Partida Rol por web

Escojo la Espada...

Renuncio al Escudo.

Escojo la Espada y rechazo el Cetro mágico.

 Luego del encuentro con aquel pequeño mono peludo no entendía bien en donde me encontraba, recordaba que había impuesto una de sus manos hacía mi y caí dormido. Al abrir mis ojos me encontraba en un sitio oscuro con tres pilares de roca donde en ellos flotaban como cargados por el viento, tres objetos.

  Uno de ellos se veía brillante y afilado, como mis garras, otro era robusto y solido, grande y colorido en cierta forma me llamaba bastante la atención. El ultimo era una extraña vara como las que usaban los místicos del reino, definitivamente era lo que menos llamaba mi atención pues el solo recordarlos me hacía sentir confusión como cada vez que tenía la oportunidad de hablar con un mistico.

  No había nadie allí como para regañarme por tomar alguno de aquellos objetos, y con eso en mente iría tras el de mayor tamaño hacia lo alto y ancho, un escudo según una voz que resonaba en mi cabeza, el poder para proteger a los demás aunque la misma voz lo llamase un poder cobarde, en mi opinion era distinto y con mas razón no dudaría en llevarmelo.

  Pero la voz me exigía, me reclamaba dejar algo, renunciar a alguno de esos poderes. No debía pensarmelo mucho, no quería tampoco, eso era molesto al igual que la vara, la tire del pedestal en el que estaba al golpearla con mi zarpa, si con ello podía llevarme el escudo me parecía un buen pago.

Miré a mi alrededor ¿Dónde estaba? Todo era negritud a mi alrededor

- ¡Hola! ¿Hay alguien ahí? –

Giré sobre mi misma buscando algún punto de luz, algo que me diera una dirección, pero no había nada.

*Finalmente lo has conseguido, te has vuelto loca jejejeje*

Me sacudí la cabeza para acallar aquella molesta voz. Intenté dar un paso y bajo mis pies apareció lo que parecía una vidriera brillante con un extraño dibujo que no pude interpretar por lo grande que era. Entonces tres objetos aparecieron ante mi y una voz, distinta de la que siempre me importunaba resonó en el lugar.

- ¿Decidir? ¿Pero qué…? –

Miré extrañada lo que tenía delante ¿Qué significaba todo aquello? Estaba confusa y con algo de miedo y sin embargo, algo me impulsaba a decidir.

*La espada, escoge la espada ¡Con ella podremos hacer más daño*

La expresión de mi cara se tornó molesta y mis ojos buscaron mi frente como si así pudiera ver a aquel extraño espíritu que habitaba en mí.

- No vamos a hacer daño a nadie pesada. Quédate ahí dentro calladita y no molestes –

Entonces comencé a caminar y mi mano se cerró sobre el bastón. Magia, poder, control…

*También me vale*

Esta vez decidí ignorarla. Entonces la otra voz, la ajena, me pidió que renunciara a algo. Mi espíritu burlón se rio, decidí darle un escarmiento, mis manos se cerraron alrededor de la espada.

*Aburriiiiiiiiiiiiiida*

La vidriera comenzó a brillar y aquella luz me envolvió por completo.

Cojo el Bastón.

Renuncio a Escudo

¿Donde estoy...?

¿Que es este lugar...?

¿Por qué estoy aquí...?

Mi cabeza estaba... descolocada. Todo se había acabado en un segundo, pero esta vez era diferente a la anterior. Mientras caía al vacío y llegaba a aquel lugar, no pude evitar tener un sentimiento de... esperanza.