Para esta segunda ocasión, los organizadores habían preparado un escenario diferente. Esta vez, os habían llevado en un jeep y habíais pasado bastante tiempo en él. Visteis desaparecer la ciudad una vez más, y os adentrasteis en lo que parecía una zona boscosa. Allí, el coche paró y os dejó bajar. Esta vez, no estaba amaneciendo, si no que aún faltaba bastante para el amanecer, y el camino, en lugar de ser conchas, eran unas velas. El lugar al que os llevaban volvía a ser un escenario único, en el que cualquier cosa podía pasar y en el que una vez más, estaba todo a vuestra disposición.
Ahí arriba, había una pequeña mesa con cosas básicas de picotear, así como una enorme cama en al que poder tumbarse tranquilos a charlar. Cualquier zona de alrededor, era también visitable, puesto que ya os habían dicho que era segura y no habría animales peligrosos.
La primera cita había terminado y, para bien o para mal, había sido un día increíble con una de las participantes de aquel programa en el cuál se habían embarcado.
Pero ese primer encuentro ya era cosa del pasado y ahora un nuevo día se presentaba ante William, un largo día que pasaría con otra mujer y sólo con ella, quién sabe qué sucedería en esta ocasión.
El trayecto hasta el punto de encuentro fue en esta ocasión algo más accidentado, bien por el entorno donde se desarrollaría la segunda cita. El jeep condujo durante un largo trayecto hasta llegar a un claro de aquel singular paisaje boscoso. Un camino hecho con velas marcaba el rumbo a tomar y Will, ataviado con unos vaqueros claros, unas Converse y una camiseta de Nueva York gris; se dirigió siguiendo el camino con una sonrisa algo soñolienta en su rostro.
No tuvo que caminar mucho hasta ver la estructura construida en pleno manglar, u a hermosa construcción ataviada para la ocasión regalando a la vista algo incomparable en aquel paraje.
El joven inglés subió a la estructura y encontró una cama balinesa así como una mesa con algo de comida y bebida. Aún con algo de sueño, Will se sirvió un café y aguardó con él en las manos mientras se deleitaba con el paisaje. Respirando profundamente el aire puro que le ofrecía semejante arboleda, el joven exclamó para sí:
-Sin duda alguna, hoy promete ser un gran día.
No fui la primera en llegar, lo supe en el momento en el que el jeep que me llevaba se detenía y podía ver el de mi próxima cita. Respiré hondo cuando el motor del jeep se detuvo y metí en mi pecho una gran bocanada del aire del bosque. Todo parecía, entonces, muy tranquilo.
Me quedé observando los alrededores intentando identificar los árboles y maravillándome con la luz que iluminaba la escena. Pronto reanudé mi camino a lo largo del camino de velas para encontrarme con mi nueva cita. Al final del camino se encontraba una estructura que debería subir. Enfilé las escaleras que giraban alrededor de ella y me planté en unos momentos arriba.
Arriba me esperaba el nervioso William Kelly, el boxeador. Le saludé con una sonrisa.
- ¡Hola! - dije con una sonrisa -. Espero no llegar tarde, el tráfico estaba horrible - añadí bromeando y haciendo el gesto de pegarme un tiro -. Se lo han currado mucho, de nuevo - digo mirando al horizonte.
Al parecer William ya había comenzado sin mí, nada malo, estaba tomando café, a la hora a la que nos despertaban era normal que hubiera alguien necesitado de energías, tampoco iba a tenerlo en cuenta, me acerque a la mesa con la comida para picar.
- ¿Hace mucho que esperas? - dije cogiendo un cruasán de la mesa.
Sonreí cuando escuché llegar a Aila, aquella chica pelirroja con la que tuve el desliz de ponerme nervioso. Cuando llegó hasta donde yo estaba, la saludé animado y alcé la taza de café en señal de saludo:
-Muy buenos días Sñrta. Aila.- ,exclamé sonriendole.
Al escuchar su comentario acerca del tráfico no pude evitar reírme y negar con la cabeza, Aila parecía muy animada y eso me reconfortaba.
Al verla coger algo para desayunar, me apresuré a disculparme por empezar sin ella:
-Tendrás que perdonarme, necesitaba un café matinal, de lo contrario tardo bastante en ser persona.-
Al decir esto me acerqué a la mesa también y cogí algo de fruta:
-Para nada, he llegado apenas unos minutos antes que tú. Y, ¿qué tal? ¿Ha ido bien el trayecto?-
- Oh, no no te preocupes, a las horas a las que nos levantan cualquiera es persona, aunque yo no soy persona desde que me levanto hasta que me acuesto, así que estás perdonado - le contesté -. El trayecto muy bien, hacía tiempo que no disfrutaba de un buen traqueteo por caminos como esos, y sentir finalmente este frescor hace que cualquier forma de llegar haya valido la pena.
Me llevé la comida a la boca y aguanté el cruasán sin romperlo en ella mientras me servía algo de zumo.
- Mientras llenamos la barriga con algo, ¿Que te gustaría hacer? - pregunté sin reparos.
Contemplé y escuché atento a Aila mientras se servía algo de zumo. Su forma de describir las cosas me hacia sonreír y eso era algo positivo, al menos la cita comenzaba de forma distendida y era una gran manera de hacerlo.
Cuando me preguntó qué me apetecía hacer mientras tomábamos algo de desayuno, respiré profundamente y miré a nuestro alrededor, mirando el bosque que nos rodeaba. Encogiéndome de hombros la miré de nuevo y comenté dubitativo:
-¿Qué te parece si reconocemos un poco el terreno? Puede ser divertido, al menos nos servirá para despejar os un poco, como tome posesión de la cama apuesto que me quedo frito antes de que el café haga efecto.-
Al decir esto tomé un trago de mi taza de café, estaba frío pero aún así me encantaba el sabor amargo y realmente necesitaba energía matinal para darlo todo. Mientras bebía, miré a Aila, para ver su lenguaje corporal, nuestra "speed date" fue demasiado corta y apenas tuvimos tiempo de avanzar, esta ocasión quería aprovecharla mejor.
- No, no creo que pegarse a las sábanas a pasar toda la cita sea el objetivo de todo este montaje - dije sonriendo.
Acabé el cruasán con paciencia, pero sin pararme demasiado a saborearlo, no era el sabor del siglo y no merecía detenerme mucho en el, supuse también que William no querría detenerse demasiado, parecía más alguien de acción, así que acabé tan rápido como pude y cuando tomé el último sorbo de mi zumo estiré los brazos.
- Pues, ¿vamos a explorar entonces? - dije dirigiéndome a la escalera, me aparté a un lado e hice un gesto ofreciéndole pasar a mi cita - Tú primero.
Dejé la taza de café en al mesa al tiempo que me secaba las manos para quitarme los restos de alguna gota de café traviesa o de la fruta que había comido. Luego, devolviendo la sonrisa a Aila, exclamé animado por comenzar el paseo:
-Vamos allá.-
Tan pronto bajé por aquellas escaleras, le ofrecí la mano a Aila para que terminase de bajar sin ningún tropiezo. Luego, miré el camino por donde habíamos venido y deseché esa idea, sería la más aburrida dado que nos habían traído por ahí. Me giré en dirección contraria y le dije a mi cita señalando el camino por el cual el sol asomaba en un magnífico paisaje de amanecer:
-Qué te parece por aquí.- ,le dije mientras metía mis manos en los bolsillo, -A ver si logramos ver algún bicho por ahí, ¿no crees?-
Con estas palabras le sonreí divertido, tenía ganas de pasear un rato y hablar con ella para conocerla mejor, tenía en mente aprovechar algo más esta cita con Aila y con un entorno así era cuando menos una cita fuera de lo normal, no todos los días se encuentra uno en un paraje amazónico como aquel y, quién sabe qué podíamos encontrarnos allí.
Mientras comenzábamos el paseo, pregunté en tono suave:
-Bueno Aila, no tuvimos mucho tiempo de hablar en nuestra cita anterior, pero me quedé con algo que me dijiste. Tengo que confesar que no he tenido tiempo de probarlo, pero me intrigó mucho tu manera de sentir la lectura, esa desconexión que describiste... Creo que sólo he podido comprobar algo parecido cuando escucho música y dudo que pueda hacerlo al mismo nivel, me intrigaron mucho tus palabras la verdad.-
Al llegar abajo de la escalera William me ofreció su mano para ayudarme a bajar.
- No es necesario, pero muchas gracias - rechacé su ofrecimiento con una sonrisa.
Ese tipo de situaciones siempre eran embarazosas, sobretodo dependiendo de como se las tomase el otro, por mi parte, no me gustaba que fueran tan "caballerosos" conmigo, hacía ya años que había aprendido a bajar escaleras, de dos en dos, de tres en tres, de cuatro en cuatro, y, aunque no me molestaba el ofrecimiento, era una cosa que no iba conmigo, me sentía más incómoda aceptando la mano de la otra persona que rechazándola.
William tomó la iniciativa y eligió la dirección por la que ir, justo al lado contrario por donde habíamos venido. Una excelente decisión pensé.
- Seguro que los hay, aunque no se si se dejarán acercar mucho, voy a ver si en la cabaña hay unos prismáticos - dije.
Sin esperar respuesta y corriendo volví a escalar las escaleras avanzando de cuatro en cuatro peldaños hasta llegar arriba. Al volver llevaba conmigo unos prismáticos, esta vez bajaba las escaleras a saltos más que a pasos.
- Fiu, pues sí, tienen de todo - dije suspirando -. Continuemos.
Cuando seguimos andando William me preguntó por mi pasión por leer.
- Pues supongo que se logra, primero de todo, buscando un libro que te guste - dije -. No es sencillo comenzar, tienes que encontrar un libro interesante, de algo que te guste y luego es relajarte y dejarte llevar, será como con la música o cualquier otra afición - le dije -. Si quieres, podemos probarlo luego, nos han montado un sitio cómodo conde tumbarse y además he visto que hay una bonita estantería llena de libros.
Esperé mirando a Aila cómo subia y bajaba la estructura en un momento, lo cierto era que me impresionó que fuera tan ágil y me hizo sentir un poco tonto pensando cuando le ofrecí la mano para bajar los últimos escalones. Saqué una media sonrisa pensando que aquella chica era más dura de lo que parecía en un primer momento y pensé que quizá podía relajarme y ser un poco más distendido con ella. Aún estaba tenso y sería mejor relajarse y pasar un buen día con ella en lugar de intentar ser un caballero en todo momento, simplemente dejarme llevar.
Cuando llegó a mi lado con los prismáticos, sonreí y asentí con la cabeza abriendo el paso. Ante sus palabras de cómo disfrutar un buen libro, fruncí el ceño pensativo y comenté:
-Creo que mi principal problema es que no consigo concentrarme en un libro, verás, soy una persona muy activa... Hiperactiva podría decir incluso, centrarme en las páginas de un libro me resulta un esfuerzo realmente.- ,torcí los labios pensando la dificultad que me planteaba realmente, -Con la música es diferente, ¿sabes? Cuando escucho música es como si mi cabeza se calmara, mi cuerpo se relaja, es en ese momento cuando puedo descansar y disfrutar de lo que escucho, dejándome llevar.-
Al decir esto me giré hacia Aila para ver cómo iba tras de mi, después de todo, el terreno no era de los mejores para pasear pues los arbustos nos flanqueaban por todas partes y teníamos que ir apartando ramas y hojas con las manos:
-Pero oye, acepto ese reto, quizá encuentre una lectura capaz de de tenerme sin apartar la vista de las letras durante horas.- ,al decir esto le sonreí animado mientras continuaba caminando.
- Pues vas a tener que buscarla tú, yo solo puedo sacarte los títulos de la estantería y decirte de que van, pero no creo que lo tengas tan difícil para concentrarte en la lectura aquí - dije con una sonrisa mientras apartábamos plantas del camino -. A no ser que yo afecte a tu hiperactividad - dije soltando una risilla traviesa.
El paisaje en el que estábamos era tremendo, no hacía falta que avistásemos ningún animal para que el paseo hubiera merecido la pena. William iba delante abriendo camino, preocupándose de apartar las ramas. Mientras tanto yo iba mirando hacia todos los lados.
- Espera espera, creo haber visto algo - dije bajando la voz al nivel del susurro.
Me puse los prismáticos en los ojos.
- Wooo, es un pájaro carpintero - dije, si te parabas a escuchar detenidamente se podía oír el ruido de su picoteo -. Toma, míralo ahí - dije a William señalando el punto donde se encontraba y alargándole los prismáticos.
Sonreí ante su comentario pues, ¿afectar a mi hiperactividad? Eso había que comprobarlo.
El paseo comenzó como cabría esperar, mucha vegetación y un paisaje incomparable con el que deleitarse. Caminaba con tranquilidad, teniendo cuidado donde pisaba y disfrutando del olor y la vista. Cuando Aila me comentó que había visto algo, me giré agachándome en un acto reflejo, como si tuviera que esconderme para no ser visto.
Cuando señaló con los prismáticos y escuché aquello, abrí los ojos de par en par, jamás había visto un ejemplar así en vivo. El simple sonido del traqueteo de su pico en el tronco. Aila me alargó los prismáticos y los cogí con expectación para ver de cerca a ese increíble animal:
-Es increíble Aila...- ,dije en voz baja para no alertar al pequeño animal, -Jamás había visto uno...es...- ,me giré para mirar a Aila que estaba a mi lado mirando en dirección al pájaro, -...hermoso.-
Al decir esto me quedé mirando sus ojos azules mientras le devolvía los prismáticos, sonreí levemente y lancé un suspiro a modo de sonrisa igualmente. Parpadeé un par de veces contemplándola para luego devolver la vista al animal:
-Deberíamos continuar...-
Al decir esto me incorporé y continué la marcha con el sonido del pájaro carpintero de fondo. El paisaje nos ofrecía una amalgama de sonidos incomparables igualmente, pareciera que estuvieran en una de esas escenas de Indiana Jones en la selva, aquello me hizo sonreír con semejante idea:
-Mira...- ,dije susurrando y señalando un árbol cercano en el cual se encontraba lo que parecía ser un pequeño macaco, -...mira ese pequeñín.- ,le dije pasando la mano por su hombro y dirigiendo su mirada al objetivo.
Mis más sinceras disculpas, el puente ha sido una locura en el trabajo y no he tenido tiempo de postear en ninguna partida >.< Disculpa de veras...
William era muy sorprendible, cuando le enseñé al carpintero en el árbol estaba flipando como un niño pequeño. Esbocé una sonrisa cuando me devolvió los prismáticos, estaba ojiplático yo le entendía, cuando me tiraba grandes épocas en la ciudad y volvía al campo ver un animal era algo alucinante. Si además era de la familia, todavía me emocionaba más.
Continuamos con el paseo hasta que William se percató de otro animal. Me puso una de sus manos en mi hombro y dirigió mi mirada hasta cierto punto en el paisaje.
Alcé los prismáticos para ver al simio más de cerca.
- ¿No son esos los monos que salen en Youtube puteando a la gente? - dije pasándole los prismáticos a mi acompañante.
El macaco que estábamos contemplando era algo que solo había podido ver en el National Geographic o detrás de unas rejas en el zoo.
- Comienzo a tener hambre - dije mientras William miraba por los prismáticos.
Me reí con el comentario de Aila para luego mirar al mono con los prismáticos. Mientras lo contemplaba no podía evitar pensar en aquel simio puteando a alguien como había dicho ella.
Ante el apunte de Aila de ir a comer, me pareció buena idea y me quité de encima los binoculares para asentir:
-Pues habrá que poner remedio a eso, ¿no te parece?-
Al decir esto me giré para volver a la estructura, seguía retirando ramas del camino mientras tarareaba una canción:
-Pues oye, sigue interesándome eso de que logres afectar mi hiperactividad, ¿cómo te proponías hacerlo?- ,dije en tono divertido.
- Solo bromeaba - respondí mientras volvíamos.
No me gustaba pensar que William se había tomado la broma por el lado que no era, y había generado un ambiente incómodo, durante un rato caminé en un extraño silencio.
- Estos paseos me dan un hambre - dije mientras nos íbamos acercando a la estructura intentando obviar el comentario anterior.
-Ya lo sé mujer, no sé quién está más tenso de los dos, ¿eh?-
Al ver la reacción de Aila le dije eso sonriendole para quitar peso al asunto, realmente no me había molestado su broma, todo lo contrario, pero si que notaba cierta tensión entre ambos y eso no era bueno precisamente.
Dejé que el silencio nos acompañara hasta avistar de nuevo la estructura:
-Yo también tengo hambre, el paseo me ha abierto el estómago, además, solo tengo el café de esta mañana prácticamente. Necesito proteínas.-
Al decir esto le sonreí de nuevo y comencé a subir la escalera tranquilamente. Al llegar arriba me paré un instante en la librería y miré por encima algunos títulos, sin detenerme apenas. Había también un equipo de música, decidí que estaría bien tener algo de fondo durante el almuerzo, además, suavizaría el ambienre:
-¿Qué música te gusta Aila?-
- Pues, algo que no sea demasiado estridente - respondí -. ¿Vas a poner algo de música? - pregunté - ¡Buena idea! Pon lo que a ti te guste - añadí con una sonrisa.
La idea de poner música estaba bien, nos relajaría, y nos ayudaría a olvidar lo que había pasado. Había metido la pata hasta el fondo, todas esas experiencias con enteradillos no me habían hecho demasiado bien, tenía que aprender a tranquilizarme en otras situaciones, y no tensar tanto este tipo de situaciones.
Sea como fuere, me senté en la mesa a esperar que William también lo hiciera.
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