Partida Rol por web

La tirada del piloto tiene un +2 de bonificación por estar armado. Las de los pasajeros un -2 por la sorpresa.

Puntuación total del piloto un 12.

Nate tenía poca paciencia, siempre la había tenido, pero desde sus problemas en el cuerpo ese problema se había acentuado. Era buen tipo, se rompía las pelotas por hacer el bien y defender a la sociedad de la peor calaña, pero al menos, ya que su sueldo haría llorar de risa a medio manhattan, exigía respeto. Era de los buenos, el que guardaba su reposo para que ningún hijo de puta entrara por las noches en sus casas, el que velaba para que ningún asesino quedará impune, el que protegía a las niñas de que ningún depravado las mancillara. Sí, respeto, era lo menos que se podía esperar.

Desafortunadamente, Dylan esa mañana no había desayunado respeto. No era mal tipo, de hecho era alguien que solía caer bien a todo el mundo pero no soportaba que lo trataran como un niño. Sus padres lo hacían porque era más cómodo tratarlo así que enfrentarse a madurez ya que, si era un niño, podían seguir mandándole de psicólogos en lugar de afrontar que el problema es que no le dedicaban su tiempo. Dylan habló más de la cuenta y Nate saltó como un resorte, se quitó el cinturón y se fue a por Nate para cogerle de la nuca, pinzándole un nervio que le provocó el dolor suficiente para que no se pudiera defender. Una vez establecida la presa el intercambio de palabras fue amargo y creciendo en intensidad mientras Nadia chillaba y se protegía la barriga con ambas manos, adoptando una posición fetal, para proteger a su hijo nonato mientras chillaba y les rogaba que pararan.

Mientras tanto, el piloto se puso a gritar de tal modo que no hubiera hecho auriculares para oírlo.

"Que coño están haciendo ahí detrás??? SIÉNTENSE DE UNA PUTA VEZ"

Pero desgraciadamente ambos hombres no querían colaborar así que el piloto se quitó el cinturón, pulsó el botón de piloto automático y se decidió a acabar la situación, de una vez por todas. Se dirigió a donde estaba Nadia y le quitó el cinturón para estirar de ella, paralizada por el pánico, hasta el asiento del copiloto.

"Quédese aquí. Yo me encargo señorita..."

Y se encargó, con creces. Nate mantenía la presa y estaba elevando el puño para amenazar al muchacho, o tal vez para golpearlo, pero eso no sucedería. Con un gesto rápido y profesional el piloto aplicó su taser en la nuca de Nate haciéndole caer al suelo como un saco, convulsionando como si fuera una trucha salida del río y con los ojos en blanco. Dylan sonrió agradeciendo el gesto del piloto pero la sonrisa desapareció en cuanto el también recibió la caricia del táser.

"Putos tarados de mierda, esto es un helicóptero. Tienen idea de lo que pasaría si abrieran la puerta haciendo sus payasadas?. Nos iríamos todos a la mierda...Esto les calmará un rato"

Y sin perder oportunidad arrastró a cada hombre a una puerta, sacó dos juegos de esposas y los ató a cada una de las puertas. Como si fueran dos niños castigados de cara a la pared.

Tras comprobar que estaban atados y no se podían hacer daño el piloto regresó a la cabina y sonrió con calidez a Nadia

"Perdóneme señorita Stinson, estaban poniendo en peligro la seguridad de todos y como ya le he dicho tengo familia a la que regresar esta noche. Si no me han matado los morteros de los iraquíes no lo van a hacer unos capullos de ciudad. Por favor, para su seguridad permanezca conmigo en la cabina.... La verdad es que será refrescante el tener una conversación civilizada en lugar de aguantar a esos mamelucos."

El rostro de Nadia pasó por varios estados. Sorpresa, orgullo mal disimulado cuando le quitó un par de añitos, pena al percibir la rabia que corroía por dentro a aquel joven.

También miedo. Sobre todo miedo. Quería calmar a Nate pero a la vez temía por su bebé. Un mal golpe podría ser fatal.

Viéndose impotente ante el enfrentamiento de ambos su labio comenzó a temblar hasta que sus lágrimas por fin se desbordaron.

- Por favor, parar - decía entre sollozos. Pero no paraban. Hasta que el piloto se hizo cargo de la situación.

En un santiamén estaba sentada de copiloto, llorando silenciosamente y preocupada porque pasara lo peor.

Escuchó un ligero zumbido, luego otro... Después solo las esposas cerrandose alrededor de sus muñecas, que fue cuando se giró en el asiento y pudo ver a los dos fuera de combate

- Gracias - musitó acariciandose la barriga con mano ligeramente temblorosa cuando el ex-marine recobró su asiento. -No estoy acostumbrada a... Esto. Cuenteme mas cosas del señor Dark por favor. Necesito distraer mi mente de lo sucedido - dijo en tono compungido - Además, me ayudará a enfrentarme a la entrevista y poder conseguir el trabajo. Si no es molestia para usted, claro -

Un fuerte zumbido recorría la cabeza de Nate. La visión permaneció borrosa durante unos segundos, hasta que tras unos pestañeos, recupero la nitidez. La sensación no era del todo extraña para él, sin embargo, no había bebido demasiado aquel día. De hecho hubiese dado cualquier cosa por echar un trago a las botellas que traía consigo en la maleta. 

Ver a aquel niñato a un lado, le recordó lo que había pasado. De nuevo la bilis le subió por la garganta, y deseó poder alcanzar con una patada a aquel cretino y tirarlo del helicóptero. Seguro que le hacía un favor a todos... la sóla idea de tener que aguantarlo durante la estancia en la isla, le revolvía el estómago. De hecho por su cabeza, empezó a pasarsele mil formas de darle su merecido al impertinente muchacho, una vez pisaran tierra firme. 

Si algo no soportaba el investigador, eran las faltas de respeto, y las impertinencias. Ya hemos mencionado que tenía una educación bastante chapada a la antigua. Durante sus casi 20 años se había encontrado con pequeños matones y traficantes del mismo corte bravucón que aquel tal Dylan, y el resultado siempre había sido el mismo. Definitivamente aquel crío debía de dar gracias, primero de que el hecho sucediera en un helicóptero, segundo, de que el piloto tuviera entrenamiento militar, y tercero de que tuviera aquel táser a mano. Si no hubiese sido así, quizás la ira ciega... aquella furia que le hacía inyectarle los ojos en sangre... aquella vena que le convertía en un poli de los muy malos... aquella misma sensación de descontrol que le recorría la columna, como si del mismo Bruce Banner se tratara, que le había hecho perder el norte con aquel pederasta, que le hizo ser expulsado del cuerpo tras una brillante carrera... Sí, definitivamente, si no hubiese sido por aquella descarga del táser, quizás el resultado hubiése sido diferente, nefasto. Para todos... y luego vendrían los arrepentimientos, como era costumbre.

Comprendió, aunque no le agradó, el verse esposado contra la puerta. Él tambien hubiese hecho lo mismo. 

- Ey Smith... - dijo sintiendo la lengua pesada - menudo chispazo que me has dado, soldado. Pero bueno, he decir que merecido. Deben disculparme, hay cosas que me sacan de control... sobre todos ciertos comportamientos irrespetuosos... la juventud está definitivamente pérdida - dijo sin miramientos, sin darse cuenta del propio despojo humano que él mismo era - ¿Un vaso de agua sería posible?... mejor aún, si quitan el agua y le ponen un poco de vodka.

El piloto miró su reloj y dijo.

"Si no tienen inconveniente debemos ponernos en marcha ya. Tengo ordenes del señor Dark de partir a la mayor brevedad para que lleguen antes de la hora de comer. Es un viaje largo y tendrán tiempo de sobra de conocerse por el camino y ponerse al día. Están listos para salir?"

Mientras Carl Aaron daba su nombre al piloto y éste lo comprobaba en su tablilla una nueva limusina aparcó en las cercanias de la terminal. De ella bajó un hombre de mediana edad que se dirige al encuentro del piloto y de otro hombre, en esta ocasión más bajo, calvo y vestido con ropa elegante.

El piloto mira su tablilla y le pregunta al recien llegado

"Perdone señor, es usted el señor Relish?"

Hallard escrutó al recién llegado con la mirada. Era joven, lo más probable es que se hallase en la treintena, y le llamó especialmente la atención su aspecto físico, con unna piel muy pálida que contrastaba con su oscuro cabello y además poseía una nariz de lo más característica.

De entrada, el británico imaginó que podría tratarse de uno de aquellos jóvenes millonarios que se habían hecho ricos con el uso de las nuevas tecnologías, quizá un fabricante de software o el creador de una importante red social. Si el señor Dark lo había invitado para hablar de negocios, no podía ser un mindundi. Sin embargo, a John le echó para atrás ese carácter tan efusivo y cercano que Bullocks había mostrado hacia Felicity y luego hacia él mismo, pese a que ni siquiera se conocían de nada. Pese a esto, como buen británico que era, Hallard se limitó a esbozar su mejor sonrisa.

-¿Importarme? ¡Ni lo más mínimo, señor Bullocks! -aseguró, posando para la foto.

Fue entonces cuando escuchó las palabras del joven piloto.

-Por mi parte, listo para partir -declaró Hallard, con gesto serio.

La situación en cabina estaba más tranquila, eso era lo que contaba. Tal vez el señor Dark se enfadara con él, pero si no hubiera hecho eso el chaval habría acabado volando cual pajarillo empujado por el policia. Como un policia podía hacer eso? Perder el control y transformarse en algo poco mejor que un criminal? Timothy no lo sabía, pero de algo estaba contento, al menos la señorita Stein parecía que no le iba a causar problemas y quería hablar. A él también le vendría bien hablar, en esos momentos lo que más le apetecía era tirar a aquellos cretinos por la puerta de su helicóptero, desgraciadamente, el señor Dark le había pagado generosamente por tres pasajeros, no por uno.

El piloto carraspeó para iniciar la conversación y quitarse la adrenalina de la garganta.

"Por supuesto que no es molestia señorita Stinson pero no hay mucho que le pueda contar. Era piloto de helicópteros médicos en el ejercito y serví en Irak y Afghanistan, era una profesión arriesgada pero me sentía bien ayudando a nuestros muchachos heridos cuando en una incursión un fragmento de metralla me alcanzó en el pecho. Conseguí llegar a la base y allí me operaron. Por decirlo suavemente el tío Sam no tuvo la paciencia necesaria hasta mi total recuperación y me licenció dejándome sin trabajo y con una ridícula paga con la que no podía dar de comer a mi familia. Entonces el señor Dark se cruzó en mi vida, un día me envío un teléfono a casa y me llamó, una voz distorsionada, algo muy raro, pero el contrato que venía era muy real... y desde entonces vuelo para él llevando a señoritas tan encantadoras como usted y pasajeros tan desagradables como ellos." dijo señalando hacia atrás y mostrando irritación en su voz " Entonces, ha dicho usted que se va a reunir con el señor Dark en persona?, si es así, por favor agradézcale de mi parte todo lo que ha hecho por mi, aunque no creo que sepa de mi, un hombre tan grande no debe tener tiempo para acordarse de todos sus empleados"

Al escuchar a Nate protestar, en tornos más juiciosos que unos segundos atrás el piloto bufó antes de contestarle

"Disculpas aceptadas, pero para su seguridad y la del resto del pasaje ambos permaneceran esposados. Quiere agua? Tóqueme un poco más los cojones y se hartará de agua" dijo señalando el oceano bajo ellos." En este helicóptero soy el presidente, el rey, el emperador, Dios y el señor Dark, así que si quieren permanecer en él se estarán calladitos y serán buenos, sino les patearé el culo hasta que no me quede bota. Lo han entendido? Caballeros?" remató con una ironía mal disimulada.

Caleb sonrió cínicamente mientras alternaba las miradas entre los pechos de Vanessa y la cara de Gustave antes de decir

"Sé que no se debe juzgar un libro por su portada, pero, si por las portadas nos guiamos en esta ocasión usted debe ser una grandísima escritora y usted" dijo sonriendo con insolencia a Gustave "usted debe ser el autor de libros aburridos y mediocres, cual es su personaje principal? El capitán cara acelga?. Definitivamente, por usted haría el esfuerzo de leer señorita Townsend. Siempre me esfuerzo, mucho, en todo lo que hago" La mirada de Caleb era entre divertida y lúbrica, la mirada de alguien que está acostumbrado a conquistar de una forma u otra.

Luego retomo su gesto insolente mientras remataba a Gustave "En cuanto a su copa, no se preocupe señor, será algo mucho mejor que el vinagre al que está acostumbrado. Esa cara solo se puede tener después de haber bebido mucho vinagre...."

Gustave sonríe haciendo caso omiso de las apreciaciones del bóvido respecto a su persona.

No es necesario que jure que se debe esforzar mucho en todo lo que hace. Es una buena práctica que también le es propia a los animales. Por ejemplo, a los caballos también les requiere mucho esfuerzo no cagarse encima mientras desfilan, pero con el entrenamiento adecuado lo consiguen. Estoy seguro de que si continúa practicando podrá dejar de esforzarse tanto en todo lo que hace. Como los caballos, que son un noble animal.

No se lo podía creer. Llevaba tantos años en el pozo, en el olvido de la gente, que descubrir que todavía había quien la reconocía conseguía que su antiguo orgullo saliera a flote. La sonrisa en su rostro podría haber iluminado el día más oscuro y, en esos instantes, Felicity se vio como la mujer que había sido antaño, con sus ropas de marca, cuidadosamente arreglada y con menos arrugas en el rostro.

Cuando aquel joven tan agradable le propuso que se hicieran juntos una foto no lo dudó dos veces. Se llevó la mano al pelo para retocarlo con un gesto coqueto, algo torpe por la falta de costumbre, y se alisó la vieja chaqueta que llevaba puesta, sin dejar ni un solo instante de sonreír.

—Por supuesto, será un placer —dijo, sin inmutarse ante el acercamiento que el hombre había hecho para poder salir los dos en la instantánea, aunque ella esperaba que Daniel también pudiera tener su segundo de gloria.

Por raro que pareciera, aguantó con paciencia a que el hombre consiguiera la mejor fotografía. En otra época quizás no hubiera sido tan tolerante pues el elevado ego que daba la fama seguramente la convertían en alguien menos cercano y, sobre todo, menos paciente.

—Me alegra conocerte Wallace y espero que a su mujer le guste la fotografía. Los años pasan y ya no soy la que era —le resultaba difícil decir esas cosas, pero sólo con que alguien la mirara un segundo se daría cuenta de todo lo profundo que había caído. Pero ahora eso no tenía importancia, ante ella se abría un mundo de posibilidades gracias al señor Dark y, estaba convencida de ello, volvería a ser la que había sido, resurgiría de sus cenizas con mayor brillo y con más fuerza.

Esperó a que Wallace se hiciera una fotografía también con el señor Hallard antes de que el piloto les indicara que era hora de partir.

—Sí, sí, yo también estoy lista y expectante. —Y no era para menos, su nueva vida la estaba esperando.

Un crujido de estática inundó los auriculares de los pasajeros en cuanto el piloto activó el intercomunicador. Tras soltar el aire poco a poco, audible pese a sus esfuerzos, para contener su impaciencia intentó poner su mejor voz mientras les decía a sus pasajeros

"Caballeros, por favor. Compórtense. Hay una señora delante, por favor, tengan un poco de decoro...Nos quedan 90 minutos de vuelo, ustedes pueden elegir como quieren que sean. Les informo que nuestro destino, Dark Island, está entre las fronteras entre Estados Unidos y Canadá aunque sin pertenecer a ninguno de ellos. De hecho, Dark Island es un país independiente y podría tener bandera, moneda o leyes propias. Solo les pido 90 minutos, una vez en tierra saquense los ojos las veces que quieran."

No se preocupe por mi, comandante. Ni siquiera sé por qué el señor Jenkins la ha tomado conmigo, pero intuyo que es por intentar conversar con la señorita Townsend, así que, mientras él sepa soportar que yo intente mantener una charla amistosa, sabré comportarme, como he hecho hasta ahora.

Pudiera ser que en su cabeza Gustave no notara haber hecho nada fuera de lugar.

La cabeza de Dylan sonaba hueca... los sonidos iban y venían y entonces como si de un túnel se tratase sus ojos empezaron a ver las formas, los asientos, los anclajes, las esposas.

Y poco a poco comprendió. Aquel tío seguía queriendo guerra y buscaba reprenderme por "ser irrespetuoso" cuando el primero en ponerme una mano encima fue él... y el que no respetó que me defendiera con palabras aunque el no supiera fue de nuevo él...

Iba a contradecirle, pero no iba a dejar más tiempo ni saliva con él. Nate pedía vodka y yo miraba hacía afuera mientras menos mal... el comandante le puso en su sitio. Agaché la mirada y miré al frente. Al menos Smith, nos había dejado los cascos para seguir presentes en la conversación. Apoyé esposado mi sien en mi mano para masajearla mientras me sobreponía a aquel pinzazo y dije.- Lo siento de veras... Nadia, Smith... No quiero ser un problema.

Jaque mate, el Comandante Smith, me había ganado. Me senté en el suelo y apoyé la cabeza contra la puerta del avión mientras pensaba en lo que acababa de pasar. Me había defendido, pero no había calculado las consecuencias de quien estaba a su alrededor.

De nuevo no había contado con lo que les pasaba a los demás, como con Ben. Estaba abatido, no quería que lo de Ben fuera sólo la primera de muchas cosas que olvidar...

-"Vamos,vamos,señores,tengamos la fiesta en paz"-les miró a ambos,algo incómoda por tener que actuar de mediadora-"Si vamos a estar juntos varios días lo mejor sería llevarnos bien ¿Sí?"-sonría a ambos hombres y suspira,pensando en un cigarrillo,le hace mucha falta en estos momentos,el viaje está siendo largo,al menos se lo parece

Y mientras,las voces no dejan de murmurar en su cabeza

"Eso es,pelearos,mataros entre vosotros para que luego Vanessita quede como la mala,como siempre.NO hace nada pero la miran mal¿Qué mira ese?¿Tus tetas?Muéstraselas,seguro que le gusta estrujarlas"