caja fuerte de combinación, abierta, que permite poner una combinación de 4 dígitos a la que acompaña un pequeño folleto de instrucciones.
Frente a la cama hay un pequeño altar para alimentar a los Zashiki Warashi, donde se puede encontrar varias barritas de un incienso negro verduzco , una pequeña estatua de jade de buda y en la parte superior del altar un waizashi-O bastante antiguo descansa sobre dentro de su funda.
Las paredes están pintadas de marrón claro y en su parte alta está adornada con múltiples paneles escritos en caligrafía japonesa, escenas de samurais y geishas y sobre la puerta hay una bonita ilustración en tinta negra del monte Fuji. El techo está pintado de blanco y está cruzado de varios traveseros de madera que forman diferentes cuadrados para dotar de armonía a la habitación, colgando del travesero central un detector de humos que parpadea de forma perezosa indicando que está activo. Los suelos son de tatami que intenta imitar la madera, pero la ilusión óptica se esfuma en cuanto el tatami se hunde acogiendo la pisada del visitante con la dulzura de una madre. La fuente de la iluminación de la habitación es una triple lámpara dorada formada por tres grande esferas que desentona con el carácter minimalista y ecléctico de la decoración.
Adelante
Al llegar allí no solo me sorprendió la habitación sino el atuendo de la doncella por el camino. Sin duda llamarían los ojos de los huespedes, y más si hablaba con aquella intensidad seductora que lo hacía. Sino fuera porque sabía de sobra que la vida solo era vicio y tentación diría que me arrepentiría de pensar que la muerte es más bella que algunas cosas, aunque sin duda aquella doncella estaría bien alto en el ranking.
-Muchas gracias por guiarme. Entonces ¿Como la llamo si necesito algo? Y... ¿Cualquier cosa? - pregunté obviamente, cuando no me ponían limites era sin duda cuando más disfrutaba. Como no había mucho más que hacer que hablar con la doncella antes de que se fuera. Exploré la habitación para ver lo que había, en especial la caja fuerte
La muchacha sonrió desde la puerta de forma coqueta
"Oh, no se preocupe señor Relish, yo le encontraré a usted... Tengo, unos problemas muy serios de insomnio por la noche, y de sonambulismo también.... A veces me despierto en una habitación que no es la mía....y... " Le guiñó el ojo y cerro la puerta. Era una mujer hermosa, peligrosa, excitante
La habitación era bastante minimalista, muy al estilo oriental. Suelos de tatami, cama baja y cientos de grabados en motivos orientales. Clement se acercó a la caja de seguridad y le pareció parecida a la que se encuentra en las habitaciones de los hoteles pero algo más grande y de mejor cualidad. La programación de la misma era sencilla, pulsar el botón P y cuatro números para establecer la contraseña y pulsar esa secuencia para abrir la caja cuando estuviera cerrada.
Al acercarse al altar sacó el waizashi-O y lo sopesó en sus manos. Era una bella espada de 40 centímetros de hoja, ligeramente curvada y con un tono rojizo que le contaba historias de muerte, no tan sutil como a él le gustaba, pero muerte al fin y al cabo. Con el dedo siguió su filo y pudo comprobar que estaba perfectamente afilada.
Sin duda Dark gastaba su dinero en autenticas joyas de arte, así como en la decoración más cara que se podría imaginar. Aunque las armas estaban un poco desubicadas para mi, las palabras eran sin duda la más afilada de las armas.
Ya tenía ganas de conocer mejor en persona a Dark, pero en esa pequeña habitación no hacía demasiado. Si bien habia que esperar a la hora de la cena, supuse que explorar un poco aquel lugar no iba a suponer nada malo. Dejé la maleta y empecé a mirar el lugar donde ibamos a hospedarnos... o eso parecía
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