Ahí te encontrabas, nervioso o no, puntual o no, pero estabas finalmente ahí. Ya os habían explicado el método de funcionamiento. Llegaríais y habría una sala con mesas y sillas, una vez todos sentados en las sillas con vuestros nombres, sonaría una campana que daría el comienzo de los 10 minutos con esa persona. Podíais hablar de lo que quisierais, tomar lo que quisierais pues los camareros pasaban continuamente por allí y cuando la campana volviese a sonar, los chicos se moverían una silla al lado. Fácil y sencillo. Cuando llegáis es tal y como os lo han descrito.
Una vez todos sentados, da el comienzo de la cita un sonido que oiríais bastante. ¡Cling!
- Bien, bien... - llegué puntual, apenas un minuto antes de la hora fijada, así que no tive mucho tiempo para admirar la decoración. Ya nos habían explicado el sistema de juego, así que volví a escuchar las normas sin prestar demasiada atención, mirando a los camareros ir de acá para allá, aunque los clientes eramos pocos: apenas un puñado de valientes.
Buscar la tarjeta con mi nombre fue sencillo, y para cuando sonó el timbre ya había echado un rápido vistazo a lo que me enfrentaba. Pero sonó el "¡Cling! y respiré hondo, coloqué con cuidado la tarjeta con el nombre a un lado y levanté la mirada hacia la chica. Parecía dulce y algo tímida, y pensé que verla sonreír podía hacer que todo aquello mereciese la pena.
- Hola, soy Jack. Encantado de conocerte. ¡¿Vaya corte, no?! - y fui yo el que sonreí, porque noté las manos húmedas y lanzarse así era como empujar la tabla con todas tus fuerzas para pillar la ola y sentir que lo has logrado y entonces ya no tienes vuelta atrás, sólo puedes mirar darlo todo y disfrutar el momento. - ¿Tomamos algo?
Respecto a mi disponibilidad, en principio sin problemas estos días. Aunque si vamos con buen ritmo puede que me toque postear desde el móvil alguna vez, que no mola pero no creo que haya post superlargos así, que todo oki para mi ^^
Una pequeña cabecita rubia se asomó cómicamente a uno de los escaparates de la entrada al local. Ni siquiera le importó si quedaba mal. Pegó la frente contra el cristal y, ahuecando las manos a ambos lados de la cabeza, curioseó el interior, intentando hacerse una idea de lo que le esperaba dentro.
Se alejó, se acercó y volvió a acercarse, sintiendo la imperiosa necesidad de dar media vuelta y marcharse a toda prisa. No…no…no. No es una buena idea. A su cabeza regresó la imagen de Michelle, insistiéndole vehemente a que probara la experiencia, casi obligándola. ¿Y por qué me fío yo de Chelle? No nos parecemos en nada. Para más inri su amiga había prometido acompañarla para darle apoyo moral, impidiendo que se echara atrás en el último momento y pero…oh, había roto su frágil promesa hacía una escasa hora cuando Grace ya estaba lista y de camino. Sola e indecisa, sin saber si estaba preparada para aquello. Es una nueva experiencia…y si me voy estaré dando un plantón a alguien. ¿Dar un plantón a un desconocido es un plantón per se?
Tras unos minutos de indecisión, empujó la puerta y entró tímidamente en el bar, aferrando su sencillo bolso entre sus manos. Desde fuera lo había visto lujoso y chic y, mientras avanzaba hacia la sala de las citas tras preguntar en la barra, sólo pudo constatar esa percepción; observó las lámparas minimalistas, las diminutas mesas extendiéndose hasta el fondo y los sillones de cuero oscuro que invitaban a acercarse al otro. Tragó saliva.
Al llegar a las mesas y dar con su plaquita, repasó con el dedo su nombre escrito en ella. No tuvo tiempo de mucho más ya que cuando quiso darse cuenta ya había sonado una característica campanita, haciendo que la gente se colocara en su lugar. Grace, todavía aturdida, lanzó una mirada nerviosa a su alrededor, tratando de encontrar su sitio. Se quedó plantada unos segundos con cara de tonta. ¿Es ahí? pensó, distinguiendo al fin su nombre. Logró sentarse torpemente, clavando la mirada en la mesa. Sabía que tenía poco tiempo y que si estaba dispuesta a meterse en el sistema debía seguir las normas…tampoco quería fastidiarle la noche a alguien, así que se apremió a sí misma. Levantó parsimoniosamente la mirada y se quedó mirando al hombre que tenía delante; más mayor que ella, robusto y con una serenidad que con creces le faltaba a ella.
- ¿Qué?- soltó de golpe, cuando le dijo algo. Se había quedado ensimismada observando los detalles de su rostro, hasta tal punto que no se había enterado muy bien de lo que le había dicho. Recapituló.- Ah, sí, sí…a mí también me da algo de corte.-admitió, jugando con sus manos. Era un alivio que el otro también se sintiera un poco incómodo, o al menos raro. Sonrió tímidamente y le extendió la mano, pensando que eso era lo adecuado. O no, nunca lo sabría.- Me llamo Grace. Encantada, Jack. Y sí…tomaré algo. Me hará falta…-murmuró por lo bajo. Carraspeó.- O sea, no quiero decir que lo necesite para esto o que me quiera emborrachar o algo así.-no lo estoy arreglando.- Quiero decir que….me parece bien y que estaría bien.-se humedeció los labios y respiró hondo.- Creo que no se me da muy bien esto, ¿verdad?-bromeó, sonriendo.
Tampoco tengo problemas de disponibilidad estos días, trabajo por las mañanas pero vaya...creo que podré mantener el ritmo y si hiciera falta cotillear o postear desde el móvil ^^
Busqué con la mirada al camarero. - Una copa de vino blanco por favor, y... - la miré a ella - qué quieres tú?
Me incorporé apenas para coger su mano y saludarla. - Encantado, Grace - repetí el saludo y la dejé embarullarse con aquellas explicaciones innecesarias. La miré sonriente y al fin tomé su mano apenas un segundo intentando reconfortarla y la volví a soltar. - Lo que me parece es que está es la primera vez para los dos. Pero mira, ya vuelve el camarero - compuse un gesto de alivio, esperé a que dejara las bebidas.
- Creo que lo peor ya ha pasado. ¿Te parece si brindamos y nos contamos porqué hemos terminado aquí, sentados frente a frente?
Y alcé la copa hacia la suya, dejé que los vasos tintinearan y bebí un trago breve, mirándola de nuevo. - A mi me engañó un amigo, me dijo que tenía que probar, que se conoce gente muy interesante y que lo pasaría bien. - Hice una pausa, giré la Copa entre los dedos pensativo y volví a mirar a Grave, sonriente. - Y es un poco raro todo esto - abarqué el lugar con un gesto - pero tiene razón. Tendré que darle las gracias a mi amigo, supongo.
- Tomaré lo mismo, muchas gracias…- contestó al camarero con una pequeña sonrisa.
Agachó la mirada y negó con la cabeza, riéndose de sí misma por lo ridícula que había sonado esa explicación y por lo mucho que le gustaba complicarse cuando se ponía nerviosa. Ambos lo estaban, efectivamente, pero cada uno lo sobrellevaba de una manera. Y aquél hombre, a pesar de su incomodidad, destilaba calma y seguridad…hablaba de forma resuelta y eran una combinación curiosa. Ladeó la cabeza, observándolo y se preguntó a qué se dedicaría.
Chocó la copa contra la suya, más torpemente que él y aquél suave ruido le sonó más parecido al pistoletazo de salida que la propia campanita del juego. Se decidió a dejar que las cosas fluyeran, o a intentarlo al menos. Alzó las cejas, divertida, al escuchar el motivo de su asistencia y después sonrió, asintiendo a lo que decía.
- ¿Así que tu también tienes un amigo que te “sugirió” venir?-comentó, enfatizando las comillas y sonriendo.- ¿Y también te ofreció acompañarte para luego desaparecer?- bromeó.- Mi amiga Michelle lo probó hace poco y según ella quedó encantada…se suponía que había prometido acompañarme per digamos que…ha pasado algo. Probablemente le surgiera otro plan, pero bueno…no pasa nada.- no había necesidad de justificarla, pero Grace siempre lo hacía con todo el mundo.- El caso es que por eso estoy aquí. Y, sí…hacía bastante que no tenía una…¿cita? así…ya sabes, tan planeada…-agachó la mirada y dejó la copa en su sitio mientras repasaba el reborde de la superficie con uno de sus finos dedos. Abrió mucho sus ojitos al escuchar las últimas palabras de Jack y la llevó a mirarlo fijamente, con gesto de sorpresa.- Oh, bueno…sí, seguro que es divertido, desde luego.-contestó, sonriente.- Aunque me parece un poco apabullante conocer de golpe a tanta gente distinta.
Hizo una pausa, bebiendo de la copa.- Y bien, ¿a qué te dedicas, qué has hecho? Yo…trabajo en una editorial. Se supone que debería escribir o ayudar en las publicaciones pero digamos que…soy la becaria nueva, la chica de los recados.
- Ah, yo fui mucho más fácil de engañar jaja - me reí. - Ni siquiera se ofreció a acompañarme. Pero es buena señal, ¿no? Su experiencia no le fue tan mal.
Entonces Grace sonrío también y con sus grandes ojos muy abiertos me ofreció una pequeña muestra de lo encantadora que podía ser. Carraspeé un momento antes de seguir.
- Libros ¿eh? Eso debe estar bien, trabajar rodeada de palabras, ideas... Yo leo bastante... de todo un poco. - Arqueé las cejas. - Mientras pones cafés irás aprendiendo, ten paciencia y ya te llegará el momento, eres joven...
Devolví la vista a la copa, inquieto. Sin duda Grace era una chica más joven y era posible que sólo esperara que pasase el tiempo de la breve cita y pudiera charlar con alguien más afín a ella. Luego me di cuenta de que no había completado mi respuesta y tras echar un trago la volví a mirar con otra alegría en los ojos.
- Yo me dedico al surf. Doy clases y grabamos algún vídeo de vez en cuando, documentales, cosas así. Pero siempre en la playa, o eso intento!
- Podría decirse que sí… ¿y si nuestros correspondientes amigos llegaron a coincidir ese mismo día?-dijo, con un tono de voz soñador. Se quedó ensimismada un momento, tal y como le sucedía cuando empezaba a entretejer y elucubrar pequeñas historias de la nada.- Hubiese sido la mar de curioso, ¿no crees?- sonrió.
¡Oh! ¡Otro lector! Su sonrisa se amplió más y se relajó un poco, dejando paso a su típica verborrea.
- Yo siempre he sido una auténtica rata de biblioteca.-se echó a reír.- Siempre me gustó leer e imaginar…sobretodo libros de aventuras y fantasía; barcos piratas surcando los mares, juglares cantando bellas canciones…y sí, también historias de amor…aunque lo que más me fascinaba y fascina es la poesía. Elizabeth Barret Browning, Mary Anne Evans, Baudelaire…-se detuvo un momento, quedándose a media frase, con los labios entreabierto. Inmediatamente se ruborizó.- Me estoy enrollando, perdona.-dijo, sacudiendo la mano.- Pero sí, confío en que pueda publicar algo. Gracias por los ánimos, poco a poco…-finalizó, recogiéndose un mechón detrás de la oreja.
A continuación escuchó su respuesta y a juzgar por su cara, aquello le pilló de sorpresa. No sé…se lo había imaginado en una consulta, con una bata blanca, tratando a unos pacientes que sólo existían en el interior de su cabeza. Le resultó chocante, pero en el buen sentido, porque era algo diferente. Y tenía su lógica…podía verlo fundiéndose en las olas con esa tranquilidad apacible que fácilmente transmitía.
- Guau.-atinó a decir, para reír a continuación.- Eso es…inesperado. Pero suena muy bien. Y se nota que te gusta. ¿Dónde pueden verse esos documentales?-preguntó, movida por la curiosidad. La verdad es que le interesaba.- Yo nunca he practicado surf, soy digamos...un pelín patosa. La última vez que intenté algo parecido casi me desnuco.
- Jaja pues sí, sería curioso. - Lo pensé un momento y terminé descartando aquella idea. Si su amiga se parecía sólo un poquito a Grace habría salido corriendo ante la espontaneidad de Thadeus, que era un buen tipo envuelto en un seductor nato. Mucho más lanzado que yo, desde luego. Volví a sonreír porque aquello no iba tan mal, después de todo. - Ya veo que tienes imaginación, toda una soñadora... Eso está muy bien.
Y la propia Grace lo confirmó lanzándose a hablar sobre piratas, aventuras y poetas. La dejé hablar arrastrado por su entusiasmo. - Baudelaire ¿eh? Cielo o infierno, ¿qué importa?
Lo solté casi sin pensar y pronto me arrepentí. - Eso es suyo ¿no? No soy ningún experto en poesía, no te voy a engañar, pero algo leí, hace tiempo... - cuando tenía tu edad estuve a punto de decir. Yo soy más de novelas, intriga, algún libro de viajes... aunque estoy a punto de terminar el segundo de Pídeme lo que quieras. - Levanté las cejas y tomé un trago dr vino algo avergonzado por haber tardado tan poco en revelar un secreto absurdo. - Esa trilogía ya sabes... En fin, no están tan mal. - Volví a beber y temí que a ese ritmo la copa no aguantara llena toda la cita.
- Claro que sí, me encanta. - La mención de mi trabajo y del surf me tranquilizó y parecía que a Grace le agradó también. La chica era como un libro abierto, llena de inocencia y sinceridad. - Puedes ver bastantes cosas en Internet, si al terminar todavía te interesa ya te pasaré un par de links...
Me reí al escuchar su accidentada anécdota y me pregunté qué sería algo parecido al surf, y tan peligroso. - Sólo es cuestión de practicar, primero en la arena, acostumbrarse a la tabla... luego, en el mar, lo más importante es sentir las olas. - Subí y bajé la mano simulando el movimiento del mar. - Y disfrutar de esos segundos, cuando estás ahí arriba, porque pasan muy rápido y quién sabe si pillarás otra ola tan buena como esa.
Me quedé mirándola, con su pelo alborotado, sus mejillas encendidas y su cuello suave. - De verás, es más fácil de lo que parece. Hay que atreverse y probar.
Se humedeció los labios y sonrió, complacida.
- ¡Hasta el fondo de lo Desconocido, para encontrar lo nuevo!-citó, sin dejar de sonreír, mostrando sus características paletas, demasiado grandes según se mirara pero…simpáticas, en cierto modo. - El viaje de Las flores del mal. Buena elección y…bastante apropiada para este momento.-apuntó.
Dio un nuevo trago a su copa, observándolo con atención mientras hablaba de sus gustos, con una mirada amable. Recorrió el contorno de su rostro hasta llegar a sus ojos, cálidos y cercanos. Parecía un hombre sencillo.
- Intriga y misterios…tomo nota.-se echó a reír, una risa musical.- Oh…yo me leí los de Cincuenta sombras…aunque no me gustaron en exceso, lo admito. Y más de un libro de Federico Moccia también. Todos tenemos secretos ocultos.-arqueó ambas cejas.
Atreverse y probar, subirse a la ola…sí, quizás esa fuera la clave. Solían decírselo, pero Grace no hacía mucho caso. Era como si siempre estuviera esperando a algo que había de llegar. No hay que esperar, la regañaban. Hay sitios en los que no se puede esperar…
- Claro, me encantaría curiosearlos. Hay mucha belleza en esos vídeos…cómo surcáis las olas sin miedo, como si flotarais sobre ellas, en perfecta conjunción con el mar. Se puede sacar mucha inspiración de ahí. O puede que me esté motivando demasiado.-dijo, agachando la mirada y agitando la cabeza, avergonzada. Rió.- No me importaría probarlo, pero hay que tener mucha paciencia conmigo.
No era muy consciente del tiempo que había pasado ya que se sentía bastante cómoda. Continuó preguntando.- ¿Y cuáles son tus aficiones? A parte del surf.
- Moccia eh... - me reí, esta vez con más fuerza. Una risa aliviada, relajada. - Ni diez minutos y ya hemos sacado los trapos sucios. ¡No se si estoy preparado para una relación tan intensa! Me dijeron que esto era para pasar un buen rato... - fui apagando la voz, porque estaba diciendo tonterías. Ni siquiera sabía qué estaba buscando allí pero igual de tonto sería aparentar que pretendía encontrar el amor eterno como dárselas de alérgico al compromiso. Ya no era ningún crío. Pero, joder, sólo estábamos hablando de libros malos, no hacía falta ponerse así...
- Perdona, eso no ha sonado tan bien como debiera. Realmente lo estoy pasando bien, mucho mejor de lo que esperaba. Y pareces un encanto... - sí, con aquellos dientes saltones y la risa alegre, su boca captó mi atención. La había hecho reír, después de todo.
- El surf - me agarré a la tabla que me había ofrecido, en aquel momento de indecisión. - El surf es algo más que un hobby. Pero me ocupa buena parte del tiempo. me gusta la naturaleza, el mar, el sol. Pero también puedo encerrarme y pasar algún tiempo en casa, leyendo, o tumbado, viendo la tv... ahora ha empezado Supervivientes, ¿sabes? Esos jodidos programas... no me creo nada, pero no puedo cambiar el canal jajaja.
No se me ocurrió un momento mejor para terminar mi copa de vino. - No suena muy divertido, ya lo se. Pero si tengo compañía puedo ser más activo, lo prometo. - Joder, ¿era yo o los dobles sentidos me iban a amargar la noche? Contuve la primera reacción y acallé las explicaciones. No, no. Nada de excusas. Esto está a punto de terminar y puede que hasta lo encuentre divertido. Lo peor que podría pasar es que no vuelvas a verla jamás. Esa idea me pareció terrible e inaceptable. Mejor callarse y sonreír. Y así disimulé un suspiro.
Parpadeó un par de veces, mirándolo con cara de no entender. No entendía porque se estaba disculpando.
- Ah…oh…no te preocupes.-movió una mano hacia la suya y le sonrió, tratando de reconfortarlo. Después la devolvió a su regazo, mordiéndose el labio inferior.- No ha sonado tan mal como te piensas…a mí me ha hecho gracia, sé que no iba en serio. Créeme, todavía se pueden sacar más trapos sucios...es mejor ir adelantando algunos para que luego no nos pillen de sorpresa, ¿no?-no supo si había algo más implícito en sus palabras…el caso es que ya estaba dicho.- Y eso que no hemos bebido lo suficiente…-bromeó, quitándole hierro al asunto.
Lo siguiente que añadió sí que la dejó un poco más descolocada. Apretó los labios y rodó los ojos de Jack a la mesa y de vuelta a Jack, todavía con el rubor coloreando sus mejillas.- Eh…Yo también estoy pasándolo muy bien y tú eres muy amable…francamente, me está resultando muy fácil y cómodo…-dijo esto último a media voz e inmediatamente sacudió la cabeza, sorprendiéndose de lo fácil que le había resultado decirlo.
Tomó nota de esa apreciación acerca del surf mientras torcía la boca, dándose cuenta del fallo. Es como la literatura para mí...Desde luego le pareció un hombre bastante aventurero. Después se le escapó una risita, una que intentó contener tapándose la boca con la mano.- Así que Supervivientes, creo que has sacado otro trapo sucio sin comerlo ni beberlo.-ahora sí que arrancó a reír.- Lo entiendo, esos programas enganchan mucho…y suena divertido. Estas hablando con alguien que pasa mucho tiempo leyendo y escribiendo, cuidando de sus plantas y paseando de vez en cuando…cualquier cosa es más divertida. Hm…-se llevó un dedo a los labios.- ¿Y qué me dices de bailar?- se mordió el labio inferior, enseñando un gesto travieso.- A mí me encanta.
Apuró la copa y miró a su alrededor, sabiendo que les quedaba poco. Era…extraño, adecuarte al otro, empezar a conocerlo y que de golpe, ¡pum! tuvieran que despedirse. - No te preguntado de dónde eres, supongo que…diez minutos pasan demasiado rápido.
- Sí, sí. Claro. Fama tampoco me lo pierdo. - La miré muy serio durante un par de segundos. Parecía que el peor momento había pasado y Grace seguía allí, rozándome la mano, ruborizándose, mordiéndose el labio y no se cuantas cosas sencillas pero fascinantes más. Y yo se lo pagaba así, soltándole otro chiste sin gracia y esperando a sentirla confusa para soltar la triste verdad.
Me reí, pero en algún momento había que reconocerlo. - No, no. Bailar no me va. No tengo ritmo. O tengo muchos distintos a la vez, la cabeza escucha una música, las piernas intentan bailar otra, los brazos tienen otros gustos diferentes... Y eso cuando he bebido, sino es todavía peor. Pero alguna vez me animo a intentarlo sin que haga falta amenazarme demasiado. - Sonreí otra vez, alzando las cejas. Aquello sentaba bien, contar esas cosas a alguien... sentaba bien contárselas a Grace. - Por suerte hoy toca estar sentados, aunque me temo que pronto va a tocar despedirse... - pero sonreí y preferí mirarla a ella que comprobar el reloj.
Podía imaginarla ensimismada sobre un garabateando un papel durante horas, o cuidando con mimo una planta de retorcidos tallos verdes y flores oscuras e intensas. No era imposible añadir una playa cercana a aquella imagen. - Nací en Los Angeles, y sigo viviendo en California, pero en una zona más tranquila. ¿Te suena Rincón Beach? Es un sitio ideal para el surf. A aquellas playas llega gente de todo el mundo. Te gustaría... - no era una pregunta ni un augurio. Cogiendo la copa entre los dedos la hice oscilar sobre sí misma, con cuidado de que no cayera. - Y tu, ¿qué? A ver si adivino: ¿Canadá? ¡Dime que eres de Vancouver!
No tenía ni idea, pero podía pegarle ser de algún sitio como aquel. Aunque en California, ¿quién sabe realmente nada sobre Canadá? Solo sabía que podía imaginarla en un sitio frío, frío de verdad, con la nariz y las mejillas enrojecidas por el viento helado.
- Pfff.-contuvo una risita.- Te imagino bailando tal que así…y lo siento, no puedo evitar reírme. Pero, ¡bueno! Es más fácil de lo que parece, hay que atreverse y probar.-dijo, repitiendo las mismas palabras que él le había dicho para con el surf y guiñándole un ojo, divertida.- Seguro que no es para tanto, sólo hay que cerrar los ojos y dejarse llevar, ajeno al mundo…eso es lo que me gusta. Es más fácil decirlo que hacerlo, imagino.-continuó riendo.- ¿Sabes? Dar saltos también se considera bailar.
Escuchó con atención mientras le hablaba de su procedencia. Hincó los codos en la mesa y apoyó la barbilla en su puño, sin dejar de mirarlo. Podía notar el sol acariciando su piel, podía oler la sal sólo de pensar en esos rinconcitos de playa…la playa que ella solía visitar era húmeda y gris. Escocia era bastante gris, pero tenía su encanto.- Seguro que ese sitio es genial, me encantaría visitarlo... Ah, no...casi, casi...¡en otro continente! Aunque también tenemos algo de mar. Soy de Escocia, Edimburgo. Pero vivo en Londres, allí estudié Literatura.-aclaró.
Mensaje súuuper exprés, rozando el límite xD
EDIT, otra vez: Ay, que ahora me he dado cuenta de que la cita es hasta mañana ( osea, 28) a las 23.59! Y yo pensando que llegaba tarde ^^''
- Eres joven, pero hablas sabiamente - asentí cuando repitió mis palabras. - Pero no dirías lo mismo si me vieras saltar.
No era para tanto porque un mínimo de equilibrio sí tenía, aunque un par de días antes había visto a un perro haciendo surf en un vídeo... pero a dos patas tenía más mérito.
Pensé en Escocia, y en Londres, y en que no sabía si Vancouver tenía playa. Ni Londres. Los ingleses que había conocido siempre estaban blancuchos y siempre parecían ocupados en cosas más importantes que el sol. Pero Grace se estaba lamentando ya, y miré a los lados. Aunque estábamos relativamente aislados, no percibí movimiento en el resto de mesas y la miré confundido.
- ¿Me estás echando? - dije fingiéndome dolido. Seguía sin haber ningún reloj a la vista, pero moví el dedo frente a sus ojitos pardos rítmicamente, como si fuera un metrónomo, y al fin acerqué mi mano a la suya. - Todavía queda un poco... pero parece que esto ha ido bien, ¿no? O sea... no me imagino cómo podría ser mejor - miré a ningún lado, al resto de la sala - salvo que no suene ese timbre, o que quieras que salgamos de aquí. Pero supongo que eso es trampa, y hay que jugar. - la pausa no duró lo suficiente para que pudiera darme la razón, ni negármela. - Aunque me... me encantaría volver a verte. En Londres, o en mi playa... ¿Tienes idea de qué hay a medio camino?
Espera, que creo que vamos por 5 minutos. Porque esto acaba mañana. La cita breve más larga de la historia jajaja.
Es que hablas mucho! :P ^^
Grace asintió, con un gesto de autosuficiencia completamente fingido.
- Efectivamente, habla la voz de la experiencia, sobretodo en el tema del baile.- continuó bromeando, sin dejar de sonreír.- Pero…vamos, eres capaz de mantener el equilibrio sobre una tabla de surf y eso ya es envidiable. El suelo es mucho más fácil.
Rincón Beach…California…y Edimburgo. Venían de sitios muy distintos…y tenían vidas muy diferentes. Pero era curioso como dos personas, de lugares tan dispares, tan arraigados y marcados por su tierra estaban justo en ese momento sentadas en la misma mesa compartiendo unos diez minutos tan agradables. Se dejó transportar por un momento al verde de su hogar, sintiendo un arrebato de nostalgia.
- ¿Qué?-dijo, mirándolo de nuevo.- Ah, no, no. Pero es raro…no tener el control sobre el tiempo...- sintió de pronto el contacto de su mano, áspera y cálida a la vez y clavó sus ojos en ella. Por un momento no supo qué decir, se había quedado un poco aturdida al escuchar esas palabras. Por supuesto que se lo estaba pasando bien y había pensado en repetir pero sentía de pronto que habían ido muy deprisa, como si hubieran dado pasos agigantados. Oh, no, ¿otra vez? Todo el mundo tiene miedo…No había nada de malo en conocer y abrirse a alguien, exponerse...Frunció el ceño por un momento y seguidamente camufló ese gesto con una sonrisa un poco distinta.- Yo…te lo agradezco mucho, Jack. Porque me daba mucho apuro hacer esto…me sigue dando miedo tomar según qué pasos.-admitió.- Sí, sería hacer trampas…y puede que en esas mesas hayan más chicas interesantes. O sea, no es que haya curioseado, pero…bueno, ya sabes.-se mordió el labio, ya estaba volviendo a meterse en berenjenales.- Agh, no me hagas caso, estoy diciendo tonterías.-dijo, serenándose, dándose cuenta de lo estúpido que sonaba.- Ha ido muy bien y a mí también me gustaría volver a verte…pero no tengo ni remota idea de que hay en medio. Así a bote pronto, ¿Groenlandia? Me da que no será el sitio más cómodo.-se rió, recuperando su ánimo.- Hm… ¿crees que es hacer trampa intercambiar números? Así sería más fácil.
- ¡Groenlandia! Con los pingüinos... Y yo que hubiera dicho Cuba! Mucho más soleado, no te parece? - Moví los brazos en un mal sucedáneo de ritmo caribeño. Estar sentados frente a frente tenía sus ventajas: no hacía falta poner en movimiento las caderas. Pero incluso así, pronto guardé mis maracas y respondí a una parte importante de la conversación que había dejado en el aire.
- Mira Grace, mi amigo no me explicó tanto del juego para saber qué viene ahora. Supongo que si al final del juego seguimos pensando que es buena idea seguir en contacto, los organizadores nos darán la manera de hacerlo. Y no me he fijado mucho pero - apoyé los brazos en la mesa y me acerqué hacia ella, hablando en un susurro con aire confidencial - creo que después de mí viene un chico que... - levanté la vista al cielo y asentí varias veces, apartándome y colocándome de nuevo erguido en la silla.
- Pero no necesito que me expliquen las reglas para saber que hay casos en los que está permitido saltárselas. Así que - eché mano a un bolígrafo de cortesía que había sobre la mesa y recorté un pedacito de papel, anoté algo y lo dejé sobre la mesa - en lugar de salir de aquí y llevarte directamente a mi iglú en el polo, voy a dejar esto así - le di la vuelta al papel dejándolo boca abajo y lo aparté a un rincón - y cuando el juego termine... ahí estaré.
- ¡Cuba! ¡Lo había pensado!-dijo, señalándolo con un dedo como si hubiera dado en una el centro de una perfecta diana. Se rió ante su baile improvisado y se sumó agitando las manos y moviendo los hombros. No pudo evitar soltar una carcajada que seguramente llamó la atención en el resto de mesas, pero si así había sido no le importó lo más mínimo. Aquél gesto había acabado de animarla, consiguiendo dejar a un lado sus inseguridades.
Jack era muy divertido, y eso que en un inicio había pensado que era un hombre tirando a serio. Cuan equivocada había estado, se estaba riendo tanto…podía sentir las mejillas calientes y tensadas, de una forma tan agradable. Le sería difícil cambiar el chip. Lo sintió cerca y no pudo evitar que se le erizara suavemente el vello de la nuca. Miró con curiosidad hacia donde le guiaba; la mesa contigua y, por primera vez, se fijó en otros participantes. Se rió con su alzamiento de cejas.- Oye, a ti te espera una rubia despampanante y seguro que muy interesante...-dijo, sacándole la lengua, traviesa.
No dejó de observarlo mientras hablaba, con un gesto a medio camino entre la sorpresa, el cariño y la complicidad. Sus ojos se abrieron progresivamente y arqueó las cejas.- Me gusta esa forma de pensar…eres muy atrevido.-alargó la mano, tímidamente y cogió el mismo bolígrafo que él. Garabateó un número y su nombre y al contrario que él, se lo acercó con dos dedos.- ¿Pero no habíamos acordado que Cuba? Creo que es un buen punto medio para ambos, el iglú es un lugar demasiado frío para ti. Para una chica flacucha de Escocia no es para tanto.-rió.- Pero me gustaría que ambos estuviéramos a gusto, como ahora.- hizo una pausa.- Yo también estaré esperando.-cogió la copa y, a pesar de que ya estaban vacías, le animó a que chocaran, a modo de despedida.- Es un poco…cutre, sin bebida…lo sé, pero es bonito acabar como se empezó…
Habíamos charlado, nos habíamos comprendido, estábamos relajados relajados y habíamos reído de veras, con ganas y sin rubor. Ante la carcajada de Grace yo mantuve una sonrisa que no creí que se borrara en toda la noche. Cogí su nota y la guardé sin mirarla, concentrado en el mínimo roce de nuestros dedos. Luego alcé la copa vacía y el sonido del vidrio anunció el cercano timbre que indicaba el fin de la cita.
Incliné la cabeza, la miré fijamente, componiendo un recuerdo que pensé que duraría mucho tiempo en mi memoria. - Brindaré por que no se acabe. Ten una buena noche, Grace.