Partida Rol por web

La habitación Sidney es una habitación 8 metros cuadrados con una decoración en tonos malvas y blancos donde destaca una amplia cama con un cabezal austero. Sobre la cama un tríptico de cinco cuerpos representa una escena nocturna de la opera de la ciudad.

Flanqueando la cama se encuentran dos mesillas de noche, hechas en madera de eucalipto envejecido, de cuatro cajones relativamente sencillas y sin demasiado lujos. Sobre las mesitas, dos lámparas blancas, de las que se podrían encontrar en IKEA dan un toque impersonal a la habitación. 

Frente a la cama se puede encontrar una cómoda amplia con cuatro cajones a juego con las mesitas. Colgados de la pared junto a la cómoda se encuentran  dos boomerangs con inscripciones aborígenes que enmarcan una inmensa televisión de pantalla plana, en la parte de la izquierda, y un pequeño acuario a la derecha con peces tropicales. Siguiendo la pared hacia la izquierda se encuentra un escritorio a juego con la sencillez de la habitación.

A la derecha de la cama hay un inmenso ventanal que lleva a una terraza de 2  metros de ancho por 8 de largo donde hay una mesa de mimbre con 4 sillas a su alrededor a la que se accede mediante una puerta corredera. La separación de balcones es de poco más de un metro y 20 de alto.

A la izquierda de la cama se encuentra  un armario de 3 cuerpos vacío con las perchas suficientes y a sus pies hay una pequeña caja fuerte de combinación, abierta,  que permite poner una combinación de 4 dígitos a la que acompaña un pequeño folleto de instrucciones.

Las paredes están pintadas de un malva claro y el techo en blanco.  La iluminación de la habitación proviene de una plafón sencillo junto al cual  parpadea perezosamente un detector de humos del sistema antiincendios.

Dylan siguió a la doncella pelirroja por el pasillo fijándose en cada una de las puertas. Al pasar por la puerta de Nueva York pensó en el policía y se mordió el labio esperando que su habitación estuviese muy alejada. La mala suerte había querido que estuvieran en el mismo ala de la casa, pero esperaba que alejados.

Las puertas iban pasando hasta que finalmente llego a la última y cierta satisfacción se veía en su cara al haber conseguido un mínimo propósito; pero entonces la mano de la sirvienta rozó su muslo. Una mirada de sorpresa a la vez que una postura erguida delataron que no se esperaba aquello, y aún menos cuando su voz melosa le invitaba a rozarla a ella.- "Estás loco seguro que ha sido sin querer".

La doncella le dio las indicaciones de la hora de comida y todo lo necesario, antes de despedirse con una frase que llevaría a cualquiera a la confusión. Agarró su maleta con fuerza mientras tragaba saliva y la miraba y entonces pensó en lo bueno que era conseguir amigos dentro del servicio y dijo.- No pido mucho... pero si es posible, intente que el policía... el Señor Nate Wallace, no se acerque por aquí...- Mostró la herida de su cuello y dijo.- Creo que es lo mejor para los dos.

Media sonrisa se dibujó en su rostro y dijo al recordar como la había presentado la señorita Hemmens.- Gracias por todo, Señorita Simmons, da gusto el trato con gente tan entregada como usted.

Inclinó la cabeza a modo de agradecemiento por todo y se giró para ver su cuarto, y entonces no pudo reprimir un gesto de sorpresa y decir.- No me jodas... he elegido una habitación de chica... jajajaja

Se volvió para sonreir a la doncella y decir.- No es una critica... esperaba un saco de dormir en un futón en mitad de una arboleda.

Introdujo la maleta en el cuarto y empezó a mirar la habitación, sin saber si la doncella seguía allí atrás o no. Se acercó al acuario y dijo replicando con sus dedos en el cristal.- Buenos días chicos... soy vuestro compañero de cuarto, espero no molestaros mucho.- Miro la cama, amplia como la de su cuarto en Ohio.

Tendió la maleta y empezó a colocar las cosas en la cómoda y en el armario, dejando la ropa más elegante de entro lo que había traído para esta noche. No tenía mucho de gala, se apañó con una de las camisas que había traído por si el frío, junto con la camiseta que llevaba y un vaquero. Desabotonó su camisa y dijo mirándose al espejo.- Espero que no hubiera que llevar chaqué.

Colocó todo en los diferentes armario y dejo junto al escritorio las zapatillas de repuesto. Encima del escritorio el neceser de baño. Y entonces encontró el chesquero, la linterna, el cuchillo de campo, la navaja suiza, las pastillas y el impermeable... Sería mejor dejarlo todo en la caja fuerte. Lo metió todo y cogió las instrucciones. Sólo necesitaba recordar el número que introducir después de cerrar y darle a la almohadilla... era fácil, una fecha que jamás iba a olvidar, la fecha que dejó que todo se rompiera sin más.

La sensación de olvido y alegría que había despertado esa reacción de la doncella, y la adquisición de la habitación se rompió con un gesto gris como el que solía lucir. Se sentó en la puerta. Cogió el móvil, tenía que avisar de que había llegado.

Un simple Whatsapp: "He llegado a la Isla del Señor Dark. No es un campamento."

Hacía tiempo que no se despedía de sus padres, y menos cuando se sentía engañado por ellos. No les pensaba preguntar nada ni decir como estaba, sería demasiado detalle para alguien que te lanza a una isla sin decirte ni cómo ni para qué.

Miró la puerta de su cuarto abierta y esperó unos minutos antes de bajar.

Dylan tecleó el mensaje como acostumbraba, rápidamente y empleando ambos pulgares para ser mucho más rápido, más eficaz, ser rápido lo era todo en ese mundo digital de los jóvenes. Esperó por el icono del tick que indicara que el mensaje había sido enviado pero este no apareció. A los 30 segundos se dio cuenta de que estaba pasando, el móvil no tenía cobertura, probablemente no la había tenido desde que se adentraron en el mar una hora atrás.

Dylan buscó la existencia de una red WiFi a la que poder conectarse pero tampoco encontró ninguna. Era increíble como alguien con tanto dinero podía vivir allí sin todas las comodidades modernas, aunque tal vez, solo tal vez, ese fuera su deseo, vivir desconectado de su mundo de negocios y actos filantrópicos, hacer de ese pequeño pedazo de tierra su descanso del guerrero.

Tras darse cuenta de que lo que no había cobertura, apago el móvil y junto al cargador lo metió de nuevo en la caja fuerte, utilizando la misma contraseña de antes.

Los ánimos a penas le llegaban para cabrearse por aquello. Además, justo cuando cerró la caja fuerte con la contraseña de antes, sonó un sonoro gong en el piso de abajo. 

Al parecer había llegado la hora de bajar a comer, me alcé miré la habitación sobre todo la pecera y dije como si al menos a alguien le importara.- Luego vengo...

Sin más cerró la puerta tras de sí, y anduvo por el pasillo hasta llegar a las escaleras que llevaban al piso de abajo. Al pasar por la habitación New York, afinó el oído sin dejar de andar, si escuchaba cualquier chasquido de la puerta aceleraría el paso. No quería cruzarse con aquel tipo.

Sin encuentros fortuitos bajó las escaleras y tras mirar el reloj se dispuso a entrar en el comedor.

La prisa de la vergüenza me le hizo llegar casi antes que el hombre que llevaba el traje hacía su habitación. Lo miré con cierta cara de agobio y dije a modo de explicación.- No quisiera llegar tarde... 

Abrí la puerta de la habitación y entrando en ella comencé a lanzar las zapatillas, y ha desabrochar la camisa, luego tirar de la camiseta hacía arriba y desabrochar los pantalones. No era la primera vez que tenía que cambiarse en unos vestuarios, por lo que quitarse la ropa delante de otra persona no era pudor para él.

Puso un dedo en su boca pensando si había traído algún calcetín adecuado para el traje cuando el hombre tendió el traje sobre la cama, y los zapatos acomodados sobre el suelo, y entonces se percató que pensaban hasta el último detalle incluso, calcetines y slip a juego con una corbata celeste y granate.

Aquel señor Dark pensaba en todo los detalles. Cerró la puerta del cuarto, una cosa era enseñar los calzoncillos y otra hacer nudismo, cosa que pensándolo bien, alguna sirvienta sabría agradecer.

Giró su cabeza rechazando aquella imagen y sin darse un segundo de respiro comenzó a lanzar sus calzoncillos al suelo, y a calzarse los del traje. Luego los calcetines. Pantalones, camisa y corbata.

Hacer el nudo simple era fácil, sobretodo tras varios campamentos, donde los nudos eran una temática recurrente sobre la unión de grupo y las teorías de la desunión tras malas artes.

Calzó sus zapatos. Abrió el neceser del baño y antes meter sus faldones se echó desodorante y colonia. Luego presentó su chaqueta sobre los hombros y buscó su reflejo en la televisión para verse.

Parecía que aquel traje hubiese sido confeccionado para Dylan. Seguro que Miss Hemmens dejaría atrás aquel absurdo comentario de buscador de cobre, cuando ella precisamente no debería de provenir de un puesto relevante en la sociedad o su labor sería más ejecutiva que de Ama de llaves, por muy responsable que fuese.

Estaba listo para bajar, al comedor y esperar la llegada del Señor Dark.

Vanessa llevó a Nadia a la habitación más alejada del pasillo, aunque llevar era un verbo demasiado amable que no reflejaba lo que había pasado. Vanessa tiró, casi arrastró, a la embarazada para meterla en aquella habitación, la suite Sidney que había ocupado Dylan. Allí estaban sus efectos personales, el traje que había sido tachado como informal por la señora Hemmens decoraba el suelo, pero aquellos detalles no eran importantes, no mientras su vida estaba en riesgo y recuperaban el resuello.

El sonido de una motosierra llegó al vestíbulo, una motosierra que estaba cortando madera, una motosierra que se iba acercando por el pasillo y que iba acercándose a ellas. El sonido de la cadena de la motosierra se detuvo para ser sustituído por el de la herramienta al ralentí, a escasos metros de la puerta donde estaban, y un portazo. Tras ello solo se oía la motosierra al ralentí, como si Dark se hubiera ido.

La mujer no se atrevió a moverse de la entrada de la habitación. El corazón le latia desbocado mientras intentaba recuperar el centro de su equilibrio de forma completa. Se quedó mirando el detector de humos unos segundos como si de repente fuera a salir un rayo laser que seccionara a ambas de un golpe. Aunque también podia ser una camara. Recorrió el resto de la habitación con cara extraña, como si le pasara algo

- Vanessa... No... no me encuentro.. - se llevó una mano a la sien mientras apoyaba la frente en el hombro de la pelirroja.

- Nos ve... - le susurró contra su oido. No lo sabia seguro cien por cien, pero casi podia apostar su alma que asi era, así que fingió trastabillar hasta el centro de la habitación, sin tocar nada temiendo que cualquier cosa fuera una trampa y pareciendo indefensa con la cabeza gacha, pero con su broche del pelo aún sujeto en su zurda tapado por la manga de la chaqueta del mayordomo, intentando no pensar en la motosierra, en ese maldito sonido que se te metia en la sien y desenhebraba todos los hilos de la cordura, pero no podian hacer otra cosa que enfrentarlo. No podian huir eternamente.

Escuchó cómo el hombre dejaba la motosierra ante la puerta mientras la rubia le susurraba algo a lo que ella asintió.Sí,las veía pero aquello ya rayaba en lo paranormal ¿es que dormía con una motosierra bajo la almohada?¿En que momento Gustave que estuvo en el dormitorio de Dark no vio dicha herramienta?

Haciéndose esas cábalas la pelirroja acompañó a la rubia hasta el centro de la habitación andando hacia atrás con su escopeta preparada por si él entraba poderle dar como si de un bate de béisbol se tratara.Cuando llegó junto a Nadia susurró también

-"¿Se te ocurre algo?"-

- Escondete o finge que me dejas a mi suerte - susurro con la cabeza gacha y la mano en su frente ocultando sus labios

Sus ojos se achican al escuchar a la rubia pues no entiende bien qué quiere hacer sin embargo asiente y mira alrededor de la habitación hasta fijarse en el balcón así que haciendo como que ignora a la embarazada se dirige hacia el balcón y sale aunque primero mira por si viera a Dark y cuando sale lo hace con cuidado por si acaso hubiera algo que él hubiera puesto a modo de trampa.Una vez allí se coloca de forma que pueda observar tanto el interior como el exterior sin que se la vea desde dentro

Las dos mujeres decidieron la estrategia que les daba mayor posibilidades de sobrevivir. Nadia sería la que la enfrentaría mientras Vanessa salía al balcón e intentaba ver sin ser vista, mirando hacia la habitación y hacia el balcón de forma alternativa, no sabiendo de donde vendría la amenaza.

La motosierra seguía sonando cansinamente, al ralentí, sin que nadie pareciera estar cogiendo. Una puerta se abrió, la que comunicaba con el cuarto de baño de esa habitación, y se cerró de un portazo. Otras puertas se abrieron y cerraron en una sucesión casi artísticas, incluyendo la puerta de su habitación, pero allí no parecía haber nadie abriendo las puertas, todo parecía ser obra de algún caro ingenio domótico que le permitía acceder al control de las puertas de alguna manera.

Las puertas permanecieron cerradas y la motosierra seguía ronroneando cuando la puerta del balcón de la habitación contigua se abrió.