Para esta ocasión, no os habían hecho madrugar, si no más bien que os habían dejado tranquilos y os habían empezado a llevar al lugar después de daros un buen festín para comer. El lugar parecía una especie de casa rural, con un jardín precioso, con fuentes e incluso zona de laberinto. Tenía su propio invernadero con especies de insectos y plantas únicos. Todo un lugar especial y único, para personas especiales y únicas.
Todo desértico y una vez más con todo a vuestra disposición. Esta vez, os dijeron ya el nombre de con quién ibais a quedar, y si habíais accedido ahí en medio del jardín os habían soltado. Nada de caminitos, esta vez, que la necesidad de ver y encontrar a la otra persona os guiase...
En vuestro caso os dieron nombre y foto para que pudierais decidir si ir, y para que si accedíais a ir pudierais identificaros.
Salí en dirección a la zona del encuentro que me habían indicado, tras madrugar bastante decidí tomármelo con calma y aprovechar para entrenar un poco y desentumecer los músculos.
Desayuné algo ligero y me puse rápido a entrenar, algo que hacía cada día y que sin duda echaba de menos.
Tras un par de horas decidí ducharme y prepararme para mi cita con Vi, la única chica con la que no había tenido oportunidad de realizar el speed date y, lo cierto era, que tenía interés por conocerla.
Me puse algo cómodo, unos vaqueros claros, camiseta blanca con la bandera de estados unidos y mis converse all star, aquellas que siempre me habían dado suerte. Era algo informal, pero siempre podía cambiarme al estar cerca del hotel.
Con paso tranquilo y escuchando mi iPod, me dirigí al jardín donde debía esperar la llegada de Vi. Ya era media mañana, apenas las 12 y, aunque el sol apretaba, hacía una temperatura perfecta, nada de calor, tan solo un día espléndido. Al llegar, me quedé frente a una de las fuentes sentado esperando a mi cita.
Vi llegó algo más tarde, algo apremiada y a paso rápido. Iba muy elegante, aunque con la velocidad a la que corría y la profesionalidad con la que lo hacía, hacía pensar que no solía vestir así.
Una vez llega frente a él, se detiene y se coloca un poco el pelo y el vestido y parece que maldice en voz baja.
Perdona, debes ser mi cita. El trabajo me ha llevado más de lo que pensaba. Soy Victoria pero puedes llamarme Vi. Le dice presentándose y extendiéndole la mano.