¡Cling! Vuelve a oírse. La anterior cita se os ha pasado volando, o no. El caso es que chicos, os toca cambiar de mesa y pasáis a la siguiente donde ya os espera una señorita sentada.
Recordad: ¡es hasta el 30! Podeis rolear como llegáis a la mesa o como llega el compañero. Como prefiráis. El sitio es el mismo que el anterior, claro.
Me tocaba con una rubia despampanante había dicho Grace. Así que éste tenía que ser mi sitio, no creí que hubiera dos como aquella en el local.Ni puede que en todo el Estado. Aunque mis ideas estaban muy lejos de allí y la cabeza me daba vueltas todavía y latidos agitados e intensos golpeándome en las sienes y en el pecho, me recordé que así era el juego. Que había que empezar de nuevo.
Aparté la silla y allí me senté, y me bastó una mirada para comprender que a la rubia le sobraba estilo y clase. Así que no me arrugué: no era cuestión de fingir nada ante nadie. Le ofrecí la mano con determinación y más energía de la habitual en mi, pero llegaba lanzado y me presenté del tirón.
- ¡Hola! ¿Cómo va la noche? Soy Jack, encantado. - Apenas había pegado el culo a la silla cuando me di cuenta de lo que echaba de menos. - ¿Una copa? - pregunté, buscando con la vista al camarero.
Rachel despidió al anterior compañero con una sonrisa y de igual manera recibió al siguiente, que parecía venir con ganas. Le devuelve el apretón, fingiendo poner mucha fuerza, como un saludo entre hombres. De nuevo, bromeando.
Yo soy Rachel y sí -dice esperando a que el camarero se aproximase, que ya lo estaba haciendo- Otra de vino blanco por favor. Le pide levantando su copa.
Y mientras la traen... cuéntame... ¿qué tal tus problemas con el alcoholismo? Pregunta y se tapa la boca. Era uno de esos momentos en los que bromeaba sin pensar que igual la otra persona no se lo tomaba bien. Perdona, era porque nada más llegar has dicho tu nombre y ya has pedido una copa. No insinuaba que... en fin, da igual. Dice rascándose la mejilla algo incómoda.
- Otra de esas para mi - le digo al barman. Luego la miro a ella y apenas me da tiempo a responderle, porque ella misma se está excusando y explicándome lo que quería decir, y rascándose la mejilla con una mano esbelta que sin embargo me había saludado con fuerza... Así que la dejé hablar y la dejé incomodarse a sí misma, mirándola con seriedad y al fin negué con la cabeza.
- ¿Tanto se me nota? 4 años y 8 meses sobrio. Pero 12 pasos son muchos pasos ¿sabes? Y cuando se murió mi perro... con eso no pude. - Suspiré hondo. - Era un buen chico ¿sabes? Se llamaba "Gazpacho" porque lo encontré en un viaje por España. - El camarero llegó con las copas, esperé a que las dejara frente a nosotros y le miré mientras se largaba. - Perdona, era todo mentira. No tengo perro. Pero sí me llamo Jack y no lo llevo mal del todo - señalé la copa y le ofrecí un brindis y una sonrisa, porque me lo había puesto demasiado fácil.
Rachel ríe a carcajada limpia, sin ser femenina ni intentar ocultar ninguna parte de su cuerpo por tener algún complejo. Vaya, vaya... así que veo que eres de los míos... me gusta. Dice levantando al copa y chocándola con la suya. Entonces ya sé que puedo jugar duro. Dice entrecerrando los ojos y sonriendo al final.
¿Cómo va la noche? No era muy de hacer preguntas típicas como: ¿a qué te dedicas? ¿de dónde eres? Le gustaba ir más allá e ir cambiando de tema.
- ¿La noche? Bien... - la chica, Rachel había dicho? se había reído con ganas y yo también la había acompañado, hasta que me lanzó aquella pregunta y me quedé pensativo. - Sí, va muy bien, joder - resumí satisfecho. Luego tomé la copa, di un trago no tan largo como hubiera querido y junté las manos, hablando despacio, en un tono más bajo y pausado, el habitual en mí.
- Es la primera vez que vengo a uno de estos sitios, y por ahora me ha sorprendido mucho... para bien. Creía que sería un despropósito, una situación forzada tras otra, pero resulta que... - levanté la vista hasta mirarla fijamente. - Resulta que puede ser divertido, y encontrar gente muy interesante. ¿No se te ha pasado el tiempo volando? - dije refiriéndome a la cita anterior.
Rachel tuerce el gesto. Parecía raro. Como muy formal. A ver si le podía quitar ese formalismo.
Sí, se me ha pasado bastante rápido, la verdad. Dice sonriendo y encogiéndose de hombros. ¿Cuál ha sido la mayor locura que has hecho nunca? Pregunta así, sin venir a cuento y de la nada. Ella era así, espontánea. Era una pregunta que solía hacer para valorar a la otra persona. Para ver de qué estaba hecho.
- Jajaja. - Me reí y la miré, y volví a reírme. - No se, igual contestarle a una tía como tú que con esas preguntas creo que estoy leyendo una de esas encuestas del Cosmopolitan.
No he leído esa revista en mi vida, pero ¿quién no ha oído hablar de ella? "Siete consejos para ser infiel sin que él lo sepa" "Las diez preguntas que no puedes dejar de hacer en una primera cita". Y "cómo va la noche?" me la había copiado a mí, sin responderme antes... Era muy mona, sí. Pero empezaba a perder el buen ánimo con el que había llegado.
Rachel aprieta los labios, un poco alucinada. Pero decide ignorarlo y seguir con la cita. Vaya.. parece que no hemos empezado con buen pie.Le extiende la mano. Soy Rachel y soy dibujante . Dice con una sonrisa abierta.
¿Estamos intentando volver al principio? ¿Es eso? Vale, puedo intentarlo.
- Yo soy Jack. Me dedico al surf, doy clases, grabamos documentales... siempre en la playa - le estreché la mano y antes de devolverla sobre la mesa le hice el típico gesto surfero moviendo los dedos.
- Y ¿qué dibujas, dibujante?
Rachel abre los ojos sorprendida. ¿Surfero? Mola bastante... El mar siempre me ha llamado. De hecho voy a dibujar bastante a las playas. Dibujo lo que me apetece y lo que me viene a la mente. Ahora mismo tampoco me dedico a eso, ya que estoy en una editorial como becaria, pero algo es algo. Dice encogiéndose de hombros.
¿Tienes alguna afición más? Pregunta con interés.
- ¿También curras entre libros? - me sorprendí. ¿Qué probabilidades había...? Pero aquello no venía a cuento ni me apetecía darle más explicaciones, así que seguí hablando. - Yo a los sumo los leo, novelas y demás. Lo que voy pillando. Pero el surf y el mar son más que una afición, casi una forma de vida así que no me queda mucho tiempo... Viajo lo que puedo, descanso y de vez en cuando hago caso a algún amigo y me apunto a planes... como este.
Podía ser un resumen bastante incompleto, pero algo era. Aunque me sonó muy distinto a mi respuesta de hacía poco tiempo a una pregunta demasiado similar.
¿También..? Iba a decir, pero él siguió hablando y Rachel notó que no quería seguir hablando de eso.
Tiene que ser muy gratificante dedicar tu vida a lo que te gusta. Dice suspirando. Llegaba el momento de la sinceridad. Mira... noto que no estás cómodo conmigo, y no quiero saber por qué. Tus razones tendrás. Así que, si quieres lo dejamos aquí. Que a mi tampoco me gusta perder el tiempo. No sé si es que vienes cerrado de casa o que tu anterior cita te robó ya el corazón, pero sea lo que sea, yo no tengo la culpa. Por primera vez en la noche, se había puesto seria. No enfadada, no lo estaba. Pero cuando alguien te contesta por obligación, se nota.
La miré, yo también serio, y asentí. - Te voy a dar la razón, creo que esto no marcha. - Cogí la copa y tomé un buen sorbo, jugué un momento con ella entre los dedos y volví a dejarla. - No creo que buscar motivos ni culpables venga a cuento, es mucho más sencillo. Hay gente con la que se cuadra, y hay gente que no. Seguro que eres una buena chica, y estoy seguro que estás acostumbrada a gustar, pero no hemos empezado bien y aquí y ahora no va a enderezarse.
Suspiré y abrí la boca, dudé y al fin me mantuve en silencio. No pensaba soltarle ningún discurso, aunque su "reparto de culpas" no me hubiera gustado nada. - ¿Prefieres que me marche ya o nos tomamos el vino?
No creo que dependa de cuadrar. Por mucho que dos personas no tengan cosas en común o no estén hechos el uno para el otro, se puede pasar un buen rato igual charlando animadamente. Pero no he visto esa actitud en ti, y yo no estoy como para seguir tirando de algo que simplemente tenía que ser divertido y ameno. Y no, tampoco estoy acostumbrada a gustar, créeme. Estoy demasiado acostumbrada a que se me juzgue por lo que se ve por fuera y para variar, no se molestan en ver lo que hay dentro. Así que no, ¿para qué tomar una copa incómodos? No hace falta. No parecía enfadada, hablaba desde la razón. A los dos nos quedan muchas citas por delante, y te irá bien este tiempo solo para quizá pensar que tienes que abrirte más a los demás. Que tengas suerte. Le dice despidiéndole con una sonrisa.
- Muy bien, te dejo tomarte tu vino tranquila y pensar qué consejos darás a los que vengan después. Al contrario que intentas hacer tú, yo no voy a darte lecciones de nada. Suerte y que te vaya bien, Rachel.
Levanté la mano en un último saludo y nos levantamos, mi copa de vino y yo, para acercarme a la barra y tomar asiento allí.
Ha ido bastante bien, no? ^^
Bien está lo que bien acaba :)