Para esta ocasión, no os habían hecho madrugar, si no más bien que os habían dejado tranquilos y os habían empezado a llevar al lugar después de daros un buen festín para comer. El lugar parecía una especie de casa rural, con un jardín precioso, con fuentes e incluso zona de laberinto. Tenía su propio invernadero con especies de insectos y plantas únicos. Todo un lugar especial y único, para personas especiales y únicas.
Todo desértico y una vez más con todo a vuestra disposición. Esta vez, os dijeron ya el nombre de con quién ibais a quedar, y si habíais accedido ahí en medio del jardín os habían soltado. Nada de caminitos, esta vez, que la necesidad de ver y encontrar a la otra persona os guiase...
Graham llegó al lugar de la cita sin poder evitar sonreír como un idiota, el lugar parecía tan increíble como los dos anteriores, aunque este tenía un tono diferente. Aun sentía cierta aversión por estar en un campo, pero sin duda era mucho más tolerable que en sitio anterior. Iba vestido de negro, saco y pantalones, solo que su playera era rojiza con el inequívoco rayo amarillo de Flash sobre el pecho. Caminó un tanto perdido de aquí para allá, pues no sabía dónde ir.
-¿Me equivoqué?- dijo luego de llegar a una fuente increíble. Arrugó los labios contrariado, mirado hacia derecha e izquierda. Quizás estuviera en el jardín que veía más allá… o por donde había estado hace un rato. ¿Debería quedarse quieto y esperara ser encontrado? Que difícil decisión, no quería parecer poco interesado o vago. Probaría suerte en el jardín
Rachel entró corriendo con los zapatos en la mano, todo muy normal.
Llegó hasta él y se dobló, apoyando las manos en las rodillas, cogiendo aire. Levantó una mano y la levantó, mientras ella aún seguía doblada. En su mano, solo había un dedo levantado mientras el resto de la mano seguía siendo un puño. En señal de que esperase un momento.
Una vez cogió aire se levantó, y se puso los zapatos.
Perdóname, soy Rachel. Siento llegar tarde. Debes ser mi cita. Dice algo apenada por el retraso.
Graham se debatía entre caminar por allí o continuar con su plan de mantenerse en un solo sitio y esperar que le encontraran. Era lo suficientemente grande como para ser visto con facilidad, al menos en lo ancho, así que no debería tardar en llegar su cita. ¿Y si no venía nadie? La pregunta rebotó varias veces en su mente, provocando un ligero ataque de pánico. Sintió como le sudaban las manos y su garganta se secaba. Era el peor escenario. En eso, el sonido de apresurados pies le hicieron girarse, Rachel venía a toda máquina totalmente descalza. La visión fue tan sorpresiva que solo atinó a enarcar una ceja y mantener la boca abierta. Por suerte ella necesitó unos momentos para reponerse, lo que le permitió reponerse a él de la sorpresa inicial.
-No te preocupes- dijo encogiéndose de hombros-, recién llegué- mintió para minimizar el asunto, pues se notaba que la joven se había esforzado por llegar a tiempo-. Rachel, me acuerdo perfectamente de ti, tenías ese llavero tan mono de un ewok.