Partida Rol por web

Nate volvió al comedor con cara desencajada. Nada le había olido bien desde que recibió aquella llamada, salvo la exquisita comida, y ahora aquel contratiempo lo estaba confirmando.

Sin muchos aspavientos, y sin dirigir la mirada a nadie en particular dijo:

- No sé que tipo de problema existe, pero no parece que el Señor Dark haya venido en ese helicóptero. La Señora Hemmens vendrá con todo el personal en breves momentos. - Luego se acercó a la mujer de la cabecera de la mesa, a la derecha de un señor Dark que no había aparecido. 

Se apoyo sobre la silla y bajó hasta cerca de su oído, incluso impregnándola de aquel desagradable aliento a alcohol - Señora Stein, parece que Hemmens necesitará de una caja que mantiene usted en su poder. - Se levantó y se volvió a su sitio, maldiciendo que su copa estuviera vacía.

La doncella entró en la habitación pero en esta ocasión su habitual pose insolente y coqueta había sido sustituida por una de total desconcierto. El mayordomo miraba de reojo a la puerta deseando que llegara la implacable señora Hemmens mientras que Greg, el jardinero corto de entendederas, entraba el comedor goteando como un niño al que le ha sorprendido la lluvia y que llega a casa embarrado esperando la regañina de su madre.

El mayordomo miró a Greg con una abierta expresión de desdén mientras que el gigantón se excusaba

"La señora Hemmens me ha dicho que venga aunque esté mojado, te prometo que lo limpiaré todo después, no te enfades Jeoffrey..."

El mayordomo cerró el puño, hasta que sus nudillos se pusieron blancos, y la boca con el mismo rictus de furia. Parecía que no había mucha química entre ambos....

Un ligero adormecimiento en los bordes de la lengua informó a Clement que podía necesitar tomar su medicación para el corazón antes de tiempo. Conocía ese adormecimiento, solía tenerlo siempre que se olvidaba de tomar una de las pastillas por la mañana o cuando estaba muy nervioso por algo, cosa bastante infrecuente por cierto. Clement hizo memoria y juraría que esa mañana se había tomado la pastilla pero era posible, que con todo el episodio Dark y las prisas por hacer la maleta lo hubiera olvidado.

El rostro de Nadia mostraba desconcierto y cierta preocupación ante las palabras de Nate pero no dijo nada. Seguro que la harpía les daría más información cuando entrara. Su ceño se frunció al ver el gesto del mayordomo hacia el jardinero. Apretó los labios para forzarse a no decir nada pero sentía que se enfadaba por momentos.

Le lanzó una mirada furiosa a Mr Butler para luego dulcificarla cuando se fijó en Greg. ¿Cómo podía alguien enfadarse con alguien como él?

La señora Hemmens entró en la sala acompañada de una bella treintañera vestida de chef. Su chaquetilla estaba inmaculada, su pelo recogido y vestía una cara de incredulidad y nerviosismo al ver que era empujada de malos modos dentro del comedor por una señora Hemmens que había encontrado con quien pagar su frustración.

Con un carraspeo chirriante, como el de unas uñas arañando una pizarra, presentó a la cocinera a los invitados

"Señores. Conocen ya al señor Butler, al señor Carter, a la señorita y a mi. Permítanme presentarle a la señorita Rennard, Catherine Rennard, chef de tres estrellas michelín que hoy ha sido la encargada de cocinar el menú" 

La chef se llevó una mano al corazón e hizo una pequeña inclinación a modo de saludo a sus clientes. Se veía a las claras que no estaba cómoda fuera de su famoso restaurante de Hollywood donde albergaba uno de los programas de televisión más famosos de América. Verla allí era toda una sorpresa... 

La severa institutriz agitó la mano pidiéndole que se quitara de en medio la cocinera mientras enseñaba una pequeña llave dorada de unos 5 centímetros de largo.

"Sé lo mismo que ustedes por el momento. El señor Dark me ha pedido que abramos su caja señorita Stein para obtener una respuesta satisfactoria. Señora Stein, tenga la bondad de dejarme su caja por favor..." Era un por favor retórico, aquella vieja harpía le arrancaría la caja de las manos si fuese necesario para saber que había sido de la única persona que había querido alguna vez, Irving Maximiliam Dark.

Sir Gustave atiende como expectador a todo aquel circo de miradas preocupadas. Estaba bastante convencido de que aquello era una puesta en escena del señor Dark con, al menos, un cómplice dentro del grupo presente.

Especuló con la idea de que el señor Dark fuese en realidad uno de los presentes. Aquello era posible si no todo el servicio conocía al señor Dark.

Al ver salir a la cocinera se levanto y se acercó a ella.

¿Chef? Mis más sinceras felicitaciones. He estado en recepciones de Westminster con cocina exquisitamente cuidada que no le llegan a la altura de la suela del zapato a sus creaciones.

Mientras esperaban a que el misterio de la caja se desvelase, se dirigió a la chef y la doncella con una sonrisa amistosa.

¿Hace mucho que conocen al señor Dark? ¿Siempre es así de misterioso?

Dylan miraba asombrado a sus compañeros, mientras el revuelo seguía creando dudas e incertidumbres en la sala. Sobretodo entre los trabajadores del Señor Dark que parecían ser igual de diversos que nosotros.

Miré a la mujer que había predicho que iba a venir una gran tormenta y le dije.- Buena predicción, aunque parece que el anfitrión hubiera necesitado de ella, para llegar a tiempo.- Le guiñé un ojo a Felicity Kramer; suponía que al igual que ella lo había sabido, aquel hombre multimillonario tenía medios para saberlo.

Parecía que no iba a haber espacio para el postre, retiré postre con una mano mientras observaba aquel revuelo; la entrada de aquel grandullón, el servicio rancio y el inmensurable desprecio infinito de Miss Hemmens. Observé aquella petición a la Señora Stein, y enarqué la ceja diciendo a la vez.- ¿Qué sabe lo mismo que nosotros?... Yo diría que sabe todo de nosotros, pues sinceramente yo no sabía que esta mujer tenía una caja de valor para esta reunión.

 El hombre distinguido preguntaba por nuestra relación con el Señor Dark. Y dije mientras esperaba esa caja y su contenido.- Mi única relación es... un móvil con el mensaje que me trajo a esta isla.

¿Cómo una chef con aquel prestigio dejaba que una vieja bruja la tratase de aquel modo,humillándola ante todos ellos?Era increíble,esa mujer le parecía una maleducada,una tirana sin escrúpulos

Apretó los labios y observó la escena cada vez más furiosa hasta que Hemmens habló sobre una caja.Arqueó una ceja mirando a la aludida y asintiendo ante las palabras de Dylan.Al parecer no era la única a la que habían "invitado" de aquel modo

Nadia se debatía entre el enfado que ya había germinado antes ante la actitud del mayordomo hacia Greg y el que le despertaba aquella mujer. Había reconocido a la chef pues a sus padres les encantaba ese programa. Aún así se mantuvo en silencio y a la expectativa.

Parecía ser que había una caja que contenía información privilegiada. Se acomodó las faldas de su vestido mientras intentaba buscar una postura más cómoda. Los riñones ya empezaban a dolerle. Quizás por la tensión del momento...

Mientras todo aquella confusión pasaba sin más, empecé a notarme algo incomodo. Miré la hora para mi sorpresa, y no entendia, nada. No obstante había situaciones que era mejor prevenir que curar, y en este caso, eramos mucho en la reunión, además de un anfitrion faltante en esta reunión.

Saqué el tubo con aquellas pastillas para sacar una avidamente y llevarmela a la boca. Luego llevé la mano a la primera copa de las mias para ayudar a bajar a la susodicha a través de la garganta. Tras ello solo hacía falta esperar que hiciera efecto. Mientras tanto volvía poco a poco en mi, al momento justo de ver como la señora Hemmens volvía con la cocinera ahora presente. - Perdonen - me disculpé al quedarme absorto solo pensando en mi mismo por esos minutos.

-Un placer degustar sus platos, y lamento que haya tenido que chamuscar alguna de las carnes. He de reconocer mi culpabilidad. - Pero ahí no quedaba todo. Parecía que uno de los presentes conocía más que el resto a Dark, y tenía algo que nos iba a mencionar que hacer por ahora - Por favor señorita Stein, no nos haga demorar más la inquina que tenemos sobre este asunto. Solo espero que lo que haya dentro de la caja no sea un zorro - Bromeé con respecto a la historieta anterior del señor Cavanough

Nate Wallace apenas atendía a lo que sucedía a su alrededor... ni prestaba atención al personal que llegaba de la cocina, salvo un saludo airado. En su cabeza ya empezaban a maquinarse diferentes posibilidades de lo que había pasado o estaba por pasar.

Esperaba expectante que trajeran la maldita caja de una vez, pues algo le decía que obtendría alguna pista o respuesta de lo que estaba pasando. Por lo demás, todo aquel acto protocolario le estaba empezando a exacerbar. Hemmens parecía una pequeña sargento de hierro. Si su marido era poli, intentaría averiguar quien era y donde patrullaba. Sería un buen comienzo para entablar una conversación con la rígida ama de llaves, en un futuro, claro está.

Ahora lo que Nate necesitaba es que la tal Stein, trajera de una vez la maldita caja.

La cocinera sonrió agradecida de que alguien hubiera valorado sus quehaceres, más si ese alguien era de la talla de Sir Gustave Cavanough, un caballero del imperio británico de los pies a la cabeza

"Oh, monsieur Cavanough" dijo arrastrando las oes con un marcado acento francés "es usted demasiado amable. La cocina es una profesión desagradecida en la tenemos que intentar complacer los gustos de unos clientes a los que no conocemos, en cierto modo es como la adivinación. Espero que el postre haya sido de su gusto también solo 3 cocineros además de mi conocen la receta" dijo rematando con una sonrisa de orgullo profesional antes de que su rostro se ensombreciera "La verdad es que no conozco al señor Dark, me contrató para encargarme de sus cocinas durante un fin de semana. Nunca había estado aquí hasta el jueves pasado cuando llegué con el barco de las provisiones. Según me dijo la señora Hemmens hay un barco cada jueves para traer provisiones desde la costa"

Ante la mirada inquisitiva de la señora Hemmens la cocinera guardó silencio de forma abrupta.

De forma sutil la cocinera miraba de reojo a alguien con expresión atemorizada, pero no era a la señora Hemmens a quien más temía, como cabría esperar, sino al mayordomo.

Los ojos de Hemmens se convirtieron en ponzoñosas rendijas dirigidas a Dylan. Si las miradas mataran Dylan habría caído muerto tres veces ante la intensidad de aquellos ojos. Con una voz escalofriante le contestó

"Señor O'brien, efectivamente, estoy informada de sus actividades y todo lo necesario para hacer que su estancia sea más cómoda. No sabía que la señora Stein tendría esa caja ni que el señor Dark no estaría en ese helicóptero, que usted dude de mi integridad es un insulto para mis muchos años de servicio en esta casa así que le ruego que se disculpe sino quiere acabar encerrado en la bodega como el niño mimado que está demostrando ser"

Sin cambiar el tono volteó la cabeza hacia Natalie y le dijo

"Señorita Stein, deme la caja o se la arrancaré de entre las manos....Se me está agotando la paciencia"

Por desgracia, todo este asunto no me ha permitido degustar su maravilloso postre. Créame si le digo que estoy muy afectado por ello. Le confesaré que habitualmente la hora de la comida es un trámite incluso molesto para mi y que muchas veces he pensado si no son los crueles dioses los que nos obligan a alimentarnos para subsistir, pues es tarea tediosa y molesta... ¡Pero luego! ¡Luego llego a conocer personas como usted, con su don, y entonces comprendo que el verdadero objetivo de los dioses no era esclavizarnos con el sustento sino premiarnos con la capacidad artística y la senda de la perfección culinaria! ¡Chefs como usted dan sentido al objetivo de los dioses! Y cuando recuerdo esto, yo me siento mísero por ser incapaz de aprovechar así un regalo como este.

Cojo de las manos a la cocinera y se las beso.

Permítame que bese las manos de la artista, que nos ayuda a comprender con humildad lo limitado de nuestras consciencias.

Desde luego, el señor Dark ha sabido elegir con mucho mimo a sus empleados aún sin conocerles previamente. ¿Es también su caso, Miss Simmons? ¿Y el suyo, Greg?

Dijo añadiendo a los otros dos empleados en su conversación

La cocinera miró a Clement con una divertida sonrisa mientras le decía

"Chamuscar esa carne ha sido un pecado, tendré que ir a la iglesia por su culpa señor Relish. Como le decía al señor Cavanough la cocina es cuestión de gustos y siempre es más fácil hacer la carne un poco más que hacerla un poco menos. Si usted la ha disfrutado para mi es más que suficiente"

Entonces Sir Gustave besó las manos de la cocinera y en lugar del rubor que él esperaba encontrar la cara de la cocinera se tornó en pánico, un pánico que consiguió extinguir inmediatamente antes de perder el control

"Es muy amable señor, esta noche espero sorprenderle con otra de mis creaciones. Si me disculpan, tengo asuntos que atender en la cocina..."

La señora Hemmens puso su débil brazo por delante y su férrea determinación

"Usted se queda aquí hasta que todo el asunto esté aclarado señorita Rennard... "

La doncella puso una sonrisa pícara mientras sonreía a Sir Cavanough como una ninfómana en el corredor de la muerte ante su último vis a vis

"Oh, es usted muy curioso señor Cavanough pero le satisfaré" dijo haciendo una pequeña pausa "la curiosidad. He sido contratada al igual que Catherine para este fin de semana."

Entonces de forma juguetona sonrió a Wallace y le guiñó un ojo