Partida Rol por web

Gustave empezó a subir por la escalera de la izquierda siguiendo un patrón extraño. A veces subía de escalón en escalón y otra vez subía de 3 en 3 aunque su primer salto, al escalón número 7 acabó con un resbalón que le hizo caer de bruces presionando los escalones 8,9 y 10. Afortunadamente no pasó nada y el novelista inglés continuó su marcha hasta llegar al escalón 13 donde se pudo escuchar el mismo pitido que había escuchado previamente Wallace

"piiiiiiiiiiiiiiiiiiip"

Wallace permanecía en su escalón y no parecía pasar nada pero nunca se podía estar seguro de las intenciones del señor Dark.

-¡¿Una mina?! -exclamó Hallard, fuera de sí, retrocediendo sobre sus pasos para alejarse del detective con entradas y la joven embarazada-. ¡Joder! ¿Es que ese puto loco ha puesto trampas por toda la mansión?

El británico dirigió una mirada la barandilla de la escalera, analizando la situación y tanteando la posibilidad de realizar una auténtica locura.

-¿Y por qué no subimos agarrados por la parte exterior de la barandilla? -sugirió, pensativo-. Nos agarramos con los brazos a la zona superior de la barandilla, los pies a esas decoraciones doradas y vamos trepando poco a poco. Puede que algunos de nosotros -evitó mirar a Vincent y a Nadia, a quienes más les costaría por sus abultados vientres- no estemos en la mejor forma física para lograrlo, pero los más ágiles, como el chico, tendrían una oportunidad...

Con el primer pitido Nadia quedó paralizada de puro terror en el tercer escalón. No sabia si seguir subiendo, bajarse de un salto o si la mejor alternativa era agacharse. Fue entonces cuando escuchó a Dylan y su mirada se alivió al ver que iba en su auxilio y que nada había saltado por los aires. Aún así su cuerpo temblaba como una hoja.

- Peso mucho y.. - sus palabras se vieron interrumpidas al verse rodeada por los brazos de Nate. Fue entonces cuando escuchó el segundo pitido y con desesperación se aferró al policía, apoyando la frente en su pecho a la vez que cerraba los ojos rezando porque fuera otra falsa alarma.

¿Que les parece si esperan todos ustedes alejados mientras el señor Wallace y yo terminamos de identificar los escalones peligrosos o una secuencia segura? Esperaré a que retrocedan antes de seguir avanzando, pero no me voy a detener. Hasta ahora son seguros 1, 2, 3, 4, 7, 8, 9 y 10. Y si morimos el srñor Wallace y yo, por favor, peguenle un tiro al mayordomo tan pronto lo encuentren y mantengan vigilado al jardinero cortito.

Cuando Wallace pisó el escalón y pudimos oir ese extraño sonido, creí que mis temores se habían cumplido. 

- ¡Minas! Lo sabía, no escoge a las víctimas, sino que le da igual quien muera. Lo que significa que todos estamos condenados...

Me agacho e intento girarme tapándome la cara, pero no parece suceder nada.

Al levantarme exclamo:

- Cuidado, es posible que sea una trampa retardada o algo así. Lo que es seguro es que hemos activado algo...

Avanzo escalón a escalón, con mucho cuidado

Carl empezó a subir por la escalera como si estuviera pisando brasas ardientes, de escalón en escalón y atento al menor ruido. Subió los 10 primeros escalones de uno en uno, saltándose el quinto, y no escuchó ningún ruido ni observo señal alguna de que algo hubiera cambiado. Parecía estar seguro, aunque le faltaban 11 escalones por llegar.

La puerta se abrió y recortada en la columna de lluvia apareció la figura de Greg, el fiel jardinero que había estado intentando arreglar la antena de telefonía y cuidando de los caballos de los establos. Su enorme corpachón bajo el chubasquero y su cara completamente empapada le hacía parecer como un perro grande, como un san bernardo, sorprendido por la lluvia. Sonreía, Greg siempre sonreía, y se empezó a quitar el chubasquero hasta que vio todo aquel alboroto, 8 personas intentando subir unas escaleras y no pudo evitar reírse al ver aquella escena

"Disculpen, es algún tipo de juego?. Yo también quiero jugar!!!, han visto a la señora Hemmens?? El generador eléctrico de emergencia está en marcha"

Greg. A Hallard aquel tipo le resultaba un tanto inquietante y, por lo que parecía, no debía de tener muchas luces o al menos era la imagen que transmitía. Aunque bastaba con observar su fornido cuerpo como para saber que ninguno de los presentes tenía posibilidad alguna de hacerle frente.

-Sí, es uno de los juegos sádicos del señor Dark -dijo el británico, aún al pie de las escaleras-. Ha llenado las escaleras de lo que parecen ser minas. Podrían explotar de un momento a otro. Por ahora, Sir Gustave y el señor Bullocks son los que parecen estar en mayor peligro, pero creo que sólo explotará uno.

Respiró hondo y se preparó para llevar a cabo la que probablemente fuera la acción más arriesgada y temeraria de su vida. Echó a andar por los escalones, detrás de los pasos de Vincent y, al igual que él, saltándose el quinto escalón, hasta llegar al décimo.

-Que sea lo que Dios quiera... -murmuró, aterrado.

John subió hasta el escalón número 10 sin mayores contratiempos. Desde abajo John y Carl parecían una barrera de parchís por la que solo con su permiso podría pasar otra persona.

-Hasta aquí es seguro -confirmó Hallard, temeroso de que, de pronto, Vincent y él volasen por los aires-. Id subiendo todos. Aún nos queda la mitad del camino.

El británico respiró hondo y, abriendo bien las piernas, subió hasta el escalón número doce sin pasar por el número once.

-Señorita Stinson, suba cuanto antes hasta el décimo -le pidió a la embarazada-. Tengo un mal presentimiento...

Visto que no le hacen ni caso, Gustave se encoge de hombros y continúa subiendo con la secuencia planificada: 16, 17, 18 y 21.

No entendía nada*, ¿por qué la gente subía si podía haber pisado una trampa? Si hubiera sido al contrario ahora estaría cruzando la isla a nado si fuese necesario con tal de escapar de la explosión. Tal vez sólo sean paranoias mías.- Respiró hondo mientras comprobaba que más escalones sonaban y aun así continuaban ascendiendo, por lo que decidió seguir los mismos pasos que Gustave, estando dos escalones por debajo.

Dylan miraba con cierta tensión todo lo que pasaba y cada paso que daban sus compañeros. La puerta se abrió y eso tensó algo más a Dylan y al hacerlo sintió la premura de subir.

Mientras el resto animaban a Nadia a subir o contestaban al jardinero que acaba de entrar, el chico comenzó a subir los escalones de la escalera izquierda evitando el quinto que parecía ser el problemático. Al llegar al noveno escalón frenó y dijo mirando al jardinero.- Greg, no busqué a la Señorita Hemmens, parece que tras desvelarse las intenciones del Señor Dark, Hemmens se ha vuelto algo siniestra, paranoica e incluso agresiva. Si decide seguirnos, tenga cuidado con donde pisa sobretodo el quinto escalón de esta escalera.

Miró a los compañeros de escalera y dijo.- ¿Seguimos avanzando? Los nervios me matan... aunque la frase no suene muy bien a estas alturas.- Terminó diciendo el chico rascándose el pelo mientras miraba las escaleras restantes por subir, y lo que se veía del piso de arriba, a la vez que se cogía con una mano a la barandilla por lo que pudiese pasar.

"Es él,es ese puto jardinero de mirada atontada,te lo digo yo" voz masculina siniestra

 "¿Cómo va a ser él,imbécil?¿Pues no ves que le falta babear?" voz femenina dulce

El desconocido que siempre veía y que la acompañaba en sus peores momentos apareció tras el jardinero con un enorme cuchillo ensangrentado y una sonrisa sádica en la cara

"Dime que lo haga,Vanessita,dime que le rebane el pescuezo a este anormal.Él es Dark" vocaliza el hombre

Vanessa aprieta las manos fuertemente clavándose las uñas en las palmas mientras niega con la cabeza

Con el corazón desbocado Vanessa observa la puerta hasta que ésta se abre y aparece ese gigante que hace las veces de jardinero.Cuando se adentra en el vestíbulo los ojos de la mujer se mueven ligeramente a su derecha como si esperase ver entrar a alguien más detrás del hombre y al no hacerlo niega ligeramente con la cabeza

-"Seguramente ese sonido haya activado una trampa en otro lado de la casa,esto es una ratonera"-dice en voz baja la mujer,visiblemente asustada mientras mira a Wallace y a Gustave y les sigue

Cuando veo que casi todos van subiendo los escalones hasta acercarse a mí, decido continuar subiendo para hacerles sitio y para ello voy pisando los pasos que hace Cavanough, confiando en que sepa donde pisa. Por otro lado, si pisa algún escalón problemático pero no lo activa, es seguro que yo sí lo haría por mi excesivo peso, por lo que intento pisar livianamente cogido de la barandilla.