Ahí te encontrabas, nervioso o no, puntual o no, pero estabas finalmente ahí. Ya os habían explicado el método de funcionamiento. Llegaríais y habría una sala con mesas y sillas, una vez todos sentados en las sillas con vuestros nombres, sonaría una campana que daría el comienzo de los 10 minutos con esa persona. Podíais hablar de lo que quisierais, tomar lo que quisierais pues los camareros pasaban continuamente por allí y cuando la campana volviese a sonar, los chicos se moverían una silla al lado. Fácil y sencillo. Cuando llegáis es tal y como os lo han descrito.
Una vez todos sentados, da el comienzo de la cita un sonido que oiríais bastante. ¡Cling!
Hugo entró por la puerta tranquilamente con la seguridad que le daba entrar, con escasos minutos de anticipo respecto a la hora establecida. Ya casi la totalidad de los concursantes estaban sentados y quedaban escasas sillas sin cubrir, por suerte no debía elegir por sí mismo y el programa se había ocupado de elegir por él, así que agotó los escasos minutos que le quedaban para ir al baño.
Al regresar a la zona de la larga mesa su sitio restaba libre y al situarse frente a su cita rápida pudo ver que tenía los ojos de diferente color, lo cual le atrajo en primera instancia. -"Buenas tardes, ¿Que tal?, me llamo Hugo, un placer..." Dijo con una amplia sonrisa en su rostro y acercándose a la chica para darle dos besos en las mejillas y poder sentir su fragancia.
Después de eso se retiró su chupa de cuero y la dejó reposar sobre el reposabrazos de su asiento de piel rojiza, quedando al descubierto una camiseta negra de algodón y manga corta a la altura del hombro y su tatuaje maorí en el brazo derecho. La camiseta tenía el cuello de pico y tenía estampada la imagen del nuevo disco de Bring Me The Horizon en blanco perla, un paraguas con gotas cayéndole encima. Al percibir que el camarero pasaba por su lado, -"Perdona, un instante..." Hizo un gesto con la mano a la vez que le ofrecía su mirada al camarero, -"Una Heineken bien fría, por favor".
La mirada de Hugo se posó sobre los ojos de su cita directamente antes de proseguir. -"¿Por donde íbamos?" Dijo con una sonrisa.
-¡Hola! Soy Daniela -me presenté cuando el chico que iba a ser mi primera cita se acercó a mí. Era bastante alto, con el cabello castaño y peinado con un estilo muy moderno que me llamó la atención de inmediato. Le correspondí con otros dos besos en las mejillas-. Aunque puedes llamarme Dani.
Al escuchar que Hugo pedía una Heineken, me mordí levemente el labio y esbocé una ligera sonrisa. Al menos mi primera cita tenía buen gusto para la cerveza. -Tomaré otra -le dije al camarero, en tono cordial. Luego me volví hacia el chico-. Bueno, ¿qué me cuentas de ti, Hugo?
Cuanto más miraba a la chica, más cosas encontraba que le atraían de ella, su manera de gesticular, muy cercana y agradable; su personalidad extrovertida y que no se anda por las ramas, pregunta, eso es bueno.
-"Pues, para serte sincero es mi primera vez en este tipo de formato de citas rápidas, así que estoy un poco nervioso, la verdad" dice sonriendo. -"Bueno..." Comienza antes de darle un pequeño trago a la cerveza y sentir el frescor del cáliz recorrer su garganta. -"Soy un chico de 30 años, soy de Barcelona y trabajo en un laboratorio técnico, de una empresa química de gran renombre, pero de la que no estoy demasiado de acuerdo con sus ideologías y métodos, sólo trabajo para ellos, para vivir. Me gusta mucho la música de todo tipo, pero sobretodo el metal" Dice haciendo el gesto de los cuernos metaleros mientras sonríe a Dani y le guiña el ojo derecho. -"Hace tiempo tuve unos cameos con la música, pero el grupo se disolvió por lo de siempre... Tonterías. Ahora sólo disfruto las creaciones de los demás y, de vez en cuando, grupos de amigos me dejan participar en algunos de sus temas, lo cual agradezco, son buenos amigo, la verdad". Concluye sonriente.
-"No sé si me he pasado, jejeje, ¿Qué me cuentas de ti, Dani?"
-También es mi primera vez en un programa de citas rápidas -me sinceré, con timidez. Me vino la risa tonta y añadí-: La verdad es que yo también estoy un poco nerviosa. Tengo veintidós años recién cumplidos y soy de California. Trabajo como modelo de fotografía, supongo que hay mucha gente a la que le llama la atención que tenga un ojo de cada color. Antes llevaba lentillas en el de la derecha porque me sentía un poco bicho raro, pero ya no. -Le di un trago a la Heineken-. También trabajo en la tienda de ropa de mi tía, como dependienta. -Escuchar que Hugo había sido músico, me dejó muy interesada-. Por cierto, ¿tocas algún instrumento?
Hugo negó con la cabeza cuando Dani comentó que escondía sus ojos detrás de una lentilla para gustar a los demás o cumplir con los cánones establecidos aunque sonrió después de que ella misma sintiera la necesidad de liberarse. -"Soy bajista, o mejor dicho era bajista, jejeje. Sigo siendo fiel a mi primer instrumento un bajo de la marca Fender, supongo que al ser de California es una marca que te sonará mucho; en España es complicado adquirir uno a un precio justo, es mi pequeño tesoro". Dijo para después dar un trago a la cerveza.
-"Tienes razón tus ojos llaman la atención de quién los mira, pero creo que no necesitas negarte a ti misma con ninguna muletilla, tienes unos ojos especiales y muy bonitos, no necesitas lentilla alguna". Concluyó con una sonrisa.
-"¿Eres modelo? No sé porqué no me sorprende". Dijo guiñándole un ojo a Dani. -"¿Para qué diseñadores si puede saberse? Reconozco que no soy un experto en moda, eso salta a la vista". Dijo abriendo las manos como enseñando su look mientras sonríe hacia Dani. -"Desconozco hasta qué punto ese trabajo puede ser agobiante o apasionante, la verdad es que no encuentro a nadie mejor entre nosotros dos para que me saque de esa duda". Comentó para concluir con una sonrisa.
-Gracias -dije, con una sonrisa, al oír los halagos de Hugo. Había conseguido que me ruborizara un poco-. Bueno, en realidad no soy modelo. No trabajo para grandes diseñadores ni nada por el estilo -maticé, divertida y me dispuse a recalcar-: Soy modelo de fotografía. Sólo para sesiones fotográficas, por lo que no sé cómo de agobiante tiene que ser la vida de una modelo que desfila o viste grandes marcas. Me temo que no podré sacarte de esa duda. -reí, peinándome un mechón detrás de la oreja-. Aunque con lo patosa que soy, seguro que no tendría mucho futuro desfilando con tacones de veinte centímetros. -Bebí otro trago de la Heineken y aguardé a que mi cita hablase.
Hugo sonrió ampliamente. -"No te preocupes, sólo era curiosidad, ¿Qué puedes decirme de tus aficiones? Prácticamente hemos hablado de deberes y la vida es más que eso, al menos bajo mi punto de vista, jejeje".