Partida Rol por web

Y por penúltima vez suena el "¡Cling!" que ya todos conocéis. Una vez más les toca cambiarse de asiento a los caballeros. Esto se acaba y ya solo quedan dos. Habéis aprendido lo corto que se hace el tiempo, así que... ¡mejor aprovecharlo!

Un Graham muy risueño se presentó ante la joven rubia. El hombre iba totalmente de negro, con pantalón y saco bastante nuevo, con una playera en donde se adivinaba la imagen de un Ewok sobre el pecho. Tenía el cabello largo y suelto, el cual brillaba al haber sido lavado y cepillado bastante antes de ese evento. Extendió una regordeta mano hacia la joven antes de sentarse.

-Hola, gusto en conocerte. Soy Graham- hasta ahora estaba muy satisfecho con lo que había vivido y pensaba que ganaba confianza con cada nuevo encuentro-. Te contaré rápidamente algo de mí. Tengo 38 años, soy programado y analista, bastante friki, creo que tengo un lado bastante divertido, soy algo tímido… bueno bastante tímido, pero una vez me suelto sale la faceta divertida. Nací en Londres, aunque viajo bastante, por lo que mi acento ahora es una mezcla de varios otros- aunque ahora empezaba a recuperarlo al haber charlado con varias inglesas esa noche-. Creo que eso es todo, al menos de introducción. ¿Qué me dices de ti?

Sabía que el tiempo era muy corto y en todas sus citas se había quedado con ganas de hablar más y conocer a la otra persona. Así que decidió exprimir cada segundo.

Rachel ya esperaba con ganas. Todas sus citas habían sido diferentes y esperaba que siguiera así. Se le pone delante un chico algo regordete pero con una cara de buena persona que no podía con ella. Cuando le ve la camiseta, abre la boca sorprendida e iba a decir algo mientras le estrechaba la mano, pero el chico empieza a presentarse de carrerilla, y no le extraña, pues ella también entendía que después de 3 citas antes, repetir lo mismo se hiciese aburrido.

Guau... vaya... premio a la mejor presentación. Bromea sonriendo. Soy Rachel y trabajo en una editorial de becaria, aunque mi sueño es ser dibujante. ¿De qué? Pues de lo que sea: libros, cuentos, ... Dice encogiéndose de hombros. Yo viajo lo que puedo, y aunque no soy tímida, igual peco de sincera, bromista y alocada. Dice encogiéndose de nuevo de hombros, como si le diera igual, y así era. ¡Ah! Y también soy algo friki. Dice sacándo su llavero.

-¿En serio? – preguntó contento cuando entendió que había sido original, aunque pronto se entendió que era una broma. Rachel era divertida o eso parecía, como si tuviera un fuego interior difícil de contener-. Dibujar es otra de las habilidades que no dispongo, me encanta, pero cuando intento plasmar lo que hay en mi mente en una hoja en blanco… termina transformándose en una aberración que me pide que la mate- sabía que no era tan simple como ponerse a dar trazos en una hoja, pero ni siquiera podía crear un dibujo propio de un niño de diez años-. Ser sincero es lo que hace falta - dijo cuándo describió su personalidad-. ¿Eres bromista en el sentido de poner tintura verde en el shampoo de la gente? Porque mi hermano me hizo eso una vez- recordarlo provocó que arrugara ceño y labios con cierta frustración, pero pronto recobró su buen humor habitual-. Debo decir que no soy para nada alocado, al contrario, bastante quedado. Aunque, hablando con total desconocidos, me ha demostrado que solo tengo que salir más y hablar con la gente- por lo menos de a una y en un ambiente controlado.

Cuando Rachel saca el llavero de Ewok Graham casi se cae de su asiento, pues quiso acercarse un poco para verlo mejor. Por surte el accidente no ocurrió y solo fue un pequeño traspié.

-Creo que todos tienen algo de friki en estos días- estaba fascinado pues compartía una de sus múltiples aficiones. Aunque ella no lo anunciaba con una enorme playera-. Desde que era niño fui fan de Star Wars. Le tengo especial cariño a la primera trilogía. Aunque las demás aportaron lo suyo. Siempre dije que es como comer helado, cuando aparece más, no puedes resistirte- uno de los mozos se acercó, sabiendo que podrían pedir algo de beber. Graham pidió agua. Después de una cerveza y una Coca, optó por algo más simple-. Cuéntame, ¿de dónde eres Rachel? Tienes un acento particular.

Rachel sonríe y se encoge de hombros. Cada uno tiene sus habilidades y sus dones, no por eso alguien es mejor o peor que otra persona. Dice con bastante sinceridad. En mis tiempos jóvenes sí que era más traviesa y sobretodo de niña tenía mucho ingenio para algunas bromas pesadas. Dice con una sonrisa de lado recordando algunas. Qué tiempos aquellos... dice con nostalgia. Me habría llevado bien con tu hermano, entonces. Dice riendo de nuevo.

Sí, Star Wars es el símbolo del frikismo por excelencia. No es nada raro que a alguien friki le guste. Y con razón. Le dice guiñándole un ojo. Mmmm.. helado.. dice pensando en voz alta... ¿tendrán helado por aquí? Pregunta mirando alrededor a ver si había alguna carta, pero se rinde pronto, pues quizá sería algo raro.

Nací en París, pero llevo varios años viviendo en Chicago. Quizá lo que notas es mi deje francés, pero creí haberlo mejorado, maldita sea. Dice fingiendo rabia, pues luego sonríe. Ahora cuéntame tú, ¿qué más te gusta hacer en tu tiempo libre?

Asintió a lo dicho, sobre que cada uno tiene ciertas cosas que lo hacen único y especial. Aunque cuando mencionó a su hermano miró hacia la nada pensativo medio segundo.

-Te advierto que mi hermano considera un reto el asunto de las bromas- dijo muy serio rebuscando en una billetera vieja y desgastada de color negro, en donde se veía el logo de Batman-. Una vez le reté a hacer una broma a toda mi clase de biología- ladeó la cabeza como si ahora estuviera totalmente arrepentido de ello-. No sé de donde consiguió tantas ranas en tan poco tiempo, pero parecía una de las siete plagas jeje- no pudo evitar reír al final-. Fue un poco divertido. Mira, aquí estamos en la Comicon. Se llama Simon.

La mención del helado le hizo gruñir ligeramente el estómago, mirando los alrededores como Rachel buscando alguna señal de que se podía pedir algo así.

-Mmm ahora en verdad se me apetece comer helado- si bien había sido él quien menciono al sabroso postre, Rachel había avivado las llamas de ese deseo culinario-. Disculpa- dijo haciéndole señas a un mozo-. ¿Sirven helado?

Mientras esperaba no parecer una persona desesperada por probar helado, escuchó con atención todo lo que Rachel le contaba.

-Apenas se nota, pero es muy bonito- dijo asintiendo. El acento francés era su favorito. Solo había estado una vez en Francia y fue apenas una semana, pero le agradó lo poco que vio-. Uff, me gustan tantas cosas. Star Wars no es lo único. Star Trek, Battlestar Galactica, ambas la de 1978 y la de 2004, en realidad me gusta la ciencia ficción. Así un programa lo tiene y es bueno, lo mirare. Comics, manga, anime, rol, fantasía, me gusta leer y programar. Tengo ganas de hacer un juego, aunque aún no tengo ni idea del tema. Como ves soy la definición de lo friki y muchos de mis pasatiempos los paso solo. Por eso no he conocido a nadie- arrugó los labios, como si no le gustara lo que acabara de decir-. No lo digo solo en el ámbito de una pareja, sino de amigos. Solo hablo por chat con mis amigos de cuando estudiaba y son bastantes pocos- un par de segundos pareció pensar en algo-. ¿Qué te gusta hacer a ti? Aparte de dibujar.

Rachel asintió cuando vió su cartera. ¡Toma ya! ¡Tú sí que sabes! ¡Batman! Dijo y se fijó en la foto. Vaya, sois muy diferentes, así a simple vista y por lo poco que me has dicho también. Dijo con una pequeña sonrisa. Ella era hija única y siempre le habría gustado tener un hermano o hermana para compartir las cosas.

Escucha su historia con interés y atención y lejos de sentir pena o entristecerse hace gesto como de ser normal. No sé, depende de muchas cosas. Tengo amigos que han encontrado sus parejas por internet. De hecho, una de mis mejores amigas también es bastante friki de juegos y su novio lo conoció en ese juego. Así que, no creo que sea cuestión de que al ser friki no hayas encontrado a nadie. Si no más bien de que no era el momento. ¿No crees? Le dice de nuevo con otra sonrisa.

El camarero que había ido a preguntar lo del helado, vuelve y les da una negativa. Rachel chasquea la lengua, pero se dirige a él para nada decepcionada. Se acerca un poco y a modo de secreto le dice: Habrá que dejarlo para la siguiente cita. Y le guiña un ojo.

-Jajaj si, fue un regalo de mi abuela- miró unos segundos la billetera con ojos brillantes, para luego concentrarse en su foto, como volviendo de un sueño-. Somos muy diferentes, pues él se parece a papá y yo a mamá. Incluso en lo referente a las personalidades, aunque en ese caso es al revés. Mama es la bromista y papa el serio- se encogió de hombros como sin entender muy bien eso-. Cuestiones del ADN supongo.

Las palabras de Rachel fueron bien acogidas, dándole un pequeño momento de reflexión. Definitivamente estaba teniendo muchas visiones diferentes sobre un tema y eso le encantaba. Quizás era simplemente que tuvo la suerte de encontrarse con gente extraordinarias, pero estaba muy sorprendido de lo que descubría.

-¿Crees en el destino? – preguntó intrigado -. Yo soy más de casualidades y probabilidades antes que de “destino”- su sonrisa se hizo amplia cuando agregó-. Y tenemos grandes probabilidades de comer un helado en la siguiente cita.